Activistas y defensores de los derechos de los inmigrantes volvieron a
marchar este jueves frente a la Casa Blanca para exigir al presidente
Barack Obama que cumpla su promesa de otorgar permisos de trabajo y
legalice a los indocumentados que viven en Estados Unidos, en una manifestación que terminó con casi 140 detenidos.
A cuatro días de que Obama regresara de sus dos semanas de vacaciones
de verano, los activistas que defienden los derechos de los inmigrantes
organizaron una marcha que convocó a cerca de 1.000 participantes y
resultó en el arresto de 138 personas que voluntariamente se ofrecieron
para llevar adelante, y de forma pacífica, ese acto de desobediencia
civil.
El objetivo de lo que dieron a llamar “El día decisivo” fue
“protestar por las deportaciones del gobierno de Barack Obama, respaldar
a los niños que están en la frontera, exigir que el presidente actúe
por decreto y dé permiso de trabajo y legalización para los inmigrantes
indocumentados”, explicó a Télam el activista Gustavo Andrade, director
para Organizaciones Comunitarias, de Casa Maryland.
Desde su llegada a los Estados Unidos hace 14 años, Andrade fue parte
de los 11 millones de indocumentados que viven en el país, hasta que,
en 2009, logró la ansiada ciudadanía.
“He pasado todos los estatus migratorios, pero lo que me define a mí y
a todos los indocumentados, es el carácter y las acciones, no el
estatus”, afirmó el joven entre los cánticos de “Sí, se puede” y los
carteles sostenidos en alto con la leyenda: “No deportes a mi papá”, que
podían verse a metros de las rejas que dan inicio al gran parque de la
sede y residencia presidencial, en Washington.
Delante de los manifestantes, separados por una larga línea de vallas
y sentados en el cordón de la vereda de la Casa Blanca, estaban los 138
voluntarios – entre activistas, líderes religiosos y políticos – que
bajo el fuerte sol y el calor, esperaron a ser arrestado uno a uno, en
un lento proceso que llevó varias horas y sin confrontar con la policía
que ya estaba anticipada de lo que ocurriría.
Los detenidos fueron trasladados a la cárcel de Anacostia, a 6.5
kilómetros de la capital nacional, para luego ser inmediatamente
liberados, una vez comprobada su identidad y abonado el monto de 50
dólares por persona.
Ante la definición del partido republicano de que no debatirá la
reforma migratoria este año, a finales del mes de junio, el presidente
Obama anunció que había solicitado a los secretarios de Justicia, Eric
Holder, y al de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, que identificaran
acciones que el gobierno podría adoptar por decreto, sin pasar por el
Congreso, para dar solución al problema migratorio.
Obama, les ordenó además que tengan listas sus recomendaciones para
antes de que finalice el verano local, a fines de septiembre.
Sin anuncios oficiales hasta el momento y con el tiempo corriendo, la
pregunta de los activistas y de las organizaciones defensoras de los
derechos de los inmigrantes es qué alcance tendrán dichas medidas que
planea adoptar el poder Ejecutivo y a cuántos indocumentados abarcará.
A pocos meses de las elecciones de medio término de noviembre, no
pierden las esperanzas de que el impacto del voto latino vuelva a jugar a
favor de los pedidos de los hispanos, como ocurrió en junio de 2012
cuando Obama anunció el programa de Acción Diferida, que cancela
temporalmente las órdenes de deportación y concede permiso de trabajo a
jóvenes menores de 16 años.
“Sabemos que cuando la política, el pueblo, todos se mueven juntos,
podemos lograr los cambios que queremos”, concluyó Andrade con firmeza.
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