Ulises Estrada: El internacionalismo de la revolución cubana y la herencia del Che Guevara. Un revolucionario,que nos enseña y empuja a continuar la lucha por la vida, por el socialismo. Dossier
x
Néstor Kohan - La Haine :: Más articulos de esta autora/or
Entrevista a Ulises Estrada Lescaille, combatiente internacionalista y compañero del Che
Cuando se lo ve venir caminando en forma desgarbada, parece un
jugador de básquet de la NBA. Flaco, alto, negro y sonriente, Ulises
Estrada derrocha modestia. A pesar de haber jugado un papel fundamental
en la lucha antiimperialista en varios continentes del mundo (desde el
Congo y Guinea hasta Bolivia y el Chile de Salvador Allende), este
combatiente cubano internacionalista habla de sus misiones secretas y
clandestinas junto al Che y otros revolucionarios como quien recuerda
inocentes anécdotas de una escuela o una oficina. En ningún momento se
pone "en pose". Mantiene la modestia del Che y el bajo perfil de los
agentes de inteligencia a rajatabla.
Retirado ya de las actividades clandestinas en las que invirtió los
mejores años de su vida, durante los últimos años Ulises Estrada ha
dirigido la revista Tricontinental. Actualmente ha terminado un volumen
dedicado a Haydée Tamara Bunke Bíder, la combatiente argentino-alemana
que cayó en Bolivia en 1967 junto a Guevara integrando el Ejército de
Liberación Nacional (ELN). El volumen se titula Tania la guerrillera y
la epopeya sudamericana del Che [hay edición en inglés con el título Undercover in Bolivia with Che.
Australia, Ocean Press, 2005]. Anteriormente Ulises Estrada había
trabajado y colaborado -sin figurar por razones obvias- en el libro
Tania, la guerrillera inolvidable [La Habana, Instituto del Libro, 1970,
hay varias ediciones. La primera constó de 300.000 ejemplares según
figura en el volumen].
N.K.: ¿Cuándo conociste al Che Guevara?
U:E.: Conocí al comandante Ernesto Guevara a finales de 1961, cuando
me desempeñaba como segundo jefe del Departamento (MOE), del
Viceministerio Técnico del Interior (Inteligencia), dirigido por el
comandante Manuel Piñeiro Losada, conocido como "Barbarroja". Mis
relaciones con el Che fueron circunscriptas al apoyo al movimiento de
liberación nacional de América Latina. Posteriormente participé con él
en la lucha guerrillera en el Congo a la cual me incorporé durante un
tiempo luego de hacer un recorrido de casi cinco meses en un barco [se
trata del barco "El Uvero", el más grande la marina mercante cubana.
Nota de N.K.(1)] cumpliendo todos los compromisos que el Che había hecho
con los movimientos revolucionarios africanos llevándoles armas, ropa,
implementos agrícolas, medicina. En fin... todo lo que necesitaban los
movimientos. El Che se los había prometido. Yo tuve la responsabilidad
de llevárselos. Al final de este viaje crucé al Congo, me incorporé a la
guerrilla, estuve en la guerrilla del Congo más de un mes. La situación
ya era muy difícil. Todo vislumbraba que aquella guerra iba a terminar
por parte de los congoleses. Regresé a Cuba a informar de la situación y
a organizar el operativo que en definitiva sacó a todos los cubanos del
Congo. Después, estando en Cuba, se me dio la orientación de viajar a
Tanzania, donde estaba el Che, con el doctor Luis García Gutiérrez que
iba a hacer el enmascaramiento del Che para que pudiera viajar. Así lo
hizo.
N.K.: ¿El enmascaramiento del Che se hizo en Tanzania?
U.E.: Sí, entonces regresé a Cuba con las fotos, Fidel aprobó el
enmascaramiento. De ahí salí clandestino con el Che, con la misión del
comandante en jefe [se trata de Fidel Castro. N.K.] de defender la vida
del Che con mi propia vida, cosa que así hice. Viajamos desde
Dar-es-Salaam hasta Praga. Estuve con él allí, en Praga, más o menos dos
meses y luego regresé a Cuba porque en Praga yo era muy "llamativo".
Nosotros vivíamos en un apartamento en la azotea de un edificio. Tenía
un solo cuarto, una cocina y un baño. Allí nos distribuíamos las tareas.
Un día yo cocinaba y limpiaba, al otro día le tocaba al Che y él
cocinaba y limpiaba.
N.K.: ¿En Praga estaban ustedes dos solos?
U.E.: Sí, nosotros dos solos, apoyados por el compañero José Luis
Ojalvo, que era el compañero de la inteligencia que dirigía nuestro
trabajo en Praga, sobre todo en la ayuda a los movimientos de
liberación. Debo decir que en el trabajo que yo realizaba en aquel
momento en el Departamento MOE ("M" era la sigla de inteligencia, y "OE"
era Operaciones Especiales), nosotros estábamos exclusivamente
dedicados a tareas de apoyo al movimiento revolucionario. O sea que no
hacíamos tareas de inteligencia política sino tareas dedicadas al apoyo
al movimiento revolucionario.
Luego, al terminar esta misión con el Che... él me pidió que
regresara para Cuba porque el físico mío era muy llamativo cuando
salíamos tarde en la noche a comer en restaurantes fuera de la ciudad de
Praga y él pensaba que por culpa mía podían descubrirnos. Regresé a
Cuba y al regresar organicé la DGI (Dirección General de Inteligencia)
de África, Asia y América latina. Le pusimos como nombre Dirección 5
(cinco). Ahí nos dedicábamos al trabajo con los movimientos
revolucionarios africanos y asiáticos. Participé en la guerrilla de
Guinea portuguesa y estuve con los palestinos en la guerrilla en los
márgenes del río Jordán en un pueblo que se llama Chunya [no se oye bien
el nombre]. Esa es la historia. Le pedí al Che ir con él para Bolivia,
yo en Praga ya sabía que él iba para Bolivia...
N.K.: ¿Cuándo te enteraste que él iba para Bolivia?
U.E.: Allí, en Praga, por la visita de Papi, José María Martínez
Tamayo, que fue varias veces a Praga, de Praga a Bolivia, de Bolivia a
Praga, de Praga a La Habana a llevar las informaciones a Cuba y a
traerles las informaciones al Che. El Che no me lo dijo, me lo dijo
Papi. Yo le pedí al Che irme con él a Bolivia y me contestó que mi
experiencia era en el trabajo clandestino, que yo no tenía experiencia
en la guerrilla, que yo le hacía más falta a Piñeiro [Manuel Piñeiro
Losada. N.K.] en el trabajo clandestino que a él y que por lo tanto no
lo acompañaría. Nunca más volví a ver al Che.
