Mujeres que caminan
No es fácil, pero tampoco imposible
Cuando
Mandela ya había renunciado a la lucha armada y proclamaba la
negociación política, su compañera por entonces, Winnie, tenía en marcha
su propio equipo de fútbol: 'El Mandela Football Club', que nada tenía
que ver con la práctica del deporte sino con la lucha de guerrillas. Una
parte amplia de la población aborigen se identificaba, de alguna forma
veneraba a Winnie. Que lejos de quedarse en casa lagrimeando por su
compañero preso, inicia una estrategia de lucha directa, dónde ella
misma sufre la cruda y sangrienta represión, de un gobierno de blancos
psicópatas.
Campo de batalla
El quinto infierno agonizaba
Se
avecinan nuevos triunfos para el líder. La historia que se había
empezado a forjar sobre dicho campo de lucha, empezó a formar parte de
un fin en sí tras su salida de la cárcel. Winnie y Mandela, se separan.
La trascendencia manifestó decadencia, purita contradicción, para nada
superación. Un nuevo Mandela, bien franqueado, salía tras el portón
blindado. Otro tipo de líder liderado por los poderes fácticos
internacionales, surge de súbito como de un rabo de nube inesperado.
Otra historia se venía preparando. Se empieza a dar sombra consciente al
canto de la resistencia que caracterizara Soweto, marcando
antagónicamente un antes y después a la lucha de independencia. Que para
nada tenía que ver ni modo de ella, a la supervivencia del aroma de las
flores de amor y fuego, la rebeldía quedó aplazada. Y, la unión de la
pareja llegó a su fin. El cuerpo de Winnie, instantáneamente, forma
parte de ese metafórico jarro de agua fría no exportable ni creíble para
la cristalización de las negociaciones que de forma 'secreta', se
vinieron dando a través del largo 'secuestro carcelario'.
Nuevas bases
Empezaron a formar parte de otras vías ajenas
Un
nuevo engendro con forma de vida ajena a los principios que le habían
unido a Winnie y a su pueblo, marcó y delimitó campos antagónicos entre
la pareja. Y la hermosa flor de otros tiempos donde la lucha directa
perfumaba a revolución, ya no mataba de amor aquél grandullón que en
otro tiempo estimulara su propia vida, a la lucha por la liberación de
la patria, concepto de humanidad más allá de un límite geográfico, que
arrebató fronteras humanas en alarde de victorias. Winnie dejó de ser la
musa que determinara el trajín de sus días y entra a formar parte del
pasado, el que creara al líder. Ambos se habían forjado en la lucha
directa. Ambos añoraron juntos una patria de hombres y mujeres liberadas
del yugo imperial de la colonia. Frecuencia insumisa que distorsionaba
las nuevas exigencias del líder, al que Winnie ya recriminara como
extremadamente blando con los blancos en el país de los negros.
El poder de psicópatas del colono blanco
(Represión, marginación, imposición, expropiación. . )
Seguía
fortaleciéndose como pan de cada día. Winnie no vio con buenos ojos que
Mandela, accediera a recibir el premio Nobel de la Paz con el último
presidente del apartheid Frederik de Klerk, ni que no se aprovechasen
las condiciones objetivas y subjetivas para una revolución social. Pero
una de las últimas lágrimas de la fuente que emanó la lucha de derechos,
(gota a gota pensada y sudada a fuerza de golpes, cadena histórica,
entre borbotones humanos de sangre en cadena), fue que el blanco
racista, criminal, explotador y usurpador de los vienes ajenos siguiera a
sus anchas ya con Mandela, como pantomima del poder político-económico
con las transnacionales yanquis, inglesas, holandesas, alemanas. . .
