La
comunidad internacional debe apoyar el proyecto secular, democrático,
multi-religioso y multi-étnico de Rojava. Dicho proyecto constituye una
gran amenaza para el Estado Islámico y para el gobierno conservador
islámico de Turquía. Esto es “democracia en acción” en Oriente Medio.
A principios de Agosto miles de personas
pertenecientes a la minoría étnica yezidí, quedaron atrapadas en el
Monte Sinjar, en un intento de huir de los ataques del Estado Islámico,
tras abandonar desesperados sus ciudades y sus pueblos en la región de
Sinjar, en el noroeste de Iraq, cerca de la frontera con Siria.
Dichos ataques resultaron ser un
movimiento estratégico para proporcionar al Estado Islámico una puerta
de entrada libre hacia el norte de Siria, pero la los ataques
perpetrados contra la población civil (ejecuciones, secuestro de
mujeres y niñas, conversiones forzadas al Islam y éxodo masivo)
sugieren un plan más siniestro.
Amnistía Internacional documentó dichas
atrocidades y acusó al Estado Islámico de llevar a cabo una limpieza
étnica de escala histórica, dirigida a las comunidades locales
musulmanas no árabes y no sunitas, como los kurdos yezidíes, los
cristianos asirios, turcomanos, chiitas, Shabak Shi’una, kakais y sabeo
mandeos.
Varios meses antes de que se produjeran
dichos ataques, los líderes yezidíes ya habían advertido de la amenaza
incipiente de dichos ataques y trataron de ejercer presión para pedir
protección, realizando viajes a Bagdad y a la capital kurda de Erbil.
El ejército iraquí ya había abandonado la región, pero el Gobierno
Regional del Kurdistán (KRG) les aseguró protección por parte de las
Fuerzas Armadas Peshmergas, que intervendrían ante un eventual ataque
por parte del EI.
Sin embargo, una vez puesta en marcha la
maquinaria de guerra del EI y para sorpresa de todos, las fuerzas
peshmergas se retiraron rápidamente dejando a la población civil sin
protección. Tan solo unos cuantos combatientes peshmerga, bajo su
propio riesgo, se quedaron atrás. Se las arreglaron para resistir unos
pocos días, lo que permitió huir a los civiles a las montañas de
Sinjar, pero poco pudieron hacer con tan escasos recursos humanos y
militares, ante el asedio de una fuerza que atacaba con mayor poder
militar. La masacre contra el pueblo Yezidí se cuenta como la 73ª en
su comunidad. Dicha masacre se saldó con ejecuciones en masa, secuestro
de mujeres como botín de guerra, violaciones y trata de mujeres y
niñas como esclavas sexuales.
Las mujeres combatientes kurdas rescatan a los Yezidíes atrapados por el Estado Islámico.
Mientras la noticia daba la vuelta al
mundo y la comunidad internacional debatía sobre una posible
intervención, la ayuda venía de otro lugar. Las mujeres combatientes
kurdas (Unidades de Protección de la Mujer, YPJ) de Rojava (la región
de la autonomía kurda autoproclamada en el norte de Siria) y las
Unidades de Mujeres de la Guerrilla (YJA-Star) del Partido de los
Trabajadores del Kurdistán (PKK), junto con sus compañeros de sexo
masculino fueron la primeras fuerzas en responder a las llamadas de los
refugiados yezidíes atrapados. Partiendo de Rojava, est@s combatientes
despejaron un corredor de más de 100 kilometros por el norte de Iraq
hacia el Monte Sinjar y rompieron el cerco del Estado Islámico. Ell@s
proporcionaron a los refugiados un espacio seguro que les permitió
emprender una marcha de 24 horas hacia el norte de Siria (Rojava),
donde recibieron atención médica inmediata, así como alimentos y
refugio.