N.K.: Vos mencionaste que estuviste con el Che en Tanzania y luego
en Praga. Cuando Guevara estaba en Tanzania le escribe a Armando Hart
Dávalos una carta donde le relata que él estaba haciendo lecturas e
investigaciones teóricas. Luego, en Praga, escribe unos cuadernos
criticando el Manual de economía política de la Academia de Ciencias de
la URSS. ¿Vos estuviste con él mientras el Che escribía estos
materiales?
U.E.: El Che tenía muchas críticas a la Unión Soviética, pero eran
críticas basadas en elementos muy objetivos ya que él consideraba que la
Unión Soviética debía dar más en la ayuda al movimiento revolucionario
latinoamericano para hacer la revolución. Más ayuda material, más ayuda
política, etc., etc. El Che pensaba que el marxismo es una teoría que
hay que llevarla a la práctica sobre todo en el internacionalismo
proletario. En su consideración, sobre todo la Unión Soviética, no lo
estaba cumpliendo.
N.K.: Cuando el Che hacía esos trabajos y redactaba esas cartas y escritos, vos lo ayudaste?
U.E.: No, realmente yo no sabía qué estaba escribiendo él. Él pasaba
el tiempo escribiendo, jugando ajedrez solo. En una ocasión me
entusiasmó a jugar ajedrez con él. Yo era muy mal jugador de ajedrez. Me
dejó ganar. El Che era una gente, una persona sencilla, como cualquiera
de nosotros. Entonces prácticamente él hizo trampa para que yo ganara.
Yo me di cuenta. Yo no sabía ajedrez y él era muy buen ajedrecista. Y
cuando me invitó a la segunda partida le dije que no, que yo no jugaba
más con él. Le dije: "Ramón, usted está haciendo trampa". Allí, en
Praga, durante los primeros días, las discusiones eran porque yo le
decía "comandante" y él tenía dudas de que el apartamento donde
estábamos, que nos lo había dado la seguridad checa, tuviera micrófonos
ocultos y que descubrieran que era él quien estaba oculto allí. Entonces
me obligaba a decirle "Ramón", que era el nombre que él utilizaba.
Cuando íbamos a hablar algo más serio, salíamos a la azotea y hablábamos
en la azotea o en los restaurantes donde íbamos a comer. El Che siempre
estuvo convencido de que los checos nos tenían colocados micrófonos.
N.K.: ¿Cómo se hizo el trato para que la inteligencia checa les proporcionara ese departamento?
U.E.: Eso era un trato normal. Primero escogimos uno de los
departamentos más malos que nos daban los checos. Había una serie de
departamentos y casas que los checos nos daban para alojar a los
revolucionarios latinoamericanos que iban y venían de Cuba y había
algunos que eran para los altos dirigentes del movimiento revolucionario
latinoamericano y otros que eran más masivos, para los combatientes que
venían a entrenarse a Cuba. Y nosotros les pedimos, precisamente, uno
de los apartamentos más malos para que ellos en ningún momento pudieran
ni siquiera pensar que en ese apartamento estaba un dirigente de la
Revolución Cubana.
N.K.: Hay una novela de Abel Posse [Los Cuadernos de Praga. Buenos
Aires, Editorial Atlántida, 1998] que menciona por ahí que había un
agente de la inteligencia checa que lo seguía al Che. ¿Es cierto o es
pura ficción?
U.E.: Este señor Posse no me merece ninguna confianza y sinceramente
dudo de sus intenciones. Creo que es argentino, y en aquel momento era
embajador argentino en Perú. Una vez se apareció en Cuba, en mi casa,
para que yo le contara el supuesto romance de Tania [Tamara Bunke] y
Ernesto Guevara. Yo le expliqué que Tania y el Che nunca se habían
encontrado y nunca estuvieron juntos en Praga, que Tania y el Che nunca
habían tenido un romance, que Tania sentía un alto respeto por el Che
como dirigente revolucionario y no como hombre desde el punto de vista
amoroso. En esta conversación en la cual este señor llegó a mi casa, no
sé cómo, yo vivo en un barrio alejado donde las direcciones son
difíciles de encontrar, él igual se las arregló y se me apareció con un
costoso regalo... Yo interrumpí la discusión y le dije que no, que era
todo mentira lo que él estaba diciendo, que él no podía escribirlo
porque era falso. Y este señor me contestó que eso era lo que "el
público" quería conocer y que en definitiva era una novela y que él iba a
hacer una novela... Cuando me dijo eso, lo invité a irse de mi casa. Yo
pienso que este señor no es capaz de respetar la historia de los
hombres y las mujeres que fueron capaces de entregar nada menos que su
vida en la lucha de liberación de los pueblos de América Latina.
N.K.: Más allá de este autor argentino tan poco creíble y con tan
pocos escrúpulos... ¿la inteligencia checa seguía los pasos del Che
Guevara?
U.E.: ¡Eso es falso! La inteligencia checa jamás supo que el Che
estuvo en Praga. ¡Jamás! Incluso nosotros hablamos de estas cosas
ahora.... pero durante años, cuando publicamos el primer libro Tania: la
guerrillera inolvidable hablamos de "un país de Europa"... Jamás
dijimos que fue Praga. Los checos nos entregaron un pasaporte argentino
falsificado por ellos que ni siquiera tenía el nombre de Laura Gutiérrez
Bauer. Eso lo hicieron después los técnicos cubanos. Los checos nunca
supieron de quien se trataba, quien era el personaje, ni a qué país iba.
Nunca supieron nada de eso. Como en las acciones en las que actuamos en
coordinación con la inteligencia soviética, nunca supieron de quien se
trataba, a qué país iba, ni qué misión iban a cumplir. Porque nosotros
trabajábamos en forma completamente independiente de la inteligencia de
los países socialistas que nos daban su apoyo, pero no era un apoyo para
un subordinado, sino que era un apoyo real, sin saber realmente las
misiones en las que estábamos nosotros comprometidos en ese momento.
N.K.: ¿Cuándo vos decís "nosotros" te estás refiriendo a la dirección de Piñeiro?
U.E.: Me estoy refiriendo a la dirección de inteligencia de Cuba.
N.K.: ¿En qué consistió tu misión en Bolivia y cuándo estuviste?
