Las marchas y la semana más larga. Del palco del Santiago Bernabéu a las Marchas de la Dignidad, repasamos el contexto político a través de cuatro imágenes. Pablo Elorduy

Exito de la convocatoria del 22M

Varios centenares de personas se unieron a la Columna Norte, que partió de País Vasco y Castilla y León. / Álvaro Minguito
 
La última foto de la semana se produjo en el palco del Santiago Bernabéu el domingo 23 por la noche. “Llenazo en el palco de periodistas y políticos”. El titular del diario deportivo As cerraba las horas más complicadas para el régimen en lo que va de 2014. “Llamó la atención la cantidad de periodistas que invitó Florentino Pérez para ver desde el palco de honor el Madrid-Barça”, escribe Javier G. Matallanas, redactor de la noticia. Entre los invitados, el nuevo director de El Mundo, Casimiro García Abadillo, el capo di capi del grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, y el presidente de EFE, José Antonio Vera. Entre los políticos se encontraban el expresidente José María Aznar y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, además de los presidentes de las comunidades autónomas de Madrid y Valencia, Ignacio González y Alberto Fabra.

La primera instantánea se había tomado seis días antes. En el Palacio de la Moncloa, un Mariano Rajoy con necesidad de recomponer su imagen tras el difícil año 2013 recibía a los agentes sociales: el presidente de la CEOE, Juan Rosell, y el de Cepyme, Jesús Terciado, junto a los líderes de los sindicatos de concertación, Ignacio Fernández Toxo (CC OO) y Cándido Méndez (UGT). El presidente del Gobierno anunciaba tras la reunión que su Ejecutivo pretende abrir una nueva etapa del diálogo social tras la ruptura generada en torno a la reforma laboral de comienzos de 2012, que dio lugar a dos jornadas de huelga general convocadas, entre otras organizaciones, por los sindicatos de concertación. Una semana después, Rodolfo Benito, secretario de Estudios de CC OO, declaraba su confianza en que el diálogo retomado con el Gobierno “abra vías que eviten la escalada de la confrontación social”. En declaraciones a La Marea, José Javier Cubillo, secretario de organización y comunicación de UGT hacía la argumentación opuesta y consideraba que “habría que conseguir un clima mucho más beligerante de la opinión pública hacia las medidas que ha tomado el PP” para poder convocar más huelgas generales. El barómetro de enero del CIS mostraba un nuevo récord de Rajoy como presidente menos valorado de la democracia: un 2,2 sobre 10. 

La reunión a 6 días de las marchas de la dignidad entre Rajoy, Báñez y los llamados agentes sociales no estaba incluída en la agenda pública de ningunos de los asistentes. / Moncloa 
Tras su encuentro con el Ejecutivo, la dirección de CC OO se autodescartó de la segunda foto en orden cronológico de la semana, la que tuvo más calado en los medios y precedió a las fotos y vídeos de cajeros, marquesinas rotas y violencia policial: La imagen del eje Prado-Recoletos atestado de gente que protestaba en torno a cuatro reclamaciones: trabajo estable y renta básica, el impago de la deuda, servicios públicos de calidad y contra la represión y el recorte de libertades. La Cumbre Social, formada por Comisiones, UGT y otras organizaciones menores, convocaba a las marchas y establecía un pequeño contingente informativo, pero los líderes de esta plataforma contra los recortes no se dejaban ver por el estrado desde el que el secretario general del SAT, Diego Cañamero, llamaba a una “rebelión pacífica del pueblo” y a la convocatoria de una, dos, tres huelgas generales, “las que hagan falta”, para recuperar “la democracia y la economía para el pueblo”.
Huelga general del 80%
Tras una jornada que comenzó con la bienvenida a las seis marchas, integradas por personas en paro, trabajadores del campo y en procesos de despido colectivo y cientos de personas en situación de precariedad, la convocatoria oficial concluyó con una manifestación sin precedentes. Como exclamó Cañamero en la plaza de Colón, “el poder mediático no ha puesto nada para que aquí haya dos millones de personas, lo han puesto las redes sociales, las asambleas, los comunicados, las banderas, los megáfonos y el trabajo de la militancia”. La voz quebrada de Cañamero cerraba casi un mes de movilización desde que las primeras marchas salieran de Barcelona el 25 de febrero destino a Madrid. Pero la movilización continúa, y el eco de las marchas ha dado impulso a nuevas asambleas que se plantean los próximos pasos a dar. Las marchas han supuesto un espaldarazo para los sindicatos alternativos, tanto el SAT como las centrales anarcosindicalistas, CGT y CNT, formaron grandes cortejos en una manifestación en la que abundaron las banderas de la coalición IU y de la II República. En el estrado, Cañamero apelaba al 80% de la población que no vota al Partido Popular y daba por buenas las cifras de la organización de las Marchas, que calculaba que dos millones de personas habían participado en una de las mayores movilizaciones del siglo XXI en el Estado español: “Podemos ser diez millones de personas en el futuro, podemos echar al Gobierno, podemos tener al Gobierno del pueblo, podemos cambiar las cosas”, exclamó Cañamero.

La posible convocatoria de una huelga general es uno de esos pasos, según confirma a DIAGONAL Andrés Bódalo, sindicalista del SAT: “Creemos que sí hay que ir a la huelga general de la ciudadanía, de los de abajo, y eso también tiene un proceso. Vamos a trabajar en esa posibilidad en los próximos meses, pero hay que hablar muchísimo con todos los colectivos, con todos los partidos políticos y sindicatos”, explica Bódalo. Con esa perspectiva, y en clave feminista, un día después de la llegada de las Marchas a Madrid, en Barcelona se celebraba otra asamblea de preparación de la vaga de totes, la “huelga de todas”, un paro “que visibilice específicamente las condiciones de desigualdad en que nos encontramos las mujeres, una huelga de todas y todos que sea convocada por mujeres y donde las mujeres y nuestras demandas sean protagonistas”, según explican las convocantes en su comunicado.

Sin embargo, aunque organizaciones sindicales y sociales apuntan a la herramienta de la huelga como siguiente paso, el coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara, aún no ha planteado esa posibilidad en público, y los sindicatos de concertación creen que el horno no está para bollos.

La tercera foto de la semana tuvo lugar a partir del domingo por la mañana y daba continuidad al movimiento de aproximación de las élites de los partidos mayoritarios que abrió el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero durante la gira de presentación de su libro y continuó Alfredo Pérez Rubalcaba con la proposición de un pacto de Estado en materia de fronteras al PP tras la masacre de Ceuta. Es el retrato del consenso del 78 en torno a la figura de Adolfo Suárez, la del saludo del segundo presidente de la transición por parte de Felipe González, expresidente entre 1982 y 1996 y José María Aznar (1996-2000). Hoy ambos trabajan para empresas de la energía, Gas Natural y Endesa, respectivamente. 

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