Los seis mitos del discurso de recuperación
Pese a lo que algunos piensan, no existe ningún indicio sólido para creer en que la economía remontará próximamente...
Hace pocos días leíamos en este mismo diario las razones por las que
el autor piensa que el Gobierno del PP está poniendo los pilares para
una recuperación firme y sostenida de la economía. Sin embargo, mi
opinión es que el análisis es, casi en su totalidad, incorrecto, como
trataré de demostrar a continuación.
1) Mejora del sector exterior. Es más que evidente
que esta mejora se ha producido, pero, al contrario de lo que se suele
creer, esto no es un síntoma de que la competitividad de nuestra
economía esté mejorando. En el siguiente gráfico se puede ver cuál ha
sido la tasa de variación de las exportaciones alemanas y españolas
(línea azul) desde 1996. Si nuestra competitividad estuviera aumentando
lógicamente esa ventaja comparativa estaría redundando en un mayor
incremento de las exportaciones en España que en Alemania, o al menos
una reducción de la supuesta diferencia. Pero el gráfico lo que muestra
es que desde que comenzó la crisis en 2008 las tasas de incremento (o
disminución) de las exportaciones en ambos países han sido virtualmente
idénticas, y no se observa mejora alguna en el último año. Desde 1996
vemos un buen período para nuestra economía, en que las exportaciones
mejoraron ligeramente más que en Alemania (1996-2001) y un período en
que aumentaron ligeramente menos (2004-2008), pero en términos generales
el aumento de estas, desde la última devaluación, ha sido similar al de
Alemania. El hecho de que España sea un exportador menor no se debe a
un estancamiento desde la fijación del tipo de cambio, sino a un
problema que viene de mucho antes y que no hemos sido capaces de
resolver.
Como se puede ver en el siguiente gráfico, la mejora del saldo
comercial se ha debido básicamente a la reducción de las importaciones,
algo que no ha sucedido en Alemania, al igual que el aumento del déficit
comercial durante los primeros años del euro se debió a un fuerte
incremento de las importaciones impulsado por la burbuja crediticia. El
discurso de mejora de la competitividad basado en los datos de comercio
exterior es absurdo ya que por la misma regla de tres en 2009 podría
haberse dicho lo mismo y es evidente que no era cierto. La única razón de la mejora es la debilidad de la demanda interna.
Respecto a la balanza de servicios, la mejora ha sido sólo de 2.482
millones, frente a los 6.590 millones en 2011. Es decir, que la
evolución ha sido sustancialmente menos positiva.
2) Desapalancamiento del sector privado. Esto es,
evidentemente, cierto. Pero lo que no es correcto es la interpretación
de que es un dato positivo. Y esto es así por dos razones básicas; la
primera es que no importa la deuda total, sino la capacidad de repago
de esta. La principal fuente de ingresos de las familias son los
salarios, y en el cuarto trimestre de 2012 estos cayeron un 8,5%
respecto al mismo trimestre de 2011, después de que en el tercero lo
hicieran un 5,5% y en el segundo un 5%. Aun sin la distorsión producida
por el hecho de que no se abonara la paga extra de los empleados
públicos, este descenso habría sido del 6,5%. Como la deuda de las
familias descendió un 3,7% a finales de 2012, se puede ver que en
términos reales esta ha aumentado un 3%.
En el caso de las empresas los datos son más difíciles de
interpretar, pero utilizando los datos de la Central de Balances del
Banco de España vemos que el beneficio neto de las empresas no
financieras hasta septiembre fue un 24,1% menor que en el mismo período
de 2011. Como el descenso de la deuda fue del 3,7% hasta ese mes (5,9%
hasta diciembre por el traspaso de activos a la Sareb), vemos que en
realidad la deuda real, medida en relación a la capacidad de las
empresas para hacerle frente, había aumentado un 26,9%.
