...“A mí la libertad de prensa me importa una mierda”....El regimen premia la impunidad, multa y castiga la exposición publica de la barbarie
... Los obstáculos y la
represión a los periodistas que cubren la información de frontera no son
nuevos...
... “ Se
dice que la policía marroquí dio un toque de atención a las autoridades
españolas porque les hacen llevar a cabo el trabajo sucio y, luego, son
ellos los que salen en las imágenes”, cuenta una periodista que
prefiere no especificar su identidad....
5:30 AM. Salto en la valla de Melilla.
Decenas de periodistas tratan de observar qué ocurre en la frontera para
sacarlo de la penumbra. Mientras, explican, se enfrentan a “zonas de
seguridad” cada vez más alejadas de la alambrada , a “intimidaciones”, a
“amenazas con denuncias” constantes. Al menos dos de ellos ya han visto
materializada una de ellas: los fotógrafos José Colón y Sergi Cámara
han recibido una multa de 150 euros por hacer su trabajo el pasado 18 de
junio, cuando cerca de 400 personas intentaban saltar, cuando las
fuerzas auxiliares marroquíes apalearon a inmigrantes frente a agentes españoles, cuando estuvieron allí para mostrarlo.
Una de las denuncias, a la que ha tenido acceso eldiario.es ,
señala que “con motivo de que se estaba produciendo un asalto
fronterizo”, al percatarse de la presencia de los periodistas, “indican
que se aleje del lugar, para prevenir su integridad física y no
entorpecer la labor policial, haciendo caso omiso a las indicaciones de
los agentes, negándose a abandonar el lugar, con actitud despectiva
defendiendo las indicaciones de los agentes”. Los fotógrafos defienden
que los hechos no se desarrollaron como aparece relatado en el escrito.
Según relatan, en
aquel momento eran cinco los periodistas que habían encontrado una zona
donde sus cámaras lograban captar lo que ocurría en aquel momento en la
valla de Melilla. Sergi Cámara, fotoperiodista que lleva años
documentando a situación de la frontera, explica a eldiario.es que los
agentes aparecieron a las 8 de la mañana, cuando ya habían grabado todo
el material. “Nos identificaron, nos dijeron que estábamos en una 'zona
de seguridad' y nos pidieron que nos retirásemos. Otras veces es verdad
que respondemos más e insistimos en que estamos haciendo nuestro
trabajo, pero en esa ocasión nos callamos y nos fuimos. Sabíamos que
teníamos un buen material y no queríamos arriesgarnos a perderlo”,
señala.
“ Estábamos
trabajando y no nos permitían acceder al “área de seguridad”, una zona
establecida por la Guardia Civil". Mencionan una supuesta 'barrera
flexible' que delimita dónde sí y dónde no pueden acceder los
periodistas”, añade José Colón, periodista freelance que
lleva desde enero documentando los saltos fronterizos en la ciudad
autónoma. También ha recibido la multa en su casa. “Siempre es el mismo
proceso. Solemos llegar a la valla prácticamente al mismo tiempo que los
agentes y aprovechamos el caos del momento para escurrirnos y
documentar el salto. Cuando nos ven, nos piden que nos retiremos y
suelen identificarnos, pero es la primera multa que me llega desde que
estoy en Melilla”.
“ Venga,
ya tienen la foto. Ya podéis iros”. “No nos compliquéis el trabajo,
esto es una zona de seguridad”. “A mí la libertad de prensa me importa
una mierda”. Son algunas de las frases escuchadas en más de una ocasión
por estos periodistas. Como las palabras que pudimos escuchar en el
último vídeo de la ONG Prodein. "Que no puede usted filmar, por favor,
ya se lo he dicho. A mí no me diga lo que dice el artículo. Le estoy
diciendo lo que hay. Ya se lo he dicho 40 veces, ¿qué es lo que
quieren?", se exalta el agente de la Guardia Civil mientras los
informadores tratan de explicar exactamente, eso, lo que quieren: "Lo
que queremos es mostrar cómo sus compañeros les están pegando", responde
una periodista frente a la valla de seis metros de altura que separa
Melilla de Marruecos.
Los obstáculos y la
represión a los periodistas que cubren la información de frontera no son
nuevos. Uno de los hechos más destacables fue la retención del fotoperiodista Jesús Blasco de Avellaneda en julio de 2013 tras un salto del perímetro fornterizo. En
otros momentos, sin embargo, la actitud de las fuerzas de seguridad
cambia y las dificultades impuestas menguan. Los periodistas
entrevistados sitúan el punto de inflexión, el día en el que se
percataron de que algo había cambiado, tras el intento de salto del
pasado 2 de marzo. Las cámaras pudieron grabar y fotografiar sin
impedimentos las devoluciones ilegales de cerca de 20 personas que permanecieron durante horas en lo alto de la alambrada.
“ A
partir de ese momento y de la visita del ministro a Ceuta y Melilla,
nos dejaban acercarnos mucho. Las fotos que hicimos en esas semanas
dieron la vuelta al mundo. Coincidía con la petición de fondos del
Gobierno a la Unión Europea. No sé si eso influiría pero no puedo evitar
preguntarme si me están utilizando”, dice Colón desde la ciudad
autónoma. Él junto a otros periodistas emitieron en aquel momento un
comunicado en el que expresaban su preocupación ante la posibilidad de
que le Gobierno emplease su trabajo para sus propios fines, “como dar
esa visión de avalancha o asalto que siempre mencionan o que la gente se
acostumbre a ver las devoluciones en caliente”, apunta.
Pero la “normalidad”
regresó y las “zonas de seguridad” volvieron a extenderse. Según
especifican, a partir de la difusión de las imágenes que mostraban las
duras agresiones de las fuerzas auxiliares marroquíes frente a agentes
de la Guardia Civil -las mismas que fueron grabadas el día en el que los
periodistas fueron multados- aumentaron las dificultades a su trabajo.
“Parece como si la multa fuera un castigo por la repercusión de aquel
vídeo”. Las imágenes motivaron la admisión a trámite de una denuncia
interpuesta por Prodein. El auto del juzgado entendía
que la zona intermedia entre las dos vallas es España y, por tanto, lo
que ocurra dentro de ella es responsabilidad española.
“ Se
dice que la policía marroquí dio un toque de atención a las autoridades
españolas porque les hacen llevar a cabo el trabajo sucio y, luego, son
ellos los que salen en las imágenes”, cuenta una periodista que
prefiere no especificar su identidad. “Fuentes de la Guardia Civil en la
ciudad autónoma reconocen que a los agentes alauíes no les sienta bien
la presencia de la prensa pero, matizan, eso no influye en el proceder
de las fuerzas de seguridad españolas. Además, indican que siempre han
actuado de la misma forma y no ha habido los cambios de los que alertan
los informadores.
"Me acabo de comprar otra cámara cuyo objetivo llega a
dos kilómetros porque, si siguen por este camino, no podía trabajar.
Decimos de broma que, dentro de poco, la "zona de seguridad" empezará en
nuestra casa" añade desde Melilla entre risas de resignación.
eldiario
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