La guerrilla del PKK y los combatientes
de Rojava (YPG/YPJ) fueron las únicas fuerzas sobre el terreno para
responder de inmediato a la crisis humanitaria desencadenada por las
masacres a principios de agosto. También llama la atención que entre
las unidades de combatientes se encontraban unidades de mujeres
completas. Estas unidades de combatientes femeninas han despertado
mucho interés, ya que para los miembros del Estado Islámico, ser
asesinado por una mujer supone el cierre automático de las puertas del
paraíso.
Si bien este tipo de historias
ciertamente han incrementado la popularidad de las mujeres
combatientes kurdas en los medios internacionales, la realidad es que
estas mujeres y hombres que se atrevieron a ponerse de pie en contra
del Estado Islámico se han colocado en una posición muy vulnerable, ya
que se convirtieron en el objetivo principal del EI. Y a pesar de que
han demostrado ser los más preparados logística y mentalmente para
combatir al grupo yihadista, fueron los peshmerga los que recibieron
armas sunimistradas por la coalición liderada por EEUU para combatir al
EI.
Tampoco fueron consultadas la
administración PKK ni la de Rojava acerca de las acciones coordinadas
en contra del EI, ni se les suministró armas para defender a la
población de más ataques. El fundador de Médicos Sin Fronteras, el
Dr. Jacques Bérès declaró que las mujeres kurdas solo disponían de dos
armas para luchar: “su coraje y la Kalashnikov”. Incluso después de
pasados dos meses tras la masacre en Sinjar, siguen siendo las fuerzas
de mujeres kurdas del PKK, las que siguen protegiendo a la población
civil. Han sido las fuerzas de mujeres las que se han comprometido en
encontrar a las miles de niñas y mujeres secuestradas. Algunos
políticos suecos que se han unido a esta campaña han instado a las
Naciones Unidas para que investigue e identifique a las mujeres jóvenes
que puedan haber sido objeto de trata en otros países.
La ‘Revolución de Rojava‘ y los kurdos en el norte de Siria
Se desarrollaba la guerra civil en Siria
y tras la retirada del ejército sirio en la zona norte en 2012, la
población de Rojava tomó el control de su región y se declaró una
autonomía multiétnica y multi-religiosa democrática, dividida en tres
cantones separados geográficamente (Kobane, Afrin y Cizire).
A pesar de las dificultades económicas y
un embargo de facto del comercio con otras partes de Siria, Turquía y
Gobierno Regional de Kurdistán, el pueblo de Rojava utilizaron su
recién adquirida libertad para experimentar con la democracia más
radical. Ellos están aplicando el proyecto denominado Confederalismo
Democrático teorizado por el líder kurdo encarcelado del PKK, Abdullah
Öcalan, que también está siendo emprendido por el movimiento kurdo en
el norte de Kurdistán/Turquía.
En dos años, Rojava ha sido testigo de
importantísimos cambios institucionales y políticos y por primera vez
en la historia de Siria, las comunidades se gobiernan a sí mismas sin
la intervención de un gobierno central autoritario. En referencia a
estos acontecimientos como la ‘Revolución de Rojava‘, el pueblo ha
participado con entusiasmo en la organización de sus propias
instituciones, en el funcionamiento de las escuelas y los hospitales,
en la generación de electricidad e incluso en la creación de sus
propias defensas.
El cambio más visible quizás ha sido la
inclusión de las mujeres en las fuerzas de defensa y de la policía como
unidades separadas mediante el establecimiento de Unidades de
Protección de la Mujer (YPJ) y de las Fuerzas de Seguridad de las
Mujeres (HAJ). Según diversas estimaciones, entre 7000 y 10000 mujeres
componen las fuerzas combatientes femeninas, lo que representa
aproximadamente un tercio de la Unidad Popular de Protección (YPG), la
fuerza militar que ha sido creada para defender Rojava.
El empoderamiento de las mujeres ha sido
clave para la revolución de Rojava, lo que explica su popularidad
sobre todo entre las mujeres. Un informe reciente encargado por la
organización con sed en Londres “Roj Mujeres” muestra que desde la
autonomía autodeclarada, las mujeres kurdas han establecido sindicatos,
asociaciones y comités y se han llevado a cabo campañas de
sensibilización de género a gran escala en los tres cantones.
