Lejos de focos y tapas de diarios, de notas, rumores y comentarios,
de expectativas y esperas, se desarrolló el juicio en una sala desierta,
tal y como pretendía la fiscalía.
Los abogados del Ministerio del
Interior mostraron en todo momento un gesto de preocupación, intentando
contagiar a la jueza que el tema era más que importante por el temor a
que el mal se propagase, y en poco tiempo fueran miles los
incontrolados. Dijeron, con una voz engolada como salida de una película
americana (del norte), que se le acusaba a la ciudadana Mirta Garrido
de no tener twitter, ni Facebook, ni computadora, ni celular, ni visitar
cyber alguno, de no tener televisión, ni escuchar radio, de no comprar
periódicos ni revistas, ni ningún otro medio de comunicación conocido;
por lo que al Sistema, -observaron-, le resultaba imposible hacerle
llegar el Mensaje. Argumentaron que esta circunstancia la convertía en
un ser asocial con peligro absoluto de cruzar la frontera y convertirse
en una forajida terrorista. Por todo ello pedían, a la autoridad
judicial competente, el ingreso inmediato en un Centro de rehabilitación
creado para la ocasión y en donde ya permanecen varios compatriotas
desorientados para que, según el caso, en un plazo de seis meses pueda
convertirse en un ser normal y regresar a la sociedad. El abogado
ayudante hizo hincapié en la generosidad del Estado y de su gobierno
legítimo para con esta ciudadana, al otorgarle la posibilidad de una
segunda oportunidad, pero pidió, asimismo, que la acusada manifestase y
declarase las razones de su comportamiento tan hostil para con las
autoridades. Se apuntó antes su boicot activo a multinacionales, a
Shoppings, a comidas transgénicas e incluso a carnes nacionales aunque
estuviesen en oferta, a festejos deportivos y participación en actos
patrióticos, rematando la intervención con una declaración policial de
los tres agentes que inspeccionaron el domicilio sito en un popular
barrio de la capital, y que no encontraron rasto alguno de la bandera
nacional, CD con el himno, o fotos y/o retratos de personajes históricos
o políticos actuales. Mirta escuchó la acusación con serenidad, y en su
turno de defensa alcanzó a decir que si para ahorrarse el internamiento
era posible que el sistema le hiciera un resumen del Mensaje. Los
abogados dijeron que no, que el Mensaje se envía de un modo constante
para que vaya calando sin incomodar, que lo de pedir un resumen era casi
una falta de respeto a cientos de personas que trabajan a diario para
formarnos como ciudadanos.
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