U.E.: Bueno, yo no estuve con el Che en Bolivia... Yo estuve en
Bolivia en el año 1963 preparando la guerrilla de Jorge Ricardo Masseti
para la Argentina y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional
(ELN) de Perú de Héctor Béjar. En eso estuve allí con el capitán Orlando
Pantoja, entregándole las armas, recibiendo a los hombres, ubicando a
los hombres, hicimos todo un trabajo de apoyo a la guerrilla peruana que
se frustró, prácticamente, en su primer combate.
N.K.: ¿Trabajaste también en Bolivia junto a Masseti?
U.E.: Junto a Masseti y junto a Béjar.
N.K.: ¿Conociste a Hermes Peña?
U.E.: ¡Sí, como no!... Hermes Peña fue uno de los cubanos que cayó en
una emboscada en la guerrilla de Masseti. Prácticamente fueron
masacrados. El Ejército los cercó. Fueron masacrados. Masseti logró
escapar con cinco o seis compañeros de la guerrilla hacia la montaña y
nunca supimos de Masseti otra vez.
N.K.: ¿Eso impactó en el Che?
U.E.: Sí, fue un golpe muy duro para el Che puesto que el Che se iba a
incorporar a esa guerrilla cuando se asentara en el territorio de
Salta, en Argentina. Hicimos todo lo posible, gastamos cantidad enorme
de dinero para tratar de encontrar a la guerrilla, de darle apoyo, y
jamás volvimos a saber de Masseti.
N.K.: ¿Trabajaste con Inti Peredo en esa época?
U.E.: Yo trabajé en el aparato clandestino de Bolivia cuando comenzó
el apoyo a estas dos guerrillas. Trabajé con Inti Peredo y con Rodolfo
Saldaña. Ellos fueron los dos primeros apoyos que nos dio Mario Monge.
Con Inti Peredo compramos un taxi. Con ese taxi él movía al comandante
Abelardo Colomé Ibarra, Furri, ministro del interior cubano, que fue el
que llegó a Bolivia a dirigir la operación de Masseti.
N.K.: ¿Conociste a Federico Méndez, del EGP argentino?
U.E.: Por supuesto que conocí a Méndez. También fue uno de los
guerrilleros argentinos que se incorporó a la guerrilla de Masseti.
N.K.: ¿Cómo conociste a Tania?
U.E.: A Tania la conocí cuando a mí me mandaron a investigar a tres
argentinas. La propuesta del Che, para un trabajo que yo no conocía cual
era, fue Tania. Él la había conocido en Alemania, después la había
conocido en Cuba en actividades de la colonia argentina, en actividades
de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas. Ella viajaba a Cuba
y servía de traductora. Al Che le pareció que servía para esta
actividad. Nosotros investigamos, en Cuba y en Argentina, a Tania, a
Isabel Larguía y a Lidia Guerberof que era una pianista argentina, una
gente de posiciones muy revolucionarias. Por las condiciones de Tania,
para esta actividad decidimos proponerle al Che a la misma que él había
propuesto: Haydée Tamara Bunke Bider, nombre real de Tania. Así se hizo.
Primero se pensaba que Tamara fuera a crear un aparato urbano de apoyo a
la guerrilla argentina, la encabezada por Masseti. Al fracasar la
guerrilla argentina el Che ya decidió que Tamara fuera quien organizara
el aparato de apoyo urbano que apoyaría la guerrilla de Bolivia que él
iba a dirigir.
N.K.: ¿Apoyo desde dónde?
U.E.: Desde Bolivia.
N.K.: ¿Alicia Eguren formó parte de ese movimiento?
U.E.: Alicia Eguren y John William Cooke fueron dos personas
maravillosas, muy vinculadas al Che, muy revolucionarios. No te voy a
decir que eran marxistas-leninistas pero sí muy revolucionarios.
Trabajaron mucho con el Che en la organización del aparato urbano en la
Argentina, al cual incorporaron a muchos jóvenes argentinos procedentes
del peronismo.
N.K.: ¿A Mario Roberto Santucho lo conociste?
U.E.: Lo conocí después, no en esta época de la que estamos hablando.
N.K..: Se hizo correr la leyenda, y por eso te lo pregunto, de que
Tania podría haber sido un agente de la República Democrática Alemana
(RDA). ¿Es posible eso?
U.E.: No, eso no es posible. Tania vino para Cuba por su amor a la
revolución cubana. Desde antes que triunfe la revolución cubana, en la
RDA Tania se dedicó, desde que conoció a cubanos en un congreso de la
Federación Mundial de Juventudes Democráticas, y desde que conoció la
lucha que se desarrollaba en la guerrilla y que entre los guerrilleros
había un jefe argentino que era el Che Guevara, Tania se dedicó a
escribir en periódicos y a hacer actos de solidaridad con Cuba. Etc.,
etc. Cuando triunfó la revolución su idea era venir para Cuba. La idea
inicial de Tania era ir a pelear a la Argentina. Cuando triunfó la
revolución cubana ella decidió tratar por todos los medios de venir a
Cuba. Así lo logró, invitada por Alicia Alonso cuyo ballet estaba en la
RDA. Alicia la invitó, ella vino para Cuba y aquí se incorporó a todas
las organizaciones revolucionarias cubanas y mantuvo una actitud
revolucionaria intachable que fue lo que hizo que la escogiéramos. Nunca
fue agente de los servicios de inteligencia alemanes, nunca fue agente
de la KGB rusa y nunca fue agente de los servicios secretos cubanos.
¡Tania fue una combatiente internacionalista latinoamericana!
N.K.: ¿Por qué eligió ese nombre de guerra? ¿Por la guerrillera soviética?
U.E.: A todo el mundo se le ponía otro nombre. Sí, ella escogió ese
nombre en recuerdo de la guerrillera soviética que había sido asesinada
por el nazi-fascismo.
N.K.: ¿Vos estuviste en Bolivia entrenando a Tania?
U.E.: No, yo entrené a Tania en Cuba. En Praga ella fue a preparar su
leyenda. En la primera leyenda ella asumía el nombre de Vittoria
Pancini, una supuesta ítalo-germana. Ella pasó dos meses viajando por
Europa Occidental. Realmente ella hablaba muy poco italiano. Nos dimos
cuenta que ella no podría cumplir con esa leyenda, entonces se le hizo
una leyenda como Laura Gutiérrez Bauer, alemana-argentina. Esa leyenda
también la practicó en Europa. Viajó a Alemania occidental, estuvo cerca
de la casa de sus padres, a la cual no fue, hizo el sacrificio de no
mostrar su presencia a sus padres (quienes sabían que estaba en un
trabajo secreto pero no sabían cual era) y esa fue la leyenda que se
aceptó. La de Laura Gutiérrez Bauer.
