Con
motivo del aniversario del 26 de julio de la Revolución Cubana, en
primer lugar adelantamos el editorial del nuevo número de la revista
Cuba + que saldrá en estos días. Posteriormente le siguen los
textos que se hicieron en los dos anteriores homenajes comenzando por
el que se le brindó hace dos años con motivo del 60 aniversario y
que consistía en un resumen histórico.
26 DE JULIO: LA REVOLUCIÓN
COMO SOLUCIÓN
Hacemos coincidir la salida de este número con la celebración del
aniversario del pistoletazo de salida de la Revolución Cubana: el
Asalto al Cuartel de Moncada en Santiago de Cuba por un grupo
de revolucionarios comandados por Fidel Castro. En cada homenaje que
le hemos hecho –y ya es el tercero- hemos querido destacar un
aspecto del proceso revolucionario cubano que se inició allá por el
26 de Julio de 1953. En los dos anteriores subrayamos la
SOLIDARIDAD internacionalista
que requiere y viene recibiendo Cuba y que es, en realidad,
reflejo de la desbordante e incomparable generosidad que despliega un
pueblo educado en los más altos valores de la dignidad y de la moral
ante quienquiera que sufre en cualquier parte del mundo (Che) a pesar
de ser un país que arrastra los límites de pertenecer al campo
histórico de países colonizados y subdesarrollados. Pero esta vez
queremos poner el acento claramente en la reivindicación de su
revolución como solución.
No lo hacemos simplemente en clave cubana -manifestando lo que, en
cualquier caso, no deja de ser una modesta opinión externa- ante los
cambios que en aquella querida isla se suceden y siguiendo las sabias
advertencias de Fidel (ver número anterior). También reivindicamos
la opción revolucionaria por el socialismo que el 26 de Julio abre
como ejemplo universal. Incluso para el campo de “países
desarrollados”, que vive en sus propias entrañas una profunda y
persistente crisis sistémica capitalista, donde pueblos como el
nuestro y otros de la periferia imperialista euroalemana están
siendo machacados utilizando el mecanismo de la deuda externa,
exactamente como se había venido haciendo en América Latina o en
África y que tanto denunciara el mismo Fidel en los 80. Y
precisamente viendo lo que se ve en Grecia, donde tanta ilusión en
opciones reformistas, exclusivamente electoralistas y llenas de
cuánta promesa inconsistente, ha sido sacrificada aduciendo que qué
se podía hacer ante tamaña fuerza imperial, no podemos dejar de
evocar aquella canción de Carlos Puebla: “¡Llegó el comandante ymandó a parar!”. En verdad no solo se refería a que Fidel y sus
compañeros decidieran enfrentar heroicamente la dictadura
bastitiana, sino también a poner fin a tanta politiquería
que desmoralizaba y envilecía los más profundos anhelos liberadores
del pueblo. En este sentido, nos da que no se limita a Cuba la
“absolución de la historia” a Fidel por tomar el camino de la
revolución. Nos da que tendremos que celebrar el 26 de julio como
una opción de futuro. Del nuestro también.
*************
********
TEXTO
PUBLICADO CON MOTIVO DEL 60 ANIVERSARIO
En
el 60 aniversario del asalto
al Moncada
(1953) -primer gran acto del proceso insurreccional del Movimiento
26 de julio
que posibilitó el triunfo revolucionario en Cuba 6 años más tarde-
nuestro grupo antiimperialista Cuba + ha querido publicar, a modo de
modesto homenaje, este número especial resaltando el aspecto
precisamente antiimperialista e internacionalista de la solidaridad
que queremos impulsar. Un carácter internacionalista que no sólo
nos viene por vocación, sino por la misma composición de nuestra
militancia; lo que, por cierto, no podía dejar de reflejarse en los
ejemplos históricos de solidaridad internacionalista que hemos
elegido para fundamentar este número especial.
Insistimos
una vez más en que vemos nuestra solidaridad como una
responsabilidad especial por estar situados en el centro del campo de
países imperialistas. Y que, por otro lado, conscientes de la
profunda crisis sistémica que vivimos, queremos que esa solidaridad
sea una herramienta de pedagogía revolucionaria. En este sentido,
realzamos que los
pueblos, cuanto más luchan por sus reivindicaciones históricas y
sociales, más son solidarios con los otros.
La conciencia no se para ante las fronteras. Al contrario.
En
cierta manera, y parafraseando a Mario Benedetti, nuestra
solidaridad internacionalista pretende ser uno de esos “egoísmos”
inteligentes que son perfectamente recomendables.
Cantaba
Carlos Puebla que en Cuba “Siempre
es 26”.
Ojalá lo fuera también aquí.
El 26 de julio: “Rebelión
contra los dogmas”*
A
principios de los cincuenta, el panorama político de Cuba era de un
vacío ético alarmante. El 10 de marzo de 1952, y mediante un golpe
de Estado apoyado por la CIA, Fulgencio Batista derroca a Carlos Prío
Socarrás, deroga la Constitución y paraliza
al Senado y a la Cámara de Representantes. Se instala así un
régimen represivo similar a otras dictaduras militares
latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX: Batista en Cuba,
Trujillo en la República Dominicana, Duvalier en Haití, los Somoza
en Nicaragua, Stroessner en Paraguay, etc.
Un
cuadro de desolación y crisis se instala en el país.
El golpe militar agudiza todas las contradicciones de la isla: pone
manifiesto el vacío de dirección nacional frente a la dictadura y
la incapacidad de los partidos políticos, enredados en inútiles
divergencias y sin visión histórica de aquel momento crucial. El
año del centenario del natalicio de José
Martí -1953- se presentaba nada halagüeño.