La
menuda, bella y tierna flor, se convertía en pesadilla. Y es que la
hermosa Winnie, se había casado demasiado joven e inocente. Atrás, el
Mandela con muchos más años de experiencia, pero aún rabioso de
juventud, combativo, capaz de desafiar. Sí, atrás, muy atrás ya el
grandullón que pretendió cambiar la historia de su país y mostrar al
mundo otra realidad donde la dignidad del negro tuviera cabida y
autoridadomnipotente en el trascurso de sus días. Gustos y aromas
tomaron nuevos cauces y avenidas. El itinerario marcado sobre la gran
calle rompe con la internacional comunista, con los libertarios del
mundo, unidos.
Nuevos
escenarios se abren en la vida del líder. Nuevas guaridas anidan sus
alas ya interesadas, entre los que determinan los genocidios humanos y
la hambruna en el mundo. Aquél casamiento entre ambos que 'apenitas pudo
materializar', en cuanto a ese tipo de amor y relajo placentero, que se
desea en un momento dado cuando el amor aflora y la esperanza
reverdece. Lo justo, poco más, como para caer embarazada de dos hijas.
Pronto llegó la cárcel. Los 27 largos años de espera se tragaron gran
parte de su juventud y con ella muchos de sus sueños. Pronto empezaron a
verse tras gruesos vidrios donde el olor de las rosas frescas quebraban
ante la falta de oxígeno. Su tacto no pudo apuntalar una esperanza, la
respiración no penetraba, mucho menos traspasar los muros porque estaba
prohibido.
Amor y lucha se fue acostumbrando a la mirada difusa a través
de los sucios cristales y voces distorsionadas. Tras los vidrios fríos,
auriculares controlados e intimidadores por represivos, articulados
para minar la conciencia.
Pero Winnie no dejó la lucha
Ni se quedó en casa llorando junto a sus hijas
Winnie
tomó una gran conciencia de clase, que la permitió luchar de la mano
voluntaria del estímulo permanente desde su condición de mujer,
marginada y despreciada por su propio color de piel, en el mismo centro
de las entrañas de su tierra.
De Winnie, dijo su hija Zenani:
<Ella
es muy dulce pero cuando se pone a pelear con la policía, no hay quien
la pare, entonces saca todo su genio. Mi madre nos ha hecho fuertes. Una
vez, estando en el juzgado, cuando condenaron a mamá en el 71, empecé a
llorar, y fuera del juzgado me dijo -nunca debes llorar, porque si lo
haces les estás dando una satisfacción>
Winnie,
flor de revuelo, símbolo, guía liberadora, mujer claramente
antimperialista. Líder del movimiento anti- apartheid mientras Mandela y
sus compañeros estuvieron en la cárcel. Luchó implacable el día a día,
hasta ganarse no sólo las simpatías de la inmensa población negra.
Traspasó barrotes, demolió fronteras, atravesó océanos y llegó a crear
una red internacional de solidaridad de miles de antimperialistas por el
mundo. Su gran ofensa fue luchar, siempre luchar, la liberación de
clase no se negocia con el sicario de las guerras. Winnie además de
inteligente, fue buena propagandista y mejor agitadora, sus palabras
revoloteaban cual luciérnagas apuntalando las contradicciones:
<<Para
los afrikánders del Estado Libre, un negro es algo que se sienta en su
tractor y trabaja laboriosamente detrás de su arado. Lo más importante
para un agricultor es su tractor y no su labriego. Y si un relámpago
mata a un labriego en su tractor, lo primero que comprobará será el
tractor y no el cadáver>>
¿Se acuerdan del auto-atentado del gringo en Torres Gemelas?
Los
medios fundamentalmente lo que más lamentaban, era el derribo de sus
torres, ya que la mayoría de sus blancos misteriosamente ese día no
fueron a trabajar. Pero claro, el premio Novel se lo dieron a su marido,
y al asesino blanquito Frederik de Klerk, para compensar. . . ¿Cómo se
lo iban a dar a una mujer, que prefería hacer una revolución antes que
pactar, perdón, arrodillarse ante el criminal?