Entre las nuevas regulaciones que tienen
como objetivo combatir la discriminación de género se encuentran la
prohibición de la poligamia para los hombres y el matrimonio de menores
de edad. También, inusual para la región, los casos de violencia
doméstica se están tomando más en serio por ser denunciados
directamente a la policía y llevados a los tribunales, mientras que a
las mujeres y a sus hijos se les proporciona alojamiento temporal
seguro. Para asegurarse de que las mujeres están representadas en los
cargos públicos y en la vida cívica, se tomaron medidas de
discriminación positiva, similares a las que se practican dentro del
movimiento kurdo en Turquía. Éstas incluyen el sistema de
co-presidencia, donde los puestos de toma de decisiones claves son
compartidos por hombres y mujeres, y el establecimiento de diversos
órganos exclusivos para mujeres asegurándose de que las voces e
intereses de las mujeres ya no son ignoradas.
Modelo de la igualdad de género de Rojava está originado en el movimiento kurdo del PKK en Turquía
El modelo de empoderamiento de las
mujeres de Rojava se basa en la perspectiva de la liberación de género
desarrollado por el PKK y aplicado por el movimiento kurdo y por el
Partido prokurdo de la Paz y la Democracia (BDP) en Turquía, que se ha
extendido a los gobiernos locales en una serie de provincias kurdas en
el Sur-Este de Turquía o el norte de Kurdistán.
Esta crítica de la desigualdad de clase y
de género ha supuesto una fortaleza en el PKK y en el movimiento kurdo
en Kurdistán Norte. La participación de las mujeres en la lucha armada
y su éxito como activistas políticas ha roto muchos tabúes en el
Kurdistán como movimiento nacional, pero ahí no acaba la cosa.
Mientras que en la década de 1990 las mujeres se movilizaron en el seno
del movimiento nacional kurdo principalmente para apoyar y legitimar
la causa nacional, con el nuevo cambio de política hacia la autonomía
democrática, se puso mayor énfasis en la política cotidiana y se
provocó el cambio desde abajo, es decir “dentro de la sociedad misma”
sin esperar a que sucediera una “gran revolución”. El movimiento kurdo y
el PKK pusieron tanto énfasis en la liberación de las mujeres, que las
demandas de las mismas y su reconocimiento dentro del movimiento no
podía ser ignorado.
Además de esto, pese a la consternación
de muchas feministas, fue el líder kurdo Abdullah Öcalan y mujeres de
confianza del movimiento quienes emprendieron el camino hacia la
liberación de género. A pesar de su encarcelamiento desde el año 1999,
fueron las mujeres quienes lo apoyaron más intensamente, durante los
años turbulentos tras su detención. A cambio Öcalan se volvió más
radical en su promoción de la liberación de género e instó a las
mujeres dentro del partido a cuestionar la dominación masculina dentro
de sus propias filas.
Por lo tanto, el apoyo ideológico
proporcionado por el PKK y su líder Abdullah Öcalan ha ayudado a las
mujeres dentro del movimiento kurdo en el norte de Kurdistán / Turquía a
cuestionar y desafiar la opresión y las desigualdades de género de las
mujeres, y muchas comenzaron a desarrollar una conciencia feminista.
Fortalecieron su posición dentro del movimiento legal kurdo y
construyeron organizaciones autónomas y semi-autónomas, incluyendo las
asambleas de mujeres dentro de los partidos políticos pro-kurdos, los
centros de mujeres y asociaciones, una agencia de prensa, las
cooperativas de mujeres, las academias de mujeres y así sucesivamente.
Dentro del movimiento guerrillero, las
mujeres también se organizaron como unidades separadas e independientes
mediante la creación de su propio partido, el Partido de Liberación
del Kurdistán Mujer (PAJK) y su propia fuerza guerrillera
(YJA-estrella).
