El gobierno golpista de la patronal argentina mató en Madrid... el gobierno y las instituciones del régimen de la patronal española ocultaron las pruebas...y financiaron a los golpistas
En la guerra de clases Los gobiernos e instituciones del capital, golpistas o democráticos utilizan todos sus “recursos” represivos contra lxs militantes obrerxs y populares que resisten y se enfrentan a la explotación, al robo, y defienden los intereses y derechos de su clase y de sus pueblos, contra los pueblos.
El poder de las clases dominantes no duda en utilizar el genocidio, el asesinato, las torturas, las desapariciones, la cárcel..., el terrorismo de sus estados y/o matones para aplastar cualquier tipo de disidencia... La historia nos muestra abundantes ejemplos. Unos asesinan, otros protegen y encubren a los criminales. ¡ Pero claro el régimen español es un ejemplo de democracia y derechos humanos! Salud... y poder popular
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Noemí Gianotti de Molfino, una madre de desaparecidos argentina, fue asesinada en julio de 1980 en un hotel madrileño. La justicia argentina investiga su caso, en el que aparecen complicidades de la Policía española
La madre de desaparecidos Noemí Gianotti de Molfino.
Paciencia, coraje y, sobre todo, una fuerza brutal contra el olvido.
Así podría resumirse la vida de los Molfino, una familia argentina que
lleva más de tres décadas esperando algo tan elemental como humano:
saber quiénes fueron los asesinos de Noemí Gianotti de Molfino, una
madre de desaparecidos que quería encontrar a los suyos en el Buenos
Aires de Videla y acabó hallando la muerte en la España de Adolfo
Suárez. Una muerte extraña e impune, registrada en el mismísimo corazón de un Madrid que seguía apestando a franquismo.
"Queremos saber quiénes la mataron, pero también quiénes encubrieron el crimen", afirma a Público
Gustavo Molfino. Al igual que otros tantos miles de argentinos, este
hombre proviene de una familia desgarrada por la última dictadura
cívico-militar de ese país (1976-1983). En octubre de 1979, uno de los
siniestros grupos de tareas del régimen secuestró a su hermana Marcela y
su esposo Guillermo Amarilla, un militante peronista que estaba en la
diana del terrorismo de estado. Nadie lo sabía, pero Marcela se
encontraba embarazada de apenas un mes.
Otro de los Molfino,
Miguel Ángel, había sido encarcelado algún tiempo antes, tras soportar
todo tipo de torturas. Alejandra, otra de sus hermanas, había tenido que
abandonar el país por su militancia en el sindicato de maestros. Con
estos dolorosos antecedentes, Noemí se entregó en cuerpo y alma para
tratar de salvar a sus hijos. Con ese objetivo, la "madre coraje" se trasladó a Europa, recorrió despachos y llegó a la propia Comisión Europea,
donde advirtió sobre el genocidio que sufrían sus compatriotas. De allí
marchó a Perú, un país que estaba por retornar a la democracia, para
seguir con sus denuncias. Su voz era la de miles de asesinados. Sin
embargo, ella tampoco escaparía del horror.
Morir en España
12
de junio de 1980, Lima, Perú. Un comando de la dictadura de Videla
desplegado en la capital peruana secuestra a Noemí y a otros dos
ciudadanos argentinos, que pasan a engrosar las largas listas de
desaparecidos. Cinco semanas más tarde, Noemí era trasladada por sus
captores a Madrid. De esa manera, la dictadura pretendía montar una operación propagandística que desacreditase las denuncias sobre la terrible realidad que vivía Argentina, alegando que los desaparecidos, en realidad, habían huido a Europa.
El
plan fue trazado casi a la perfección. Noemí llegó al aeropuerto de
Barajas el 18 de julio de 1980, custodiada por dos integrantes del
Batallón 601 de Inteligencia, uno de los cuerpos más temibles del
videlismo. Otros dos agentes que ya se encontraban en Madrid la
trasladaron hasta el apartotel Muralto, situado en la calle Tutor. Allí
la envenenaron mediante pastillas, cubrieron su cadáver con mantas para
acelerar su putrefacción -lo que permitía eliminar cualquier rastro de
la sustancia empleada para su envenenamiento- y huyeron por la puerta
principal. Antes de partir, los asesinos de la habitación 604 colgaron
el cartel de "No molestar".
