Europa y Zeus, un artículo de Iñaki Gil de San Vicente

Europa y Zeus, un artículo de Iñaki Gil de San VicenteSegún la mitología griega, Europa fue raptada por Zeus con el que tuvo tres hijos; después el dios la hizo casar con el rey de Creta y como regalo de bodas obsequió a Europa un autómata para proteger las costas, una lanza jabalina que siempre acertaba en el objetivo y un perro guardián que siempre atrapaba a la presa. Eran regalos con clara utilidad militar y económica en el modo esclavista de producción, pero sobre todo en el capitalista. Zeus casi acertó de pleno, al menos hasta comienzos del siglo XX. La historia enseña que ninguna deidad ha acertado nada y sí lo han estropeado todo. Somos los simples mortales quienes con astucia homérica debemos descubrir el orden dentro del caos inicial, explicando el por qué del yerro de Zeus y sus terribles consecuencias. En pos de este objetivo IPES ha organizado unas jornadas de debate, entre el próximo 27 de marzo y el 5 de abril, en las que, entre otras cosas, se explicará que la desmilitarización de Europa es una exigencia ineludible por cuanto conlleva su radical transformación interna, su transformación cualitativa en otra cosa opuesta a la actual.

Sería fácil hacer una especie de símil histórico entre los tres regalos y las constantes básicas de toda economía dineraria que ya ha asentado alguna forma estable de intercambio mercantil precapitalista. En lo militar, el autómata simbolizaría al proto-Estado, la lanza jabalina a sus fuerzas defensivas y el perro a sus fuerzas de intervención rápida. En lo económico, el autómata representaría a la ley del valor-trabajo ya apuntada por griegos y chinos antiguos, la jabalina a la puntería en el acertar en la siempre oscurecida y compleja relación entre valor y precio y el perro, a la capacidad de cobrar las deudas e inversiones en mercados distantes.
Incluso podríamos hacerlo en lo cultural: el autómata sería la concepción mecanicista en pugna con la dialéctica, la jabalina certera sería el problema de la verdad como impacto en la esencia y el perro sería la teoría del conocimiento como proceso material que supera el relativismo absoluto de la flecha de Zenón. Los tres regalos podrían materializarse en las máquinas de Herón de Alejandría, en aquella culta civilización mercantil que parió a la magistral Hipatia.
Hasta aquí nos hemos movido en el plano de la economía dineraria y mercantil, con su capital comercial y financiero precapitalista, pero el problema serio en lo relacionado con Europa surge en el momento en el que el modo de producción capitalista irrumpe como totalidad económica, política, militar y cultural a partir de los siglos XVI-XVII.
Desde aquí, la sabiduría de Zeus empieza a resquebrajarse hasta llegar a su fracaso en el inicio del siglo XX. La razón es muy fácil de comprender, pero requiere una explicación que destroce la propaganda oficial sobre la Unión Europea como un proceso democrático guiado mal que bien por la «ciudadanía europea» desde la década de 1950, y que ahora se encontraría en crisis, incluso en peligro de desaparición. Esta es una propaganda idealista destinada a ocultar el proceso de concentración y centralización de capitales, de su perecuación, de competencia interburguesa e interestatal, de lucha por el poder en la jerarquía de la división del trabajo europea y mundial, todo ello y más bajo la presión subterránea de la caída tendencial de la tasa media de beneficios y de las luchas abiertas o latentes de las clases y pueblos explotados.
La economía capitalista necesita del Estado para expandirse, del autómata, de la jabalina y del perro. Aunque son diferentes los ritmos e intensidades de lo económico, lo político, lo cultural, etc... en la evolución capitalista, sin embargo siempre terminan unificándose en lo decisivo: en las crisis sistémicas, estructurales o como queramos definirlas ahora. La ley del desarrollo desigual y combinado nos aclara esta compleja dinámica de fuerzas concluyentes en el momento crítico en el que lo político-militar aparece como la llave que puede abrir la cerradura de la crisis estructural. Podemos definir como reordenaciones a los momentos en los que la llave político-militar cierra una crisis y abre otra fase más o menos larga de expansión que, empero, volverá a desencadenar otra crisis ulterior. Es seguro que en los debates de IPES se tocarán las diversas teorías sobre la crisis.
Desde el Tratado de Maastrich de 1992, por poner una fecha, nos encontramos en la cuarta reordenación europea. Las tres anteriores se sancionaron en el Tratado de Westfalia de 1648, en el Congreso de Viena de 1815, y los acuerdos de Teherán, Yalta y Potsdam de 1943-45. Todos cerraron largos y brutales períodos de crisis y abrieron fases expansivas del capitalismo continental. Sin embargo, la actual reordenación se diferencia de las tres anteriores en que Europa es un poder subsidiario de EEUU, con autonomía propia dirigida fundamentalmente por Alemana, pero supeditada en lo determinante a EEUU. Más aún, ahora el capital financiero-industrial tiene un poder omnívoro precisamente desde que EEUU empezaron a condicionar la suerte de Europa y luego a mandar sobre ella. Todavía más, una vez mundializada la ley del valor-trabajo y la división internacional del trabajo que le es inherente, las grandes corporacio- nes y conglomerados empresariales que se protegen en el puño de acero de la OTAN y otros ejércitos imperialistas están totalmente libres de los llamados «parlamentos democráticos», y multiplicarán su poder una vez que se imponga dictatorialmente el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión que va a supeditar Europa a EEUU, discutido en secreto y al margen de los pueblos. A buen seguro que en IPES se echará luz sobre tanta oscuridad.
Todos los tratados de libre comercio «negociados» por EEUU, y el TTIP es uno más, han sido un suculento negocio yanqui, una ruina para los pueblos y un seminegocio para las burguesías clientelares. Pero este tratado responde también al contexto mundial, diferente al de 1945. No es casualidad que el TTIP empezara en 1995 una vez que el imperialismo comprendiese que no iba a obtener los gigantescos beneficios que había soñado con el expolio de la ex URSS, una vez que surgieran los primeros síntomas de crecimiento de China Popular y otros países, y una vez que todo indicaba que seguían sin resolverse muchas de las causas de la crisis de finales de los 60. En estos años, la misma democracia burguesa está siendo recortada en la Unión Europea y suplantada por un autoritarismo creciente. Sin duda en IPES debatiremos sobre esto y sobre más (como se recoge en su página web www.gite-ipes.org), y lo haremos también con nuestra lengua, el euskara, que hunde sus raíces en una cultura anterior a Zeus, buscando símiles mitológicos anteriores a los griegos, ni mejores ni peores sino diferentes, y por ello, por el poder heurístico que pueden contener, capaces de sumar nuevas fuerzas y razones a la emancipación humana. Por cierto, cuando murió Europa Zeus, en muestra de su amor oculto, puso en el firmamento la constelación Tauro. Hoy al ver a Europa con esos pelos, empobrecida y sin derechos, debería poner en el firmamento la constelación Roja, para que su estrellas rojas guíen a la humanidad explotada.

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