La Audiencia Nacional avala un premio a Otegi por su contribución a la paz, pero lo mantiene prisionero

El fallo reconoce la contribución de Otegi, junto al otro galardonado, el presidente de los socialistas vascos Jesús Eguiguren, a «la construcción de la paz y la promoción de la reconciliación».

El premio otorgado por el Ayuntamiento de Gernika (Bizkaia) a Arnaldo Otegi en marzo del pasado año por su contribución a la paz y la reconciliación en el País Vasco, no supuso la comisión de un delito de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas. Así lo ha acordado la Audiencia Nacional en un auto en el que el tribunal presidido por el magistrado Alfonso Guevara ratifica la decisión del juez Santiago Pedraz del pasado abril de archivar la querella interpuesta por Dignidad y Justicia (DYJ) contra el alcalde del municipio, José María Gorroño (EA), quien llegó a declarar como imputado por este motivo.
En la resolución del pasado 28 de julio, de la que ha sido ponente el magistrado Guillermo Ruiz Polanco, la sección tercera de la Sala de lo Penal rechaza el recurso de apelación interpuesto por la acusación popular contra el sobreseimiento de las actuaciones, al concluir que no se ha acreditado que Otegi fuese premiado «por su condición de penado ni por su participación en actividades terroristas directas o indirectas», sino por su contribución, junto al otro galardonado, el presidente de los socialistas vascos Jesús Eguiguren, a «la construcción de la paz y la promoción de la reconciliación». Para la Sala, el premio otorgado conjuntamente a ambos «vino a plasmar una voluntad de encuentro de ideologías en principio antagónicas» que perseguían, subraya, la «paz social y reconciliación, cosas, por cierto, de las que la sociedad española no está sobrada».
El tribunal recuerda que todo premio conlleva «inevitables» elementos subjetivos y anímicos, lo que puede «dar lugar a errores al escoger al destinatario de dichos reconocimientos» aunque, añade, «de ahí a afirmar una voluntad de premiar a quien inequívocamente no lo merece, o merece lo contrario, hay un paso que no puede darse sin la presencia de datos objetivos» y menos aún, recalca, en la esfera penal.
A instancias de la Fiscalía, el juez Pedraz archivó por dos veces la investigación (la última, el pasado 24 de abril, después de que la sección tercera le obligase a pronunciarse sobre las diligencias solicitadas por Dignidad y Justicia) al entender que el IX Premio Guernica por la paz y la reconciliación no se concedió «para ensalzar la actividad que Arnaldo Otegi ha desarrollado como miembro de ETA» (en la actualidad cumple una condena a seis años y medio de cárcel por intentar reconstruir Batasuna), «sino para premiar el espíritu y la voluntad personal de dos personas con ideas antagónicas pero que han logrado un entendimiento en un afán común de encontrar la paz social y la reconciliación».
La sección tercera considera, además, «totalmente improcedente» que la querella se ampliase –como pretendía la asociación recurrente– a los demás miembros del jurado que otorgó la distinción al dirigente socialista y al dirigente abertzale, por lo que juzga «innecesarias» sus declaraciones como imputados.
La esquizofrenia de la Audiencia Nacional queda patente, pues reconoce el papel de Otegi como luchador por la paz, pero lo mantiene prisionero.

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