El asesinato formó parte de una operación propagandística para desacreditar las denuncias de los argentinos
Tres días después, una de las empleadas de la limpieza decidió entrar
al dormitorio, alarmada por el mal olor. Entonces descubrió una escena
dantesca: el cadáver de Noemí, visiblemente hinchado, yacía sobre la
cama. Junto a ella había algunos pasaportes falsos y un ejemplar del
periódico Cambio16. Según consta
en la documentación judicial de la época, la Policía española comprobó
que los asesinos habían tratado de limpiar hasta la más mínima huella de
ese escenario. Sin embargo, los peritos encontraron restos
dactiloscópicos en un vaso y en unas colillas de tabaco. Todo indicaba
que el crimen se aclararía en cuestión de días... Pero ocurrió
exactamente lo contrario.
Pruebas olvidadas
Casi 34 años más tarde, aún se desconoce de quiénes eran aquellas huellas. Tal como ha podido comprobar Público,
el juez que estuvo a cargo de este caso en 1980, Luis Lerga, decretó el
cierre de la causa algunos meses después, sin preocuparse por estas
pruebas. El caso volvió a ser reabierto en 1997 por el juez Baltasar
Garzón, que por entonces investigaba los crímenes de lesa humanidad
cometidos por la dictadura argentina. El magistrado realizó algunas
gestiones ante el CESID -el entonces servicio secreto del ministerio de
Defensa-, pero no sirvió de nada: al igual que había ocurrido en 1980,
las huellas dejadas por los asesinos siguieron sin ser cotejadas.
Fuentes conocedoras de este caso han señalado a Público
que las huellas continuarían guardadas en el Juzgado de Instrucción
Número 1 de Madrid. "En principio, alcanzaría con acceder a ellas para
realizar las comprobaciones correspondientes en Argentina y España",
comentaron. Sin embargo, todos los intentos realizados hasta ahora por
encontrarlas han resultado infructuosos. Gracias a ello, los asesinos
continúan -tres décadas después- en las tinieblas.
Noemí Gianotti de Molfino, madre de desaparecidos de la dictadura argentina. Imagen cedida por su familia
A
pesar de tantos años de impunidad, la familia Molfino confía en que la
verdad pueda estar algo más cerca. Actualmente, el asesinato de Noemí
forma parte de una causa judicial conocida como Contraofensiva,
en la que se investigan las desapariciones y asesinatos de más de 100
ciudadanos argentinos entre agosto de 1979 y septiembre de 1980. La
jueza argentina a cargo del expediente, Alicia Vence, se negó a hablar
con este periódico sobre el caso de la madre de desaparecidos asesinada
en España.
Su silencio no es casual. Aún son muchas las preguntas
que rodean este crimen y que la jueza Vence, si así lo decide, podría
aclarar. Para ello, alcanza con sumergirse en los papeles amarillentos
que se escribieron durante aquellos aciagos días, en los que la
justicia, tanto en Argentina como en España, brillaba por su ausencia.
En aquellos viejos folios aparecen varias claves que ayudan a comprender
este asesinato, el único cometido por la dictadura argentina en
territorio europeo.
Entre otros aspectos, Público ha accedido a varios documentos que demuestran que el gobierno de Estados Unidos siguió de cerca las investigaciones realizadas en España
tras el hallazgo del cadáver de Noemí. A través de distintos cables,
las embajadas americanas en Madrid y Buenos Aires intercambiaron
información sobre este caso, comparado por los diplomáticos
estadounidenses con una "buena novela de espionaje".
El penúltimo
capítulo de esta suculenta historia se escribió a finales de 2009,
cuando los Molfino recibieron una noticia impactante: antes de ser
asesinada, Marcela -una de las hijas de Noemí que habían sido
secuestradas por el régimen- había dado a luz un niño.
