"El negocio del sistema es hacernos más pobres... cada vez más nos excluyen de las decisiones y venden lo que es de todos"
HABLAN ARCADI OLIVERES Y CELESTINO SÁNCHEZ
"... tendríamos que insistir en el poder municipal, básico para la democracia, en la proximidad con el ciudadano. Cuanto más cerca del ciudadano esté la expresión del poder, más útil será. Siempre pongo un dato de referencia que es instructivo: en el Estado español, de cada 100 euros de dinero público que se gastan, 51 los gasta el gobierno central, 35 los gastan las autonomías y los 14 restantes los gastan los municipios. En Suecia, los municipios gastan el 55% del dinero público. No hay duda de que la cercanía de la democracia con el ciudadano en Suecia es mucho más grande...."
http://video.publico.es/videos/0/134835
Hacia una política hecha por las personas
Laura L. David Periodista
El profesor Arcadi Oliveres (Barcelona, 1945) y el yayoflauta
Celestino Sánchez (Málaga, 1950). Insignes abanderados de dos
manifiestos —el de la Convocatoria de un proceso constituyente en
Cataluña y el de la República Catalana del 99%— y dos formas de decir
las cosas que vienen a confluir y a entenderse en El rescate de la democracia
(Icaria Editorial), donde quieren dar la vuelta a viejas palabras de un
sistema que creen anquilosado con la voluntad de construir nuevos
conceptos en materia política. Una determinación que cobra más fuerza
cuando proviene de aquellos que llevan en su espalda muchos años de
lucha social y política. Oliveres y Sánchez hacía años que venían
advirtiendo que la cultura de la Transición y el sistema capitalista era
simplemente una estafa que excluía a las personas en favor de las
élites financieras.
Lejos del mensaje naïf y bobo de quienes se declaran apolíticos,
estos dos activistas experimentados lo tienen claro: en Cataluña y en
España falta mucha educación política. Encontramos al teórico, al
agitador de masas, al optimista bien informado. “El elemento clave es
que las personas vayan delante del dinero o de los bancos, que las
personas sean las que decidan sobre qué sociedad quieren, cuál es el
modelo económico, de producción, distribución de la riqueza y del
trabajo en que quieren vivir”, subraya Oliveres.
Y Celes, que baja a la calle y participa —después de haber sido
diputado por el PSUC y concejal por Esquerra Unida i Alternativa (IU en
Cataluña)— y reivindica su condición de sindicalista, pero también la de
yayoflauta como un nuevo despertar político, propone: “El concepto de
representación se tiene que terminar. Se trata de conseguir una nueva
forma política donde la resolución de los problemas comporte y
signifique la participación en la toma de decisiones de diferentes
ámbitos sociales: plataformas, asociaciones de vecinos, organizaciones,
asociaciones ciudadanas, etc. con carácter vinculante”. Y para esta
transformación no se cansa de hacer referencia a las virtudes de las
sacrosantas redes sociales: “ La democracia 4.0 plantea la posibilidad
de estar bien informado y la no necesidad de la delegación”.
La conversación es, en realidad, un torrente de ideas, de preguntas
atropelladas y de debates sin cerrar. Un estímulo para construir desde
la voluntad popular un nuevo poder que no responda a los intereses
creados de minorías económicas y políticas. Una conversación que puede
inspirar otras conversaciones, más asambleas y espacios para
(de)construir. De cualquier manera, el cambio se anuncia “urgente” y
“necesario”, aunque para la transformación sea condición sine qua non
la “no violencia”. A pesar de esto, los protagonistas de esta
conversación saben que es posible que no lleguen a ver con sus propios
ojos el nuevo modelo cuyos cimientos han contribuido a levantar.
“El negocio del sistema es hacernos más pobres”
Extracto de la conversión entre Arcadi Oliveres y Celestino Sánchez contenida en El rescate de la democracia (versión en castellano disponible a partir de otoño de 2013)
Arcadi Oliveres
Cuando íbamos a las manifestaciones hace treinta años, enganchábamos
carteles; ahora en una manifestación no hay ningún cartel; todo el mundo
se entera por otras vías. Por lo tanto, nos tenemos que adaptar a las
nuevas situaciones.
Celestino Sánchez
Hemos de tener una visión muy positiva. Nosotros, los Yayoflautas
estamos utilizando las nuevas redes sociales y aparecemos mucho. Por
ejemplo, se hizo una rueda de prensa del 15-M en la plaza Cataluña,
donde estaba yo, y salió una nota pequeñísima a la prensa, pero las
redes sociales están funcionando de una manera efectiva, hacen una gran
difusión y compensan la carencia de visibilidad en los medios
tradicionales de comunicación. Y para poner otro ejemplo, el Coop57
(Cooperativa de Financiación) es una ventana abierta a la libertad y a
la democracia, y con la información que envía desde twitter y facebook
ayuda a romper el dominio de la información institucional. Hay pequeñas
ventanas que se están abriendo para agrandar el concepto de democracia y
de libertad que necesitamos. Y el que se tiene que construir tiene que
ser en base a la confluencia de las movilizaciones, para encontrar
alternativas de futuro para el 80% de la población.
