Las fuerzas del estado de la patronal mexicana y el narcotrafico masacran  estudiantes de magisterio, reprimen, detienen, encarcelan, torturan... ¡Es la democracia mejicana!


Get a PDF version of this webpagePDF  De confirmarse que las fosas clandestinas –halladas el sábado 4 de octubre en Iguala, Guerrero– contenían los cuerpos sin vida de una veintena de los 43 normalistas rurales que desaparecieron forzadamente desde el 26
de septiembre pasado, sería la peor de las agresiones que ha sufrido este vulnerable sector estudiantil en los últimos tiempos a manos de la autoridad.


Hasta ahora, se han confirmado las ejecuciones extrajudiciales de cuatro estudiantes normalistas, cometidas por los policías municipales que el 26 de septiembre atacaron con armas de fuego los autobuses donde viajaban los jóvenes. Como se dio a conocer, uno de los estudiantes, además de perder la vida, fue desollado y violentamente despojado de sus ojos.


Pero ésta no es la única agresión que han enfrentado los normalistas rurales de México: a lo largo de su historia reciente, las autoridades –tanto estatales como federales– han emprendido una silenciosa embestida contra el modelo educativo que impulsó Lázaro Cárdenas, a fines de la Revolución Mexicana.


A las Escuelas Normales Rurales se les ha denostado en muchas ocasiones como “semilleros de guerrilleros” y, poco a poco, se les ha ido acortando tanto el presupuesto como la matrícula, para impedir con ello el ingreso masivo de jóvenes en extrema pobreza que no tienen otra opción de estudio. Así, de las más de 50 Escuelas Normales Rurales que existían al final de la década de 1950, hoy sólo sobreviven 14.


Y como lo ha documentado Contralínea, año con año, los estudiantes más pobres del país, los normalistas rurales, tienen que movilizarse para que se abra la convocatoria a la nueva generación y se otorguen los recursos públicos mínimos para que continúe el modelo educativo magisterial de carácter social.


A continuación, la serie de investigaciones periodísticas que este semanario ha realizado en las Escuelas Normales Rurales de El Mexe (ya extinta); San Marcos; Amilcingo; Teteles; Cañada Honda; Atequiza; Saucillo; Tiripetío; Tenería; Durango.

Las ruinas de El Mexe

Zósimo Camacho, enviado

La Escuela Normal Rural Luis Villarreal, de El Mexe, Hidalgo, concluye su último ciclo escolar. Los alumnos ni siquiera pueden recibir clases en los salones de su antigua escuela. Exiliados, regresan esporádicamente al área de dormitorios para “cuidar” lo que oficialmente ya no les pertenece. Sobre los despojos de la que fuera la normal rural más aguerrida, se levanta ahora una universidad técnica, pues, a decir de las autoridades, ya no hacen falta maestros de primaria.

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La resistencia de las normales rurales

Zósimo Camacho, enviado

Con presupuestos acotados, autoridades que desprecian el normalismo rural y el acoso de policías y organismos de inteligencia, languidece el último reducto del proyecto mexicano de educación socialista. La “semiclandestina” Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, la organización estudiantil más vieja del país, se apresta a impedir el cierre de las escuelas normales rurales.

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Normal De San Marcos “en pie de lucha”

Erika Ramírez, enviada

Los puños campesinos se levantan. Pintados en las paredes de la antigua hacienda de Loreto, reivindican la lucha revolucionaria. Ahí se establece el internado de una de las 17 escuelas normales rurales, último reducto de la educación rural en México. Los estudiantes se esfuerzan por mantener en pie la infraestructura herrumbrosa y desvencijada. “Si no nos movilizamos, no conseguimos nada”, señalan.

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AMILCINGO: romper el cerco de la marginación

Paulina Monroy, enviada

Internadas en la Escuela Normal Rural que lleva el nombre de quien acuñó la frase “Tierra y libertad”, Emiliano Zapata, las futuras maestras estudian mientras defienden la matrícula de 372 lugares, las 40 hectáreas que las albergan y dan mantenimiento a las herrumbrosas instalaciones. El cierre de la escuela es paulatino: menos presupuesto y menos lugares cada año.