Al igual que en otros cientos de casos, la criatura fue apropiada por
un agente de la dictadura, que le cambió el apellido y lo crió como
propio.
Gracias a la incesante lucha de Abuelas de Plaza de Mayo,
el joven logró recuperar su verdadera identidad. Su nombre es Guillermo
Amarilla Molfino. Hoy es uno de los miembros de esta familia que sueñan
con conocer, por fin, quiénes mataron a Noemí.
DANILO ALBIN
Madrid
28/04/2014
'No me olvides', la historia de cómo Videla mató en España
El documental ahonda en la historia de la familia Molfino,
cuyos miembros sufrieron de primera mano la dictadura en Argentina
Su hija Marcela había sido secuestrada y nadie conocía su paradero. Otro de los Molfino, Miguel Ángel, había sido torturado y encarcelado poco tiempo antes, y otra hija, Alejandra, había tenido que abandonar el país debido a su militancia en el sindicato de maestros.
Cuando Noemí llegó a España en busca de ayuda, nunca volvió a salir. Fue asesinada en Madrid, como parte de una operación propagandística de la dictadura para desacreditar las denuncias de los argentinos. La secuestraron y la llevaron en secreto a un hotel de la Calle Tutor, donde, tres días más tarde, una empleada encontró su cadáver.
Su muerte, a día de hoy, continúa impune,
a pesar de que en la habitación de hotel donde apareció el cuerpo se
encontraron huellas dactilares que permanecen sin cotejar. La familia de
Noemí quiere saber la verdad y la justicia argentina investiga su
caso.
El periodista Danilo Albin, en colaboración con el director vasco Karlos Trijueque, ha elaborado el documental No me olvides,
que trata la historia de Noemí Gianotti y la familia Molfino, un
reportaje de investigación sobre su asesinato en el que se cuenta que
las huellas de los asesinos fueron archivadas por la justicia española y
que el gobierno de Estados Unidos estaba al tanto del caso.
España financió a la dictadura de Videla
Archivos secretos revelan que el rey Juan Carlos, banqueros de la talla de los Botín y los principales funcionarios del gobierno de Suárez firmaron acuerdos económicos millonarios con el sangriento régimen argentino
El exterminio de seres humanos no sólo conlleva una serie de
prácticas abominables, capaces de reducir a miles de personas "a la
diezmillonésima parte de una mierda", tal como le gustaba decir a uno de
los más crueles carceleros del franquismo. Ya fuese en la Alemania de
Hitler, en la España de Franco o en la Argentina de Videla, las políticas represivas absorbían una parte sustancial del presupuesto estatal.
Desde el soldado que activaba las cámaras de gas en Auschwitz hasta el
torturador que hacía retorcer de dolor a sus víctimas en Buenos Aires,
pasando por el verdugo español que destrozaba a sus condenados en el
garrote vil... Todos, absolutamente todos, cobraban religiosamente a
final de mes.
En mayo de 1976, cuando aún no se habían
cumplido dos meses del golpe de Estado en Argentina, los cuerpos
policiales que aterrorizaban a los habitantes ya habían gastado un 70%
de su presupuesto anual... y aún quedaba mucha gente por morir. En
vísperas de un invierno austral que prometía sangre y dolor, los jefes
policiales se vieron obligados a pedir una inyección de 12 millones de
dólares. Según los cálculos realizados entonces, las tareas represivas
iban a costar, al menos en 1976, unos 400 millones de billetes norteamericanos.
Videla necesitaba dinero fresco, pero antes tenía que encontrar países que quisieran socorrerle
Videla necesitaba dinero fresco, pero antes tenía que encontrar
países que quisieran socorrerle. Entonces, aquel general de bigotes y
mal genio se acordó de la Madre Patria, que acababa de enterrar al
dictador Franco y que empezaba, con muchas dificultades, a experimentar
el camino de la democracia. Exactamente al revés que en Argentina, donde
las desapariciones se habían convertido en moneda diaria. La comunidad
internacional conocía ese extremo, algo que parece no haber importado
mucho en Madrid: según consta en una gran cantidad de expedientes
secretos localizados por Público, España firmó acuerdos económicos que dieron aire a la maltrecha dictadura y sus terribles tácticas de exterminio.
