Violación o “intento de violación” vs. abuso de autoridad
Los relatos son estremecedoresi.
El horror rompe, a borbotones, ese
espeso caldo de complicidades y silencios con el que la jerarquía
militar ha intentado compactar y aislar, pese al oprobio que eso
supone, a las Fuerzas Armadas. Una niebla densa y hasta ahora
impermeable rodea a delitos indignos como el de violación y todos sus
derivados.
Se trata -en cualquier caso y hay que
decirlo ya a voz en grito- de violaciones de la dignidad, la intimidad y
la honra de las mujeres militares -y no de “intentos de violación” y “abusos sexuales”-, para develar el machista y esperpéntico lenguaje técnico-jurídico
que no tiene en cuenta los gravísimos daños físicos, morales, sociales,
familiares y psicológicos que acompañan a esta violencia. Delitos
penales que deberían estar sometidos a la jurisdicción penal ordinaria,
en ningún modo a la militar. Esta última está sometida a una jerarquía
mafiosa que intercambia favores, controla los ascensos superiores
-reservados siempre para las “familias” de origen franquista-, y
establece una especie de código de protección o juramento, la omertá,
al que está sometida, sin opción de incumplimiento, la cúpula que
controla a todo el aparato militar. Desde su jefe supremo, el Rey, hasta
el último de los generales o almirantes, pasando por los políticos del
turno, meros peleles del quinto poder del Estadoii.
Si es necesario, ese eje de poder absoluto y arbitrario utiliza su
jurisdicción propia para invadir sin contemplaciones la jurisdicción
ordinaria, tal como ha ocurrido con la última denuncia del coronel
Lezcano Mújica contra la comandante Zaida Cantero iii.
Conocida es la casuística con
la que una enorme parte de los jueces, sobre todo los militares,
reducen la gravedad de estos delitos: una especie de coraza que protege a
los victimarios y coloca en una situación de impotencia, denigración
pública y terror a las víctimas. Todos los delitos -edulcorados por
eufemismos de raíz machista- afrentan de igual modo a las mujeres que
sirven a la patria, la de todos, en las Fuerzas Armadas. En cada uno de
ellos la violencia convierte a las propias compañeras en una especie de
botín de retaguardia. La impunidad y la desesperación son los
ingredientes de ese juego perverso y no consentido que empieza a salir
de una de las catacumbas que nos dejó intactas el franquismoiv.
Cabe preguntarse cuál será el “trato reservado” para las verdaderas enemigas que nos señala el Pentágono en los frentes de batalla de la “guerra global y permanente antiterrorista”v.
La barbarie machista “sienta plaza” en las Fuerzas Armadas
Los agravantes políticos de estos delitos infames e infamantes son evidentes y reclaman el procesamiento público del Régimen de la Transición,
incluida en primer lugar y primer plano mediático, la Monarquía: han
sucedido con la complicidad o la aquiescencia de los mandos superiores o
intermedios en casi todos los casos, el encubrimiento de las
instancias supremas de mando de los Ejércitos, la indiferencia de los
sucesivos ministerios y Gobiernos del bipartito PP-PSOE, y la del
Borbón y Grecia, Felipe VI (el indeseado), Jefe del Estado y mando supremo de las Fuerzas Armadas.
Ninguno de ellos ha actuado y todos han escondido los delitos en el “cajón de sastre” de la protección del “buen nombre”
de la institución militar, o en los entresijos de la relación de
mando-obediencia que desestabiliza la balanza de la disciplina siempre a
favor del superior.
En el cajón de sastre y bajo las siete llaves de la Ley de Secretos Oficiales.
Se trata también del silencio criminal y
cómplice de algunos testigos directos que “dejan hacer y dejan pasar”,
y pierden la memoria repentinamente tras un sentido corporativo del
“compañerismo” cuando –de repente y para siempre- en la memoria no ven
lo que han visto y no oyen lo que han oído.
El honor de los no honorables
Se trata, sobre todo, de que las mujeres
violentadas son posteriormente acosadas por sus propios violadores,
desprotegidas por la institución a la que sirven, y aterrorizadas hasta
el abandono forzado de las fuerzas armadas o hasta la ruptura de los
contratos. De la violación al paro, a la desarticulación de la vida y
al desastre familiar. El honor de los no honorables pisotea la dignidad
de todas nuestras militares y de la mayoría de nuestros militares.
Es el imperio del terror. Así de bárbaro, así de duro.