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Teteles en defensa de la educación gratuita

Paulina Monroy, enviada

Reducir plazas, congelar la matrícula, convertirlas en instituciones técnicas y debilitar a su personal, son las formas de desaparecer el modelo educativo orientado a los hijos de campesinos. La Escuela Normal Rural Carmen Serdán en Teteles, Puebla, subsiste entre el desdén de las autoridades y la escasez de recursos.

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Cañada Honda: la resistencia

Érika Ramírez, enviada

En la normal de Cañada Honda el presupuesto para la alimentación se reduce a 47 pesos por alumna, al día. Originarias de diversas comunidades de San Luis Potosí, Durango y Aguscalientes, las más de 400 jóvenes de esta escuela pretenden impartir clases en las regiones de mayor miseria del país; sin embargo, el sistema educativo nacional, no les garantiza una plaza de trabajo.

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Atequiza estudiar bajo represión

Érika Ramírez, enviada
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La administración jaliscience reprime a los estudiantes de la Normal Rural Miguel Hidalgo, escuela que además es omitida de las “dádivas” gubernamentales. Mientras el mandatario panista Emilio González Márquez intentaba “donar” 30 millones de pesos para la construcción del Santuario de los Mártires y asignaba 79 millones a Televisa, los alumnos eran vejados por los cuerpos policiacos.

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Normal Rural de Saucillo: más allá del hambre y la violencia

Yenise Tinoco, enviada
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De origen humilde y padres campesinos, más de 500 estudiantes –todas mujeres– se forman como normalistas rurales en las aulas de la escuela Ricardo Flores Magón, para luego salir a trabajar en las zonas marginadas o serranas de Chihuahua. Sin embargo, para la Secretaría de Educación estatal, el normalismo rural tiene las mismas características que el enfocado al área urbana.

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Acoso a la normal de Tiripetío

Érika Ramírez, enviada
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La Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga subsiste en el casco de la exhacienda de Coapa. Los gobiernos federal y estatal acotan el presupuesto y amenazan con desaparecer a la institución, “uno de los baluartes de la FECSM”, como dicen los propios alumnos. La negligencia gubernamental cobró la vida de dos estudiantes en enero pasado, cuando el hacinamiento y la precariedad de servicios provocaron un incendio en el área de dormitorios.

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Desmantelan normal rural de Durango

Yenise Tinoco, enviada
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En busca de “una revalorización educativa”, las autoridades estatales pactaron con los alumnos de la normar rural de Durango para que éstos “cambiaran”, dejando de lado su filiación ideológica, con la promesa de mayores apoyos e incrementos al presupuesto anual. Sin embargo, hoy la escuela que alberga a 400 becarios se encuentra en malas condiciones de infraestructura y mobiliario.

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Amenaza contra la normal Rural de Tenería

Nancy Flores, enviada

En septiembre, la administración de Peña Nieto amagó con desaparecer uno de los pilares del normalismo rural mexicano: la Escuela de Tenería, Estado de México. La movilización estudiantil contuvo el desalojo violento y arrancó al gobierno mexiquense el compromiso de respetar acuerdos firmados con antelación. La represión en ciernes, de romperse el endeble diálogo: en curso, 14 averiguaciones previas contra los estudiantes.

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Normal Rural El Quinto, Sonora: los olvidados

Yenise Tinoco, enviada
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Con una infraestructura visiblemente deteriorada, sin formación especializada en el ámbito rural ni módulos de producción, los 252 alumnos de la Normal de El Quinto buscan cumplir su meta de convertirse en profesores. La represión sufrida durante años por parte de las autoridades de los tres órdenes de gobierno y la distancia que guardan con el resto de las normales hermanas terminaron por separar a la Normal Rural sonorense de la FECSM..

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