Para la burguesía la democracia es relativa: si ganan son electoralistas, si pierden son golpistas. por James Petras
Lo
que está atrás de eso son los intereses de clase, por tanto si las
elecciones van por el lado populista y nacionalista, son inválidas,
como en Ucrania...
Análisis de James Petras, lunes 3 de febrero de 2014,
www.radio36.com.uy - Escuchar/descargar aquí: http://www.ivoox.com/analisis-james-petras-cx36-audios-mp3_rf_2796485_1.html
Héctor Vicente: El diario económico
estadounidense 'The Wall Stret Journal' publica hoy una nota sobre la
situación en
Argentina, allí dice: “A medida que caen las reservas
internacionales de Argentina, una megadevaluación parece inevitable
nuevamente. Algunos países aprenden las lecciones de su historia
monetaria, pero Argentina es un caso aparte.” En el artículo titulado:
"Argentina y la vieja costumbre de devaluar", la periodista Mary
Anastasia O'Grady sostuvo que la historia argentina de "200 años de
devaluaciones recurrentes es una condición más seria que una adicción.
Es patológico". Paralelamente, salió el Jefe de Gabinete argentino,
Jorge Capitanich, a cuestionar el aumento de precio de la nafta
establecido por la empresa Shell, por considerarlo carente de
"razonabilidad técnica" y fundado "solamente en la codicia" de
determinados grupos económicos. ¿Cómo analiza Usted la situación del
vecino país?
JP: En primera instancia, debemos
entender que lo patológico son los reportajes en Estados Unidos y
Europa sobre Argentina. Primero, no ubican ningún contexto. Es mentira
que Argentina siempre esté cayendo, siempre esté quebrada. No marcan el
hecho que de 2003 al 2012 Argentina tuvo diez años de crecimiento
dinámico, de aumentos en los gastos sociales, con programas de
bienestar social que duplicaron las jubilaciones y pensiones,
extendiendo los aumentos y el pago por desempleo, etc. Entonces, el
crecimiento y las mejoras sociales están ausentes en esos reportajes.
No hay dudas de que hay una crisis hoy
en Argentina, pero por eso no podemos hablar de que es un país en
quiebra. Es un país que ha crecido, que tiene mercados externos, tiene
capacidad de exportar y mejorar las cuentas externas. Lo que necesita
Argentina es una intervención sobre el sector financiero especulativo.
Precisamente el sector que el 'Wall Street Journal' y la prensa
occidental favorecen. En vez de mejorar la situación, ellos quieren
retornar al año 2001 cuando el país estaba hipotecado y el capital
extranjero dominaba el mercado financiero, que culminó con un crack que
resultó en el 50% del desempleo.
Con esto no quiero decir que todo anda
bien, creo que Cristina Fernández de Kirchner ha dado demasiadas
facilidades para la especulación del sector financiero, y si quiere
mejorar la situación, debe dar una vuelta hacia una mayor estatización
de ese sector e incluso nacionalizar los sectores estratégicos,
estatizar las exportaciones y poner más instrumentos económicos en las
manos de un sector público responsable y que responda al pueblo.
Esa es la alternativa frente a la
crisis. Lo que propone el 'Wall Street Journal' es lo peor, es volver a
la peor época de corrupción y dependencia de la Argentina.
HV: Claro, aparece acá también el
papel de los monopolios, porque la Shell aumentó de un día para otro un
12% el precio de los combustibles, una fuerte medida.
JP: Si. Y además es como un experimento,
para ver si esa es la mejor manera de tratar los problemas fiscales,
porque aumentar las tarifas es una medida regresiva, afecta a todos los
sectores de arriba abajo; y no es selectiva en los efectos. Por
ejemplo, aumentar los impuestos sobre los exportadores de
agro-minerales me parece mucho mejor para mejorar las cuentas,
particularmente las cuentas de energía. Pero tomar medidas
generalizadas que afectan a todos, desde el pequeño camionero a la gran
industria, me parece una falta de criterio clasita para aplicar medidas
de ajuste.
HV: Al cuestionar la suba que impuso
la empresa Shell, Jorge Capitanich recordó que el ex presidente Néstor
Kirchner en el 2005 llamó a un boicot contra esta empresa.
JP: Si, Pero es el gobierno. Capitanich
no puede simplemente hacer denuncias públicas, tiene instrumentos
jurídicos y políticos en sus manos para intervenir y rectificar la
situación. No debería jugar como un académico, comentando o criticando,
es el momento de tomar acciones efectivas.