Ahora está apareciendo como propuesta un concepto que para mí es muy
importante: la necesidad de impulsar un proceso constituyente. ¿Y de qué
se trata? De construir una nueva legalidad que responda al interés de
las personas y no de los capitales financieros. Esta idea se está
planteando tanto en Cataluña, como España y, también, a nivel europeo.
Grupos del 15-M europeos trataron esta cuestión en una reunión en Madrid. Hay la necesidad imperiosa de un cambio político. Para llevar a cabo este proceso hace falta una amplia mayoría, en cada uno de estos lugares tendríamos que tener el apoyo del 80% de la población.
Grupos del 15-M europeos trataron esta cuestión en una reunión en Madrid. Hay la necesidad imperiosa de un cambio político. Para llevar a cabo este proceso hace falta una amplia mayoría, en cada uno de estos lugares tendríamos que tener el apoyo del 80% de la población.
Por otro lado, todas las mareas ciudadanas que defienden los derechos
económicos, sociales y culturales que estamos perdiendo, plantean un
Plan de Rescate Ciudadano, es decir, proponen también un cambio de
legalidad, como la propuesta de Proceso Constituyente, otra manera de
hacer política al servicio de las personas. Y lo que es interesante es
que no sólo reivindican la recuperación de derechos, si no que desde las
movilizaciones elaboran programas políticos alternativos al que existe.
Por ejemplo, la PAH, además de la defensa de los hipotecados, plantea
un programa de vivienda y de regulación bancaria. Por lo tanto, las
propuestas políticas surgen desde los afectados, desde la gente, y no
desde estructuras burocratizadas, alejadas de la realidad.
No es que no me preocupe España o Europa, pero yo estoy en Cataluña, y
tengo que trabajar porque aquí haya un proceso que haga posible la
Transición democrática, un Proceso Constituyente, una revolución
democrática, llámalo cómo quieras.
Otro argumento que puede ser una herramienta para ganarnos es
“tenemos que esperar a los otros”. Y no lo creo. Si Cataluña lo puede
hacer, lo haremos. Y ya vendrá España. Y ya vendrá Europa, si quiere
venir. Nosotros hagamos lo que tenemos que hacer. Y lo que nos están
diciendo es «tranquilos, catalanes, no arméis lío, esto lo tiene que
resolver Europa». No: lo tenemos que resolver aquí y nosotros.
Arcadi Oliveres
Estoy de acuerdo, tenemos que empezar aquí y barriendo para casa,
como hemos empezado este Proceso Constituyente, lo hemos hecho
visualizando las elecciones del Parlamento de Cataluña de aquí a tres
años. Y somos conscientes que nos saltamos las municipales, las
europeas, incluso las legislativas porque entendemos que se tiene que
empezar por Cataluña. Esto es completamente cierto. Pero por otro lado,
también querría hacer una reflexión pesimista: cuando queremos iniciar
un proyecto que requiere financiación vamos a Coop57 o Oikocrèdit o
Fiare o Triodos y lo pedimos, esto es muy positivo y hace veinte años
esta posibilidad era impensable. Pero la gran mayoría de la población
continúa teniendo un fondo de pensión durante treinta años. Y este fondo
de pensión lo hace cómplice de unas empresas que explotan y
que invierten en especulación y que destrozan el planeta. Por lo tanto,
todavía tenemos una cierta ambivalencia: por un lado queremos hacer
cosas nuevas, y de la otra todavía estamos anclados en intereses
antiguos. Si tenemos que crear algo que no se tiene que basar en lo que
había antes, tenemos que hacer reformas en muchos sentidos: las finanzas
sería uno, la democracia sería otro. Has hablado de empezar en
Cataluña, pero quizás también tendríamos que insistir en el poder
municipal, básico para la democracia, en la proximidad con el ciudadano.
Cuanto más cerca del ciudadano esté la expresión del poder, más útil
será. Siempre pongo un dato de referencia que es instructivo: en el
Estado español, de cada 100 euros de dinero público que se gastan, 51
los gasta el gobierno central, 35 los gastan las autonomías y los 14
restantes los gastan los municipios. En Suecia, los municipios gastan el
55% del dinero público. No hay duda de que la cercanía de la democracia
con el ciudadano en Suecia es mucho más grande.