N.K.: ¿En Alemania occidental?
U.E.: Sí, en Alemania occidental. Sus padres vivían en Alemania
oriental, en la República Democrática Alemana (RDA), en Berlín, pero
ella estuvo en las dos Alemanias. Tania adoptó entonces la leyenda de
Laura Gutiérrez Bauer. La cumplió en forma excelente, hasta que murió en
la guerrilla del Che.
N.K.: ¿Cuál era la misión de ella en Bolivia?
U.E.: Buscar información sobre muchas cosas: sobre el Ejército, sobre
la situación operativa en zonas rurales y organizar un grupo operativo
en La Paz. Lo organizó con Loyola Guzmán y junto con Saldaña, otro
compañero del Partido Comunista Boliviano. Ese trabajo lo siguió hasta
que se tuvo que quedar en la guerrilla porque el Che se convenció de que
estaba "quemada". Tania estuvo en la guerrilla poco tiempo, unas dos o
tres semanas. Estaba muy enferma y el Che la envió para la retaguardia.
Ella murió junto con el grupo de retaguardia.
N.K.: ¿En qué consistió el entrenamiento de inteligencia que vos le dabas?
U.E.: ¡Uh...! En muchas cosas..., muchas. Todas las artes necesarias
para burlar los órganos de inteligencia y contrainteligencia del
enemigo. Yo pienso -y lo digo en el libro que estoy escribiendo, que se
titula Tania la guerrillera y la epopeya sudamericana del Che- que si
los revolucionarios latinoamericanos hubiesen tenido la preparación que
tuvo Tania hoy tendríamos vivos a muchos jefes guerrilleros, a muchos
jefes clandestinos, a muchos revolucionarios latinoamericanos. Porque
Tania se preparó durante más de un año para combatir desde posiciones
clandestinas contra los aparatos enemigos.
N.K.: Vos dijiste que Tania también estuvo en Praga...
U.E.: Su preparación en Europa la hizo residiendo en Praga. Su sede
era Praga, de ahí salía para el resto de Europa, regresaba a Praga,
volvía a salir para el resto de Europa, volvía a regresar. Estuvo seis
meses en ese entrenamiento.
N.K.: ¿Por qué se elegía Praga?
U.E.: Porque era uno de los lugares donde nosotros teníamos mejores
condiciones operativas. Teníamos mucha ayuda de los checos. ¡No era
Moscú, donde era más complicado!
N.K.: ¿En Moscú había más control?
U.E.: Más control y además en Moscú no teníamos la infraestructura
que teníamos en Praga. En Praga teníamos un grupo de apartamentos, un
grupo de seguridad checo que nos apoyaba. En fin... Praga era el lugar
ideal, no para Tania, pero sí para muchas operaciones que nosotros
hicimos operando desde allí.
N.K.: ¿La inteligencia de los checos apoyaba a la inteligencia cubana en esas operaciones?
U.E.: Totalmente. Sin saber bien lo que era y en qué consistía pero apoyaba totalmente. Es bueno reconocerlo.
N.K.: En alguna biografía sobre el Che se plantea que Guevara
tenía temor que los checos se enteraran de que él estaba allí porque
entonces se enteraría la CIA...
U.E.: Ya te lo dije. El Che era muy desconfiado. Pensaba que en la
habitación teníamos micrófonos. Él pensaba que si los checos se
enteraban de algo, los checos estaban infiltrados y penetrados por la
CIA y entonces se iba a enterar la CIA. Eso era lo que pensaba el Che.
Pero la realidad objetiva es que la CIA nunca se enteró, que los checos
nunca se enteraron y que obtuvimos un gran apoyo de los órganos de
seguridad checos. No sólo en lo del Che y en lo de Tania sino también en
muchas otras operaciones que nosotros hicimos con sede en Praga y que
en algún momento hablaremos de ellas.
N.K.: En la solidaridad internacionalista tuviste muchos contactos
y relaciones con revolucionarios de América Latina y África. ¿Y de los
Estados Unidos? ¿Tuviste contacto con las Panteras Negras de Estados
Unidos?
U.E.: Sí, también. Tuvimos estrecha relación con Stokely Carmichael y
con muchos de ellos, militantes y dirigentes de las Panteras Negras.
Sí, tuvimos relaciones, tratamos de dar nuestro apoyo y nuestra ayuda en
la medida de nuestras modestas posibilidades. Nunca apoyamos acciones
terroristas. Jamás. Nuestro aparato de inteligencia jamás apoyó hacer
una acción terrorista. ¡Jamás! Las acciones que nosotros apoyamos eran
acciones de guerra revolucionaria, no de terrorismo. Cuando Stokely
Carmichael era el hombre más buscado en Estados Unidos por el FBI vino a
La Habana y participó de la Primera Conferencia Tricontinental. Después
este compañero se fue a Guinea para combatir con el ejército
guerrillero de Guinea Bissau, se casó con una compañera y se retiró de
la lucha.
N.K.: Vos trabajaste muchos años junto a Manuel Piñeiro Losada, el célebre comandante Barbarroja. ¿Qué recuerdos tenés de él?
U.E.: De Piñeiro tengo un gran recuerdo. ¡El recuerdo de un gran
maestro revolucionario! Yo trabajé con Fidel y trabajé con el Che porque
trabajé con Piñeiro. Es así. Piñeiro era un hombre que, a quienes
trabajábamos con él, nos llevaba a las reuniones con Fidel, a las
reuniones con el Che. De la guerra revolucionaria (previa a 1959) yo no
conocí ni al Che ni a Fidel. Los conocí gracias a Piñeiro, como también
conocí a Raúl Castro, a Celia Sánchez. A los principales cuadros que
trabajábamos con él en las tareas operativas Piñeiro nos daba la
posibilidad de vincularnos con la máxima dirección de nuestra
revolución. Aprendí mucho de él. Yo creo que Piñeiro fue mi gran maestro
revolucionario en los trajines de la lucha clandestina, en la lucha
operativa, en la lucha de liberación nacional y social de los pueblos de
América Latina y de África. Estoy muy agradecido a Piñeiro. Si no fuera
por él, yo no sería hoy el revolucionario que creo ser.
N.K.: ¿De dónde aprendió Piñeiro las técnicas de inteligencia?
