"...Los ofendidos han estado mucho tiempo sin decir una palabra, han
soportado las agresiones económicas, el desprecio de las élites, las
mentiras de los medios de comunicación, la brutalidad policial.
El genio “malvado” de la reciprocidad violenta ha salido de la
botella. Los primeros tweets de los primeros manifestantes relatan el
asombro de quienes fueron apaleados sin justificación ninguna. Ese
asombro inicial ahora se ha mutado en cólera..."
En estos días todas las instituciones de la violencia neoliberal se
han exhibido desnudas. Basta conversar con los estudiantes que fueron
gaseados con gas pimienta y rodeados por policías con perros. Ellos como
el resto de los franceses no olvidarán esa imagen.
Ahora el cuerpo policial comienza a tener sudores fríos. Se sienten
solos en sus cuarteles. Desde que se quemó la prefectura de
Puy-en-Velay, saben de qué son capaces los “otros”.
Las instituciones se encuentran atrapadas en un colapso porque los chalecos amarillos no son un “movimiento social”: son un levantamiento popular.
Un orden decadente es reconocible por el asombro que se retrata en
las caras de sus sumos sacerdotes. Este sábado, el espectáculo no sólo
estaba en la calle. También estaba en las caras desconcertadas de la
CNN, de France 2, y de casi todos los medios audiovisuales. La
estupidez y el asombro tiene una misma raíz etimológica. Los
trompetistas del “macronismo revolucionario” han vuelto a sus viejas
categorías, las categorías del viejo mundo. Ahora titubean entre
calificar de extrema derecha o de extrema izquierda a los chalecos amarillos
El viejo régimen está buscando ansiosamente “representantes” o
“portavoces” presentables. Les gustaría un directorio con quien
“negociar”. Desesperados, buscan frenéticamente acuerdos con los líderes
de los partidos, los parlamentarios, y los sindicatos.
Su esperanza es una “salida a la crisis”. ¿Una moratoria sobre el
impuesto al diésel o quizás algo más? Es decir, están montando otra
pantomima más. Y todo esto mientras todo el sistema parecer estar en la
ruina. En esto están las élites. No quieren ver que el aplazamiento de
los impuestos no es ninguna solución. Que no hay más tiempo, que un
mundo entero se está desmoronando, que las instituciones se encuentran
atrapadas en un colapso porque los chalecos amarillos no son un
“movimiento social”: son un levantamiento popular.
Cuando la dominación se acerca al punto de su derrocamiento, todas
las instituciones del régimen, y especialmente las del tutelaje
simbólico, revelan una profunda incomprensión de los acontecimientos:
¿no es el orden establecido el mejor posible ?
Los medios comunicación han entrado en pánico manifestando a plena
luz del día su odio al levantamiento popular. Más aún, porque el
movimiento ha llevado el fuego donde nunca había estado y dónde siempre
debería estar: entre los ricos. Y probablemente muy pronto, entre sus
sirvientes.
Se dice que el presidente de la sociedad de la prensa descubrió
horrorizado que”los chalecos amarillos no son el resultado de activistas
sino de personas comunes y corrientes”. Los poderes de este tipo, los
de la tiranía de los propietarios y sus lacayos, siempre terminan en la
estupefacción y la estupidez: ¿nos odian tanto? se preguntan. La
respuesta a sus lamentos es Sí, y por las mejores razones del mundo.
Después de décadas, ha llegado el momento de cobrarse tanta humillación.
Digámoslo ahora mismo, hay demasiados retrasos y por demasiado tiempo.
Desde las huelgas de 1995, ha crecido la conciencia que los medios de
comunicación son vasallos del poder. Los medios han trabajado
incansablemente para que la población acepte un neoliberalismo que se
profundiza cada vez más. Han puesto a la gente bajo una tensión
insoportable, que solo funciona con un intenso bombardeo de los
espíritus, para después bombardear y gasear los cuerpos.
El Ministerio del Interior, ha hecho un recuento favorable, para el
gobierno, de los manifestantes movilizados. Todo para condenar las
manifestaciones y reprimir la protesta. La acusación de violencia
muestra que la situación se les está escapando.
Condenar la “violencia” siempre ha sido la mejor manera de no
entender nada. La ceguera voluntaria de los poderosos que califica la
protesta como “violenta” es el último reducto del orden neoliberal.
