Willy Toledo y sus críticas a PODEMOS: o de la política como confrontación de egos intolerantes. por Pedro Antonio Honrubia Hurtado
Este articulo del
compañero P.Antonio Honrubia debiéramos haberlo colgado antes del
de el
tambien compañero Guillermo Toledo. De
cualquier manera aquí tienen los dos, para el debate que se viene
produciendo en la izquierda, en algunos casos, creo que como este, de
manera enriquecedora, franca entre compañeros, entre distintas
posiciones, en otros de manera descalificadora, inquisitorial,
empobrecedora... de defensa del chiringuito político ...o peor, en
lugar de la defensa de los intereses de clase, y de la lucha de
nuestra clase y nuestros pueblos por la toma del poder, por su
emancipación.
Saludos fraternales, salud y poder popular
espinodefuego
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Aprendamos de nuestras propias experiencias. Aprendamos,
principalmente, de aquellos y aquellas que tienen algo que enseñarnos, y
no de quienes viven en la permanente crítica sin aportar alternativas, o
de aquellos que entienden la política como un espacio de confrontación
personal al estilo de "conmigo todo, contra mí la muerte".
Willy Toledo ha mostrado públicamente su distanciamiento de
PODEMOS, al que ha llegado a comparar con el PSOE del 1982. En mi
opinión dicha comparación es, como poco, precipitada, simplona y más
situada en el plano de la falacia, que en el de cualquier lógica
racional que resista un mínimo análisis lógico.
Desconozco si el compañero Willy, por el que siento enorme admiración
desde hace bastante tiempo, tiene una bola mágica que le hace posible
vislumbrar el futuro mucho antes de que, siquiera, se sepa si algo -que
PODEMOS llegue al gobierno del estado- va a poder realizarse.
La comparativa PSOE 1982-PODEMOS
Lo que si estoy seguro es que si analizamos lo que fue aquel PSOE,
las comparaciones son del todo desacertadas.Es más, por la dureza de lo
que implican, son profundamente injustas.
No creo que PODEMOS esté recibiendo dinero de ningún SPD, ni que su
líder, Pablo Iglesias, tenga ningún tipo de trato con ningún organismo
de inteligencia de ningún país occidental, ni que PODEMOS sea un partido
desaparecido durante décadas que, de repente, emerge de la nada para
ocupar un espacio en la izquierda en sintonía con la estrategia marcada
desde los intereses de EEUU y las potencias europeas, interesada en
homogenizar los sistemas bipartidistas, donde conservadores y
social-liberales se alternen en el poder a objeto de garantizar que
nunca pueda cambiar nada. Si alguien tiene evidencias de lo contrario,
como sí las hay, y en abundancia, en relación al PSOE de 1982 (y ya eran
conocidas en aquellos tiempos), rogaría que las muestre.
Aquel PSOE es el PSOE de la reconversión industrial, el de la
legalización de las ETT, el del impulso a los colegios concertados, el
del inicio de la privatización de las principales empresas públicas
españolas, el de la Ley de Seguridad Ciudadana, el de los contratos
basura que establecieron la precarización del empleo como norma para el
acceso al trabajo de jóvenes y mujeres, el que fomentó y alimentó el
actual oligopolio mediático, el que hizo campaña a favor de la entrada
en la OTAN, el que concilió con la Iglesia y no acabó con uno solo de
sus privilegios, el del apoyo a la primera guerra del golfo, el del
apoyo a la guerra en Yugoslavia, el de la liberalización de los horarios
comerciales al gusto de los grandes centros de distribución de alimento
alemanes y franceses, el de la entrega de los recursos agrícolas del
estado a los intereses del "mercado", el amigo de los banqueros que
financiaban sus campañas -y perdonaban sus créditos- a cambio de un
trato legislativo con guante de seda, el de las reformas fiscales al
gusto de los ricos.
Y también, por supuesto, el de los GAL, el de los Filesa, los Juan
Guerra y los Roldán, el de los paseillos a la puerta de la cárcel para
vitorear a los condenados por terrorismo de estado Vera y Barrionuevo,
el de los Amedo, los Domínguez y los Galindo. El del señor X y el de los
que "con apretar un botón podríamos haber volado la cúpula de ETA". En
fin, no creo que haga falta que siga, es el PSOE del felipismo y el
guerrismo.