Los archivos en poder de este periódico
demuestran que el rey Juan Carlos fue el encargado de facilitar los
acuerdos entre la España de la transición y la Argentina de los vuelos
de la muerte. El 1 de julio de 1976, el monarca recibió en su despacho
al embajador de Videla en Madrid, el general Leandro Enrique Anaya. De
acuerdo al informe reservado elaborado por el diplomático, el rey tuvo "expresiones
de beneplácito por el éxito con que nuestro Gobierno está afrontando
los problemas económicos coyunturales que éste vive", al tiempo
que se mostraba muy generoso ante la próxima visita a España del
ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, uno
de los máximos defensores del ultraliberalismo en Sudamérica.
Ante un Anaya que se salía de su uniforme, el rey Juan Carlos prometió
que el responsable de Economía argentino "tendría la mejor acogida y
disposición de banqueros, inversores e industriales, para concurrir al
encauzamiento y solución de los problemas que pudieran plantearse y/o
proponerse. En tal sentido, dijo que España estaba en el mejor estado
anímico para concretar operaciones comerciales y financieras con la
República Argentina". A lo largo de las semanas siguientes quedaría
claramente demostrado que no se trataba de simples elogios.
Documentos de la reunión de 1976 entre los ministros de economía argentinos y españoles, a los que ha tenido acceso Público.
De las palabras a los hechos
La
primera buena noticia para Videla tenía un irresistible olor a
parrilla. Cuatro días después de la reunión entre Anaya y el rey,
Argentina anunciaba que había firmado un convenio con España para
retomar la venta de carne a este país europeo, paralizada desde hacía
seis años. El acuerdo se había cocinado durante una visita realizada a
Madrid por los responsables de la Junta Nacional de Carnes de Argentina y
traía como consecuencia inmediata una primera remesa de cuatro mil
toneladas de piezas vacunas para el mercado español, lo que reportaría tres millones ochocientos mil dólares de ganancias para Buenos Aires.
Cuatro días después de la reunión, Argentina
anunció un convenio con España para retomar la venta de carne,
paralizada seis años antes
El ministro Martínez de Hoz llegó a España pocas semanas después de este acuerdo,
exactamente un 22 de julio de 1976. Durante su visita, el funcionario
pudo moverse con total libertad por los despachos más importantes e
influyentes del país. Entre las personalidades que le abrieron la puerta
se encontraban el rey Juan Carlos, con quien se reunió en la mañana del
23 de julio, y el gobernador del Banco de España, Luis
Coronel de Palma, que además ostentaba el título de Marqués de Tejada.
También tuvo tiempo para reunirse a solas con el banquero Alfonso
Escámez —presidente del ya desaparecido Banco Central— a quien le
prometió que la dictadura argentina le devolvería la sucursal que había sido expropiada por el Gobierno peronista de Héctor Cámpora en 1973.
En
su intensa campaña por encontrar amigos con dinero, la Junta Militar
también contactó con el poderosísimo Emilio Botín (padre) para
anunciarle que su Banco Santander recuperaría las dos filiales que le
habían quitado los peronistas. Coincidiendo con la visita de Martínez de
Hoz, el diario Informaciones reveló que "en la última Junta General de Accionistas" del Santander Botín se había referido al "futuro y perspectivas económicas en la Argentina".
"Después de los recientes acontecimientos políticos acaecidos en aquel
país, tenemos fundadas esperanzas de que se volverá a la prosperidad del
pasado, pudiendo asegurar que nuestra organización allí, que incluye
cerca de 500 empleados y nueve sucursales, está plenamente preparada
para participar en el resurgimiento de aquella gran nación. El nuevo
Gobierno argentino nos ha ofrecido devolvernos las sucursales de Córdoba
y Rosario que nos fueron expropiadas en 1973. Estamos en estos momentos
concretando las condiciones en que ha de efectuarse dicha devolución",
declaró el presidente del Banco Santander.
