...“Venceremos,
venceremos/ mil cadenas habrá que romper/ venceremos, venceremos/ al
Estado sabremos vencer”..
...Los profesores, por su parte, apresuran la construcción de un “frente único de lucha” con organizaciones sociales y comunidades campesinas...
Miles de maestros de toda la república no dejarán sola a la CNTE en Oaxaca. La organización magisterial cuenta con estructura en los 31 estados y el Distrito Federal, y contingentes organizados en 29 entidades. Líderes de toda la república se han trasladado al estado para afinar la defensa del principal bastión del magisterio democrático. El discurso de los dirigentes –como todas las manifestaciones después del anuncio de la extinción y “restructuración” del IEEPO– ha sido de paz y de solicitud de diálogo; pero los maestros saben que en cualquier momento las tanquetas, los helicópteros y los miles de efectivos militares y policiacos pueden desencadenar las refriegas. La saturación de oficiales en la capital motivó incluso que turistas fueran desalojados de hoteles del centro de la ciudad para hospedar a la tropa. Los profesores, por su parte, apresuran la construcción de un “frente único de lucha” con organizaciones sociales y comunidades campesinas
...Los profesores, por su parte, apresuran la construcción de un “frente único de lucha” con organizaciones sociales y comunidades campesinas...
Miles de maestros de toda la república no dejarán sola a la CNTE en Oaxaca. La organización magisterial cuenta con estructura en los 31 estados y el Distrito Federal, y contingentes organizados en 29 entidades. Líderes de toda la república se han trasladado al estado para afinar la defensa del principal bastión del magisterio democrático. El discurso de los dirigentes –como todas las manifestaciones después del anuncio de la extinción y “restructuración” del IEEPO– ha sido de paz y de solicitud de diálogo; pero los maestros saben que en cualquier momento las tanquetas, los helicópteros y los miles de efectivos militares y policiacos pueden desencadenar las refriegas. La saturación de oficiales en la capital motivó incluso que turistas fueran desalojados de hoteles del centro de la ciudad para hospedar a la tropa. Los profesores, por su parte, apresuran la construcción de un “frente único de lucha” con organizaciones sociales y comunidades campesinas
Socios
Oaxaca de Juárez, Oaxaca. Rubén Núñez Ginés, secretario general de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE), que aglutina a los profesores de educación
pública de esta entidad federativa, respalda e impulsa el discurso
pacífico. “Buscaremos una ruta política, jurídica, pedagógica y, sobre
todo organizativa”, dice.
Sin embargo, el también líder de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE) está consciente del embate que desde
el gobierno federal, aliado con el sector empresarial, se ha iniciado
contra la organización que hoy representa: una de las más numerosas y
críticas a la política educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto y a
la llamada “reforma educativa”.
Con el llamado al diálogo y a la concordia, el maestro también
señala: “Como siempre lo ha hecho, la CNTE hará el llamado a las
organizaciones sociales, a los padres, a los estudiantes, para conformar
el frente único de lucha. Esto es lo que le va a dar fuerza a este
movimiento”, dice a Contralínea en su oficina del segundo piso de la
sede de la sección 22.
El dirigente sindical también se refiere a las cuentas bancarias que
el gobierno federal congeló. Recuerda que no es la primera vez que vive
un problema de este tipo. “Cuando el encarcelamiento de la espuria Elba
Esther Gordillo, también se nos cancelaron las cuentas de todos los
dirigentes de la CNTE”.
Siempre es por un motivo político, añade. Se trata de una manera de
presionar: “además de la represión política, también viene la
económica”. Con tranquilidad dice que este embate no pone de rodillas al
movimiento, pues la Coordinadora se ha sostenido en otros momentos de
la solidaridad:
“Nuestra estructura ha dado cuenta de que no dependemos
principalmente del asunto económico, que, claro, es necesario; pero
finalmente los compañeros sabemos organizarnos, sabremos cómo enfrentar
este tipo de situaciones.”
Los profesores aglutinados en la CNTE, provenientes de 26 estados de
la república están conscientes de que la andanada no es exclusiva contra
la Sección 22. Ignacio Morales, secretario general de la Sección 19, de
Morelos, lo señala: “el ataque al movimiento es parte del aplastamiento
de las organizaciones sindicales” de importancia en México.
“Lo tenemos claro. Al SME [Sindicato Mexicano de Electricistas] le
cayó el mismo golpe”, dice con dureza y sin pestañear el profesor
morelense.
Es sábado 25 de julio. El segundo encuentro magisterial de
importancia en medio de la crisis se lleva a cabo: la Asamblea Nacional
Representativa, a la que acuden integrantes de los movimientos
hermanados en 26 estados.
Los representantes se reúnen para discutir un plan de acción
nacional. “Estamos ya en todos los estados”, asegura José Antonio
Altamirano, integrante de la Coordinación Nacional de la Sección 22.