El PSOE que pactó con las potencias capitalistas la entrega del
estado a manos de las estrategias imperialistas de éstas, el que sentó
las bases de la desigualdad social, el desempleo y la pobreza que ahora
vivimos, el que, a cambio de unos cuantos miles de millones de dólares
(y de marcos, y de francos, y ahora euros), convirtió al estado español
en justo aquello en que los que ponían el dinero querían convertirlo (lo
mismo en lo que, previamente, el estado había convertido a, por
ejemplo, Andalucía), es decir, en una colonia subyugada a los intereses
del imperio, sometida a relaciones de dependencia típicas de las
relaciones coloniales centro-periferia. El PSOE es el gran oficial de
obra que dirigió la construcción del estado capitalista tal y como lo
conocemos hoy, diseñado por los arquitectos estadounidenses, alemanes y
franceses que ponían el dinero para la construcción.
Un dinero que permitió el desarrollo de un cierto estado del
bienestar que, durante décadas, dotó de algunos derechos a la
ciudadanía. En un contexto en el que la socialdemocracia y el
social-liberalismo eran mayoritarios en Europa -al igual que las
políticas más puramente Keynesianas-, pese a los avances del frente
neoliberal encabezado por Reino Unido y EEUU.
Un contexto en el que existía la URSS y era necesario dotar de
algunos derechos a los trabajadores y trabajadoras, para evitar así el
avance de las fuerzas revolucionarias y el apoyo de las masas a sus
propuestas socialistas. Un contexto, heredado de los años 70, en el que
hasta el mismísimo Franco, en respuesta a las luchas obreras internas y
las presiones externas de esas mismas grandes potencias, se vio obligado
a adoptar algunas de estas políticas "sociales", realizando algunas
concesiones social-liberales para contentar las demandas de sus aliados
internacionales.
Un contexto que se venía abajo justamente con la caída de la URSS en
1989, como bien sabemos. Y que, paulatinamente, con la economía mundial
embarcada en un juego de azar especulador sin parangón en la historia,
condujo a septiembre de 2008 y al incio de la actual crisis capitalista.
Una crisis que ha llevado a los estados del sur Europa a vivir
situaciones como las que conocemos en la actualidad, muy similares a las
ya vividas por diversos países de América Latina en los años 90 del
siglo pasado, y causadas por la aplicación de exactamente las mismas
recetas económicas neoliberales.
Lo que entonces fueron llamados "planes de ajuste estructural", ahora
llegaron a Europa llamados "rescates" o con cualquier otro eufemismo
similar. Pero en esencia, lo mismo. Allí impuestos por el FMI y el BM, y
aquí por el FMI, la C.E. y el BCE. Unos planes que implican, entre
otras muchas cosas, la desarticulación y descomposición de la mayor
parte de aquellas concesiones que pudieron ser implantadas por el PSOE
en los 80, con el consentimiento y financiación de los mismos que ahora
obligaron a Zapatero, primero, y a Rajoy, después, a desmontarlos.
Es injusto, pues, suponer que PODEMOS es tan solo una vuelta a
aquellos años del PSOE 1982, y que todo lo contado, o buena parte de
ello, será lo que resulte de un supuesto acceso al gobierno de este
partido de nuevo nacimiento.
Es injusto y casi cruel suponer a Pablo Iglesias organizando algo
similar a los GAL, o a Errejón legislando para que se legalicen ETT, se
abran colegios concertados a diestro y siniestro, se desmonte el tejido
industrial para favorecer los planes de las potencias capitalistas
empeñadas en convertir al estado en un país de turismo y agricultura de
exportación, o haciendo una ley de medios a medida de los grandes grupos
mediáticos. Es injusto pensar en Monedero haciendo una ley de seguridad
ciudadana que permita que puedan entrar en tu casa de una patada en la
puerta, o favoreciendo que se abran cientos de grandes centros
comerciales para llevar a la ruina a los pequeños comerciantes de los
barrios, o haciendo reformas laborales que impongan contratos basura
como salida al desempleo causado, a su vez, por esos mismos procesos de
desmantelamiento industrial.
Es injusto pensar que los Galindo, los Roldán o los Juan Guerra de
turno, puedan hacer carrera al amparo del "Aparatich" de PODEMOS. No,
Willy, aunque pueda compartir algunas de las críticas que planteas a
PODEMOS, no es justo comparar, en estos momentos, a esas tres personas
con los González, Solana y Guerra de entonces.