Cuando celebran el 14 de julio de 1789 o conmemoran el Mayo del 68 lo
hacen olvidando la violencia de esos momentos y con una loca
inconsistencia. Intentan imponer una historia embalsamada, distanciada,
desvitalizada y privada de cualquier enseñanza concreta para el
presente.
En cualquier caso, en un panorama general de violencia, los medios de
comunicación, especialmente los medios audiovisuales, siempre muestran
lo que les conviene cuidando de dejar el resto invisible. Se proponen
convencer de que se trata de una violencia incomprensible: el mal en
estado puro.
La negación de la violencia social es la forma suprema de violencia a
la que Bourdieu le dio el nombre de violencia simbólica. Para los
medios de comunicación las víctimas de la violencia institucional,
deberían estar agradecidas a pesar que han sido denigradas y privadas
metódicamente de cualquier medio para resistir la violencia del sistema.
Dado que todos los medios institucionales han abandonado al pueblo, este no tienen más remedio que someterse por completo o rebelarse. Ahora, cuando se rebela es tratado como aborrecibles, ilegítimos y antidemocráticos. Una trampa perfecta.
Sin embargo, llega un momento en que el terror simbólico ya no sirve, tampoco valen los veredictos de legitimidad o ilegitimidad. El sufrimiento se transforma químicamente en ira, en la misma proporción de lo que se ha negado. Entonces, todo puede pasar, y no debemos sorprendernos. Nada se respeta cuando todo ha fallado; los diputados, los bancos, las mansiones, las prefecturas policiales.
Es cierto que para aquellos que han vinculado su posición y sus ventajas con las circunstancias del momento, y que no han dejado de repetir que no había otro mundo posible, la irrupción de un proceso radical no deja más solución que una lectura: “es aberrante”, “monstruoso”, o mejor aún, es “violento”. Hay que calificarlo de “marginal” y “bárbaro” para justificar el uso represivo de la fuerza policial. Estas dos caracterizaciones ya no son creíbles en Francia
En efecto, los “chalecos amarillos” ofrecen una figura oximorónica, incomprensible para los poderes. De aquellas “buenas personas” que se manifestaron al principio a “locos enfurecidos”.
Veamos qué ha pasado: si el pueblo se enfurece es porque lo empujaron al límite. Después de 30 años de neoliberalismo (y 18 meses de guerra social macroniana) grupos sociales enteros han sido empujados hacia el límite.
El régimen cree que lo que no se habla en sus exclusivos círculos no existe. Los medios de comunicación no vieron venir a los “locos indignados”. Pero aquí están, son consecuencia de una larga y silenciosa acumulación de ira; acaban de romper los diques.
Los chalecos amarillos no serán fácilmente llevados de vuelta a casa. Peor aún, las “buenas personas” que fueron a las primeras manifestaciones, ahora han experimentado en carne propia la violencia policial. Estas “ buenas gentes” al principio quedaron aturdidas. Ahora algunos cargar palets en una rotonda para construir una barricada.
Apostamos porque un gran cambio se está produciendo en sus mentes. Todas las personas que desde el 2016 hasta el 2018 se manifestaron pacíficamente hoy son calificados como “matones ultras violentos ”, viven la agresión policial y la violencia de los medios de comunicación.
La otra artimaña es mantener las acciones reales de la policía fuera de la pantalla. La mentira por la ocultación es general, implacable, tan espesa como la propaganda de una dictadura.
La población demostraría instantáneamente su indignación si tuviera la oportunidad de ver la décima parte de lo que los medios de comunicación tradicionales ocultan sistemáticamente, los vídeos con una anciana sangrante o los jubilados gaseados después de una carga policial.
Mientras la televisión nos emborracha hasta la náusea con las ventanas de McDonald en llamas, ningún noticiero informa de la muerte de un octogenario por una granada de gas lacrimógeno o muestra el vídeo de un joven golpeado por ocho policías.
A pesar que hay cientos de manifestantes gravemente heridos y por lo menos un par de muertos por las armas policiales, todavía ni un solo medio de comunicación audiovisual importante ha transmitido que está pasando con aquella gente a la que hace un mes llamaron “buenas personas” .
