Las
autoridades del régimen israelí no solo maltratan y torturan a los
presos palestinos, sino que en las cárceles llevan a cabo experimentos
médicos ilegales contra ellos, así ha revelado este miércoles el diario
jordano, Alarab Alyawm (cómo ha ocurrido también en otras partes del mundo).
Según
la fuente, la semana pasada, un joven jordano, identificado como Wael
Salim, perdió la vida en una de las prisiones israelíes. Cuando su
cadáver fue traslado a su país la fiscalía de Aman, capital, ordenó
someterle a exámenes de un forense para esclarecer las causas de su
muerte.
Los resultados del forense muestran que algunas partes del
cadáver del fallecido, como su lengua y laringe no estaban, además
algunas de sus costillas estaban rotas y tejidos de su corazón habían
sido extraídos por los israelíes, ha añadido.
También ha agregado
que, anualmente, se llevan a cabo cientos de experimentos con
prisioneros árabes y palestinos. El régimen israelí realiza tales
intervenciones sin consultar a los detenidos, en lo que ha considerado
como un serio delito y una violación flagrante de la ley humanitaria
internacional, dado que muchos de estos actos inhumanos provocan el
deterioro de la salud de los reclusos.
Con fecha anterior, los
medios palestinos anunciaron que al menos 22 presos palestinos, en
cartas dirigidas por separado a sus familias, aseguraron que el citado
régimen les utiliza como ratones de laboratorio para hacer experimentos,
y después no les ofrece servicios médicos (tráficos de órganos también descubiertos en los Estados Unidos).
Cabe
recordar que la antropóloga israelí, Meira Weiss, reveló anteriormente
los robos masivos de órganos a cadáveres palestinos, que luego son
utilizados para fines educativos o trasplantes para pacientes israelíes.
En
un nuevo libro, Weiss afirmó que visitó el instituto forense de Abu
Kabir, un laboratorio israelí de investigación forense situado en el
barrio de Abu Kabir en Tel Aviv, entre los años 1996 y 2002. En ese
periodo investigó lo que ahí se hacía con los cuerpos sin vida de
algunos de los soldados israelíes y palestinos de los territorios
ocupados.
Weiss descubrió que los empleados del instituto
separaban los cuerpos de los judíos y de los palestinos y, después,
extraían órganos de los cadáveres palestinos a petición del ejército
israelí.
Por último, aseveró que los órganos de los palestinos
eran trasplantados en pacientes israelíes o se utilizaban con fines
educativos en escuelas de medicina.
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