“Sólo Aguascalientes, Nayarit y Tamaulipas faltan de reforzarse. Pero
ahí también ya hay una estructura [de la CNTE]”.
Con el puño izquierdo en alto, con fervor casi religioso, los
maestros entonan la marcha Venceremos. Los auditorios y plazas públicas
retumban, literalmente, por las voces y las bocinas.
“Venceremos, venceremos/ mil cadenas habrá que romper/ venceremos, venceremos/ al Estado sabremos vencer”. Por momentos las estrofas se desgarran y las venas se dilatan. El sudor y las lágrimas se funden en algunas ojeras de los profesores.
“Venceremos, venceremos/ mil cadenas habrá que romper/ venceremos, venceremos/ al Estado sabremos vencer”. Por momentos las estrofas se desgarran y las venas se dilatan. El sudor y las lágrimas se funden en algunas ojeras de los profesores.
Los miembros de la Coordinadora creen en el triunfo, en que la
alianza público-privada reculará y que la reforma educativa se abrogará.
Creen, pero contradictoriamente a la vez están conscientes del golpe,
del aniquilamiento de los movimientos sociales basados en el principio
de lucha de clases.
“Sembraremos la tierra de gloria/ socialista será el porvenir,/
todos juntos haremos historia/ a cumplir, a cumplir/ a cumplir.”
Ignacio Díaz, representante de la Sección 23, profesor poblano, de
unos 60 o 65 años, pero macizo como la leña, explica que tanto él como
sus compañeros saben contra quién se enfrentan: “un Estado represor, con
políticas fascistas”.
Igual forma de ver la cuesta arriba tiene la maestra Neida Pat,
secretaria general de la Sección 33, de Yucatán: “Estamos convencidos de
que [lo ocurrido contra la sección 22] es una declaración de guerra,
que tarde o temprano llegará a la península, que alcanzará a todo el
país. No hay más que resistir”.
El Estado apostó sus Fuerzas y las exhibe. “La reforma educativa
avanza… y no se detendrá”, enfatizó el gobernador Gabinó Cué durante el
anuncio de la reestructuración del Instituto Estatal de Educación
Pública de Oaxaca (IEEPO), al mismo tiempo en el que su estado se
colmaba de armas y agentes entrenados para usarlas ante lo que
consideren una amenaza.
A pesar de la combinación de golpes sufridos, la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación respondió con movilizaciones
pacíficas, asambleas y el amago de no iniciar el ciclo escolar 2015-2016
en agosto. Aun con la capital oaxaqueña militarizada el polvorín no
estalló. La Fuerza pública y el movimiento disidente están presentes en
el estado, contenidos, esforzados en no ser los primeros en encender una
confrontación directa.
Cuando se dio el anuncio de la “reestructuración” del IEEPO, todo
mundo pensó que el estado, o por lo menos la capital, inmediatamente
ardería: cientos de policías equipados habían tomado desde la madrugada
del 21 de julio las instalaciones del “bastión” (como se refieren los
medios afines al golpe) de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de
la Educación (CNTE), los militares se hicieron aún más visibles y los
helicópteros de diversas corporaciones intensificaron los rondines.
Las cuentas bancarias de la Sección 22, así como de algunos de sus
integrantes, ya habían sido congeladas por orden de la Unidad de
Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
y, como remate, se advertía de la detención de los líderes
magisteriales, acusados de cometer, supuestamente, delitos federales.
También se cayó la señal de Radio Plantón (92.3 de frecuencia
modulada de Oaxaca), que transmite desde la propia sede de la
Coordinadora.
Las negociaciones entre la CNTE y los gobiernos federal y estatal
abruptamente se rompieron. “¡Traición!”, acusaron los maestros;
“Recupera Estado rectoría educativa”, apoyaron los boletines publicados
por los diarios.
A la par del arribo de miles de elementos armados más a la entidad,
una jauría de reporteros se unió en el viaje a la capital de los Valles
Centrales. La inminente nota sobre una represión –deseo que no oculta la
mayoría de medios de comunicación– o una insurrección atrajo a decenas
de medios de comunicación.
El punto de quiebre se dio, pero el fuego no se desató: los días
transcurrieron entre asambleas magisteriales, marchas familiares y
pronunciamientos pacíficos ante la eterna vigilancia policiaco-militar.
La alianza gobiernos-empresarios puso la mesa para una confrontación; los maestros rehusaron tal invitación.
Líderes magisteriales, a merced de la detención
El martes 21 y el miércoles 22 de julio, la CNTE recibió una
combinación de golpes que puso a sus dirigentes en la antesala de una
cárcel federal.
