Los rostros de la dignidad. Lara Monrosi / Ignacio Tudela

Juan Marín y su hijo Francisco. // L.M / I.T.Lara Monrosi / Ignacio Tudela / 17 mar 2014 

Juan Marín y su hijo Francisco. // L.M / I.T.
 
“Soy profesora y he decidido perder diez días de sueldo y empleo para hacer la marcha a Madrid”, cuenta María Jesús de León, gaditana de 51 años. Da clases a jóvenes de educación secundaria. “Me dijeron ‘maestra, ten cuidado’, cuando les conté que me iba”, recuerda Susi, que así es como la llaman. Pero afirma que sus alumnos la apoyaron en todo momento. “No hago esto por mí pero tampoco tengo la vida resuelta. Mantengo a mi hijo y a su novia, que sólo perciben 400 euros”. La columna de Andalucía de las Marchas de
la Dignidad salió ayer de Córdoba tras pasar su primera noche en el colegio ocupado Rey Heredia. Más de 900 personas han recorrido desde Santa Elena, Jaén, hasta Almuradiel, en Ciudad Real, los casi treinta kilómetros que separan estas dos localidades. Más de 900 historias, con sus problemas y sus propios motivos para emprender el camino a Madrid.

María Jesús de León junto a un compañero.// L.M. / I.T.
María Jesús de León junto a un compañeroPEQUEMilitante del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Susi estuvo en la organización de Cádiz de las Marchas de la Dignidad desde el principio. “Creo que es el momento de cambiar el sistema. Madrid va a ser algo multitudinario”. Habla de la salida a pie que se hará desde Getafe, el próximo 22 de marzo, para culminar en la manifestación central, que califica de “apoteósica”. “Esto es sólo el principio de algo. Debemos y podemos cambiar las cosas”. Hace suyas las palabras del secretario general del SAT, Diego Cañamero: “Necesito saber que la rebeldía y el sueño son posibles”. Es uno de los rostros de la dignidad. 
La historia de Juan Marín es parecida. Vive en Villamartín, una pequeña localidad de la sierra gaditana. Tiene 66 años y está jubilado. Hasta entonces había trabajado como albañil. También está vinculado al SAT, en este caso, es coordinador de la zona. “Nuestra situación es insostenible. Tenemos unos 2.800 parados en una zona de 13.000 habitantes. Hay 400 familias que no cobran nada”.
Tanto el Ayuntamiento como la iglesia del pueblo se encargan de estas familias dándoles comida. El propio Juan tiene dos de sus cuatro hijos en paro. Dice tener claros sus motivos para marchar. “Los recortes en sanidad y en educación. La lucha por la eliminación de las peonadas, que deja a tantas personas sin ningún tipo de sueldo”. Reconoce que está cansado después del largo recorrido que emprendieron ayer, pero no es la primera marcha que hace y dice estar acostumbrado.

Juan, 66 años y jubilado, tiene a dos de sus cuatro hijos en paro.


No es el único de la familia que camina en la columna de Andalucía. El hijo de Juan, Francisco, ha emprendido la marcha junto a su padre: “Es genial compartir la experiencia con mi hijo”. Francisco tiene 38 años, y es el hijo mayor de Juan. “Soy enfermero y podólogo, y ahora afortunadamente tengo trabajo”. Camina a Madrid por solidaridad, por tener a sus dos hermanos en paro y por provenir de una familia obrera. “Hay que ayudar a la gente que lo está pasando tan mal. No les dan oportunidad de trabajar y entonces ni siquiera pueden tener una vivienda”.

Francisco, al igual que Susi, ha aceptado perder diez días de su trabajo para ir a Madrid. En la marcha, es el encargado de cuidar la salud de los pies, cura las ampollas y da recomendaciones. “Es muy reconfortante tratar con gente muy honrada y que lo están pasando mal”. Tampoco es la primera marcha que hace. Reconoce que de pequeño le gustaba acompañar a su padre a las protestas y ocupaciones de tierra. “Mi padre ha sido un sindicalista de toda la vida y yo siempre he estado con él”. 

Francisco, al igual que Susi, ha aceptado perder diez días de su trabajo para ir a Madrid.

A pesar de que la mayoría de la columna está compuesta por gente mayor, hay pequeños grupos de jóvenes que han decidido patearse media España. Ángeles Arce es una de ellos. A sus 22 años, esta marbellí estudia Trabajo Social en la Universidad de Huelva. “El problema de que haya pocos jóvenes es la falta de conciencia política, la pasividad y el miedo a la represión”. Cuenta que hay muchos amigos que le han reconocido que no están en las Marchas por este miedo. Dice también que el primer día de camino ha sido muy duro. “Estoy tan cansada que cogería el autobús de vuelta a Huelva”, comenta entre risas.

Ángeles Arce y Marco Arafat. // L.M. / I.T.
aNGELES ARCE PQUE
Destaca que una de las mejores cosas que se lleva es crear contactos y conocer a gente. Precisamente durante el recorrido ha conocido a Marco Arafat, otro joven marbellí. “Creo que esta vez nos escucharán, la protesta tendrá éxito”, comenta esperanzado. Dice, sin embargo, que la clave está en que la provincia de Madrid salga a la calle: “De lo contrario no se conseguirá nada”.

Estas son sólo algunas de las cientos de historias que se cuentan entre caminatas y noches durmiendo en el suelo. Aquí todo el mundo se ayuda ya sea con una taza de café caliente, una fruta, una manta o unas palabras de ánimo. La columna, después de pasar la noche en un polideportivo de la localidad de Villacañas, Toledo, ha emprendido su segunda etapa. En este caso serán 26 largos kilómetros hasta La Guardia, donde descansaran de nuevo antes de volver a partir hacia Madrid.
La columna de Andalucia,  a su paso por Despeñaperros. // L.M. / I.T. 


La columna de Andalucia, a su paso por Despeñaperros. // L.M. / I.T.




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