En
medio de la oscuridad de la tiranía batistiana, las ideas novedosas
de Fidel Castro Ruz encuentran un momento significativo el 26 de
julio de 1953. El audaz asalto al Moncada
–segunda fortaleza militar del país por aquel entonces- supone la
respuesta necesaria al golpe de Estado, y, además, la heroicidad de
los combatientes repercutió de manera decisiva en la situación
política y social de toda la Isla. Los asaltantes, ciento setenta y
cinco jóvenes de la llamada Generación del Centenario, no
obtuvieron la victoria militar, pero sí una victoria política muy
importante, ya que con la gesta había surgido un movimiento cuya
trascendencia ética y política era incuestionable.
Decenas
de asaltantes que cayeron prisioneros fueron asesinados. Otros
sobrevivientes, entre los que se encontraba Fidel Castro, fueron
juzgados y condenados a severas penas de prisión. En su juicio, el
joven líder revolucionario pronunció un brillante alegato de
autodefensa -conocido como "La Historia me absolverá"-, en
el cual fundamentaba el derecho del pueblo a la rebelión contra la
tiranía y explicaba las causas, vías y objetivos de la lucha
emprendida.
Este
alegato, convertido en el programa de la revolución, fue enviado por
el propio Fidel desde la cárcel y se distribuyó por todo el país,
tarea que realizaron Haydee Santa María y Melba Hernández, heroínas
de los sucesos de aquel 26 de julio.
Fruto
de este trabajo de difusión y de elevación del nivel de conciencia,
se incrementaron los reclamos a favor de la libertad de Fidel y sus
compañeros. El tirano se vio obligado a decretar la amnistía para
todos los presos políticos. De esta forma, y sin claudicar como
condición para la excarcelación, los componentes de esa emergente
vanguardia volvían a la libertad a mediados de mayo de 1955. Se
aseguraba así la continuación del combate.
Si
de algo puede servir también recordar estos sucesos no es para
glosarlos como páginas muertas de la historia sino para
analizarlos y aprender de ellos, porque estas acciones del 26 de
julio tuvieron el valor singular de ofrecer una esperanza al pueblo y
señalar el camino de la insurrección armada popular contra el
brutal y reaccionario régimen tiránico que entonces lo oprimía.
Nada de esto podía hacerse sin una
apreciación y una estrategia lúcidas sobre la situación política
y social y sobre la coyuntura internacional, tal y como hizo Fidel
Castro.
*
Palabras escritas por Ernesto Che Guevara en su diario el 26 de julio
de 1967: "Por
la noche di una pequeña charla sobre el significado del 26 de julio:
rebelión contra las oligarquías y contra los dogmas
revolucionarios.”
**********
TEXTO
PUBLICADO EL AÑO PASADO (2014)
26 de julio o de cómo
accionar la victoria
“Es
preciso accionar un motor pequeño para ayudar a arrancar el motor
grande”
Esta
era la divisa de lo que se elaboraba con absoluta discreción en los
meses previos al Asalto al Moncada el 26 de julio de 1953, que muchos
señalan como el comienzo de la Revolución Cubana.
“Seleccionamos
un pequeño grupo ejecutivo para llevar a cabo las actividades más
secretas y delicadas: Abel Santamaría, Raúl Martínez y yo…”
relató posteriormente Fidel. La coordinación incluía dos sectores:
uno militar, bajo su mando, y otro civil, a cargo de Abel Santamaría.
No llegaron a estipular cuándo se realizaría la acción, pero
sabían que se iniciaría en oriente, en cuanto juzgaran que el grupo
se hallaba listo.
El
Moncada era la segunda fortaleza militar del país en importancia y
su distancia de la capital dilataba el tiempo de llegada de
refuerzos. Una vez tomado el armamento, los cuarteles serían
abandonados, por carecer de medios de defensa antiaérea. A
continuación pensaban controlar con relativa rapidez los
destacamentos locales de la policía y la marina, y después utilizar
las emisoras de radio para difundir un llamamiento a la huelga
general. Pretendían divulgar, también por radio, el Manifiesto del
Moncada a la Nación, además de leer poemas, entonar himnos y
repetir el último discurso de Chibás. “Evaluábamos
dos variantes: la primera, tratar de provocar el levantamiento
nacional para derrocar a Batista; la otra, en el caso de que fallara
la principal o de que Batista reaccionara con fuerzas superiores en
Santiago, conistía en marchar a las montañas y allí proceder a una
guerra irregular…”,
recordó Fidel. (1)
La
organización minuciosa , el contacto y reclutamiento de jóvenes de
distintas organizaciones, la disciplina y, por supuesto, la
formación, fueron piezas claves del entramado que hizo posible la
memorable fecha.
“Si
nosotros no hubiéramos estudiado marxismo, si no hubiéramos
conocido en los libros la teoría política de Marx, y si no
hubiéramos estado inspirados en Martí, en Marx y en Lenin, no
habríamos podido ni siquiera concebir la idea de una revolución en
Cuba, porque con un grupo de hombres ninguno de los cuales pasó por
una academia militar no puedes hacer una guerra contra un ejército
bien organizado, bien armado, instruido militarmente, y obtener la
victoria partiendo prácticamente de cero.”
(2)
(1)
Furiati,
Claudia. Fidel
Castro, La historia me absolverá. Ed
Plaza y Janés. Barcelona, 2003
(2)
Ramonet,
Ignacio. Fidel Castro, Biografía a dos voces. Ed Debate. Barcelona,
2006
*************
Comentarios
Publicar un comentario