Hoy en día, las mujeres constituyen una
gran fuerza dentro de los partidos pro-kurdos en Turquía. Ellas han
estado trabajando inicialmente en niveles más bajos de movilización
popular, pero también han exigido un mayor reconocimiento por su
trabajo político. Esto ha llevado a la introducción de políticas de
discriminación positiva incluyendo la implementación de un cupo del 40%
de las mujeres dentro de los partidos pro-kurdos en Turquía. Se
aseguró de que las mujeres fueran elegidas en los gobiernos locales y
nacionales como concejalas, alcaldesas y miembros del parlamento.
Por ejemplo, en las elecciones
nacionales de 2007, los partidos pro-kurdos ganaron 21 escaños, con una
representación femenina del 38 %. Mientras que la representación de
mujeres en los partidos como el gobernante AKP y el republicano CHP
solo representaban el 9%. En las últimas elecciones locales de marzo
de 2014 en Turquía, sólo 37 mujeres fueron elegidas como alcaldesas (de
un total de 1.364), de las cuales más de la mitad eran mujeres de los
partidos pro-kurdos que han solicitado una mayor cuota de
representación. Además de la cuota, los partidos pro-kurdos han estado
aplicando un sistema de reparto de poder, pionero desde 2009, que
permite a los puestos clave de toma de decisiones dentro del partido
ser compartidos por hombres y mujeres. Esto significa que todos los
puestos de alcaldía y concejalía están compartidos, o copresididos, es
decir que se ha instaurado la figura de alcalde/alcaldesa,
concejal/concejala, cuyos representantes comparten el mismo salario,
así como los deberes y derechos de representación en su distrito
electoral.
Este sistema se ha ampliado a otras
organizaciones de la sociedad civil integrados dentro del movimiento
kurdo. Éstas y otras políticas de discriminación positiva han sido muy
eficaces en recoger los problemas de las mujeres y traerlos a la
agenda de la política kurda y así elevar el perfil de las mujeres en la
política en general. Podría decirse que la representación de las
mujeres kurdas en puestos políticos y en los partidos se ha convertido
en un punto de referencia para la democratización que ha desafiado a
otras partes de Turquía para seguir su ejemplo.
Rojava se benefició de la experiencia
política del PKK y el movimiento kurdo en el norte de Kurdistán /
Turquía en el establecimiento de un sistema de autogobierno y en la
búsqueda de iniciativas de igualdad de género. La revolución de Rojava
puede parecer muy ambiciosa, dado que ningún poder regional o
internacional tiene ningún interés en apoyarlo ni en que se mantenga.
Sin embargo, fue su idealismo y su creencia de que la diversidad en el
Medio Oriente es un activo en lugar de un problema que los llevó a
asumir la responsabilidad y acudir a las montañas de Sinjar para
rescatar a la población civil asediada. Su visión de la autonomía y el
éxito en la construcción de políticas capaces han convertido a la
región en una zona relativamente estable y segura, ofreciendo un
refugio a decenas de miles de refugiados de Siria e Iraq. Sin embargo,
esto cambió radicalmente cuando Rojava comenzó a ser el foco de los
intensos ataques del Estado Islámico.
El asedio a Kobane
Rojava ahora está pagando el precio por
haber enfrentado al EI y por ejercer su autogobierno popular. A pesar
de os continuos ataques aéreos estadounidenses sobre los punto
estratégicos en manos de los yijadistas durante más de tres semanas, el
cantón de Kobane continúa bajo los intensos ataques del EI desde el 15
de septiembre. La posición geográfica de Kobane hace que sea difícil
recibir cualquier ayuda externa de los otros dos cantones y de la
guerrilla del PKK , ya que la frontera norte con Turquía se encuentra
fuertemente custodiada. El resto de Kobane está rodeada por el EI. La
rendición de Kobane tiene más probabilidades de desencadenar otra
masacre similar a la que sucedió en el Monte Sinjar. La mayoría de la
población civil, alrededor de 160.000 habitantes de Kobane han huido
de la zona, pero para los miles de residentes que han permanecido en
Kobane y que intentan defenderse del EI, el futuro se les presenta muy
sombrío.
