Desde Cádiz Rebelde-Red Roja estamos apoyando decididamente esta Semana de Lucha Social convocada por el 22M a nivel estatal. No de cualquier manera. Nuestra intervención se hace con el criterio claro de no quedarnos en la mera indignación o la queja, sino de señalar a los responsables de esta guerra social que nos han declarado y de los caminos para salir vencedores de la misma. No habrá victoria obrera y popular si no hay claridad. Otra cosa es la fuerza que haya que acumular para recorrer el camino de esta a aquella. Con esa pretensión caminamos el 22M: para hacer posible aquel grito de Spanish Revolution, no para limitarnos a hacer lo “posible”, que suele coincidir con lo que el enemigo de clase nos vaya dictando que es lo “razonable”.
Efectivamente vivimos una guerra social en medio de una profunda crisis capitalista que ha terminado por estallar en el mismo centro del sistema, tras décadas exportándose al llamado Tercer Mundo: no nos preguntemos cuándo saldremos de la crisis, sino por qué ha llegado más tarde al corazón de un sistema del que ahora somos cada vez más periferia. Conviene saber que las potencias capitalistas utilizan para exportar la crisis, entre otras vías, la soga de la deuda; esa misma que arrasó en los años 80 y 90 a países enteros de América de la mano principalmente de los EEUU y que ahora Euro-Alemania nos impone con la complicidad mercenaria de gobiernos que consagran en la constitución, no la imposibilidad de desahuciar a una anciana, sino rescatar bancos y otras inutilidades parasitarias del capital. No vamos a entrar en cálculos de otra índole (electorales, “para no asustar”, etc.) que ahora hablan de qué parte de la deuda habría o no que pagar. En pocos años se ha pasado de dedicar un tercio de la riqueza del país a dedicarle sencillamente la totalidad. ¿Hay dudas de adónde? Por eso hemos insistido en que había que recuperar el lema del “no al pago de la deuda”, para que haya pan, techo, trabajo y, en definitiva, la dignidad triunfe en nuestras vidas. Pero sigamos siendo claros: lo del no pago a la deuda es solo el principio. Aquí hay que expropiar a la banca-RATera y sus BOTINes. Y romper con las instituciones euroimperialsitas en el camino de meter al capitalismo en el museo de la historia y con varias llaves para que el monstruo no salga más. ¿O no hay que deshacerse de sanguijuelas a lo Amancio Ortega que quisieran universalizar los mismos salarios de ultramiseria con que hacinan a hermanos y hermanas de clase en fábricas de la vergüenza en Asia?
¿Fácil todo lo anterior? Ineludible. Ante las dificultades reales que se avecinan, no cabe rebajar programas ni “ir de buenos”, pues todo ello dará alas a nuestros enemigos. Se impone señalar los caminos para acumular fuerzas y vencer en esta guerra. De momento eso pasa por mantener la movilización, fortalecer la unificación de las luchas y dar pasos en la creación de organismos de poder popular en los centros de trabajo, de estudio y en los barrios: que vayan tomando la solución en sus manos de los problemas sociales más acuciantes; que resistan eficazmente los ataques a derechos y conquistas; y que, en definitiva, hagan posible desbancar a esa clase de “ciudadanos” que nos machaca y que harán todo para resistirse a que metamos su salvaje sistema en la evocada vitrina de museo.
Somos muy conscientes de las expectativas político-electorales en que se da esta nueva movilización del 22M. Y hemos declarado que, como en todos los marcos donde hay pueblo al que servir, haremos un acompañamiento desde nuestra modesta contribución militante; pero hemos expresado que no entraremos en competencia de puestos de listas. Nuestro acompañamiento estará principalmente, y precisamente, en el reforzamiento de la creación de poder popular de base y en la potenciación de las movilizaciones. Pues incluso es de ahí donde saldrán los verdaderos representantes del pueblo y no de casting electoral alguno. En ese sentido, damos una especial importancia a esta semana de lucha social. Por lo que pueda servir también para evitar que caigamos en la trampa de limitarnos a las reglas que nos impone el enemigo para arreglar cuentas con él.
Efectivamente vivimos una guerra social en medio de una profunda crisis capitalista que ha terminado por estallar en el mismo centro del sistema, tras décadas exportándose al llamado Tercer Mundo: no nos preguntemos cuándo saldremos de la crisis, sino por qué ha llegado más tarde al corazón de un sistema del que ahora somos cada vez más periferia. Conviene saber que las potencias capitalistas utilizan para exportar la crisis, entre otras vías, la soga de la deuda; esa misma que arrasó en los años 80 y 90 a países enteros de América de la mano principalmente de los EEUU y que ahora Euro-Alemania nos impone con la complicidad mercenaria de gobiernos que consagran en la constitución, no la imposibilidad de desahuciar a una anciana, sino rescatar bancos y otras inutilidades parasitarias del capital. No vamos a entrar en cálculos de otra índole (electorales, “para no asustar”, etc.) que ahora hablan de qué parte de la deuda habría o no que pagar. En pocos años se ha pasado de dedicar un tercio de la riqueza del país a dedicarle sencillamente la totalidad. ¿Hay dudas de adónde? Por eso hemos insistido en que había que recuperar el lema del “no al pago de la deuda”, para que haya pan, techo, trabajo y, en definitiva, la dignidad triunfe en nuestras vidas. Pero sigamos siendo claros: lo del no pago a la deuda es solo el principio. Aquí hay que expropiar a la banca-RATera y sus BOTINes. Y romper con las instituciones euroimperialsitas en el camino de meter al capitalismo en el museo de la historia y con varias llaves para que el monstruo no salga más. ¿O no hay que deshacerse de sanguijuelas a lo Amancio Ortega que quisieran universalizar los mismos salarios de ultramiseria con que hacinan a hermanos y hermanas de clase en fábricas de la vergüenza en Asia?
¿Fácil todo lo anterior? Ineludible. Ante las dificultades reales que se avecinan, no cabe rebajar programas ni “ir de buenos”, pues todo ello dará alas a nuestros enemigos. Se impone señalar los caminos para acumular fuerzas y vencer en esta guerra. De momento eso pasa por mantener la movilización, fortalecer la unificación de las luchas y dar pasos en la creación de organismos de poder popular en los centros de trabajo, de estudio y en los barrios: que vayan tomando la solución en sus manos de los problemas sociales más acuciantes; que resistan eficazmente los ataques a derechos y conquistas; y que, en definitiva, hagan posible desbancar a esa clase de “ciudadanos” que nos machaca y que harán todo para resistirse a que metamos su salvaje sistema en la evocada vitrina de museo.
Somos muy conscientes de las expectativas político-electorales en que se da esta nueva movilización del 22M. Y hemos declarado que, como en todos los marcos donde hay pueblo al que servir, haremos un acompañamiento desde nuestra modesta contribución militante; pero hemos expresado que no entraremos en competencia de puestos de listas. Nuestro acompañamiento estará principalmente, y precisamente, en el reforzamiento de la creación de poder popular de base y en la potenciación de las movilizaciones. Pues incluso es de ahí donde saldrán los verdaderos representantes del pueblo y no de casting electoral alguno. En ese sentido, damos una especial importancia a esta semana de lucha social. Por lo que pueda servir también para evitar que caigamos en la trampa de limitarnos a las reglas que nos impone el enemigo para arreglar cuentas con él.
Unificación de las luchas y creación de Poder Popular
La crisis es de ellos, la solución es nuestra redroja.net
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