U.E.: Las aprendió trabajando. ¡Todos nosotros las aprendimos
trabajando! ¡Nosotros no hicimos ni pasamos escuelas en la Unión
Soviética ni en ningún otro lado! Nosotros aprendimos a enfrentar al
enemigo, primero, con los conocimientos que teníamos de Cuba en la lucha
contra Batista. Cómo actuaba la dictadura batistiana, cómo actuaban sus
órganos represivos, cómo actuaba el ejército batistiano... Con toda esa
experiencia, nosotros a su vez la volcamos en la lucha de los pueblos
por su liberación. Todo parece indicar que nos salió bien pues por el
trabajo nuestro jamás fue detenido un revolucionario, nunca fue
asesinado un revolucionario. Los fracasos o reveses del movimiento
revolucionario en América Latina son propios del movimiento
latinoamericano. No son culpa de Cuba. Y además, una segunda cosa que
querría señalar: ¡Nunca intentamos exportar la revolución! Sencillamente
nos limitamos a apoyar a aquellos revolucionarios que venían a beber de
la experiencia cubana y a buscar el apoyo de la experiencia cubana a
partir de la condición internacionalista del compañero Fidel Castro que
fue el que nos enseñó realmente a ser internacionalistas.
N.K.: ¿En qué consiste ese proyecto internacionalista?
U.E.: ¡En hacer la revolución!
N.K.: ¿Dónde?
U.E.: ¡Dondequiera que se pueda hacer la revolución! ¡En cualquier
parte del mundo! En cualquier parte donde se den "tableteo de
ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria" como decía el
Che. "En cualquier parte del mundo donde nos sorprenda la muerte
luchando, bienvenida sea". Esa no era la consigna del Che, únicamente.
Es la consigna de todos nosotros, quienes estamos dispuestos a poner en
juego nuestra vida en cualquier parte del mundo donde el movimiento
revolucionario reclame el concurso de nuestros modestos esfuerzos. Así
hemos tratado de llevarlo a la práctica a lo largo de toda nuestra vida.
NOTAS:
(1) Sobre el papel de Ulises Estrada en África (y sobre todo el
internacionalismo de la revolución cubana) puede consultarse el
inigualable y apasionante estudio del investigador de origen italiano
Piero Gleijeses: Misiones en conflicto. La Habana, Washington y África. 1959-1976. La Habana, Ciencias Sociales, 2002. pp.106, 133 y ss. Un libro imprescindible que vale la pena conseguir.
****************
El revolucionario y periodista Ulises Estrada fallece en Cuba
Ulises Estrada: las memorias de un internacionalista cubano.
Dámaso José Lescaille Tabares (Santiago de Cuba, 1934), es uno de los más extraordinarios combatientes internacionalistas cubanos, más conocido por su nombre de guerra de Ulises Estrada Lescaille, durante la Guerra Fría fue un verdadero azote para los servicios de inteligencia de Occidente.
Dámaso José Lescaille Tabares (Santiago de Cuba, 1934), es uno de los más extraordinarios combatientes internacionalistas cubanos, más conocido por su nombre de guerra de Ulises Estrada Lescaille, durante la Guerra Fría fue un verdadero azote para los servicios de inteligencia de Occidente.
Estrada se ubica en la genealogía de la familia de patricios cubanos Maceo Grajales, como bisnieto de María Baldomera Maceo y tataranieto de Mariana Grajales y Marcos Maceo.
En su natal Santiago de Cuba desde muy joven se entregó a la causa revolucionaria, al incorporarse a las filas del Movimiento 26 de Julio en la lucha clandestina contra el General Fulgencio Batista.
Desde 1960 tomó parte activa en el aplastamiento de “la Guerra sucia”, fomentada por las guerrillas aupadas y mantenidas en toda la isla por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), estuvo al lado del Comandante Manuel Piti Fajardo cuando este fue emboscado y muerto en Escambray y él mismo se encargó de capturar al asesino.
Por sus méritos en esa epopeya pasó a integrar los Organos de la Seguridad del Estado, en el Departamento Técnico del Ministerio del Interior y a las órdenes del legendario Comandante Manuel Piñeiro.
Como director general de la Dirección V, encargada del apoyo solidario de la Revolución Cubana a los Movimientos de Liberación Nacional de África y Medio Oriente, desarrolló sus funciones en lo adelante.
El internacionalismo cubano nace con Joaquín Infante, el cubano que combatió bajo la égida de Simón Bolívar y el mexicano-español Francisco Javier Mina, en la Revolución de 1810, después se extiende al dominicano Máximo Gómez, los más de mil cubanos que lucharon en las filas de los republicanos españoles y los estudiantes que defendieron a Costa Rica de la voracidad de Somoza.
Ulises recuerda con admiración el desembarco cubano del 14 de junio de 1959 en las localidades dominicanas de Constanza, Maimón y Estero Hondo, que provocaron a fin de cuentas el ajusticiamiento del dictador y asesino Rafael Leónidas Trujillo, también evoca el buque Bahía de Nipe, que en 1961 llevó armas a los guerrilleros argelinos que combatían contra el colonialismo francés y regresó a Cuba con una preciosa carga de heridos y enfermos de ese conflicto.
“Fidel –precisó Lescaille- en todo momento dirigió esos esfuerzos y lo secundaron al mayor nivel el Che Guevara y el Comandante Manuel Piñeiro”.
Estrada rememoró el trabajo de los internacionalistas y dejó bien claro que: ¡Cuba no exportó la revolución, los revolucionarios nos solicitaban la ayuda que nunca negamos y por nuestra parte asumimos la responsabilidad con el ejemplo que emanaba de la Revolución cubana”.
Acerca del trabajo con intelectuales mencionó a los franceses Regis Debray, y y Francois Masperó y al italiano Gian Giacomo Feltrinelli, “no nos acercamos a estos como aparato de inteligencia sino como políticos y revolucionarios. Por respeto nunca realizamos inteligencia con ellos”, señaló.
Evocó la primera tarea que le encomendó el Che en Colombia de ayuda a unos revolucionarios que le pidieron ayuda. “Eran jóvenes del Movimiento Obrero Estudiantil de Colombia que fracasaron y luego crearon el Ejército de Liberación Nacional (ELN)”.
Aseveró que las principales dificultades radicaban en los Partidos Comunistas que abogaban por la vía electoral frente a la opción armada que emanaba de la experiencia cubana.