En 1976, Winnie escribe:
<<La
decisión, la sed de libertad de los corazones de los niños era tan
grande que estaban dispuestos a enfrentarse a las metralletas con
piedras. Esto es lo que ocurre cuando quieres romper estas cadenas de
opresión. Ninguna otra cosa parece importar>>
Soweto
Mañana del miércoles 16 de junio de 1976
20.
000 estudiantes de Soweto marcharon en protesta por la orden del
gobierno de que todos los escolares debían aprender el afrikáans,
desfilando
con la alegría que les caracteriza, entusiasmo y cánticos empezaron a
marcar aquella jornada de lucha que pretendía la exigencia del respeto a
su dignidad. Fueron abordados por la policía y el ejército. Que no dudó
en la dispersión a golpe de fuego de fusiles y pistolas. Murieron niños
y jóvenes, disparos por la espalda, acribillados, y la protesta, se
extendió revoloteando cual ave migratoria por la patria negra. Se
quemaron comisarías y edificios del gobierno colono de imposición,
cervecerías, y las escuelas, fueron boicoteadas en todo el país. La
represión se incrementó. Soweto entró a formar parte de 'el quinto
infierno'. Donde la dureza humana de los blancos impera a base del
crimen de Estado apoyado internacionalmente, entre llamas y tornados de
odio y furia 'blanca'. Nunca se sabrá cuantas personas fueron
asesinadas:
El
Instituto de Relaciones Raciales calculó unos 700 muertos, y unos mil
quinientos heridos, mayoría niños. Informes posteriores calcularon en
muchísimos más los asesinados.
La histeria del blanco patentizó el imperio. Y el colono se proclama una vez más dueño de la patria negra:
Se condenaron a unas 15. 000 personas, mayoría menores de 18 años.
A
partir de estos sucesos muchos jóvenes salieron del país para
integrarse a guerrillas que combatían el apartheid. Soweto fue el
embrión, el campo de batalla, de una larga lucha contra la degradación
psicópata del blanco capitalista, que aún sigue dominando Sudáfrica.
Agosto de 1976
Winnie, pasa a ser la prisionera nº 4275
Representó un pilar de fortaleza para las presas políticas, por su coraje, conciencia, además de coherencia:
<<Lo
que ocurrió durante mi detención fue completamente extraordinario.
Ahora, si el hombre con el que trato apareciese con una pistola, seguro
que en defensa de mis principios sé que yo dispararía. Eso es lo que me
han enseñado. . .
Aprendes a probar la calidad de tus ideales cuando te
machacan año tras año, haciendo ciertamente, un político de ti. Así que
las medidas que nos imponen realmente nos forman para la lucha (. . .)
Nuestro ánimo es muy fuerte, los militantes identifican la introducción
del cristianismo con la totalidad del sistema de opresión (. . .) El
hombre blanco vino con una biblia en una mano y una pistola en la otra.
Les dió la biblia a los negros mientras les quitaba la tierra. Le enseñó
al hombre negro que cuando el amo te golpea la mejilla, tú le ofreces
la otra. Y mientras el hombre blanco disfrutaba de este paraíso en la
tierra, quería que creyésemos que recibiríamos nuestra parte de la
riqueza en el otro mundo. Nosotros no queremos ninguna riqueza
espiritual, queremos la de esta tierra que es la nuestra, por la que nos
hemos sacrificado>>
Winnie
había sido asaltada en mayo de 1969, junto a una veintena de hombres y
mujeres guerrilleros, contestatarios de un sistema negrero, genocida.
Detenidos al amanecer en todo el país según Acta del Terrorismo. 491
días detenida, y la mayor parte incomunicada. Se les acusa según el,
“Acta de Supresión del Comunismo”, de fomentar los objetivos de una
organización ilegal. El Estado alegó que la acusada actuó de común
acuerdo con un propósito de restablecer el ANC, sabiendo que su objetivo
final es el de un violento derrocamiento de Estado.
El
Estado retiró todos los cargos, y en el 70, fueron absueltos, pero
cuando iban a salir del juzgado, les volvieron a detener acusados de los
mismos cargos.
