Los directores ejecutivos de las 350 principales corporaciones de Estados Unidos ganaron el año pasado un promedio de 11,7 millones de dólares, cifra que representa 331 veces más dinero que los 35.293 dólares obtenidos por el trabajador promedio de esa nación.
Estos datos se conocen a través de una encuesta divulgada esta semana
por la Federación Estadounidense del Trabajo y el Congreso de
Organizaciones Industriales (AFL-CIO), la mayor organización sindical
del país.
El informe precisa, además, que los jefes obtuvieron, en promedio, un
ingreso 774 veces mayor que quienes percibieron el salario mínimo
federal por hora de 7,25 dólares, o poco más de 15.000 dólares al año,
refiere una nota del periodista Jim Lobe, de la agencia de noticias
Inter Press Service.
Otra investigación de las principales 100 empresas estadounidenses
divulgada por The New York Times concluyó que la compensación media de
un directivo el año pasado fue aún superior: 13,9 millones de dólares.
Esto implica que en conjunto, esos altos ejecutivos se embolsaron 1.500
millones de dólares en 2013, algo más que el año anterior.
Estos estudios incrementan la tesis de que la desigualdad de ingresos ha aumentado en ese país.
Una investigación del economista francés Thomas Piketty, titulada El
capital en el siglo XXI, compara la desigualdad de hoy con la de fines
del siglo XIX, y argumenta que se necesitan medidas radicales de
redistribución, como un impuesto mundial al capital, para revertir las
actuales tendencias hacia una mayor desigualdad. En el texto, Piketty
muestra que la desigualdad vigente en Estados Unidos excede a la que
tenía Europa en 1900.
Pese a lo que demuestran las cifras, muchas de estas principales
empresas sostienen que no pueden darse el lujo de aumentar los salarios a
sus trabajadores.
Actualmente, el Congreso considera varias medidas para abordar el
asunto, aunque la mayoría de ellas cuenta con la oposición de los
republicanos, que tienen el mayor peso en la Cámara de Representantes.
En contraste, Venezuela ha sido considerada como el país menos desigual de América Latina, en función del índice de Gini.
Un informe presentado en 2012 por el Programa de Naciones Unidas para
los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) ratificó este logro y señaló
que Uruguay y Venezuela son los países menos inequivativos de la región.
En esos Estados, refiere el documento, la diferencia de ingreso entre
el quintil más rico y el más pobre no supera las diez veces, mientras
que el promedio de Latinoamérica apunta a que el 20 por ciento de la
población más rica tiene un promedio de ingreso per cápita casi 20 veces
superior al ingreso del 20 ciento de las personas más pobres.
AVN
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