Por otra parte mencionó tres acciones que se realizaron desde Bolivia a inicios de los 60, y que fueron los traslados de tres focos guerrilleros desde este país hacia Perú, comandados por Guillermo Lobatón, Héctor Béjar y Luis de la Puente Uceda.
Mencionó a la guerrilla que dirigiría el argentino Jorge Ricardo Massetti, el primer director de la agencia de noticias Prensa Latina, cuya operación monitoreó personalmente el Che Guevara, el sitio escogido fueron las selvas de Salta, colindantes con Bolivia,. El trayecto hacia estas sería a través de Argelia que se ocuparía del internacionalismo cubano en América Latina, mientras Cuba se haría cargo de los intereses de esa nación árabe en Africa.
“Los compañeros que tuvieron a su cargo por la parte cubana la exploración de esos territorios lo fueron el actual ministro del interior cubano Abelardo Colomé Ibarra y el internacionalista José María Martínez Tamayo (Embili en la selva congolesa y Ricardo, Papi o Chinchú en la guerrilla boliviana).
“El Che designó a sus hombres de confianza para aquella experiencia –subrayó Estrada- estaban los capitanes Hermes Peña y Alberto Castellanos invasores con el Che desde la Sierra Maestra hasta Santa Clara”.
Según el disertante, Castellanos, en una exploración fue prisionero del ejército, que lo condenó a prisión, “y milagrosamente pudo sostener la identidad peruana que le habíamos facilitado durante sus cuatro años de prisión argentina, gracias al pasaporte y la leyenda de un estudiante peruano que estudiaba en Cuba y se le parecía físicamente”, sostuvo el disertante.
El internacionalista cubano recordó la preparación de la guerrilla boliviana del Che, el trabajo febril de los comunistas del Beni, Inti y Coco Peredo, y Rodolfo Saldaña, y la preparación esmerada que le dieron a los agentes encubiertos Tamara Bunke Bider (Tania la guerrillera) y Renán Montero.
El balance de aquellos años lo calificó de glorioso pero doloroso, la guerrilla de Salta se perdió, murieron Massetti y el cubano Hermes Peña, los focos de los peruanos Béjart, Lobatón y De La Puente Uceda fueron aniquilados y el magnífico y sensible poeta Javier Heraud caído en combate.
Por una provocación montada por los servicios de inteligencia del imperialismo a Ulises Estrada lo expulsaron de Bolivia, y ya en Cuba fue castigado por su amigo, el capitán Carlos Chaín, segundo de Manuel Piñeiro “Barbarroja” en el viceministerio técnico.
Después pasó en su discurso a Centroamérica y la actitud partidaria de la lucha armada del comunista salvadoreño Shafick Handal, esclareció los matices entre los sandinistas nicaragüenses Daniel Ortega, Jaime Wheelock y Henry Ruiz, y destacó el apoyo de los comunistas costarricenses dirigidos por Manuel Mora Valverde.
Evocó el asalto al palacio presidencial somocista, que los sandinistas no revelaron a nadie, el encarcelamiento previo del futuro jefe del comando Edén Pastora en Panamá a pedido de las autoridades norteamericanas que preparaban el viaje de Jimmy Carter a ese país, la feliz toma del palacio y la salida en libertad de los sandinistas presos.
Sobre el Che recordó que este trató de incorporarse a la guerrilla venezolana, pero la acción recibió la negativa del partido Comunista de ese país, evocó su partida para el Congo en operación preparada por el capitán Osmany Cienfuegos, en aquel momento secretario de relaciones internacionales del Partido Comunista cubano, habló acerca del fracaso de aquella contienda, los disfraces del Guerrillero Heroico, y su negativa a regresar a Cuba por petición expresa de Fidel después de la publicación de su carta de despedida el 4 de octubre de 1965.
La permanencia del Che en Praga, fue otro momento importante en la exposición pues hacia ese país centroeuropeo debió partir por las posibilidades de permanencia incógnita en la ciudad del barrio de La Mala Strana, y la imposibilidad de hacer lo mismo con los soviéticos porque estos no aprobaban la actividad internacionalista armada de la Revolución cubana.
Estrada solía hacerle escuchar Los Beatles y Miriam Makeba al Che, el argentino rechazaba a los ingleses por “imperialistas” y prefería a Mamá Africa, pero al final le dijo “ponme a los imperialistas que me están gustando”.
A esa altura de las cosas, Ulises Estrada dijo algo muy interesante: “la idea de la guerrilla en Bolivia partió de los bolivianos, de Mario Monge y la dirigencia del partido comunista, el Che se incorporó a ese proyecto y se entrenó en Cuba, posteriormente llegaron las discrepancias con el Che porque el liderato del partido del país sudamericano pretendía dirigir desde la ciudad la lucha armada a lo que el guerrillero argentino-cubano se opuso.
Cuando se produce la muerte del Che se estaban preparando en Cuba unos guerrilleros uruguayos para que se le incorporaran, aunque el partido comunista dirigido por el inolvidable Rodney Arismendi, no consideraba al país del litoral como adecuado para ese tipo de lucha, ellos permitieron la participación en la contienda armada de luchadores del país de José Gervasio Artigas.
Estrada Lescaille mencionó la labor unitaria de Cuba en la Guyana de Jagan y Burham, con el Panamá de Torrijos y el partido comunista del istmo, y entre los sandinistas.
Recordó el impacto internacional del líder de Guinea Bissau y Cabo Verde, Amilcar Cabral, quien se convirtió en algo así como la estrella de la Conferencia Tricontinental, y la entrada como embajador en Guinea Conakry del diplomático cubano Oscar Oramas Oliva, quien fungió como traductor en las conversaciones del líder africano con Fidel Castro en la Sierra del Escambray.
Seguidamente volvió al Ministerio de Interior, la separación del Viceministerio técnico del área de Liberación comandada por Manuel Piñeiro y la posterior creación del Departamento América del Comité Central, revivió las protestas de los antiguos miembros del MININT a dejar sus uniformes verde olivo por la vestimenta formal del funcionariado, sus carnéts y merecidos grados militares.
Estrada rememoró los días luminosos y tristes del Chile de Allende, los contactos con Miguel Enríquez y Andrés Pascal Allende, dirigentes del MIR, el pedido a estos de que apoyaran al presidente y la aceptación entusiasta de estos.
Rememoró el golpe de estado, la valiente resistencia cubana en la embajada a metrallazo limpio de fusiles Kahlasnikov, el vuelo de las trazadoras y el susto del ejército chileno que pensaba le tiraban con lanzallamas, la partida del personal cubano a regañadientes del embajador soviético, la negativa de un funcionario de la aviación rusa a llevar carga cubana y la decisiva ayuda de un agente de la desaparecida KGB a los isleños.