Me detuvieron el 12 de mayo de 1969:
<<Detención
significa aquel golpe a medianoche cuando todo lo de tu alrededor está
en silencio. Significa todas aquellas cegadoras antorchas que
resplandecen simultáneamente en todas las ventanas de la casa antes de
que abran la puerta de una patada. Significa el derecho exclusivo
que tiene la policía de leer las cartas que hay en casa. Significa
hojear cada libro que tienes, levantar alfombras, mirar bajo las camas,
sacar a niños de la cama y mirar bajo las sábanas. Significa probar tu
azúcar, tu harinosa comida y cada especie del estante de la cocina.
Desdoblar toda tu ropa y buscar en los bolsillos. Recientemente
significa detención al amanecer, ser arrancada y separada de niñas que
chillan y se aferran a mi falda, implorando al hombre blanco que se
lleva a su mamá a la fuerza entre fusiles y pistolas para que la dejen
en paz>>
PD.
Soweto
se agitó entre el crepúsculo despertador de alas, entre estruendos y
aullidos de conmoción, y de entre las llamas, se sacudió con ahínco de
la sarna del colono. Desafió sanguijuelas y mostró camino, había mucho
en juego. Un futuro de lucha afirmó Winnie, mientras sostenía en sus
manos la formula mágica, contra la peste política que democráticamente
asfixiaba a los hijos de la patria negra invadiendo, mutilando,
violando, fomentando el robo y el asesinato. Era una mujer, una
guerrillera desbocada de derechos que agitó lluvias a favor de los
vientos. Winnie encarnó al viento y arrastró cosechas a favor, engranaje
de ciencia que tosió sobre nuestras huellas mostrándonos sus ansias de
libertad. El capitalismo colono es antagónico, nos dijo. Y, mostró
al mundo las coordenadas para la hora del triunfo, no la oímos. Tampoco
oímos la honradez de su clase ni el orgullo de su lucha, laurel de
dignidad:
¡Hay que atraparles!
Manifestó en su la lucha contra el apartheid:
¡Las redes están dispuestas!
Y
no captamos su aviso. El negro quiso liberarse del plomo del blanco
colono, de su paraíso en el cielo, y del peso de sus leyes e
instituciones penitenciarias. También de sus fiestas bajo las plantas de
la Sudáfrica hambrienta y de su burla contra la ley de la naturaleza,
no sentimos su murmullo. Los niños necesitaban jugar y luchar con sus
padres, entre ellos, para que ningún “bolígrafo mágico”, se presente a
apuntalar sus puertas. Seguimos sin entenderlo, sin valorar que jugar y
luchar, van unidos contra el aislamiento que encajona a una edad, donde
correr y saltar libres VITALIZA LA INTELIGENCIA.
La
ley del colono sigue perpetuado la esclavitud y con ella la sumisión.
Cientos, miles de mujeres se ven doblegadas, es la ley del capitalismo.
En ella es que anduvieron preparando otros moldes de transición, de
promesas de esperanza y futuro incierto. Y la perpetuidad del colono
tomó legalidad. Negociaron en ella la desigualdad. Legalidad que les
asienta, como el sionismo en Palestina, sin que se contemple la
ocupación. Sin que se contemple el saqueo como una imposición, sólo
compartida por un puñado de ladillas aborígenes, bajo la cautela del
imperio colonial.
No se muy bien que pasó con Winnie tras su separación. . .
Seguramente
tras el ascenso al poder político de Mandela (a la transición), ella no
se sintiera cómoda viendo como los “blancos” seguían ostentando el
poder económico y los trabajadores negros seguían sin alcanzar las
riquezas terrenales, por las que durante tantos años habían luchado.
Mientras el amo blanco, a través de sus templos de adoración, les siguen
diciendo que esperen el paraíso en el otro mundo.
Maité Campillo (actriz y directora de teatro)
http://www.insurgente.org/index.php/mas-noticias/ultimas-noticias/item/10052-%C2%BFsomos-lo-que-decidimos-ser?-a-winnie-madikizela
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