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¡EMPLEO DIGNO PARA LAS MUJERES!
Necesitamos independencia económica para desarrollar un proyecto de vida soberano
Han pasado cinco largos años desde que comenzó la crisis económica, y aunque ahora pretendan vendernos que la situación económica está mejorando, la única verdad es que todas las medidas y políticas que nos han impuesto con la excusa de la crisis han colocado a la sociedad y a nuestro pueblo en una grave situación de emergencia.
Han pasado cinco largos años desde que comenzó la crisis económica, y aunque ahora pretendan vendernos que la situación económica está mejorando, la única verdad es que todas las medidas y políticas que nos han impuesto con la excusa de la crisis han colocado a la sociedad y a nuestro pueblo en una grave situación de emergencia.
Las “recetas” que nos vendieron y aplicaron bajo el pretexto de
sacarnos de la crisis, han tenido como consecuencia directa la
precariedad laboral y social, y han sido letales para las mujeres:
- Al finalizar el año 2013, en Hego Euskal Herria había alrededor de
100.000 mujeres en desempleo, y la tasa de desempleo femenina se
situaba en el 16’2% (según la Encuesta de Población Activa INE).
- El 56’8% de las mujeres desempleadas son desempleadas de larga
duración (más de un año buscando empleo), y el 35’5% hace dos años que
busca empleo infructuosamente.
- Si comparamos los datos del tercer trimestre del 2008 y los datos
del tercer trimestre de 2013, se han destruido más de 68.000 puestos de
trabajo ocupados por mujeres (68.300).
- Aun cuando conseguimos mantener el empleo seguimos estando
discriminadas, pues somos las mujeres las principales destinatarias de
las ocupaciones menos valoradas, y de los trabajos más precarios y peor
pagados:
* De las mujeres ocupadas o empleadas el 28’8% trabaja con jornadas a
tiempo parcial, entre los hombres ocupados, únicamente el 5% trabaja
con jornadas a tiempo parcial.
* Las mujeres realizan el 83’7% del total de las jornadas parciales
* Las mujeres ganamos menos que los hombres (los últimos datos del
INE son de 2011, el salario bruto medio de las mujeres en Hego Euskal
Herria era 7.217 euros inferior al de los hombres), tenemos mayor tasa
de eventualidad…
- La reforma laboral impuesta por el gobierno español ha hecho
proliferar el empleo precario; empleo a tiempo parcial, inestable, con
bajos salarios… Hoy en día, tener un empleo no es garantía de unas
condiciones de vida dignas.
Esta reforma, además de extender la precariedad laboral como modelo
de empleo dominante, supone, a su vez, una clara apuesta por la
individualización de las relaciones laborales, atacando el derecho a la
negociación colectiva, y dejando prácticamente sin efecto los convenios
provinciales, fundamentales para nosotras, toda vez que son una
herramienta que tenemos las mujeres para mejorar nuestras condiciones
laborales, así como para establecer medidas dirigidas atajar la
discriminación que padecemos en el ámbito laboral.
Tenemos que recordar que la Ley de Igualdad encomendaba los avances
en materia de igualdad entre mujeres y hombres a la aplicación de planes
de igualdad acordados en el marco de la negociación colectiva. Por lo
tanto cargarse la negociación colectiva es también cargarse, la ya de
por sí insuficiente Ley de Igualdad.
El hecho de mantener a las mujeres fuera del mercado laboral, o
incorporarlas a éste únicamente como mano de obra barata, tiene sus
consecuencias a futuro. Consecuencias que el colectivo de mujeres
mayores y pensionistas ya estamos padeciendo, pero de las que no está
libre ninguna mujer, consecuencias sobre las que hoy queremos alertar.
Las mujeres pensionistas hoy nos vemos condenadas a la pobreza, ésta
es otra de las consecuencias de las situaciones de discriminación a las
que hemos sido sometidas. La imposibilidad de acceder al mercado
laboral, o de no haber accedido a éste en igualdad de condiciones, ha
condicionado totalmente las prestaciones que hoy percibimos.