Las Memorias de Ulises Estrada, uno de los grandes internacionalistas cubanos, y el novio de la famosa Tania la Guerrillera, conmovieron a todos los presentes en la Sala Simón Bolívar del Centro de Estudios Martianos, sede de esa jornada, ante la presencia de Armando Hart y un grupo de distinguidos miembros de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.
Ulises Estrada había llegado a la conferencia muy delicado de salud, cojeando y casi sin el poder debido en las piernas para sentarse, como consecuencias de la diabetes que padece, a medida que fluyó su discurso la fuerza acudió a él, recordó como era o como sigue siendo. Y fue el mismo Ulises que luchó contra Batista, combatió a los alzados, o luchó en el Congo al lado del Che.
js
22 de marzo de 2012
http://www.josemarti.cu/index.php?q=node/5439
Comunicação do cubano Ulisses Estrada, ex-Militar e diplomata:
"Internacionalismo cubano e a participação de Cuba no esforço da guerra
de libertação da Guiné-Bissau"
Tania la guerrillera y Ulises Estrada: un amor difícil
Historia ya no secreta del cubano Dámaso Lescaille y la única
mujer en la guerrilla del Che, a 41 años de la emboscada que tronchó la
vida de esta
Como el amor no puede someterse a prohibiciones, Tania la guerrillera
y Ulises Estrada se enamoraron y pensaron hacer una vida juntos. Nada
ni nadie pudo evitar que se atrajeran mutuamente y se amaran con
intensidad la argentino-alemana Haydée Tamara Bunke Bider y el cubano
Dámaso Lescaille.
De esta historia se habla en el libro Tania la guerrillera y la
epopeya sudamericana del Che, escrito por el mismo Ulises Estrada, que
fue primero su pseudónimo de guerra y después su nombre definitivo.
Con 334 páginas, XV capítulos, 17 anexos y 29 fotos, el libro,
editado por Ocean Press, con prólogo y edición del doctor Luis Suárez
Salazar, constituye un seguimiento excepcional de los pasos secretos de
Tania en Cuba y en el extranjero, pero aquí enfatizamos en su relación
amorosa, contada por Ulises sin ápice de machismo ni vanagloria.
Lo sabían unos pocos
«Sostuve con ella estrechas relaciones de trabajo y personales. De
tal intensidad, que antes de su partida hacia la misión
internacionalista (...) acordamos que al concluir la misma uniríamos
nuestras vidas y procrearíamos todos los hijos que ella soñaba tener».
Nadia Bunke muestra dos pinturas de su hija Tania.
Solo lo sabían unos pocos compañeros comunes, los padres de ella, Erich y
Nadia, y su hermano Olaf. A solicitud de su inolvidable madre,
decidimos incluir en el libro una carta que entonces les había informado
acerca de nuestro amor».
No puede evitar Ulises —un hombre de «XII» o de «Petronio», nombres
clandestinos del Comandante Manuel Piñeiro Losada, el «Barbarroja» de la
Sierra Maestra— comentar sobre la muchacha, sobre la gran amistad y el
infinito amor que se profesaron prácticamente desde que se conocieron en
La Habana, en marzo de 1963.
«Poco a poco nos fuimos conociendo, y en los momentos de mutua
relajación, comenzamos a compartir nuestras correspondientes
inclinaciones hacia la música, la literatura, el cine y el deporte
(...).
«A ambos ya nos unían vínculos emotivos entre jefe y subordinada,
entre un oficial operativo y su agente, o, si se prefiere, entre un
compañero y una compañera implicados en una misión internacionalista».
De cuando Tania solo sabía del revolucionario cubano que se llamaba
Ulises , él evoca en su libro: «De hecho, nuestra relación, luego de
penetrar en las profundidades de una amistad sincera, paso a paso y sin
que casi nos diéramos cuenta, fue adentrándose en los sentimientos más
caros y sinceros que puedan existir entre una mujer y un hombre.
«Tania, que era exigente al máximo consigo misma, comenzó a exigirme
reciprocidad con relación a su comportamiento (...). Fue así como (...)
comencé a llevarle en dos o tres ocasiones, a mis dos pequeñas hijas,
para que compartieran con ella (...)».
Él le contó su experiencia clandestina en la lucha contra la tiranía
de Batista en Santiago de Cuba y en La Habana y comenzó a referirle
facetas de su vida privada, diciéndole, incluso, que iba a divorciarse y
que no era por tener relaciones paralelas con otra mujer.
En realidad frecuentaban —sin que se supiera— Playa Baracoa, en
Bauta, en la provincia de La Habana. «Compartíamos nuestros sentimientos
y vivencias personales en los lugares alejados de los sitios donde
recibía su entrenamiento», recuerda Ulises y agrega: «En esos momentos
tenía ante mí a Haydée Tamara».
Declaración de amor
Seducida por la Revolución Cubana, Tania se incorporó con
verdadera pasión a las tareas de construcción de una nueva Sociedad.
«En esos ambientes íntimos, una noche del año 1963, cuya fecha exacta mi
ya envejecida memoria no alcanza a precisar, ocurrió lo inevitable.
Estando en Playa Baracoa, sentados en la arena, mirándonos fijamente a
los ojos, ambos nos confesamos, y luego nos entregamos a nuestro amor. Y
lo hicimos con la pasión propia de nuestra edad (...). Los dos sabíamos
que era un amor prohibido (...), pero también sentíamos que ya no nos
podíamos contener. Estábamos convencidos de la pureza de nuestros
sentimientos y de que estos no afectarían nuestras relaciones de
trabajo».
Era un amor irrefrenable y atrevido, porque los héroes también aman.
«Nuestros sentimientos eran serios y profundos. Ya desde entonces ella
me hablaba del futuro, de su regreso a Cuba (...)».
El 11 de abril de 1964, en carta a sus padres, ella les contó lo de
sus relaciones amorosas y su profundo cariño por Ulises. E
identificándose con su sobrenombre familiar de «Ita», escribió:
«Bueno, ahora otra cosa: si no me roban a mi negrito antes de que yo
vuelva, entonces me voy a casar. Si habrá enseguida “mulatitos”, no sé,
pero sería muy posible. ¿Qué aspecto tiene? Flaco, alto, bastante negro,
típicamente cubano, muy cariñoso (...). Están ustedes de acuerdo???