Hay una manipulación general de la violencia. Sabemos cuando se inicia y no cuando termina. Puede llevarnos muy lejos.
¿Quién sino Macron ha desatado la violencia? Declaró la guerra contra su pueblo con la acción policial (y tal vez pronto con una acción militar) en compañía de los medios de comunicación que ya han declarado la guerra simbólica al pueblo.
Los ofendidos han estado mucho tiempo sin decir una palabra, han soportado las agresiones económicas, el desprecio de las élites, las mentiras de los medios de comunicación, la brutalidad policial.
El genio “malvado” de la reciprocidad violenta ha salido de la botella. Los primeros tweets de los primeros manifestantes relatan el asombro de quienes fueron apaleados sin justificación ninguna. Ese asombro inicial ahora se ha mutado en cólera.
En estos días todas las instituciones de la violencia neoliberal se han exhibido desnudas. Basta conversar con los estudiantes que fueron gaseados con gas pimienta y rodeados por policías con perros. Ellos como el resto de los franceses no olvidarán esa imagen.
Ahora el cuerpo policial comienza a tener sudores fríos. Se sienten solos en sus cuarteles. Desde que se quemó la prefectura de Puy-en-Velay, saben de qué son capaces los “otros”.
Recientemente el viceministro del Interior ha reconocido que el dispositivo policial está “estresado “. Por lo tanto piensan que es urgente negociar, dar un giro a los acontecimientos. Mientras tanto los policías están inquietos por la inercia política de Macron. Son conscientes de las desgracias del pueblo, incluso algunos podrían sumarse a los manifestantes si nos proponemos escucharlos .
Aunque el poder se esfuerza por volver a lo que podría llamarse la “sumisión voluntaria” (o “la situación de La Boétie”) el velo se ha roto y la cruel realidad del poder desnudo se impone.
En el otro lado el movimiento se sabe numeroso pero todavía hay un buen margen para seguir creciendo. Lo veremos pronto: se sumarán los estudiantes de secundaria, los universitarios, los paramédicos, los agricultores, y muchos otros. Ellos, las élites son muy pocos y reinan sobre nosotros que somos la mayoría.
Pero ¿y el ejército? El adolescente travieso que está en el Elíseo es capaz de cualquier tontería: no sólo usa granadas contra su población (que son armas de guerra) también ha colocado francotiradores con armas de fuego en los edificios parisinos. La imagen es tan impresionante que Le Monde, también se está preguntando si no ha llegado el momento de dejar de apoyar a su protegido.
En cualquier caso, las editoriales de Le Monde que aplaudían como “un maravilloso estallido de libertad” las manifestaciones de Túnez o de la Plaza Tahrir ahora en Francia hablan de un “inmundo levantamiento popular que recuerda horas oscuras”. Todo vuelve, todo salpica.
Cuando el poder paga una bonificación excepcional a las fuerzas del orden para que se vuelvan más infames, es porque tiene miedo, ha perdido legitimidad, ha colapsado, sólo se sostiene por la fuerza.
El poder es odiado porque sistemáticamente se ha hecho odioso. Hoy está pagando una factura que viene desde muy lejos. Y cuando el poder sólo puede aferrarse a la represión, (tal vez con una deriva militar) no merece otra cosa que caer.
https://kaosenlared.net/por-que-los-franceses-se-manifiestan-con-violencia/
Dado que todos los medios institucionales han abandonado al pueblo, este no tienen más remedio que someterse por completo o rebelarse. Ahora, cuando se rebela es tratado como aborrecibles, ilegítimos y antidemocráticos. Una trampa perfecta.
Sin embargo, llega un momento en que el terror simbólico ya no sirve, tampoco valen los veredictos de legitimidad o ilegitimidad. El sufrimiento se transforma químicamente en ira, en la misma proporción de lo que se ha negado. Entonces, todo puede pasar, y no debemos sorprendernos. Nada se respeta cuando todo ha fallado; los diputados, los bancos, las mansiones, las prefecturas policiales.