Miles de efectivos armados tienen controlada la capital oaxaqueña de
modo que cualquier orden puede cumplirse por la fuerza en cuestión de
minutos. Así se demostró en la toma de las instalaciones del Instituto
Estatal de Educación Pública de Oaxaca, y el resguardo de diversos
puntos clave del estado, en una operación similar a la ejecutada por el
gobierno de Felipe Calderón para la extinción de Luz y Fuerza del Centro
en su lucha contra el SME.
Después comenzó a circular el rumor de una inminente detención de los
líderes de la Sección 22. Que ya había 20 órdenes liberadas, que no,
que son 30, 35, se dijo entre reporteros, maestros e incluso policías.
“Eso dicen. Pero nosotros no sabemos nada. Según todos los coordinadores
de algo ya tenemos orden de aprehensión”, comenta en entrevista con
Contralínea Benito Vázquez, vocero de del movimiento.
A pesar del inminente peligro, de captura de líderes o de
allanamiento, los profesores no se atrincheraron ni en el edificio
sindical ni en el hotel de los maestros, ambos inmuebles inseguros –el
primero, en pleno centro; el segundo, al pie del cerro del Fortín–,
fáciles de sitiar y aún de tomar por policías o militares.
Cualquiera puede entrar y recorrer los viejos inmuebles magisteriales
sin ningún problema. Para ingresar no se hacen preguntas, no se detiene
a nadie, no hay vigilancia alguna.
Ocupados en su charla o exhaustos pendientes de sus teléfonos, los maestros no prestan atención a quienes merodean por los pasillos del hotel, tampoco por los pisos y las oficinas de la sede principal. Ambos predios solamente tienen una entrada, sin salidas alternas.
Ocupados en su charla o exhaustos pendientes de sus teléfonos, los maestros no prestan atención a quienes merodean por los pasillos del hotel, tampoco por los pisos y las oficinas de la sede principal. Ambos predios solamente tienen una entrada, sin salidas alternas.
El temor a una incursión uniformada duró 1 día y medio, tiempo en el
que el acceso vial, mas no peatonal, a la calle de Armenta y López,
donde está la única puerta del inmueble central, estuvo bloqueado.
Después desapareció esa precaución.
Los dirigentes no se escondieron ni abandonaron la entidad, al
contrario: la cúpula de la Sección 22 y aún de la Coordinadora sesionan
en jornadas larguísimas, que cruzan la madrugada, en cada uno de los
recintos.
Amenaza de una solución armada
En la calle, en los mercados, en los restaurantes, donde se esté, el
estruendo de las aeronaves aplasta cualquier otro ruido: primero, el
rugir de los motores, como de motocicleta, cuando apenas se acercan;
después, el sonido cortante de las aspas, al pasar por encima de las
cabezas, de los techos, de los caminos.
Los rondines de los helicópteros de la Secretaría de la Marina y de
la Policía Federal se hicieron cotidianos tras la toma del IEEPO.
Dos o tres veces al día, formaciones de triángulo o de rombo
atraviesan el cielo oaxaqueño. Los Black Hawk azules, los voluminosos
Cougar grises, vuelan tan bajo y tan lento que las puertas abiertas se
notan a primera vista.
Miles de policías se asentaron en Oaxaca desde la jornada electoral
del 7 de junio. A lo largo del mes siguiente llegaron más, y durante la
Guelaguetza arribaron refuerzos con miras al segundo “lunes del cerro”.
Un día antes de la megamarcha anunciada para la segunda jornada
oficial en el cerro del Fortín, desde la mañana, los hoteles del centro
oaxaqueño se colman de cientos de policías.
El domingo 26 llegaron legiones de mujeres y hombres jóvenes
delgados, con una edad que no supera los 30 años –tal vez ni los 25–,
con aspecto militar con sus uniformes de camuflaje grises. Posteriormente se les ve vestidos de civil (de bermudas o mezclilla y
tenis): también pueden pasar por estudiantes de alguna universidad.
Hoteles para la tropa
Dos semanas atrás, Contralínea había sido testigo del retiro de los
policías de los hoteles céntricos. Los agentes-huéspedes se tuvieron que
retirar por las reservaciones hechas con meses de anticipación para la
el primer fin de semana de la Guelaguezta. Salieron jugando, a
empujones, festivos, comían donas, albureaban… Al día siguiente estaban
transformados en robots con uniforme.
Ahora fue diferente. Las cadenas hoteleras movieron a las familias y a
todo turista –o reportero– a otras posadas hermanas porque las
“órdenes” (sic) eran “que ningún civil estuviera entre ellos (los
federales)”, explicó un encargado mientras los oficiales se apoderaban
de las habitaciones y sus superiores remachaban la hora de pase de lista
(14 horas), y que para las “otras misiones” los grupos se conformarían
“de cinco en cinco o de dos en dos”. Eso sí, “vestidos de civil”.