¡Ah!, he olvidado lo más importante: muy revolucionario y quiere también
a una mujer muy revolucionaria».
Esperando por Tania
La vida los distanció de manera irreversible. Él se divorció de su
primera esposa y estuvo esperando por Tania durante mucho tiempo. A
pesar de que volvió a contraer matrimonio, años después de su
desaparición física, todavía ella sigue viviendo en su recuerdo. No solo
como Tania la guerrillera, sino también como Haydée Tamara Bunke Bider:
la excepcional mujer, compañera y amiga que un día amó con todas sus
fuerzas. A las dos las recuerda.
Según uno de los agentes secretos cubanos vinculados estrechamente al
trabajo clandestino de Tania en Bolivia —«Ariel»—, ella tenía tres
grandes amores: sus padres, su compañero cubano Ulises Estrada y la
causa revolucionaria.
Ulises fue nombrado por el Comandante Manuel Piñeiro como jefe de la
Dirección General del Viceministerio Técnico del MININT, que en lo
adelante se encargaría de materializar la solidaridad de la Revolución
Cubana con los movimientos de liberación nacional africanos.
Tal Dirección estaba especializada en el trabajo dirigido a: África y
además al Medio Oriente, razón por la cual Ulises quedó desvinculado de
la atención directa o indirecta que hasta ese momento había mantenido
con el «caso Tania».
Ella nació en la Argentina, el 19 de noviembre de 1937. De
adolescente fue llevada por sus padres a la antigua República
Democrática Alemana (RDA) y luego partió hacia su tierra natal, vía
Cuba, en 1961. Tres años residió en nuestra Patria y de sus casi tres
décadas de existencia, vivió más de dos en América Latina.
En carta que su madre escribiera a Fidel el 25 de diciembre de 1995,
pidiéndole apoyo para la búsqueda de los restos de su hija, le confiesa:
«En su alma y por su mentalidad, fue una latinoamericana (...)
durante los nueve años de su estancia en la RDA tenía la ciudadanía
doble (...). Llegó a Cuba el 12 de mayo de 1961 con la ciudadanía
argentina (...) tenía un gran deseo de recibir la ciudadanía cubana».
Cuando el 31 de agosto de 1967 murió en la emboscada del vado de
Puerto Mauricio, en el Río Grande, vestía pantalón moteado de camuflaje,
botas de soldado, blusa a rayas verdes y blancas muy desteñida, mochila
y metralleta colgada. El soldado boliviano Vargas le disparó un tiro
que le atravesó un brazo, un pulmón y le provocó hemorragia interna.
Cayó al agua y fue arrastrada por la corriente. Siete días después el
ejército la encontró, con ayuda de perros rastreadores. ¡Quién sabe si
su último pensamiento haya sido para sus padres, para Cuba y para Ulises
Estrada!
http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2008-08-30/tania-la-guerrillera-y-ulises-estrada-un-amor-dificil/
************
Dámaso José Lescaille Tabares. Periodista de una amplia labor
revolucionaria e internacionalista. Ha ocupado diversos cargos como jefe
de Información del periódico Granma Internacional, periodista de El habanero y de la revista Bohemia, director de la revista Tricontinental de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y América Latina en la que ha publicado diversos artículos.
Contenido |
Síntesis biográfica
Se ubica dentro de la genealogía de la familia Maceo como bisnieto de María Baldomera Maceo y tataranieto de Mariana Grajales y Marcos Maceo.
Ulises Estrada Lescaille que como comúnmente se le conoce por ser este
su nombre de guerra y la identidad que ha asumido luego del triunfo de
la Revolución, se ha mantenido en el anonimato comodescendiente de tan
memorable estirpe y ha luchado por mantener vivo su patrimonio familiar.
Infancia y Juventud
Nació en Santiago de Cuba el 11 de diciembre de 1934 y desde muy joven se entregó a la causa revolucionaria, al incorporarse a las filas del Movimiento 26 de Julio y participar en la lucha clandestina contra la dictadura de Fulgencio Batista en Santiago de Cuba y La Habana. Bachiller y Licenciado en Ciencias Sociales.
Logros, contribuciones y aportes importantes
Fue oficial del Ejército Rebelde y del Ministerio del Interior, donde ocupó importantes responsabilidades y compartió escenario con hombres de la talla de Manuel Piñeiro, “Barbarroja de la Sierra Maestra”.
Prestó servicios en el Viceministerio Técnico del MININT, como director
general de la Dirección V, encargada del apoyo solidario de la Revolución Cubana a los Movimientos de Liberación Nacional de África y Medio Oriente.
Estuvo en zonas de guerra de los comandos Al Assifa contra Israel en las márgenes del rio Jordán. También colaboró en la ejecución de la ayuda solidaria de Cuba con los movimientos revolucionarios y fuerzas progresistas de América Latina y el Caribe, participó en la guerra de liberación del PAIGCV.
Posteriormente estuvo con el Ché en la lucha guerrillera en el Congo
a la cual se incorporó durante un tiempo luego de hacer un recorrido de
casi cinco meses en barco cumpliendo todos los compromisos que el Che
había hecho con los africanos llevándoles armas, ropa, implementos
agrícolas, medicina.
Cumplió misiones en el exterior, aprendió el principal dialecto
del Congo, el swahili, y en francés les hablaba de política y ética. Al
salir de este país se dirige a Brazzaville con el fin de hacer un canje y obtener dinero congolés.
Entre los años 1975 y 1979 Ulises fue Vicejefe del Departamento América del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y luego, de 1979 a 1990, como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en diversos países como Jamaica, Yemen Democrático, Mauritania, la República Árabe Saharaui Democrática y Argelia así como Director del Departamento de Medio Oriente, No Alineados y Vice Ministro de Relaciones Exteriores.
A partir de 1990 comienza su labor periodística como jefe de Información del periódico Granma Internacional, también ejerció como periodista de El habanero y de la revista Bohemia, director de la revista Tricontinental
de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de África, Ásia y
América Latina en la que ha publicado diversos artículos. Actualmente se
encuentra en la redacción internacional de la revista Bohemia.
Muerte
El 27 de enero de 2014 fue sepultado con honores militares en la Necrópolis de Colón.
Al morir tenía 79 años, era militante del Partido Comunista de Cuba, miembro de la UPEC y poseía diferentes condecoraciones.
Fuente
Periódico Sierra Maestra.
UNHIC. Centro de Estudios Antonio Maceo.
***************
por
Ulises Estrada Lescaille
************
Comentarios
Publicar un comentario