Es cierto que para aquellos que han vinculado su posición y sus ventajas con las circunstancias del momento, y que no han dejado de repetir que no había otro mundo posible, la irrupción de un proceso radical no deja más solución que una lectura: “es aberrante”, “monstruoso”, o mejor aún, es “violento”. Hay que calificarlo de “marginal” y “bárbaro” para justificar el uso represivo de la fuerza policial. Estas dos caracterizaciones ya no son creíbles en Francia
En efecto, los “chalecos amarillos” ofrecen una figura oximorónica, incomprensible para los poderes. De aquellas “buenas personas” que se manifestaron al principio a “locos enfurecidos”.
Veamos qué ha pasado: si el pueblo se enfurece es porque lo empujaron al límite. Después de 30 años de neoliberalismo (y 18 meses de guerra social macroniana) grupos sociales enteros han sido empujados hacia el límite.
El régimen cree que lo que no se habla en sus exclusivos círculos no existe. Los medios de comunicación no vieron venir a los “locos indignados”. Pero aquí están, son consecuencia de una larga y silenciosa acumulación de ira; acaban de romper los diques.
Los chalecos amarillos no serán fácilmente llevados de vuelta a casa. Peor aún, las “buenas personas” que fueron a las primeras manifestaciones, ahora han experimentado en carne propia la violencia policial. Estas “ buenas gentes” al principio quedaron aturdidas. Ahora algunos cargar palets en una rotonda para construir una barricada.
Apostamos porque un gran cambio se está produciendo en sus mentes. Todas las personas que desde el 2016 hasta el 2018 se manifestaron pacíficamente hoy son calificados como “matones ultras violentos ”, viven la agresión policial y la violencia de los medios de comunicación.
La otra artimaña es mantener las acciones reales de la policía fuera de la pantalla. La mentira por la ocultación es general, implacable, tan espesa como la propaganda de una dictadura.
La población demostraría instantáneamente su indignación si tuviera la oportunidad de ver la décima parte de lo que los medios de comunicación tradicionales ocultan sistemáticamente, los vídeos con una anciana sangrante o los jubilados gaseados después de una carga policial.
Mientras la televisión nos emborracha hasta la náusea con las ventanas de McDonald en llamas, ningún noticiero informa de la muerte de un octogenario por una granada de gas lacrimógeno o muestra el vídeo de un joven golpeado por ocho policías.
A pesar que hay cientos de manifestantes gravemente heridos y por lo menos un par de muertos por las armas policiales, todavía ni un solo medio de comunicación audiovisual importante ha transmitido que está pasando con aquella gente a la que hace un mes llamaron “buenas personas” .
Hay una manipulación general de la violencia. Sabemos cuando se inicia y no cuando termina. Puede llevarnos muy lejos.
¿Quién sino Macron ha desatado la violencia? Declaró la guerra contra su pueblo con la acción policial (y tal vez pronto con una acción militar) en compañía de los medios de comunicación que ya han declarado la guerra simbólica al pueblo.
Los ofendidos han estado mucho tiempo sin decir una palabra, han soportado las agresiones económicas, el desprecio de las élites, las mentiras de los medios de comunicación, la brutalidad policial.
El genio “malvado” de la reciprocidad violenta ha salido de la botella. Los primeros tweets de los primeros manifestantes relatan el asombro de quienes fueron apaleados sin justificación ninguna. Ese asombro inicial ahora se ha mutado en cólera.
En estos días todas las instituciones de la violencia neoliberal se han exhibido desnudas. Basta conversar con los estudiantes que fueron gaseados con gas pimienta y rodeados por policías con perros. Ellos como el resto de los franceses no olvidarán esa imagen.
Ahora el cuerpo policial comienza a tener sudores fríos. Se sienten solos en sus cuarteles. Desde que se quemó la prefectura de Puy-en-Velay, saben de qué son capaces los “otros”.
Recientemente el viceministro del Interior ha reconocido que el dispositivo policial está “estresado “. Por lo tanto piensan que es urgente negociar, dar un giro a los acontecimientos. Mientras tanto los policías están inquietos por la inercia política de Macron. Son conscientes de las desgracias del pueblo, incluso algunos podrían sumarse a los manifestantes si nos proponemos escucharlos .
Aunque el poder se esfuerza por volver a lo que podría llamarse la “sumisión voluntaria” (o “la situación de La Boétie”) el velo se ha roto y la cruel realidad del poder desnudo se impone.
