Medalla al merito policial para la virgen y el ministro de Interior pecando en Ceúta y Melilla. Francisco González Tejera

El beatificado y ultra católico ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz, firmó el pasado 3 de febrero la Orden ministerial para conceder la Medalla de Oro al Mérito Policial, con carácter honorifico, a la virgen María Santísima del Amor. Una distinción propuesta por la cofradía del culto y procesión Nuestro Padre Jesús el Rico y María Santísima del Amor.

La pasional argumentación del siniestro ministro del Opus para dicha concesión reside en la “estrecha colaboración” de la cofradía con la Policía Nacional, según dice “en actos celebrados durante la Semana Santa”. Además el fúnebre titular de Interior afirmó en su vergonzosa y medieval orden, reconocer valores con la agrupación religiosa como la “dedicación”, el “desvelo”, la “solidaridad” y el “sacrificio”.

Con la que está cayendo en la España de los sobres y la brutal corrupción gubernamental, resultan cuanto menos surrealistas este tipo premios a una imagen inerte que representa valores tétricos, lo más negro y siniestro de la ultraderecha. Distinciones programadas por una banda de descerebrados, que están convirtiendo al estado español en el hazmerreir del mundo mundial, siempre al amparo de la superstición, del olor a velas quemadas de las iglesias del criminal franquismo.

Este miserable y retrogrado gobierno no reconoce los verdaderos sacrificios de todo un pueblo, de millones de ciudadanos/as masacrados/as por sus asquerosas y neoliberales políticas, donde más de 3 millones de niños/as viven bajo el umbral de la pobreza, pasan hambre y sufren desnutrición.

Les importa una mierda, mientras entregan sus medallas, que millones de familias sobrevivan sin ingresos económicos, que 6 millones de ciudadanos/as no tengan trabajo y se vean sin nada, contemplando alucinados/as como los miembros del régimen se enriquecen y nutren de millones robados sus cuentas corrientes en Suiza.

La imagen del constreñido egolatra de los silicios testiculares, colocando la medalla en el pecho de la coronada imagen da repelús, vergüenza de vivir en un estado supuestamente moderno, de tener un DNI donde dice que soy español por bemoles, aunque no me sienta jamás parte de este montaje putrefacto, que solo sirve para hacer millonarios/a a un bastardo club de sinvergüenzas.

El borreguero “Maidan” del Partido Podrido no tiene límites, su cultura torera, cañí y hortera exalta valores del reino de las bananas, de sus “particulares” ídolos de barro y vírgenes vestales, diosas o maniquís con tricornio, vestidas de antidisturbios que golpean al pueblo, que maltratan en sucias y putrefactas comisarías.

La cultura del pelotazo fácil, del saqueo y la privatización de todo lo público, la marca sanguinaria que define el atraco de los valores democráticos, el terrorismo de estado contra toda persona que ejerza sus legítimos derechos constitucionales.

El NODO cotidiano de esta banda organizada nos somete a un nuevo escarnio, la ridiculización de la cotidianeidad, el surrealismo daliniano ante un pueblo que pasa hambre y lo más grave es que no se mueren de vergüenza, pero claro es que no la tienen, la perdieron entre sobres marrones, juergas con putas de lujo y recalificaciones urbanísticas varias.

Esta premiada virgen, distinguida por el prócer de las tracas y los golpes contra la democracia representa lo más negro, la oscuridad, la represión, la defensa de los/as no nacidos/as, de los corruptos banqueros, de las masacres en Ceuta y Melilla, de las navajas que cortan la esperanza, de las balas de goma, de las pedradas de la Guardia Civil contra la pobre gente que trata de saltar la valla alambrada, la que corta con cuchillas asesinas el alma y las venas.

La vulgar patrona de las ostias y los porrazos, la protectora de las pelotas de goma, que deja tuertos/as a la buena gente que se manifiesta por un mundo mejor, la madrina de la vergüenza de un estado entregado al ocio de destrozar vidas, de matarnos de desazón, hambre y tristeza.
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