Accedimos a trabajos precarios, con jornadas parciales, sueldos muy
inferiores a los de los hombres y además, sin ningún tipo de medidas de
conciliación. Por lo que tuvimos que asumir el trabajo de cuidados sin
ayuda y sin un sistema de servicios públicos de calidad, soportando
dobles o hasta triples jornadas. Y hoy, todas estas situaciones de
discriminación tienen su reflejo en nuestras pensiones de jubilación.
Las que hemos podido acceder a una pensión propia, nos encontramos
con que las pensiones, en la mayoría de los casos, no nos garantizan
poder cubrir nuestras necesidades básicas, ya que son muy bajas, como en
el caso de las mujeres que solo pudieron optar a trabajos a tiempo
parcial.
Este colectivo de mujeres perciben pensiones muy pequeñas, y en
muchos casos, ni siquiera puedan optar a una pensión de jubilación, ya
que a la hora del cálculo de la pensión no se tiene en cuenta cada día
trabajado como día cotizado, a pesar de que hasta el propio Tribunal
Europeo reconoció que esta fórmula de cálculo de la pensiones era una
medida discriminatoria hacia las mujeres, porque supone una doble
dificultad para poder acceder a las mismas.
Otras muchas, ni siquiera han podido optar a una pensión propia a
pesar de haber estado toda una vida trabajando, como es el caso de
tantas y tantas mujeres que trabajaron en la economía sumergida, como
cuidadoras, en los hogares… condenando de este modo a miles y miles de
mujeres a una situación de pobreza y dependencia económica.
Y es que hoy:
Y es que hoy:
− La mitad de las mujeres pensionistas que percibe una pensión, es mediante la pensión de viudedad.
− El 93% de las personas que perciben una pensión de viudedad son mujeres.
− En Hego Euskal Herria, mientras que la pensión media de los hombres
se sitúa en torno a 1.202 euros, en el caso de las mujeres es de 769
euros.
− El 70% de las personas que perciben una pensión no contributiva son
mujeres, 4.494 mujeres tienen que vivir con una pensión de 346 euros.
Todos los avances en torno a la integración de las mujeres en el
mundo laboral, y todas las luchas contra las discriminaciones, sufren
hoy un serio peligro de retroceso. Las instituciones están quedando más
que nunca en evidencia, y cada vez está más claro que nunca tuvieron
una verdadera intención de apostar por la superación de las
discriminaciones por razón de sexo y acabar con la división sexual del
trabajo. En definitiva, apostar por otro modelo más justo para todas las
personas. Y es que, cuando nuevamente está faltando empleo, no dudan
en volver a relegar a las mujeres a los trabajos más precarios o
directamente despedirlas. Pretenden condenar nuevamente a miles y miles
de mujeres a no poder optar a empleos de calidad, y por lo tanto, mucho
menos a futuras pensiones.
Además, todo ello acompañado de diferentes reformas (alargar la edad
de jubilación, ampliar los años de cotización…) que no hacen sino
empeorar y dificultarnos aun más a las mujeres poder optar a una pensión
de jubilación.
La actual situación es insostenible para las mujeres, como para toda
la sociedad en general. En la actual situación de emergencia social en
la que nos encontramos, solucionar el problema del empleo debería ser
una prioridad política, es imprescindible poner en marcha una política
de empleo eficaz.
Necesitamos un PLAN de EMPLEO que contemple tanto medidas para
mantener el empleo de calidad, como medidas para la creación de empleo
digno.
- Acabar de una vez por todas con la actual destrucción de empleo:
* El despido no puede seguir siendo libre y prácticamente gratuito
para las empresas. Tenemos que tener en cuenta que la mayoría de las
mujeres son despedidas mediante despidos individuales, de forma
silenciosa, sin practicamente posibilidad de luchar por sus puestos de
trabajo.
* Acabar con las medidas de prolongación o flexibilización de la
jornada laboral, a las que da pie la actual reforma laboral, que
únicamente están teniendo como consecuencia mayor destrucción de empleo y
una precarización de las condiciones laborales.