"Después de los recientes acontecimientos
políticos, tenemos esperanzas de que se volverá a la prosperidad del
pasado", dijo Botín
El mismo día en que la prensa hacía público el apoyo de Botín a los dictadores, tanto él como otros banqueros se sentaban a comer con Martínez de Hoz.
Ante la apretada agenda del ministro argentino —que tenía menos de 48
horas para tratar de consolidar las relaciones económicas con políticos y
empresarios españoles—, el Marqués de Tejada, haciendo gala de su cargo
de gobernador del Banco de España, se encargó de prepararle un
multitudinario almuerzo, en el que logró reunir en un mismo comedor a lo
más selecto del sector público y privado. De acuerdo a la nómina de
invitados que poco después fue enviada a la Junta Militar, en aquella
comida de trabajo estaban presentes 64 personalidades españolas, entre
las que figuraban los ministros de Comercio, Industria y Hacienda, así
como los presidentes de los principales bancos de la época y un buen
número de empresarios. El principal tema de conversación fue la relación entre España y Argentina, así como las posibilidades de negocios para ambos estados.
Los
representantes de ambos países se volvieron a ver las caras el 1 de
diciembre de 1976, bajo el agobiante calor de Buenos Aires. Ese día
comenzaron las conversaciones secretas entre Martínez de Hoz y el
ministro de Comercio español, José Lladó, quien había sido designado por
el presidente Adolfo Suárez para negociar un millonario acuerdo con la
dictadura. Las negociaciones duraron 72 horas, al término de las cuales ambos ministros rubricaron un documento conjunto.
De acuerdo al contenido de esos papeles secretos, ambos estados
acordaron "poner en práctica un programa de cooperación económica y
financiera" por el cual España vendería a Argentina "bienes de equipo,
barcos de características especiales, dragas y otros elementos
flotantes, así como equipos de carga y descarga para puertos,
locomotoras y demás material ferroviario, y otros equipos y plantas
industriales" por un valor global de 290 millones de dólares.
Documento sobre las conservaciones entre los ministros de economía de España y Argentina a los que ha tenido acceso Público
Para facilitar las cosas, el Banco Exterior de España se comprometía a
establecer "una línea especial de crédito" que permitiría "amparar
compras argentinas por un valor máximo de 150 millones de dólares".
Además, España accedía a otorgar a Argentina "un crédito en condiciones
concesionarias por valor de 50 millones de dólares". "Parte de este
crédito —añade el documento reservado— será utilizado para colaborar en
el desarrollo de la industria naval argentina".
Ese mismo 3 de diciembre, ambas delegaciones firmaron el "Protocolo de Cooperación Comercial y Financiera entre la República Argentina y el Gobierno de España" (ver PDF),
un documento que llevaba el sello de "confidencial" y en el que se
establecían los pasos a dar por cada país. Por un lado, la dictadura se
comprometía "en el plazo más breve posible" a firmar contratos con la
empresa Astilleros Españoles para la construcción de "dragas y
remolcadores de diversos tipos y eventualmente otro tipo de buques a
sugerencia de la Secretaría de Estado de Intereses Marítimos", por un
valor aproximado de 140 millones de dólares.
Además, el
Gobierno Militar garantizaba que se otorgarían "las máximas facilidades"
para que las instituciones y empresas del sector público o privado
argentino adquiriesen a España "bienes de capital por un valor de 150 millones de dólares" que serían financiados mediante la línea de crédito otorgada por Madrid.
Las otras cifras
Sólo
durante los tres días que duró la visita del ministro español a Buenos
Aires —entre el 1 y el 3 de diciembre— desaparecieron más de 100
personas. Los ciudadanos españoles, a pesar del apoyo económico que este
país prestaba a la dictadura argentina, tampoco escaparon del horror.
