Manifiesto-comunicado 1º DE Mayo: NO TENEMOS MÁS SALIDA QUE VENCERLOS. SAT-Sanlucar


Si tenemos en cuenta las condiciones generales de la clase obrera desde un punto de vista internacional, jamás ha dejado de tener sentido hacer del 1º de Mayo un motivo de lucha y de insurgencia proletarias. Reparando en el verdadero proceso mundial de la explotación capitalista,
observamos que estamos ante un sistema que no ha conocido período alguno de su historia sin miseria, hambre, opresión y represión. Que en los países más “desarrollados” y en determinados momentos esto no haya parecido así a diversas capas de la población, incluyendo a sectores obreros, es en gran medida por haber condenado históricamente al llamado Tercer Mundo a la superexplotación y expoliación colonial. Y también porque la revolución socialista -que comenzó por países más atrasados, inmediatamente asediados- predispuso a determinadas concesiones reformistas sembrando ilusiones sobre capitalismos bueno y malo. Pero, en realidad, nuestro mundo capitalista más industrializado está podrido desde hace mucho tiempo bajo el dominio de la fracción más inútil y especulativa del capital: la financiera, que durante años ha venido intentando impedir que la crisis estallara en el centro del sistema exportándola precisamente al “Tercer Mundo”, en esta ocasión, mediante el negocio de la deuda externa.
Finalmente la lógica más brutal del capitalismo y su crisis ha terminado por estallar en el mismo centro del sistema. Y aprovechando la “caída del socialismo” (al que nunca dejaron de acosar y subvertir) están arrasando con todas las conquistas sociales y laborales por las que ha caído tanta sangre obrera, como la de aquellos Mártires de Chicago que un primero de Mayo de 1886 se pusieron en huelga por la jornada de 8 horas. Hoy, aquí mismo al lado, cuando raramente “sale trabajo”, se llega a pagar 2 y 3 euros por hora, se prolonga sin límite la jornada, se contrata sin contrato. En definitiva, los convenios cada vez son más papel del color amarillo del pasado y los centros laborales devienen verdaderos señoríos feudales donde campa impune la patronal. Nos dicen que la clase obrera en sus términos “clásicos” ya no existe. Es posible. Pero desde luego hoy tenemos más proletariado que nunca. Y como nunca cobra urgente vigencia aquel llamado de Marx con que termina este texto.
Países como el nuestro son ahora la nueva periferia del euroimperialismo alemán. Junto con banqueros y capitalistas “patrios” nos imponen una deuda criminal, que “nuestros” mercenarios de la politiquería han consagrado en la constitución (art. 135). Buscan salir de su quiebra quebrando nuestras vidas. Y es en este contexto que la degradación socio-laboral -que ya venía forjándose de muy atrás, en años de pactismo social desde la traición de la Transición- ha alcanzando en pocos años una cota de paroxismo difícil de asimilar. En estas condiciones, sólo cabe unir la lucha sindical con la social teniendo en cuenta que también vivimos un ciclo de movilizaciones populares que ha conocido un punto álgido en la impresionante marcha-manifestación del 22M en Madrid. Pero es que, además, la lucha estrictamente sindical requiere actualizarse en cuanto a los métodos de lucha y formas de organizarse. Hay que dar con una línea sindical de proyección revolucionaria que tenga en cuenta la dispersión, la atomización y la represión y el chantaje laborales.
No nos queda otra que unir todas las luchas sectoriales y dispersas. E inundar los centros de producción y los barrios obreros de comités de base donde, desde ya, ejerzamos la solidaridad inmediata “ante la que nos está cayendo”. Pero, sobre todo, para que partamos a la ofensiva a disputar el propio poder político y lo pongamos en manos del pueblo trabajador. No dejemos a nadie en la soledad de la indigencia, el desahucio y la exclusión. No dejemos a nadie en la estacada. Ni a l@s compañero@s parad@s. Ni a las mujeres doblemente explotadas y oprimidas. Ni al colectivo más precarizado y sin defensa sindical. Ni a l@s inmigrantes. Somos una misma clase. La crisis del sistema es tan profunda que ya no pueden actuar como antes. Están podridos. No dejemos que nos pudran más. No tenemos otra alternativa que vencer. ¡Y claro que es posible! Más que nunca: ¡¡Socialismo o barbarie!!
¡Viva la clase obrera! ¡Honor y memoria por los caídos en la lucha!
¡Solidaridad con quienes sufren represalias políticas y sindicales por defender nuestra clase!
¡¡Proletarios de todo el mundo, uníos!!

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