- Crear empleo digno:
*Impulsar políticas basadas en el reparto de trabajo y reducción de la jornada laboral.
En Euskal Herria se genera riqueza suficiente, si distribuimos esta
riqueza de forma equitativa y justa, es posible aplicar medidas de
reducción de jornada, y por ende creación de empleo.
Lo que no vale es utilizar malintencionadamente la revindicación de
la reducción de jornada para extender e imponer contratos a jornada
parcial, contratos precarios y de bajos salarios, y luego dar la
posibilidad de meter horas extra, para así complementar los rídiculos
salarios que perciben las trabajadoras y trabajadores que están en estas
condiciones, tal y como ha hecho recientemente el gobierno español.
El reparto del trabajo va ligado al reparto de la riqueza.
*Al contrario de lo que se nos quiere hacer creer, se puede crear
empleo de calidad. En comparación con el resto de los paises europeos
más avanzados, aquí tenemos muy poco empleo público. Existe la
posibilidad real de crear empleo público, más teniendo en cuenta que
todavía quedan muchos servicios públicos por desarrollar (educación 0-3
años, servicios para personas dependientes …).
Por lo tanto, se trata de una decisión política, que implica
lógicamente erradicar la actual tendencia de la mayoría de las
instituciones hacia la privatización de los servicios públicos (hay que
tener en cuenta además que la mayoría de los puestos de trabajo que se
están privatizando en el sector público los ocupamos las mujeres:
cocinas, limpieza…). Todos estos servicios privatizados deberían ser
revertidos al sector público.
* Hay que desarrollar un sistema público capaz de satisfacer las
necesidades de la sociedad, que asuma para sí las labores de cuidado que
históricamente han recaido sobre nosotras. Es imprescindible el
reconocimiento social y económico del trabajo doméstico y de cuidados.
Es necesario un PLAN de EMPLEO que en su diseño contemple y tenga en
cuenta la perspectiva de género (ésta la principal crítica que hacemos
al reciente plan de empleo propuesto por el gobierno vasco).
-Hace falta establecer Medidas efectivas para erradicar las actuales
situaciones de discriminación que padecemos las mujeres en el ámbito
laboral:
* Garantizar que las mujeres tengamos las mismas oportunidades para
acceder al mercado laboral, y fomentar que permanezcamos en él sin
interrupciones. Necesitamos medidas de conciliación basadas en la
corresponsabilidad entre mujeres y hombres, y no como hasta ahora,
medidas que fomenten el abandono por parte de las mujeres del mercado
laboral (reducciones de jornada, excedencias …) con las nefastas
consecuencias que estas interrupciones tienen en nuestras futuras
prestaciones (pensiones de jubilación, incapacidad …)
* Garantizar el derecho a un empleo digno para las mujeres, empleo de
calidad, en condiciones laborales y económicas de igualdad.
* Medidas para erradicar el mercado negro, poner en valor todo el
trabajo sumergido, trabajo principalmente desarrollado por mujeres.
Tenemos que ser conscientes de que invertir en políticas, efectivas,
de igualdad entre mujeres y hombres trae consigo mayores tasas de
ocupación femenina, incrementa la aportación de las mujeres al PIB, y
eleva el índice de natalidad. Por lo tanto, la igualdad entre mujeres y
hombres no es solo una cuestión de justicia social, sino un elemento
imprescindible para el crecimiento económico.
Para poder poner en marcha el plan de empleo que demandamos, un plan
de empleo que desarrolle políticas de empleo propias, y para dejar de
aplicar en Euskal Herria las reformas impuestas por Madrid y París,
necesitamos competencias plenas en materia de relaciones laborales
(necesitamos tener competencia para regular tanto las políticas activas
de empleo como las políticas pasivas). Necesitamos un modelo de
relaciones laborales propio.
Por ello, las mujeres de Euskal Herria, hacemos un llamamiento a los
agentes que inciden en el ámbito laboral, para que comencemos a dar
pasos en la construcción de un nuevo modelo de relaciones laborales
negociado y compartido por todos los agentes.
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