25.Feb.14 :: Batalla de ideas
Intentar comprender la furia del imperio norteamericano contra Venezuela bolivariana. Confusiones y claridad.
La Revolución Chavista abrió las puertas de la historia, de la idea
revolucionaria, del Socialismo. Y cuando esta idea se encarne en la
masa, cuando la masa, el pueblo, los humildes entiendan su necesidad,
descubran su fuerza, entonces todo estará perdido para el sistema
capitalista mundial. Toda la situación que hoy atravesamos se explica
por la necesidad vital de los dominantes de aplastar la idea socialista.
Veamos.
Cuando el Comandante evolucionó hasta hacerse Socialista, cuando
comprendió que el Cristianismo que lo alimentó desde su infancia, su
lucha por hacer realidad el precepto cristiano de “amaos los unos a los
otros”, su bolivarianismo, era la esencia también del Socialismo,
entonces su batalla existencial tomó otra magnitud, se hizo Gigante y
despertó la ira de la bestia.
Todas las fuerzas del sistema capitalista se confabularon contra aquel
hombre que se convirtió en Apóstol del Socialismo. Desde ese día, la
historia nuestra ha sido la historia por aplastar a la idea socialista.
Toda la confusión que hoy vivimos, todo lo incomprensible de los
actos de lado y lado, se explica por la necesidad de la idea dominante,
el capitalismo, de aplastar a la idea emergente, al Socialismo. La
persecución despiadada de la idea del Socialismo explica el laberinto de
hoy, las conductas, la forma como se pelea, cómo se retrocede, la
ambigüedad del ambiente de lado y lado. Hemos cambiado la lucha por el
Socialismo por la lucha por la democracia burguesa.
Esta idea socialista es, en resumen, dar base material al llamado de
Cristo de “amaos los unos a los otros”. La comprensión de que no
podemos vivir en fraternidad, que no puede haber paz en la sociedad,
mientras no exista una economía de propiedad social. Dentro del
capitalismo, sólo habrá la guerra de “todos contra todos”, el “hombre
lobo del hombre”. Son inútiles las búsquedas de la convivencia dentro
del reino del egoísmo, dentro del capitalismo.
Los capitalistas oligarcas asesinaron al Comandante y le dieron un
duro golpe a la idea socialista. Hace ya un año que se desdibuja al
punto de perderse en la nostalgia, es un eco que se escucha allá a lo
lejos y sólo en solemnes ocasiones. Al perder la idea socialista
contornos precisos, al confundirse con falsificaciones, al difuminar su
núcleo, el gobierno revolucionario pierde fuerza, su idea fuerza. Ya no
hay diferencias sustanciales con los oligarcas, todos somos iguales.
Podemos dialogar, si no se hace es por fallas de los hombres, no hay
razones de fondo que lo eviten. Así, en el altar de una paz imposible,
sacrificamos la idea socialista. Surge el espectro del pacto de punto
fijo con otras caras, otra retórica, pero la misma esencia: una forma de
dominación, una garantía de reparto capitalista de la renta.
Sin embargo, hay un obstáculo: el gobierno revolucionario lleva
tatuada en la frente, en el corazón, la idea Socialista, la idea de
Chávez. Esta impronta trae tres consecuencias para el gobierno
revolucionario:
Una, si trata de separarse de ella se debilita, se desdibuja, se aleja del alma de las masas, se convierte en un sarcasmo.
Dos, si intenta cambiar Socialismo por populismo, por clientelismo,
ese barril sin fondo no se sacia con todos los dólares del mundo.
Tres, si intenta acercarse a los capitalistas, hacer con ellos
pactos, administrarles la hacienda, aun a espaldas de la masa, los
capitalistas no lo aceptan. La oligarquía, el capitalismo, no le perdona
este olor, este color, es necesario sacarlo de raíz, borrarlo. La
osadía de haber pretendido insurrección frente a lo establecido necesita
cabezas de turcos.
El gobierno no tiene otra opción que volver a la senda Socialista.
¡Viva Chávez y su legado original: el Socialismo!
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