Despótico desde la cima consentidora y coronada. ¿Qué cabe esperar de Felipe VI, el “rey pelele”,
mando supremo de todos y todas las uniformadas? ¿Qué cabe esperar de
su ética y de su voluntad de defender a las mujeres milicianas ante el
brutal acoso de sus conmilitones?
La barbarie machista está apareciendo
como una realidad asentada, hecha práctica habitual –costumbre
regocijante para muchos-, en las Fuerzas Armadas. La indignación, sin
embargo, se está extendiendo por las propias unidades militares,
vehiculada por las mujeres milicianas. La cólera está inflamando la
pradera militar gracias en buena parte a la Comandante Cantero que se
ha resistido con todas sus fuerzas a la humillación personal y
colectivavi.
Ella nos ha advertido de lo básico:
donde se intenta violar a una capitán, muchas mujeres soldado, muchas
suboficiales, han corrido igual o peor suerte. Su dignidad, mantenida
con un valor extraordinario, ha conmovido a muchos militares honrados y
ha animado a sus compañeras a la denuncia. Las fuerzas armadas
españolas están implosionando por los sucesivos casos de violación y
violencia machista, entre otros desastres también cotidianos.
Me refiero a las pruebas evidentes de
maltrato de prisioneros en Irak, con una brutal paliza grabada, a otros
actos de barbarie también documentados en ese mismo país y en
Afganistán; y a la colaboración de los servicios de inteligencia con las
autoridades estadounidenses, iraquíes y de otros países del Eje del
Bien en la “alimentación de prisioneros” a centros de tortura y
exterminio como Abu Ghraib, Guantánamo y otros centros clandestinos.
Los militares dignos -mujeres y hombres-
están comprendiendo que su mando supremo debe ser el pueblo y que solo
eso dignificará su oficio y hará desaparecer la violencia gratuita, la
arbitrariedad, la impunidad, la cooptación en los mandos superiores de
su institución y ese olor a rancio que despide la corrupción moral,
política y económica que despiden sus máximas jerarquías.
La rebelión de las amazonas –que sin el
valor y la honorabilidad de la Comandante Cantero no hubiese roto la
barrera de Falsimedia- tiene en muchas más el batallón de vanguardia:
Olga, Raquél, Nuria, Marina, Lucía, Constanza, Regina, sus veintitantas
compañeras y el aluvión de amazonas cuyas denuncias se le vienen
encima al eje “franquista-borbónico” de poder militar y político.
El paradigma de la vergüenza y de la solidaridad
El caso del intento reiterado de
violación ocurrido en la Isla de Alborán la Nochevieja del 2013 es todo
un paradigma. Evidentemente, eufemismos de raíz machista fuera, no se
trata en modo alguno de un delito militar: es un delito penal de
intento de violación con violencia extrema que se juzgará dentro del
fuero y por tribunales militares. Los agravantes también son muy
claros: abuso de autoridad, reiteración, borrachera, haber sido
perpetrado en un lugar doblemente cerrado (sin escapatoria posible para
la víctima); la isla de Alborán y los servicios de mujeres de las
instalaciones.
Además de todo eso, el teniente de navío delincuente -A.D.R.- tenía ya antecedentes penales por un delito similar: “según
el registro de penados del Ministerio de Justicia, el teniente de
navío ya fue condenado en firme a seis meses de prisión como autor de
un delito de violencia de género, lesiones y maltrato familiar cometido
en 2003, lo que no afectó a su carrera militar”vii.
En los hechos posteriores se producen
toda clase de coacciones y vejaciones a la víctima, incluidas el
intento de “comprar su silencio”. Lo que viene más tarde es el colmo de
los horrores:
Dos altos mandos de la Armada intentan
convencerla de que lo sucedido no salga a la luz para no manchar el
nombre de la institución, y le advierten de que, si acude a un
hospital, éste dará cuenta a la Guardia Civil.
La marinero, que se siente cada vez
peor, es examinada el 6 de enero en un centro médico de Jerez de la
Frontera (Cádiz), donde se le diagnostica contractura cervical,
tendinitis en el hombro y esguince de muñeca, así como un trastorno de
ansiedad postraumático. Cuando fue agredida por su superior, estaba
embarazada de varias semanas. Diez días después, sufre un aborto
espontáneo.
La denuncia por agresión sexual es
tramitada por el juzgado de violencia contra la mujer de Jerez de la
Frontera (Cádiz) pero, tras una larga disputa jurídica, el caso ha
acabado en manos de la jurisdicción militar, que instruye un delito de
abuso de autoridad. El juez militar ha asumido la orden de alejamiento
dictada por el juzgado civil contra el oficial.