Con frecuencias hilas fino en tus análisis, esta vez has sido bastante injusto y un tanto cruel.
Las críticas a PODEMOS
Ya lo dijo el amigo Marx: "la historia siempre se repite, la primera
vez como tragedia, la segunda como farsa". Pero Marx era materialista,
ya sabemos. Lo del PSOE en 1982 fue una auténtica tragedia, y de eso
podemos dar buena cuenta en Andalucía, esta colonia del estado español
desde muchas décadas -y siglos- antes de que el PSOE llegase al poder
del estado, o de que la propia España pasase, con ello, a ser una
colonia de Alemania y los EEUU, donde todavía estamos sufriendo las
consecuencias.
Digo que Marx era materialista porque si bien la historia habrá de
repetirse alguna vez como farsa, no lo hará impulsada por la historia
misma, como si fuese algo con vida propia, sino por la mano de quienes
la escriban sobre el proceso histórico, en los renglones de la lucha de
clases. Si PODEMOS será lo que el PSOE fue en 1982, que, ¿por qué no?,
podría llegar a serlo (como podría no serlo), lo será como farsa, pero
esa farsa la habremos permitido los que ahora, aquí, en este momento,
estamos escribiendo la historia. Si PODEMOS será el PSOE de 1982, lo
será porque así lo hayan querido quienes trabajen en PODEMOS, y así lo
habrán consentido quienes, con su voto, apoyen y respalden esa línea de
trabajo. Pero también podrá no serlo por, precisamente, lo mismo. Dando
por sentado que la historia se repetirá nos ponemos muy cerca del
burgués y conservador Hegel, y no del marxista y revolucionario Marx.
Comparto, no obstante, algunas de las críticas que Willy hace a
PODEMOS. Y es más, creo que algunas de las personas que cita en su tuit,
también la comparten. Eso de que no se puede esconder la ideología por
ganar un puñado de votos. O eso de que el partido puede acabar lleno de
arribistas y oportunistas varios. También eso de que hay que aspirar a
algo más que una socialdemocracia que maquille al capitalismo
revistiéndolo de "rostro humano" (entiendo que la comparación con el
PSOE iba por esa línea). Pero serán los y las militantes de PODEMOS, los
y las activistas sociales que trabajen en PODEMOS, los que deberán
hacer frente a esas amenazas, los que deberán trabajar para que PODEMOS
sea algo más que un simple maquillaje para el capitalismo en tiempos de
crisis. ¿Por qué desconfiar de la capacidad creadora del pueblo? El
pueblo puede que con frecuencia se equivoque a la hora de elegir a sus
representantes o de construir, desde su participación activa o pasiva,
las instituciones que deben regirlo, pero también ha dado grandes
muestras, en muchas ocasiones, de lo contrario.
La arena política es compleja y los procesos sociales se van
instituyendo en ella como consecuencia de la acción de todos los actores
que participen de la misma. Este momento histórico no es ninguna
excepción. La lucha de clases sigue su curso, y esta sigue siendo parte
fundamental en el proceso instituidor de la realidad social, de la
historia misma. PODEMOS no será ajena a ella, y también en PODEMOS, como
en el PCE, en Bildu, en el SAT, y en cualquier otro espacio, se hará
presente.
Las fuerzas conservadoras actuarán desde dentro y desde fuera para
tratar, en lo posible, de no permitir cambio alguno en la actual
situación, en el actual estado de hechos. Unas fuerzas conservadoras
que, además, cuentan con una gran ventaja: nos han educado para ser
conservadores, la mayoría social es, por principios "adquiridos",
conservadora.
Y esa es una gran desventaja que tenemos quienes creemos que otro
mundo es posible, que haremos mal en obviar si, realmente, pretendemos
ser algo más que personas que murieron habiendo creído que tenían la
razón de su lado, pero que nunca fueron capaces de convencer a las
mayorías de que así era.
No estamos en un vacío creador, no creamos ex-nihilo: creamos sobre las bases del consumismo/capitalismo
Así, aunque nuestras intenciones sean buenas y nuestras ideas firmes,
si no conseguimos que las mayorías sociales sean capaces de poner en
valor esas intenciones y reconocer como válidas esas ideas, nunca
llegaremos a nada. Los cambios políticos y sociales, aunque a veces los
impulsen un puñado de hombres y mujeres, siempre los acaban haciendo los
pueblos. Y para llegar al pueblo, a veces, hay que ser capaz de asumir
contradicciones e incluso saber hacer algunas renuncias. Renuncias en el
discurso, por ejemplo.