Pero todavía peor es la segunda razón para ser muy pesimistas con la
evolución de la deuda, y es que la deuda total (incluyendo el sector
público) sigue aumentando, concretamente un 1,4% en 2012. Y por mucho
que el sector público pida préstamos, finalmente será el sector privado
quien los pague; para ello habrá que subir impuestos, reducir
prestaciones o ambas cosas a la vez. El resultado final será que la
renta disponible para el sector privado disminuirá y, por lo tanto, la
capacidad de repago de la deuda privada.
3) Repunte en la creación de empresas. Los datos de la EPA lo que nos están diciendo es justo lo contrario,
con una disminución en el número de empleadores de 19.100 en 2012. Lo
que sí que se ve es un aumento en el número de autónomos en 95.600
personas. Mi opinión es que esto, lejos de significar un buen síntoma,
no es sino subempleo encubierto, es decir, que muchas personas, antiguos
asalariados, que llevan mucho tiempo en el paro y ven que existen pocas
o ninguna posibilidad de encontrar trabajo buscan esta salida de un
modo bastante desesperado.
El hecho de que tampoco está dirigiéndose la iniciativa empresarial
hacia sectores diferentes se confirma con la estadística de sociedades
mercantiles creadas, en que se ve que los sectores en que se crean
empresas siguen siendo los mismos de siempre. De cambio de modelo
productivo no hay nada de nada.
4) ¿Está saneándose el sector financiero? Aunque
no cabe duda de que se han dado pasos en esta dirección, lo que importa
no es esto, sino evaluar si han sido suficientes como para hacer que la
situación del sector financiero mejore. La mayor parte de los analistas
sufren el síndrome de la foto fija. No se dan cuenta de lo que se ha
deteriorado la economía y, por tanto, el sector financiero en el último
año. Ahora mismo, el sector financiero lo podemos comparar a un campo de
cultivo lleno de malas hierbas en el que, aunque quitemos muchas,
siguen saliendo nuevas. Y los datos lo que nos dicen es que las malas
hierbas –activos tóxicos– están saliendo mucho más deprisa de lo que se
quitan. Si vamos a las estadísticas de morosidad financiera el aumento
en 2012, hasta noviembre, de 51.828 millones. En diciembre, mes en que
se traspasaron los activos tóxicos a la Sareb, sólo bajó 24.125
millones. Es decir, que el sector financiero, a pesar del saneamiento,
está en una situación mucho peor que hace un año. Esto se debe
simplemente al acusado deterioro de la economía, que lógicamente
repercute en la banca.
5) ¿Está anticipando la mejora en la bolsa la recuperación? Realmente,
afirmar algo de forma taxativa a este respecto es bastante aventurado.
Existe una discusión importante en el mundo académico sobre si la bolsa
refleja la evolución de la economía o las expectativas. Mi opinión es
quela mejora de la bolsa en el último año es un reflejo no de unas
mejores perspectivas económicas, sino de una bajada en el riesgo de una
disgregación de la Eurozona. Simplemente hay que ver la evolución en los
últimos días (con bajadas muy importantes) para darse cuenta de la
enorme influencia de todo lo relacionado con la moneda única sobre los
mercados de valores.
6) Bajada en la prima de riesgo. Es cierto que ha
mejorado de forma muy importante en los últimos meses, pero una vez más
mi opinión es que esto no es un síntoma de confianza en que la economía
va a ir mejor, sino de que la probabilidad de que la Eurozona se deshaga
es más baja que hace un año y de que en Europa se hará todo lo
necesario para evitar un impago por parte de España. Es decir, que el
Gobierno se arroga méritos que en absoluto son suyos.
En conclusión, no existe ninguna razón de peso para pensar que la
economía española va a mejorar próximamente. Los indicadores de
producción de enero siguieron cayendo a tasas del 5 al 7% y, lo que es
mucho peor, los indicadores adelantados (sobre todo los PMI) nos están
diciendo que la situación empeoró en febrero, y aún más en marzo. La
crisis chipriota es muy posible que desemboque en una nueva oleada de
fugas de capital en los países del Sur, lo que pinta un panorama muy
negativo para los próximos meses, todo lo contrario de lo que nos
quieren vender.
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