De hecho, pocas semanas después de rubricar el pacto financiero con el
gobierno de Suárez, los subordinados de Videla no tuvieron
ningún inconveniente en secuestrar, torturar y asesinar a un joven
gallego que vivía en Buenos Aires. Se llamaba Urbano López
Fernández, tenía 28 años, era auditor contable y en pocos meses iba a
ser padre por segunda vez. El 31 de diciembre de 1976, mientras algunos
brindaban, Urbano era fusilado junto a otros cuatro jóvenes.
Pese al apoyo, los subordinados de Videla secuestraron, torturaron y asesinaron a un joven gallego
La desaparición de este ciudadano español no pareció inquietar
demasiado al Gobierno de Suárez, que decidió continuar adelante con los
negocios previstos. Entre el 22 y el 27 de abril de 1977, una delegación
militar argentina, encabezada por el capitán de navío Raúl Francisco
Bondoni, se trasladó a Madrid con el objetivo de firmar varios contratos
"para la provisión por parte de Astilleros Españoles de un tren de
dragado, dique seco, seis remolcadores de diversos elementos flotantes y
material portuario de apoyo por un valor aproximado a los 220 millones
de dólares", señala otro de los documentos reservados.
De acuerdo a distintos informes elaborados por la embajada de Argentina en España, las relaciones comerciales entre ambos países alcanzaron su máximo histórico en plena dictadura. Por ejemplo, en
1977 se produjo "un notable incremento del comercio global que alcanza
los 450,8 millones de dólares, cifra que no registra precedentes hasta
el presente", destacaba la Consejería Económica de la Embajada
en un informe. También resaltaba que el comercio entre España y
Argentina "ha mantenido, en general, una tendencia creciente, que se ha
producido por el aumento conjunto de las importaciones y exportaciones
españolas a nuestro país. En este periodo, el comercio global pasó de
14,7 millones de dólares en 1961 a 450,8 millones de la misma moneda en
1977, lo que representa un ritmo de crecimiento anual promedio del
23,8%".
Falsa caridad
Los negocios
secretos entre España y Argentina no habrían tenido un final feliz, al
menos desde la óptica de los funcionarios de la dictadura. En abril de
1983, cuando ya faltaba muy poco para que el régimen se desvaneciera, el
nuevo consejero comercial de la embajada argentina en España, Sebastián
Iturrioz, elaboró un informe en el que desmontó la supuesta caridad de
políticos, empresarios y banqueros españoles. En su nota de carácter
"reservado", el funcionario advertía que "España hizo su negocio sin
otorgar ninguna concesión".
Entre otros puntos, Iturrioz advertía que los acuerdos alcanzados entre ambos países en materia pesquera "permitió a la flota española desembarazarse de numerosas unidades —algunas obsoletas— que habían quedado inactivas".
Además, el Gobierno de Suárez "desequilibró la relación societaria
entre las partes y sometió al socio argentino (mayoritario) al arbitrio
de la voluntad de aquél". "Otro gran acierto de España —añadía el
consejero— consistió en su intensa participación en obras públicas que
le fueron adjudicadas sin contrapartidas y —a veces— en perjuicio de las
propias empresas argentinas", destacaba. Las reuniones con la Madre
Patria, siempre bañadas en whisky y canapés, ya eran parte del pasado.
En Argentina al menos algunos genocidas, torturadores, terroristas del estado de clase, son juzgados y van a la carcel... aqui, en el regimen de la patronal-borbonica continua la impunidad para los genocidas de ayer y los que hoy continuan cometiendo sus fechorias empobreciendo con sus robos y sus politicas al pueblo... han tenido que ir a pedir justicia a una juez argentina justicia
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Ojalá hubiera vivido 150 años: Murió Videla, murió un asesino (Al servicio del capital )
HASTA LA PUTA MUERTE SE LO LLEVÓ DE FORMA CONDESCENDIENTE:
EN ARGENTINA SE CONDENA A LOS MILITARES ASESINOS, EN ESPAÑA SE LES HOMENAJEA
El Tribunal Oral Federal Seis (TOF6), en Argentina, condenó a los dictadores, Jorge Rafael Videla y Jorge Bignone, con 50 años de prisión por 35 casos de “apropiaciones ilegales”.