No podemos pretender combatir al enemigo usando el discurso del
enemigo, porque el enemigo ya previamente ha logrado instaurar lo que ha
de ser bueno y lo que ha de ser malo según lo que se desprende de ese
discurso hegemónico. En otra palabras, han logrado criminalizar nuestras
ideas... y nuestros referentes políticos e ideológicos, así como
nuestras banderas y nuestros símbolos. Hay que volver a ponerlos en
valor, hay que volver a darles valor. Hay que arrancar el discurso de
manos de esos enemigos y ponerlo al servicio de nuestros intereses. Y
eso, a veces, insisto, implica renuncias.
No, no vivimos en sociedades ideales, sustentadas en eso que algún
filósofo liberal contemporáneo llamó "el velo de la ignorancia", no
estamos en esa situación en la que, si nadie supiera cuál sería su papel
en la sociedad, elegirían siempre una sociedad igualitaria, porque no
querrían correr el riesgo de ser ellos los desfavorecidos. Todo lo
contrario. Vivimos en una sociedad donde se vale por lo que se tiene,
donde el discurso del "homus economicus" ha calado hasta en lo más
profundo de nuestro ser, donde el sistema económico, en satisfacción de
sus propios intereses, promueve el egoísmo, la competitividad, el
consumismo y la razón instrumental como camino de vida, aquel donde se
mira con envidia-deseo al que ocupa lo más alto de la escala social, y
con miedo-odio-rechazo a los que percibimos por debajo nuestra en la
misma.
Aquella en la que nos han dicho que debemos "privatizar" nuestra
existencia, es decir, que debemos alejarnos de la res-pública, de la
cosa pública, preocuparnos tan solo de nuestros intereses privados y
dejar la política en manos de "los que saben".
Aquella en la que la hoz y el martillo han sido criminalizados, en la
que se niega a todas horas del día -y por mucho tiempo la gente lo ha
creído- que no existe lucha de clases, aquella en la que defender la
abolición de la propiedad privada se percibe como amenaza a las pocas
posesiones que pueda tener una persona -si tiene la suerte de tener
algo- aunque no se esté hablando más que de medios de producción y no de
posesiones personales, aquella en la que desde niño te dicen que para
ser algo en la vida debes aspirar a ser rico y famoso -y, a poder ser,
también guapo-, y en la que se pinta como fracasado social a quien no lo
consigue.
Esa es la sociedad en la que vivimos. Esa es la mentalidad que
residen en buena parte de esas masas a las que nos dirigimos, con las
que debemos contar si queremos, realmente, poder llevar a cabo cambio
alguno en esta sociedad. Unas masas a las que hay que saber dirigirse,
pasando por encima de sus propios filtros ideológicos.
Es la batalla de las ideas, joder
Es la batalla de las ideas de la que nos habló Fidel. Una batalla que
se gana cuando eres capaz de convencer de que la razón está de tu lado y
no en el lado de aquellos a los que criticas desde tu manera de ver el
mundo. Una batalla que no es de lenguaje, sino de argumentos y de
razones. Que no se dirige al ego de las personas, sino al proyecto
colectivo que queremos construir.
Aquella en la que hay que saber confrontar los argumentos del
"enemigo" sin caer en las trampas que nos ponen, porque nos ponen
muchas, y sin necesidad de doblar el lomo para ponerlas: el propio
lenguaje y los años de adoctrinamiento que tal lenguaje ha garantizado,
ya las sostienen.
A mí tampoco me gusta especialmente la palabra "casta", y creo que,
estrictamente hablando, como ayer le leí a un convencido comunista, es
retroceder miles de años. No hay castas, hay clases sociales. Pero es
que la gente cuando oye la palabra "casta" no piensa en el sistema de
castas, ya superado en la historia por el sistema de clases sociales, en
su última expresión como sociedad capitalista. La gente piensa en esa
panda de sinvergüenzas que nos gobiernan, aliados con el poder
económico, en contra de nuestros intereses y en favor de los suyos y de
los de sus amigos (el poder económico).