Decenas de autobuses sin identificación policial –más bien decorados
con agaves o motivos turísticos– se volvieron a apostar al pie de los
hoteles. Las Fuerzas Armadas vigilan en patrullas, camionetas y
camiones. Las armas largas son parte del paisaje turístico de la capital
oaxaqueña.
Desde 10 mil hasta 26 mil (dato admitido por Miguel Ángel Muñoz,
vocero del gobierno local, ante la reportera Teresa Moreno del diario 24
Horas) son las dispares cifras difundidas sobre la cantidad de
policías, de civil o uniformados, presentes en la entidad.
“Uy, joven, ni nosotros sabemos”, responde un exmilitar ahora
convertido en comandante de la Policía Federal a la pregunta sobre el
número de agentes federales en la ciudad. “Aunque lo supiera con
exactitud, no podría decírselo, joven. Pero por los helicópteros y la
movilización de elementos… es que somos miles”, agrega el oficial que de
“combatir” al narcotráfico ahora fue trasladado a Oaxaca.
Pacifismo, la respuesta magisterial
El que la embestida gubernamental se diera antes de la segunda
Guelaguetza fue una invitación a que los maestros la boicotearan. Pero
estos respondieron con tambora, cuetes, consignas pacifistas y la
amenaza de no iniciar el ciclo escolar en agosto. Nada más.
El acuerdo de las asambleas magisteriales fue “no caer en
provocaciones”, mantener las manifestaciones pacíficas, a pesar de ser
acompañados y vigilados por agentes oficiales en todo momento.
El linchamiento mediático que ha pintado a la CNTE como violenta,
vandálica y criminal surtió efectos también al interior de la propia
organización, que trazó una ruta moderada, de movilizaciones limpias.
Como primera respuesta callejera al jaque en contra, la Coordinadora
hizo una movilización familiar (bebés en brazos, niñas menores de 6
años). Miles de personas marcharon desde el Instituto Tecnológico de
Oaxaca hasta el zócalo.
Después, el lunes 27, día marcado para el estallido, una multitud
caminó 7 kilómetros, desde la entrada a la ciudad hasta el primer
cuadro. Acordonados por ellos mismos, con pancartas, cánticos y hasta
tambora, los manifestantes marcharon. Los representantes de 26 estados
de la República, mujeres y hombres, niños también, fueron vigilados
desde el aire por helicópteros armados y esperados por uniformados en
los caminos hacia el auditorio Guelaguetza. Una vez más nada ocurrió.
“El gobierno, a partir de la militarización de estado, lo que pensó
fue que íbamos a confrontar. Pero ya tenemos las experiencias de 2006 y
del desalojo de la Ciudad de México”, explica bajo un sol abrasivo
Manuel Luis Martínez, maestro en educación indígena de la Comunidad de
Santo Domingo.
Alejandro Gómez, secretario de la Sección 7 correspondiente a
Chiapas, anunció el inicio de “una nueva fase de lucha”, en la que a
pesar de que el gobierno “ha sacado grupos paramilitares” mantendrán lo
que repiten una y otra vez: “no caer en la provocación para justificar
la represión”.
Director del IEEPO no descarta el uso de la fuerza
El Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) se extinguió oficialmente por decreto del gobernador Gabino Cué el martes 21 de julio. Pero al paso de unas cuantas horas resucitó, con el mismo nombre y el mismo director. Moisés Robles Cruz fue ratificado como cabeza del ente un día después.
En entrevista con Contralínea, Robles Cruz no desecha el uso de la fuerza, la violencia que piden diversos sectores de la sociedad con tal de que se aplaste el movimiento magisterial.
“Mmm…mmm… cómo te lo voy a responder… Yo estoy a favor de una estrategia integral”, evade el funcionario a la pregunta frontal sobre su postura.
¿Integral? –se le inquiere.
Que escuche, que valore, que haga valer la ley, que tenga las vías del diálogo como instrumentos, y todos los mecanismos que la ley permita y establezca para encauzar este asunto.
¿Integral es que incluya…?
–interrumpe.
-Pues sí… así déjalo –suelta finalmente entre risas–. Todos los mecanismos (necesarios).
El director suda, se acaricia el mentón. Sonríe, sonríe siempre. Pero los ojos negros se empequeñecen cuando alarga una nueva respuesta; ésta sobre si ha habido algún acercamiento con los empresarios.
El director del IEEPO asegura que no ha entablado comunicación con el llamado sector empresarial, el que más ha presionado, e incluso impulsado, la aplicación de la “reforma educativa”.
Moisés Robles dice que no entiende cuál será –así, en futuro– el interés de empresarios como Claudio X González en el sector. Cree que es improbable su próxima incursión en el sector. Tan así, que en su “árbol de ideas” esa probabilidad no ocupa un lugar, asegura.
Sin embargo, inmediatamente después admite que la educción y la iniciativa privada “algún día van a converger”.
Fuente
Contralínea (México)
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