El escrache de Soraya y su gobierno genera millones de personas empobrecidas. Por Francisco González Tejera

Todo un señor con la camiseta de la Plataforma de Afectados por La Hipoteca (PAH), plantado en un escrache valiente y solitario en el acto electoral de la prepotente y soberbia vicepresidenta, Soraya Saenz de Santamaría. El heroico manifestante aguantó estoico los insultos de las ancianas millonarias y de misa diaria que lo rodeaban, los lamentos de la impresentable miembro del Opus y del gobierno español, que alegaba con voz desgarrada y fingida que “ya había sufrido otro escrache a la salida de su mansión y en presencia de su lloroso hijito”, a lo que las señoronas de rosario y ostia fácil, prorrumpieron en un emotivo aplauso, acompañado de gritos, arengas y nuevos insultos barriobajeros de la caterva del arrabal de los sobres.

Millones de familias sufren de hambre y miseria en todo el estado español. El mayor escrache, el mayor genocidio social de la historia en este horrendo país de hambre, fascismo, represión, fútbol, programas del corazón y corridas de toros al que llaman España.

Personas humildes que no llegan a fin de mes, que sufren la presión de la criminal mafia financiera, que paga los vicios de la asquerosa casta política a través de prebendas, maletines o ingresos en las abundantes cuentas en Suiza de estos delincuentes de guante blanco.

Soraya con su patética y horrenda cara de niña rica y mimada, se queja de que la escrachean en su casa, se lamenta tristona, reclamando pena y consuelo, de que este valiente se plante solo y en silencio en su putrefacto mitin. No dice nada de todo el dolor que está generando su gobierno, encabezado por el inepto títere de la banca, Mariano Rajoy.

Omite los miles de suicidios por razones económicas, que en dos años son la mayor causa de muerte violenta en el estado español, no habla de las seiscientas familias que son desahuciadas de sus viviendas cada día, de las seis millones de personas desempleadas, de los miles de enfermos y enfermas dependientes que han sido conducidos a la muerte desde que se cargaron las ayudas a la dependencia, de las personas que se ven hacinadas en los pasillos de cualquier hospital, algunas hasta la muerte, en una camilla rodeadas de extraños, sin intimidad para pasar las últimas horas de vida.

El escrache de Soraya, de todo el gobierno sanguijuela, va contra la ciudadanía, contra toda persona que no pertenezca a su partido, a sus familias millonarias de la alta suciedad, a sus particulares Jose Maris, Botellonas y Cospedalas, embarrados hasta las cejas de codicia, a quienes no sean repeinados y viciosos empresarios donantes, constructores o poceros infectos con permiso gubernamental para destruir playas, montañas y parajes protegidos, a quienes no estén en nómina de corruptas empresas multinacionales o petroleras.

Todo aquel, toda aquella que no pertenezca a la selecta banda del pelotazo, será escracheado a base de recortes sociales, privatizaciones salvajes del patrimonio público, paro, desahucios, represión policial, hambre infantil, desesperación, barbarie y sufrimiento mortal.

Sorayita la histérica, la ultra católica dama de peineta y palabrota fácil, sabe bien lo que hace y porque lo hace. Ella es consciente de que es una más en el engranaje siniestro de los poderosos, aquellos que forjan el holocausto anunciado, los que nos entierran cada día que pasa en el fango de sus acciones macabras y tiránicas. 

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