En el otro lado el movimiento se sabe numeroso pero todavía hay un buen margen para seguir creciendo. Lo veremos pronto: se sumarán los estudiantes de secundaria, los universitarios, los paramédicos, los agricultores, y muchos otros. Ellos, las élites son muy pocos y reinan sobre nosotros que somos la mayoría.
Pero ¿y el ejército? El adolescente travieso que está en el Elíseo es capaz de cualquier tontería: no sólo usa granadas contra su población (que son armas de guerra) también ha colocado francotiradores con armas de fuego en los edificios parisinos. La imagen es tan impresionante que Le Monde, también se está preguntando si no ha llegado el momento de dejar de apoyar a su protegido.
En cualquier caso, las editoriales de Le Monde que aplaudían como “un maravilloso estallido de libertad” las manifestaciones de Túnez o de la Plaza Tahrir ahora en Francia hablan de un “inmundo levantamiento popular que recuerda horas oscuras”. Todo vuelve, todo salpica.
Cuando el poder paga una bonificación excepcional a las fuerzas del orden para que se vuelvan más infames, es porque tiene miedo, ha perdido legitimidad, ha colapsado, sólo se sostiene por la fuerza.
El poder es odiado porque sistemáticamente se ha hecho odioso. Hoy está pagando una factura que viene desde muy lejos. Y cuando el poder sólo puede aferrarse a la represión, (tal vez con una deriva militar) no merece otra cosa que caer.
https://kaosenlared.net/por-que-los-franceses-se-manifiestan-con-violencia/
La movilización de los «Chalecos Amarillos», nueva etapa de luchas en Francia. Rémy HERRERA ...Y MAS
n estar agradecidas a pesar que han sido denigradas y privadas
metódicamente de cualquier medio para resistir la violencia del sistema.
Dado que todos los medios institucionales han abandonado al pueblo,
este no tienen más remedio que someterse por completo o rebelarse.
Ahora, cuando se rebela es tratado como aborrecibles, ilegítimos y
antidemocráticos. Una trampa perfecta.
Sin embargo, llega un momento en que el terror simbólico ya no sirve,
tampoco valen los veredictos de legitimidad o ilegitimidad. El
sufrimiento se transforma químicamente en ira, en la misma proporción de
lo que se ha negado. Entonces, todo puede pasar, y no debemos
sorprendernos. Nada se respeta cuando todo ha fallado; los diputados,
los bancos, las mansiones, las prefecturas policiales.
Es cierto que para aquellos que han vinculado su posición y sus
ventajas con las circunstancias del momento, y que no han dejado de
repetir que no había otro mundo posible, la irrupción de un proceso
radical no deja más solución que una lectura: “es aberrante”,
“monstruoso”, o mejor aún, es “violento”. Hay que calificarlo de
“marginal” y “bárbaro” para justificar el uso represivo de la fuerza
policial. Estas dos caracterizaciones ya no son creíbles en Francia
En efecto, los “chalecos amarillos” ofrecen una figura oximorónica,
incomprensible para los poderes. De aquellas “buenas personas” que se
manifestaron al principio a “locos enfurecidos”.
Veamos qué ha pasado: si el pueblo se enfurece es porque lo empujaron
al límite. Después de 30 años de neoliberalismo (y 18 meses de guerra
social macroniana) grupos sociales enteros han sido empujados hacia el
límite.
El régimen cree que lo que no se habla en sus exclusivos círculos no
existe. Los medios de comunicación no vieron venir a los “locos
indignados”. Pero aquí están, son consecuencia de una larga y silenciosa
acumulación de ira; acaban de romper los diques.
Los chalecos amarillos no serán fácilmente llevados de vuelta a casa.
Peor aún, las “buenas personas” que fueron a las primeras
manifestaciones, ahora han experimentado en carne propia la violencia
policial. Estas “ buenas gentes” al principio quedaron aturdidas. Ahora
algunos cargar palets en una rotonda para construir una barricada.
Apostamos porque un gran cambio se está produciendo en sus mentes.
Todas las personas que desde el 2016 hasta el 2018 se manifestaron
pacíficamente hoy son calificados como “matones ultras violentos ”,
viven la agresión policial y la violencia de los medios de comunicación.