Después de 15 meses de debate el Tribunal Oral Federal Seis (TOF6), en Argentina, condenó a los dictadores, Jorge Rafael Videla y Jorge Bignone, con 50 años de prisión por 35 casos de “apropiaciones ilegales”, ocurridas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), Campo de Mayo y el Pozo de Banfield, durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983).
LA DESAPARICION ERA UNA FIGURA COMODA
Mario Zavaleta en MONCADA, Grupo de Lectores en el Mundo
*Jorge Rafael Videla explicó ante la Justicia que las desapariciones
evitaban la reacción de la sociedad*
*“No producían el impacto que tendrían los fusilamientos”*
Videla: “Los empresarios me pidieron que matara a 10.000 personas más”
El represor Jorge Rafael Videla admitió que la última dictadura militar
hizo desaparecer a “siete u ocho mil personas” y para justificar los
crímenes aseguró que “no había otra solución”. Además el genocida aceptó
la complicidad civil de “empresarios”, aunque les reprochó su actitud
posterior. “Los empresarios se lavaron las manos. Nos dijeron: ‘Hagan lo
que tengan que hacer’, y luego nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me
dijeron: ‘Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez
mil más!
"Dar una batalla política desde abajo, desde la base, pero que no se reduzca a una pelea de candidaturas, y que esté inserto en un proyecto estratégico de poder". Nestor Kohan
Desaparecieron 30 mil compañeros y el proyecto de poder del campo popular
Iglesia y dictadura militar. La experiencia argentina
La
ofensiva ideológica del Vaticano sobre América Latina. ¿Qué sucedió en
realidad entre la Santa Madre Iglesia del papa Bergoglio y la dictadura
militar genocida del general Videla?...
...El Dr. Emilio F. Mignone, católico militante de toda la vida, patriota
comprometido y padre de Mónica María Candelaria, detenida-desaparecida
durante la dictadura, desmenuza paso a paso la complicidad de la Iglesia
con el Estado terrorista y echa luz sobre las características que la
hicieron posible. A su vez, deja testimonio de esa otra Iglesia,
militante, perseguida, la de la opción preferencial por los pobres,
cuyos miembros entregaron la vida para cumplir su compromiso cristiano....
Forbes, vocera de los negocios, de las grandes patronales, recomiendan un genocida para salvar sus negocios en Ucrania, frente a la resistencia popular antifascista. Videos
Mercenarios
con pluma pidiendo otro genocidio, al servicio del las grandes
patronales... En castellano asesinar a los miles de hombres y mujeres
que hoy resisten a la OTAN, a la patronal ucraniana y a sus batallones
fascistas y a quienes los apoyan, o no muestran "apoyo" a los nuevos
gobernantes impuestos por la policia internacional del capitalismo y sus
grupos
Entrevista “picante” a Henry Kissinger en un chino. Maité Campillo
"...La Operación Cóndor, fue un plan de coordinación de operaciones de
exterminio de la izquierda, entre las cúpulas de los regímenes
criminales del Cono Sur de América como, Chile, Argentina, Brasil,
Paraguay, Uruguay y Bolivia, directamente con la CIA de los EE.UU (1970 y
1980). Enmarcada en la Doctrina Truman, coordinación que se tradujo en
acoso genocida, seguimientos permanentes, vigilancia exhaustiva de sus
pasos, detenciones, interrogatorios, traslados entre países, y,
desaparición. . . asesinatos de líderes y personas consideradas por
dichos regímenes, “subversivas”. El Plan Cóndor se constituyó en una
organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo
de Estado, que lideró la “desaparición” de decenas de miles de
opositores, de dichas dictaduras militares, alimentadas por el
Pentágono.
¿Quien organizó la Operación Cóndor?....
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