Piensa en la corrupción galopante mientras al pueblo se lo funde con
los recortes. Piensa en la vida a todo lujo de esos mismos mangantes que
luego piden al pueblo "austeridad". Piensa en el saqueo de Bankia y
otras cajas que han llenado los bolsillos de tantos, mientras a las
familias las desahucian por no poder pagar la hipoteca después de
quedarse en paro. Piensa en las puertas giratorias de Felipe González,
Aznar y compañía, en que la corrupción no es algo colateral al sistema,
sino la consecuencia directa del sistema. Piensa en que no somos
mercancía en manos de políticos y banqueros, que no hay pan para tanto
chorizo, y que hay que tratar de hacer algo para que, valga la
redundancia, dejen de tratarnos como tales. Que somos ciudadanos y no
súbditos, trabajadores y no burgueses. Eso es lo mismo que explicar en
qué consiste la lucha de clases citando a Marx, pero sin citarlo.
Es lo mismo que hablar de lucha de clases, pero sin citarla. Y eso es
lo que la gente debe saber, que hablamos de lucha de clases. Da igual
como lleguen a saberlo, pero que lo sepan. La palabra "casta",
arrebatada en el discurso al lenguaje de la derecha, ha hecho más por
explicar las diferencias de clase en el estado español, y en solo unos
pocos meses, que años de duro activismo sin capacidad de llegar más que a
los convencidos.
Y eso, a los que sabemos que, en realidad, estamos hablando de lucha
de clases, que no es "casta" sino "oligarquía capitalista", y que no es
solo una cuestión política sino principalmente económica, nos abre una
posibilidades inmensas para confrontar, y ganar, en la batalla de las
ideas, y no solo con la derecha, sino también con quienes, desde la
izquierda, se pretendan alejar de esos discursos, ya no en el discurso,
si no en las prácticas políticas (como el PSOE de 1982 en adelante).
Tratemos de aprovecharlas porque es solo cuestión de saber traducirlo.
De las críticas al 15-M a las críticas a Willy Toledo... o la política de la inmundicia
Aprendamos de nuestras propias experiencias. Aprendamos, por ejemplo,
de todo lo que viene sucediendo desde la irrupción del 15-M en
adelante. Aprendamos, principalmente, de aquellos y aquellas que tienen
algo que enseñarnos, y no de quienes viven en la permanente crítica sin
aportar alternativas, o de aquellos que entiende la política como un
espacio de confrontación personal al estilo de "conmigo todo, contra mí
la muerte". Reneguemos de la política de la inmundicia.
Así, recordemos, llegó el 15-M, y aquellos que piensan que las
revoluciones son como los hongos, que nacen así en una noche, dijeron
que no, que aquello no era verdadera izquierda, que aquello no era
verdadera alternativa a nada, que aquello era un freno a la verdadera
revolución y la verdadera lucha de los verdaderos revolucionarios. Y,
por supuesto, que ellos sí que sabían cómo había que hacer la verdadera
revolución. No el 15-M.
Pero el 15-M se fue diluyendo, transformándose en diversos
movimientos civiles y ciudadanos, y nada lograron hacer para
demostrarnos que, efectivamente, ellos sí sabían lo que de verdad nos
interesaba y en ellos sí que podíamos confiar nuestro futuro.
Aparecieron las mareas, la PAH, las movilizaciones tipo 22-M, y aquellos
siguieron diciendo que no, que ese no era el camino. No obstante, la
realidad es tozuda. Y decaído ese 15-M, como era de esperar, fueron
incapaces de movilizar a esas masas que, supuestamente, ellos sí que
sabían movilizar en el camino correcto.
Tuvieron tres años, y nada. Ni un amago de verdadera revolución.
Ensalzaron a los mineros y a Gamonal, a las luchas del SAT en el verano
de 2012 (y no siempre), sin darse cuenta que todo formaba parte de un
mismo proceso abierto. No, no fueron ellos los que llenaron las calles
de Madrid en apoyo a los mineros, o las de Granada, Sevilla, Cádiz,
etc., en apoyo a las marchas del SAT. Fueron los mismos que habían
estado en las manis del 15-M, los mismos que veían con simpatía al 15-M.
Pero no querían verlo.