No obstante, en estos hechos las
manifestaciones de solidaridad de las compañeras y compañeros de la
víctima han sido determinantes para vencer la obstinada resistencia de
los mandos militares. En Alborán, pese a las coacciones, son la
compañera de la violentada y sus compañeros varones los que protegen a
la víctima, bloqueando la entrada a los servicios (el baño) de mujeres
al agresor, y retirándole la pistola posteriormente al teniente de
navío (capitán). Son ellos también los que no se dejan amedrentar: se
resisten a aceptar la “ley del silencio” que trata de imponerles el
agresor. Los efectos inmediatos son, no obstante, terribles:
Desde enero de 2014, Olga está de baja
psicológica, por lo que su retribución mensual se ha reducido a unos 800
euros. Ha vuelto a casa de sus padres y ha pedido un préstamo bancario
para pagar la minuta de su abogado. En el juicio, previsto tras el
verano, su exjefe se enfrenta a una pena de cuatro años de cárcel.
El caso del tutor y el tiempo largo de la injusticia
Si en el caso de Alborán se pone de
manifiesto la impunidad y el espíritu mafioso de las cúpulas
endogámicas de la institución militar, al mismo tiempo que la
fundamental solidaridad de los compañeros de la agraviada; en el del
capitán Juan Miguel Camarón Aparicio -teniente cuando se produjeron los
hechos- aparece en primer plano el “tiempo largo de la injusticia”
y el machismo se manifiesta en toda su brutalidad y crudeza, al mismo
tiempo que su total institucionalización se pone de manifiesto. Nada
menos que un instructor, un tutor de mujeres-soldado, abusa
sistemáticamente de sus alumnas. 28 de ellas se han atrevido a
denunciarlo. Sus testimonios golpean con la verdad el platillo
desequilibrado de la justicia y el pretendido “honor de la institución militar” vuela por los aires.
28 relatos no contradictorios de abuso
sexual reiterado llevan a la Sala Militar del Supremo al capitán
condenado a 17 años, tres meses y un día de prisión y al pago de 22.300
euros de multa, como responsable de otros tantos delitos. “Los hechos
se produjeron entre el 27 de octubre y el 3 de diciembre de 2003,
cuando estaba en comisión de servicio en la Academia de Logística de
Calatayud (Zaragoza), como responsable de una unidad de instrucción de
aspirantes a soldado”. Sin embargo tales hechos fueron calificados como
delitos de "abuso de autoridad en su modalidad de trato degradante a
un inferior". El capitán cumplirá únicamente tres años de prisión y su
condena no implicará la expulsión del Ejército.
Doce años después de los hechos, el
Ministerio de Defensa, en una pirueta burlona, aseguró hace unos días
que le abrirá un expediente disciplinario para “echarlo cuando reciba
el fallo”:
“La sentencia, adelantada hace unos días por el diario Segre,
explica que los hechos se produjeron entre el 27 de octubre y el 3 de
diciembre de 2003, cuando estaba en comisión de servicio en la Academia
de Logística de Calatayud (Zaragoza), como responsable de una unidad de
instrucción de aspirantes a soldado”.
Tutor abusador
“Camarón tenía la función de tutor,
concebida como un cauce para facilitar la integración de los reclutas
en las Fuerzas Armadas. Sin embargo, se prevalió de su jerarquía
militar y del convencimiento que sus alumnas tenían de que la
puntuación que les otorgara sería decisiva para su futuro en el
Ejército, para cometer numerosos actos de abuso sexual, tanto en las
entrevistas personales como en los ejercicios de instrucción.
Se creó "una situación de temor en las
alumnas afectadas, al verse objeto de las arbitrarias apetencias
libidinosas de su superior, que por medio de reiterados roces,
insinuaciones y tocamientos directos, indirectos, subrepticios o
fugaces o no tan fugaces, pero todos ellos de clara naturaleza sexual,
por las zonas del cuerpo de las alumnas a las que iban dirigidos
(pelvis, nalga, pecho) y que, dada su inexperiencia en el ámbito
militar y su temor a posibles represalias, se veían compelidas a
soportar, pese al asco, desagrado, y humillación que les producían".
Los entresijos del caso vuelven a
indignar a los militares honrados. La primera sentencia del Tribunal
Militar Territorial fue recurrida por el condenado y por los abogados de
las víctimas. De manera poco sorprendente dado el carácter fuertemente
corporativo de la justicia militar, el fiscal se adhirió al recurso
del capitán.
