La inocencia ante la indecencia. Francisco González Tejera

Los inocentes, las inocentes sufren el expolio de un gobierno indecente, los santos inocentes de hoy se hacen realidad con cientos de miles de desahucios en los últimos cuatro años y muertes masivas de personas enfermas dependientes sin ayudas, miles de suicidios por razones económicas, más de cinco millones de niños y niñas pasando hambre en esta España de las maravillas para unos pocos corruptos.
La delincuencia organizada viaja en primera clase, cobra en sobres, se codea con empresarios y constructores que les pagan sus vicios caros, sus drogas, sus putas de lujo, siempre a cambio de prebendas, se presenta a elecciones y nos sorprende un día sí y otro también con un nuevo escándalo de corrupción, ya demasiados. Tantos que ya casi no nos sorprende al ser parte de nuestra esperpéntica cotidianeidad, de un día a día dramático para millones de familias que no llegan a fin de mes, que ven como sus hijos no tienen para comer, que la mafia bancaria no perdona, que la usura actúa impunemente respaldada por un estado gestionado por psicópatas.

Estos tiempos de elecciones indefinidas, de partidos que no apuestan claramente por no pagar la deuda, por salir de la Unión Europea, de la Alianza Terrorista OTAN, pensamos en lo menos malo que nos pueda caer, que al menos esa gentuza que ha destrozado tantas vidas no vuelva a pisar los sillones del poder.

La inocencia sufre porque no tiene maldad, el mal lo llevan ellos, los que entran en política para enriquecerse, para pisotear derechos civiles, poner la pistola en la cabeza de cualquier madre o padre de familia para saquear su futuro.

Eso se llama sin ninguna duda terrorismo de estado.
 

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