La otra artimaña es mantener las acciones reales de la policía fuera
de la pantalla. La mentira por la ocultación es general, implacable, tan
espesa como la propaganda de una dictadura.
La población demostraría instantáneamente su indignación si tuviera
la oportunidad de ver la décima parte de lo que los medios de
comunicación tradicionales ocultan sistemáticamente, los vídeos con una
anciana sangrante o los jubilados gaseados después de una carga
policial.
Mientras la televisión nos emborracha hasta la náusea con las
ventanas de McDonald en llamas, ningún noticiero informa de la muerte
de un octogenario por una granada de gas lacrimógeno o muestra el vídeo
de un joven golpeado por ocho policías.
A pesar que hay cientos de manifestantes gravemente heridos y por lo
menos un par de muertos por las armas policiales, todavía ni un solo
medio de comunicación audiovisual importante ha transmitido que está
pasando con aquella gente a la que hace un mes llamaron “buenas
personas” .
Hay una manipulación general de la violencia. Sabemos cuando se inicia y no cuando termina. Puede llevarnos muy lejos.
¿Quién sino Macron ha desatado la violencia? Declaró la guerra contra
su pueblo con la acción policial (y tal vez pronto con una acción
militar) en compañía de los medios de comunicación que ya han declarado
la guerra simbólica al pueblo.
Los ofendidos han estado mucho tiempo sin decir una palabra, han
soportado las agresiones económicas, el desprecio de las élites, las
mentiras de los medios de comunicación, la brutalidad policial.
El genio “malvado” de la reciprocidad violenta ha salido de la
botella. Los primeros tweets de los primeros manifestantes relatan el
asombro de quienes fueron apaleados sin justificación ninguna. Ese
asombro inicial ahora se ha mutado en cólera.
En estos días todas las instituciones de la violencia neoliberal se
han exhibido desnudas. Basta conversar con los estudiantes que fueron
gaseados con gas pimienta y rodeados por policías con perros. Ellos como
el resto de los franceses no olvidarán esa imagen.
Ahora el cuerpo policial comienza a tener sudores fríos. Se sienten
solos en sus cuarteles. Desde que se quemó la prefectura de
Puy-en-Velay, saben de qué son capaces los “otros”.
Recientemente el viceministro del Interior ha reconocido que el
dispositivo policial está “estresado “. Por lo tanto piensan que es
urgente negociar, dar un giro a los acontecimientos. Mientras tanto los
policías están inquietos por la inercia política de Macron. Son
conscientes de las desgracias del pueblo, incluso algunos podrían
sumarse a los manifestantes si nos proponemos escucharlos.
Aunque el poder se esfuerza por volver a lo que podría llamarse la
“sumisión voluntaria” (o “la situación de La Boétie”) el velo se ha roto
y la cruel realidad del poder desnudo se impone.
En el otro lado el movimiento se sabe numeroso pero todavía hay un
buen margen para seguir creciendo. Lo veremos pronto: se sumarán los
estudiantes de secundaria, los universitarios, los paramédicos, los
agricultores, y muchos otros. Ellos, las élites son muy pocos y reinan
sobre nosotros que somos la mayoría.
Pero ¿y el ejército? El adolescente travieso que está en el Elíseo es
capaz de cualquier tontería: no sólo usa granadas contra su población
(que son armas de guerra) también ha colocado francotiradores con armas
de fuego en los edificios parisinos. La imagen es tan impresionante que
Le Monde, también se está preguntando si no ha llegado el momento de
dejar de apoyar a su protegido.
En cualquier caso, las editoriales de Le Monde que aplaudían como “un
maravilloso estallido de libertad” las manifestaciones de Túnez o de la
Plaza Tahrir ahora en Francia hablan de un “inmundo levantamiento
popular que recuerda horas oscuras”. Todo vuelve, todo salpica.
Cuando el poder paga una bonificación excepcional a las fuerzas del
orden para que se vuelvan más infames, es porque tiene miedo, ha perdido
legitimidad, ha colapsado, sólo se sostiene por la fuerza.
El poder es odiado porque sistemáticamente se ha hecho odioso. Hoy
está pagando una factura que viene desde muy lejos. Y cuando el poder
sólo puede aferrarse a la represión, (tal vez con una deriva militar) no
merece otra cosa que caer.
https://kaosenlared.net/por-que-los-franceses-se-manifiestan-con-violencia/
Hoy, 6 de diciembre de 2018, los crs se comportaron como un ejército de ocupación con nuestros hijos!