El clavo está torcido, nos dijeron. Hay que ponerlo recto,
insistieron. Vosotros no sabéis hacerlo, nosotros sí, presumían. Pero
no, no supieron ponerlo recto. El clavo siguió torciéndose, cada vez
más, y un nuevo actor político apareció para ponerlo de nuevo en el
mismo sitio que lo había puesto el 15-M. ¡Ah, sigue estando torcido!,
insisten ellos. ¡Pues haberlo puesto recto tú en estos tres años, joder!
Respondemos ahora algunos, ya cansados de lo mismo.
O lo que viene a ser lo mismo, ante la falta de alternativas dadas en
estos tres años por esos que supuestamente sí que saben cómo hay que
hacer la revolución verdadera, llegó PODEMOS. Y otra vez igual, otra vez
lo mismo. En tres años no fueron capaces de movilizar nada, de
construir nada. Pero de nuevo tienen claro que ellos son los verdaderos
revolucionarios y que ellos sí saben cómo se hará la verdadera
revolución.
A este paso, como sigamos por esta misma línea, caerá PODEMOS, y
habrá un vacío. Y, lo peor, que antes veremos a UPyD en el gobierno, si
PODEMOS fracasa, que a estos que reparten con tanta frecuencia carnets
de revolucionarios, liderando masas y haciendo algo parecido a una
revolución.
Pero, claro, con llamar traidores, reformistas, revisionistas y etc. a
todo el que asoma la cabeza, solucionado. Pues nada, seguiremos
esperando la verdadera revolución. La apoyaremos cuando llegue. Mientras
tanto, por si acaso nunca llega, iremos apoyando también otras cosillas
que vayan saliendo. Aunque nos llamen traidores, revisionistas y todo
eso.
Y lo mismo para quienes ahora, subidos al carro de PODEMOS, se
atreven a insultar o despreciar a una persona como Willy Toledo, o
tantos otros luchadores, por el simple hecho de que en estos momentos
han decidido no apoyar a PODEMOS.
En no pocas ocasiones, en esto de la política, llegamos a un nivel de bajeza que me repugna, me produce náuseas y me da asco.
Entendemos la política como algo vinculado al ego, que, por tanto,
necesariamente es de confrontación personal cuando otra persona, antaño
"aliada", adopta una posición que no nos gusta. Entonces, para defender
nuestra posición, atacamos e insultamos, descalificamos y recurrimos a
todo tipo de etiquetas sucias. Es repugnante.
Qué cada cual esté donde crea que deba estar, que haga lo que crea que debe hacer, y que asuma las consecuencias.
Pero fusilar a la gente por el simple hecho de que ahora ya no defiende lo que nosotros queremos que defienda, es vomitivo.
El destino me aleje siempre de ese tipo de posicionamientos y de esa forma estúpida y totalitaria de entender la política.
Todo mi apoyo a Willy Toledo , aunque, en este caso, no comparta sus posiciones.
Pero ojito, que muchos de los que ahora lo alaban serán los primeros
en mandarlo a fusilar, como ya lo hicieron antes, cuando vuelva a hacer o
decir algo que no les guste.
Es la Santa Inquisición de la política (muy típica de la izquierda) y está en todos los lados.
En PODEMOS y en los que atacan a PODEMOS, en los que ahora insultan a Willy y en los que lo insultaban antes.
Cuando veas a alguien otorgarse el derecho a separar a sus propios
compañeros de trinchera entre "buenos" y "malos", "leales" y
"traidores", "revolucionarios" y "reformistas", según les sople el
viento a favor o en contra de lo que ellos defiendan en esos momentos,
allí, allí están.
Y son, sobre todo, muy mal educados. Es la política de la inmundicia.
Pedro Antonio Honrubia Hurtado
http://www.kaosenlared.net/component/k2/94705-willy-toledo-y-sus-cr%C3%ADtica-a-podemos-o-de-la-pol%C3%ADtica-como-confrontaci%C3%B3n-de-egos-intolerantes
Por que yo no puedo. ... mis argumentos por Guillermo “Willy” Toledo
"... creo
necesario escribir este texto con la intención de aclarar las cosas.
Mucha gente me lo ha pedido, por tanto es para mí una obligación, pero
es también un deseo. No he sido nunca de tirar la piedra y esconder la
mano, por lo tanto… aquí están mis argumentos..."
Hace pocos días publiqué un twit -malditos 140 caracteres,
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