CURRICULUM VITAE Gallardoski
A mi primo/hermano Siroco, que sabe que no miento.
Soy hipocondríaco. Lo confieso. Antes era
surrealista pero me quité en cuanto vi que el Fondo Monetario
Internacional firmaba con pasión el manifiesto.
De todas las cosas que soy, que fui, o que pude
ser, al final es lo que queda - ¿qué quieres, hija? –: la
hipocondría.
Y no creas, no es fácil serlo en un mundo en el
que en cuanto alguien tiene oportunidad te enseña las cicatrices de
su última intervención quirúrgica. El hipocondríaco, con sus
temores y sus tembleques ante una bata blanca, suscita una extraña
perversión en sus vecinos. Por más que la cara se nos ponga
amarilla según algún desalmado nos va contando cómo le extrajeron
un cacho de cristal de la planta del pie, es prácticamente imposible
conseguir piedad. Cuánto mayor sea nuestra fatiga y nuestro
espanto, más se extenderá él en los estremecedores detalles de la
carnicería....>>>mas
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