La tensión llegó a tal extremo que la Sala Militar del Supremo tuvo que destacar que:
“El Supremo destaca, sin embargo, que no
existía resentimiento o enemistad por parte de las víctimas y que
todas se manifestaron "con rotundidad y verosimilitud", lo que da
credibilidad a sus testimonios.
A pesar de ese reconocimiento forzado,
el Supremo la ha mantenido la sentencia. El ascendido capitán no ha
cumplido prisión preventiva ni fue arrestado por los hechos. Solo
estuvo suspendido de funciones entre junio y diciembre de 2004.
La “solución” de Morenés
Desafortunadamente –y dada la
envergadura del delito- no es muy conocido el historial delictivo del
ministro de Defensa, Morenés, en el tráfico de bombas de racimo, armas
prohibidas por convenciones internacionalesviii.
Tampoco lo es la compensación económica multimillonaria que el
gobierno de Rajoy se vio obligado a conceder, por vías indirectas, a la
empresa que gestionaba el muy humanitario ministro cuando se vio
obligado a prohibir la exportación de esas armas. Morenés, aristócrata a
cuatro bandas, es uno de los ejemplos más escandalosos de “puerta giratoria”. En la galardonada wikipedia.org se puede ampliar la información sobre este interesante personaje.
El Protocolo que se ha sacado de la
chistera el ministro de la Guerra y de las Multinacionales de
Armamento, ha sido replicado por la comandante Zaida Cantero con
absoluto conocimiento de causa. Deja tantas lagunas como para desbordar
el Mar Caspio. La cúpula militar sigue manteniendo el control absoluto
de los procedimientos administrativos o judiciales, incluso de la
apertura de procedimientos de investigación, o de garantía y protección
contra los delitos de violación o acoso.
No se olvida, sin embargo, de mantener la posibilidad de denuncias bajo la sombra del miedo cuando advierte:
"Una vez resuelto el expediente
disciplinario o recaída resolución judicial, si resulta probado que la
denuncia es falsa se podrán exigir al denunciante las correspondientes
responsabilidades".ix
A mi juicio, la solución tiene que
comenzar por medidas ejemplares que erradiquen la barbarie machista
institucionalizada en las FFAA, anulen de raíz los abusos, garanticen
la defensa, destierren el miedo, quiebren la estructura jerárquica
endogámica y mafiosa, y permitan el ejercicio profesional de las
mujeres en las Fuerzas Armadas.
Como réplica urgente al ministro Morenés, propongo las siguientes medidas inmediatas de confianza:
-Cese del ministro de Defensa y de los
mandos implicados en los hechos, que hayan sido cómplices de los mismos
y que hayan participado en las amenazas y coacciones a las víctimas,
así como en la falta de protección o en el acoso laboral de las mismas.
-Expulsión inmediata de las FF.AA de
todos aquellos militares indignos que hayan participado en delitos de
violación, intento de violación, o acoso sexual de las mujeres, tanto
en el interior de las FFAA como en las operaciones exteriores.
-Reintegración en las Fuerzas Armadas,
con plenos honores y garantías, de la Comandante Zaida Cantero, en
reconocimiento de su valor, de su dignidad, y de su resistencia a la
injusticia contra ella y contra las demás mujeres que sirven al pueblo
en los Ejércitos y en las fuerzas de seguridad del estado.
-Reintegración de todas las demás
mujeres milicianas que como la mencionada han sido víctimas de abusos
sexuales de todo tipo, también con todos los honores, ascensos,
reparaciones y compensaciones que les sean debidas.
-En reconocimiento de sus méritos la
comandante Zaida Cantero asesorará a los nuevos mandos militares sobre
la composición y funciones de las Unidades de Protección frente al
Acoso (UPA).
Me temo que si no se implantan medidas
como las indicadas continuará la rebelión de las amazonas y algunas
revueltas más, dentro y fuera de los cuarteles.
