"Cualquier campaña electoral, también la de Andalucía, debería servir para denunciar la falsedad del juego democrático. Si alguien no lo hace, está asumiendo la derrota... no
cree realmente en esa hiriente falsedad y aspira, como los otros, a
pillar una silla manchada en esta partida de póquer amañada...
O aquellos en los que, más o menos, uno podía creer... rescatan, para gritarla, la expresión 'Proceso Constituyente', o, por favor, que dejen de hablarme... Me quedaré leyendo una y otra vez aquella frase, "reformar para que nada cambie"
EL INSOPORTABLE CIRCO DE LA CAMPAÑA ELECTORAL
Siguen, casi todos (me sigue costando decir "todos",
aunque cada vez menos), pensando que somos idiotas, y lo peor es que
puede que lleven razón. Idiotas, o bueyes, ¿dónde estás Miguel
Hernández?
Cualquier campaña electoral, también la
de Andalucía, debería servir para denunciar la falsedad del juego
democrático. Si alguien no lo hace, está asumiendo la derrota, o, en el
peor de los casos, no cree realmente en esa hiriente falsedad y aspira,
como los otros, a pillar una silla manchada en esta partida de póquer
amañada.
Cualquier campaña electoral, también la
de Andalucía, debería servir para explicar, sí otra vez, algo que la
gente parece haber olvidado: qué significa el Pacto del Euro, qué es el
MEDE y por qué sigue vigente la reforma del artículo 135 de la
Constitución. Si no se hace así, se está aceptando la tiranía de los
mercados financieros, se está aceptando la inevitabilidad del capitalismo expansivo, se está aceptando la esclavitud moderna, el regreso, entretenidos, a una Edad Media incrustada en un paisaje de futuro.
Cualquier campaña electoral, también la
de Andalucía, debería servir para advertir, para proclamar, para
prometer, que los servilismos del sistema, esos que permiten con toda
impunidad que esto pueda ser cualquier cosa, menos una democracia, van a
ser derribados, a saber,
- La Ley Electoral, esa que hace que todas las cartas estén marcadas.
- La Ley de Financiación de Partidos,
una burla a la inteligencia y a la igualdad de oportunidades, del mismo
modo que la anterior.
- El mafioso contubernio, el gran nudo
gordiano, el que hace que cualquier esperanza sea imposible, el que
mantienen besados los grandes Bancos, los Medios de Comunicación y los
principales partidos políticos. Y con los grandes Bancos no nos
referimos, como es obvio, a las catetas y usureras, por definición,
entidades españolas, nos referimos al sistema que nos gobierna, que nos
desahucia, que nos quita la vida.
Oír a Susana Díaz que se pueden meter
con ella, pero no con Andalucía, provoca vómitos, permite que el
fantasma de Puyol vuelva a nuestra humilde salita, el fantasma de
Puyol y la sombra del fascismo más populista y traidor.
Oír a Antonio Maíllo que quiere que
vuelvan los jóvenes exiliados, y que se vayan los responsables de los
ERES tampoco resulta agradable, después de que ellos sostuvieron a esos
responsables, argumentando que en Andalucía, en las anteriores
elecciones, habían ganado las izquierdas.
Dejar de oír a Podemos hablar sobre las
esencias democráticas, sobre la democracia real, verlos completamente
asimilados a un sistema personal, narcisista y televisivo, provoca algo
más que tristeza, otra vez, ya son demasiadas.
De los otros partidos, ni hablamos, me niego.
O aquellos en los que, más o menos, uno podía creer, me refiero a Podemos e IU, rescatan, para gritarla, la expresión 'Proceso Constituyente', o, por favor, que dejen de hablarme.
Cansado ya de cacareos inútiles.
Me quedaré encerrado con Antonio Machado, leyendo una y otra vez aquella frase, "reformar para que nada cambie".
¿Acaso es eso a lo que aspiramos?
Tenemos, todos, demasiada hambre de ilusión, la necesitamos, es cierto. Sin embargo, ese deseo no debería hacer que perdiéramos la perspectiva.
Lo perderíamos todo, si no lo hemos perdido ya.
Mucho me temo (ahora sí, ojalá me equivoque) que algunos ya no hablan como decían que hablaban.
Y no, no queremos hacer la revolución
sólo en bares y blogs. Pero tampoco la queremos hacer besando la mano
del banquero que ríe mientras las vidas se van por los desagües de la
mentira consentida.
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