Un memorando de Estados Unidos no
clasificados escrito por el ex embajador de Estados Unidos en Siria,
Robert Ford, sugiere que Turquía está presionando crear un estado
sunita-islámico en Siria, a pesar de las demandas de gran parte de la
oposición que quieren organizarse en forma de federación laica y
multiétnica como sugieren muchos sirios y en particular las minorías,
como los cristianos, alauitas, drusos y kurdos.
Por otra parte, en la misma nota, se
informa que los funcionarios turcos han sugerido que una futura
Constitución siria no debe incluir ni mencionar a los kurdos y que
cualquier problema kurdo debe resolverse a través de los municipios
locales”. Es exactamente esta mentalidad de la negación y las políticas
de asimilación posteriores del Estado turco – y de manera similar al
de Irak, Siria e Irán – que dio lugar solo en Turquía, a los
levantamientos de los kurdos en la región, causando la pérdida de más
de 40.000 personas.
Por lo tanto, a pesar de que Kobane
sigue asediado por el Estado Islámico, los kurdos en Rojava desconfían
profundamente de cualquier intervención militar de Turquía, entre otras
cosas porque acusan a Turquía de apoyar activamente al EI,
permitiéndoseles cruzar la frontera de ida y vuelta. Para Turquía, un
Rojava autónomo dirigido por los kurdos afiliados al PKK es una
amenaza, y sería como dar concesiones a su propia población kurda. Una
intervención turca en Rojava no sólo pondría en peligro la autonomía,
sino que también amenaza el proceso de paz con sus propios kurdos en
Turquía.
La democracia en acción en Oriente Medio
La región autónoma de Rojava y su única
población es la radiografía más evidente de lo que hemos entendido
desde hace tiempo de Afganistán, Irak y otros conflictos en todo el
mundo; que la democracia tiene que venir de dentro. El modelo de Rojava
puede enseñar a un país y a sus ciudadanos cómo conciliar las
diferencias y construir un futuro juntos.
Sin embargo, Rojava está siendo
castigada por tratar de mantenerse sobre sus propios pies y por su
alianza con el PKK lo que les ha ayudado ideológica y logísticamente a
crear su propia administración, así como con su lucha contra los grupos
afiliados a al-Qaida.
A pesar de que el PKK está catalogado
como una organización terrorista, y de hecho ha participado en
conflictos violentos y ha sido implacable a veces hacia la oposición
interna, sus políticas y estrategias han cambiado con los años. Su
popularidad entre los kurdos sigue siendo alta, ya que han liderado la
lucha por las libertades civiles, la representación política y el
reconocimiento de los derechos culturales de los últimos 30 años o más.
El proyecto de autonomía democrática ha
sido uno de los proyectos políticos clave del PKK ideado como solución a
largo plazo para la cuestión kurda en el Medio Oriente. Propuesto como
alternativa a un estado-nación kurdo independiente, se centra en la
ampliación de las formas democráticas de participación y el desarrollo
de formas alternativas de gobierno y economía. Esta línea política
moderada del PKK, en comparación con los años 1980 y 1990, ha permitido
que el movimiento kurdo en Turquía haya reforzado su lucha política
legal y tiene como objetivo abrir las negociaciones para una solución
política pacífica.
El modelo de Rojava secular,
multi-religioso y multi-étnico con sus aspiraciones constituye una
amenaza para el EI e igualmente para el gobierno conservador islámico
de Turquía. En Occidente, sin embargo, que se quejan de la falta de
democracia en el Oriente Medio, y uno se pregunta ¿qué es lo que hace
que duden a la hora de dar apoyo a un movimiento progresista sin igual?
Este movimiento no sólo ha logrado
frenar el avance del EI, también ha proporcionando la seguridad y la
estabilidad en las zonas administradas por ell@s, se ha empoderado a
las mujeres y construido una forma inclusiva en la gobernabilidad, la
participación de todas las diversas poblaciones de la región, como los
kurdos, árabes, asirios y armenios.
Artículo publicado en OpenDemocracy.net. Traducido y editado por Newrozeke
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