Notas:
i http://politica.elpais.com/politica/2015/06/14/actualidad/1434298882_251496.html http://politica.elpais.com/politica/2014/07/27/actualidad/1406487948_740205.html http://elpais.com/diario/2007/12/08/espana/1197068416_850215.html
ii El cuarto poder del estado es el conjunto de los medios de comunicación privados o falsamente públicos: Falsimedia. El quinto, al que me refiero ahora, son las FF.AA. Lo explica, mucho mejor que yo, la comandante Zaida Cantero.
iii file:///C:/Users/Antonio/Music/Documents/Escribidores%20A/Nico/Violaciones%20FFAA/Zaida%20Cantera_%20_El%20protocolo%20de%20Moren%C3%A9s%20contra%20el%20acoso%20sexual%20desprecia%20a%20la%20v%C3%ADctima_%20_%20Diario%20P%C3%BAblico.html
Continúo llamando Comandante a Zaida Cantero porque cualquier revisión
de su proceso conllevará necesariamente, además del procesamiento de
todos los mandos responsables directa o indirectamente de los abusos
cometidos contra ella, a saber: intento de violación, acoso laboral y
negación de protección y auxilio, la recuperación con honores de su
condición militar y la reparación de los daños causados.
iv
Todos los militares que hemos sido educados en las academias
militares y en las Fuerzas Armadas de Franco (y los que lo han hecho en
las del posfranquismo), hemos tenido que desarraigar (arrancar de
raíz) todos los elementos ideológicos que eran grabados a fuego en
aquella época infame. Entre ellos ocupa un lugar capital el machismo.
No en vano la problemática de la explotación de género es, hoy en día,
junto con la lucha de liberación de las naciones, uno de los factores
presentes en las luchas sociales y, en concreto, en la lucha de clases
tanto a nivel estatal como internacional. Para una cabal comprensión
de todo eso recomiendo la lectura de la primera de las tesis
contenidas en el pequeño libro: “Dos tesis marxistas” del filósofo y analista político Iñaki Gil de San Vicente. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=128624
v
Los datos referidos a las Fuerzas Armadas de los países que la España
provincia del Imperio está utilizando son tremendas, también lo es la
práctica del ocultamiento.EE.UU
file:///C:/Users/Antonio/Music/Documents/Escribidores%20A/Nico/Violaciones%20FFAA/Cultura%20militar%20mis%C3%B3gina%20silencia%20violaciones%20-%20Taringa!.html
Alemania
vi
Los elementos jurídicos de este caso primordial han sido publicados
en esta misma sección de Rebelión en los Cuarteles por el Capitán de
navío Manuel Pardo de Donlebún Montesino: “El lamentable caso de la
Capitán Zaida Cantera y la Justicia Militar que se nos viene”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=188303
vii
“violencia de género, lesiones y maltrato familiar cometido en 2003,
lo que no afectó a su carrera militar”. El dato es, cuando menos,
escandaloso. Las Fuerzas Armadas españolas admiten –“sin que les afecte
a su carrera militar” (como a los sacerdotes y obispos pedófilos su
“carrera clerical y pastoral”)- a individuos con estas características.
viii https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Moren%C3%A9s “En 2008 el Gobierno anunció la destrucción de todas las bombas de racimo en el país. 9 10
En 2010 España ratificó la Convención de Dublín contra las bombas de
racimo, por lo cual son declaradas ilegales. La Convención entró en
vigor en agosto de 2010. 11
Tras este hecho, la empresa Instalaza, fabricante española de bombas
de racimo y de cuyo Consejo de Administración formaba parte Pedro
Morenés, interpuso, en julio de 2009, una reclamación de
responsabilidad patrimonial contra el Estado, en reclamación de una
indemnización de 40 millones de euros por los daños causados por la
moratoria unilateral respecto de las municiones de racimo. La
reclamación fue desestimada por medio de Orden de 5 de septiembre de
2011 del Ministro de la Presidencia. Contra esta resolución, Instalaza
interpuso recurso contencioso-administrativo. En Sentencia de 28 de
octubre de 2013, la Sección 7.ª de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional (recurso nº
460/2011) dictó sentencia desestimando la reclamación. 12
La sentencia recoge también el argumento del Abogado del Estado que
apunta a que se ha llevado a cabo una compensación de daño por una vía
extraprocesal, al indicar que « desde el Ministerio de Defensa se
han seguido impulsando contratos de suministro de municiones
convencionales y de desmantelamiento de municiones de racimo con
INSTALAZA, que le ha supuesto una facturación no prevista ».
Parece así que se habría dado cierto trato de favor a Instalaza en las
adquisiciones de armamento por parte del Ministerio de Defensa, de lo
que podría ser ejemplo la venta en enero de 2014 del lanzagranadas
Alcotán”.
Antonio Maira. Capitán de Fragata de la Armada y miembro del Colectivo Anemoi.
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