Celestino Sánchez
Hay un debate que, de una manera complementaria al que son los
procesos constituyentes, se está llevando a cabo dentro de sectores del
15-M: el concepto de “republicanismo”. ¿Y qué se entiende por
republicanismo? La organización política de la sociedad construida desde
el concepto de subsidiariedad, es decir, resolver los problemas
priorizando la proximidad, tomar las decisiones y resolverlas cerca de
los interesados; conseguir el acuerdo desde las organizaciones locales,
entendidas como una red de movimientos y de organizaciones en una ciudad
determinada para decidir sobre aquello que los corresponde y para tener
influencia en las decisiones políticas que se vayan toman a cada nivel.
Es decir, que la sociedad civil tenga peso en las decisiones que se
toman políticamente.
Arcadi Oliveres
En cambio cada vez más nos excluyen de las decisiones y venden lo que
es de todos. El negocio del sistema, del capitalismo, el negocio en
Cataluña es hacernos más pobres. El negocio antes era fabricar coches,
estimular el consumo con los créditos, para que yo pudiera tener dinero
para comprar coches, y el beneficio era este. Ahora el sistema ha
previsto que el negocio en Cataluña, y en España, y en Europa, sea otro:
cómo ya no hay posibilidad de dar créditos, entonces te empobrezco y
todo lo que tú has hecho en cuarenta, cincuenta, sesenta años, en
sanidad, enseñanza… todo aquello público y común, te lo saco y lo
privatizo. Este es el negocio. Es un proceso que no se parará.
Esto sólo tiene una ventaja: la gente que todavía no se da cuenta de
lo que pasa ahora, al final lo verá. Y no sé si seremos nosotros
físicamente los que tendremos la capacidad de construir la alternativa,
esta solución diferente, pero si no somos nosotros será otro, porque no
se pararán.
Los sindicatos lo dijeron claro, se lo quieren quedar todo. Y esto,
que es verdad y es muy negativo para nosotros, a la vez nos da la
posibilidad que el proceso de generación de conciencia, por parte de la
gente, avance inexorablemente, porque cuando nos saquen las pensiones,
nos recorten más en sanidad, la situación se hará insostenible, si ya no
lo es, y será evidente para la población el expolio al cual estamos
sometidos.
Es difícil de cambiar, porque esto está pasando no sólo en el ámbito
catalán o en el ámbito estatal, sino también en el ámbito mundial. Este
es el terrible problema de este capitalismo neoliberal, que empezó en
los años ochenta y que el señor Milton Friedman predicaba con la
intervención del Estado a la vida económica, y que tiene un reflejo
importante no solamente con el señor Reagan o la señora Thatcher, sino
con todas las otras políticas, empezando por la Unión Europea, que han
sacado el sentido de la economía al servicio de las personas para poner
la economía al servicio de las finanzas. De unas finanzas que son
especulativas, de unas finanzas que quieren un beneficio, que han
generado terribles crisis, que acaban llevándose mucho dinero público. Y
esto pasa aquí, pero también en Grecia, en Chipre, en Irlanda… Y lo
habíamos visto a su momento en Argentina, a las economías
latinoamericanas, en Pakistán, en Egipto, en Indonesia… O sea, este
capitalismo neoliberal es tan voraz que se lo quiere comer todo. Y lo
que es peor: este capitalismo neoliberal se enseña hoy en día aquí en
todas las facultades de económicas y en todas las escuelas de negocios.
El día que vas a clase y te dicen: “hoy hablaremos de la economía de la
empresa”, en lugar de decirte “la empresa es la institución que hace
productos para la gente”, lo que te dicen es “la empresa, objetivo:
máximo beneficio”. Y el día que vas a clase de macroeconomía, en lugar
de decirte que la economía tiene que estar al servicio de los ciudadanos
lo que te dicen es que la economía tiene que crecer, pero no puede
crecer. Y todo esto es un sistema que se está repitiendo mentalmente
para que todos acabemos pensando igual… Por ejemplo, en el ámbito de la
universidad, se ha hecho el plan Bolonia, que no es otra cosa que un
plan para crear profesionales para el mercado europeo, y que fomenta un
único pensamiento, sin desarrollar el espíritu crítico. Por lo tanto, es
verdad que aquí hay responsabilidades sindicales, es verdad que aquí
hay responsabilidad nuestra, pero este es un proceso que en este momento
se está internacionalizando totalmente, lo cual no quiere decir que sea
negativo, porque en el ámbito internacional también se produce esta
protesta; nosotros lo vemos mal, pero en Grecia también lo ven mal, en
Irlanda también y en Islandia incluso se han apartado del tema, o sea,
que alguna esperanza tenemos que tener. Pero tenemos que ser conscientes
que este es un problema cada vez más global y más general.
Fuente: blogs.publico.es
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