148 estudiantes arrestados y humillados en Mantes La Jolie durante una manifestación.
https://www.facebook.com/699715746887850/videos/1144297562387262/
Más de mil detenidos y 135 heridos en las protestas de los chalecos amarillos
Este sábado ha sido el cuarto de movilizaciones convocadas por los “chalecos amarillos” y casi ha alcanzado la cifra de 162 heridos que se contabilizaron el pasado fin de semana en los hospitales de París. El 17 de noviembre fueron 409 heridos y una muerta, frente a los 84 heridos del 24 de noviembre.La movilización de los «Chalecos Amarillos», nueva etapa de luchas en Francia. Rémy HERRERA ...Y MAS
LOS CHALECOS AMARILLOS. FRANCIA....los miserables se cansaron de pagar con sus dificultades los excesos de los poderosos...
Como las hojas en los árboles de otoño
"...Está claro que las revueltas no conducen necesariamente a revoluciones, pero también está claro que las conciencias evolucionan cuando se lucha y cuando esa lucha es alimentada por un punto de vista de clase..."
05/12/2018
Así son los “chalecos amarillos” de Francia, la “revuelta de los palurdos“, como despectivamente la calificaron los niñines y las niñinas post-modernos, una mezcla de colores que, como las hojas de los árboles en ...
http://insurgente.org/como-las-hojas-en-los-arboles-de-otono/?fbclid=IwAR1Z3n2ehG8SX7Xm7jLPX8g-Qz13t3_xpQ7U6zmLOtOzOj2kx7Buqdh7UaY
"...Está claro que las revueltas no conducen necesariamente a revoluciones, pero también está claro que las conciencias evolucionan cuando se lucha y cuando esa lucha es alimentada por un punto de vista de clase..."
05/12/2018
Así son los “chalecos amarillos” de Francia, la “revuelta de los palurdos“, como despectivamente la calificaron los niñines y las niñinas post-modernos, una mezcla de colores que, como las hojas de los árboles en ...
http://insurgente.org/como-las-hojas-en-los-arboles-de-otono/?fbclid=IwAR1Z3n2ehG8SX7Xm7jLPX8g-Qz13t3_xpQ7U6zmLOtOzOj2kx7Buqdh7UaY
REVISTA CUBA+ Nº26 NOV-2018 AÑO V. IMPULSANDO LA SOLIDARIDAD CON CUBA ...Y MUCHO MAS
¿De verdad el problema clave es el Tribunal Supremo?. + ¿Quién manda aquí? . Ángeles Maestro ... y mucho más

El escándalo producido por la
decisión del Pleno del Tribunal Supremo de invalidar una sentencia firme
de la sala de lo Contencioso del mismo Tribunal ha tenido la gran
virtud, no sólo de mostrar “quién manda aquí”1, sino de hacer
inocultable la podredumbre que impregna a “las más altas instancias del
Estado”.
JUGOSO EDITORIAL DE LA REVISTA REDROJA , número 16.OCTUBRE 2018... Y MAS
REVISTA redRoja nº 16 Octubre 2018 y mucho mas
El capitalismo financiero global: nuevo amo. Marcelo Colussi. CONOCIENDO AL ENEMIGO. CAPITALISMO , GLOBALIZACION, CAPITALISMO FINANCIERO..., GUERRA DE CLASES
LOS FONDOS BUITRES NO EXISTEN. y A VUELTAS CON LAS TITULIZACIONES x Ataque al poder.
Las pensiones: una cuestión de poder... y no de mero “cambio de gobierno” Angeles Maestro ...Y MUCHO MAS
El asesinato de Ben Barka y la frustración de otro Marruecos posibl. Editorial Investig’Action ... Y MUCHO MAS
MANIFIESTOS, DOCUMENTOS, PRUEBAS..., CON SIRIA, CON VENEZUELA, CON COREA DEL NORTE, CON YEMEN..., FRENTE AL IMPERIALISMO Y CONTRA SUS ATAQUES TERRORISTAS ... DOSSIER
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