HV: Hubo elecciones este fin de semana en El Salvador y Costa Rica y en ambos casos habrá segunda vuelta.
JP: Si, en los dos países los partidos
más vinculados con los Estados Unidos, más pro imperialistas, más
neoliberales fracasaron de forma contundente. Por ejemplo en El
Salvador, el partido ARENA (Alianza Republicana Nacionalista) con el
candidato Norman Quijano, apenas consiguió el 39% de los votos con un
margen de un 10% frente al oficialista Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional, (FMLN) que llevaba a Salvador Sánchez Cerén como
candidato. Le faltó al FMLN un solo punto para ganar en primera vuelta,
por lo que no hay dudas de que en la segunda vuelta (que será el 9 de
marzo) volverán a ganar. Eso es un repudio a la política pro
norteamericana del ARENA, a la política de total desregulación de la
Economía y de militarización de la sociedad civil.
En este sentido el FMLN, que no es un
partido izquierdista sino que es un partido social liberal, ha hecho
algunas mejoras en el bienestar social. Pero frente a la extrema
derecha de ARENA, el FMLN tiene una posición apenas progresista, que le
permitió mejorar al menos la vida cotidiana, entregar insumos
escolares para los niños, mejoró en algo el tema seguridad aunque no es
adecuado pero está mejor que antes; y han bajado la represión
policial. Allí debemos ubicar las razones de la victoria del centro
izquierda en El Salvador.
En el caso de Costa Rica, la situación
es muy compleja pero allí también el partido de Laura Chinchilla, el
gobernante Partido de Liberación Nacional, que llevaba como candidato a
Johnny Araya, consiguió menos del 30% de los votos. Es decir la
oposición consiguió un 70% de los votos. Allí se incluye el candidato
de centro izquierda Luis Guillermo Solís, del Partido de Acción
Ciudadana, que obtuvo el 31% y que irá a segunda vuelta el 6 de abril
con Araya. Mientras tanto, el candidato del Frente Amplio Progresista
José María Villalta alcanzó el 17%; lo que hace que junto a Solís,
obtuvieron casi el 50% de los votos.
Esto es otro fuerte repudio al pro
norteamericanismo de los partidos neoliberales y con esto, la
corrupción endémica. Costa Rica era un país como Uruguay en décadas
pasadas, destacado por su bienestar social; pero últimamente se han
deteriorado todos los programas sociales en Salud, Educación,
Jubilaciones y Pensiones. Por eso precisamente el electorado votó en
contra del partido gobernante.
Es otra expresión de la tendencia en
América Latina de buscar soluciones ni radicales ni reaccionarias, es
decir buscar avances para recuperar lo mejor del pasado más que para
transformar la sociedad. Creo que es una fase intermedia cuando la
gente está enfrentando el neoliberalismo, en primera instancia busca
soluciones moderadas, pero atrás de eso hay una radicalización, un
rechazo al neoliberalismo que puede abrir paso a una mayor
radicalización en el futuro. Las ilusiones de los partidos derechistas
neoliberales se están desgastando.
HV: ¿Cómo se explica el alto abstencionismo en El Salvador?
JP: Es que hay un desencanto con el
Frente Farabundo Martí. La gente cree que es un partido de izquierda
por sus antecedentes guerrilleros y marxistas; pero han dado pasos cada
vez más de acomodación con el neoliberalismo; han dejado de apoyar la
lucha de clases, la lucha de los campesinos y pequeños productores; han
dado pasos para que se reagrupen las multinacionales en las zonas de
libre comercio; etc.
Pero, como decía, al margen de eso, hay
sectores sindicales y de clase media, que votan el mal menor. Entonces,
el FMLN para ellos es el mal menor contra la represión feroz y la
corrupción extendida de los partidos de derecha. Ante las dos opciones
prefieren quedarse con el FMLN y ver dentro de ese proceso si pueden
presionarlos para profundizar cambios.
HV: Nos sorprendió la noticia de un
estudiante que había tomado 24 alumnos como rehenes en una escuela en
las afueras de Moscú; y mató a un policía y a un profesor.
JP: Están imitando a Estados Unidos,
estas cosas son cotidianas aquí, porque no hay ningún control de armas.
En Estados Unidos hay 300 millones de armas circulando entre la gente,
por eso hay asesinatos en shoppings, en escuelas, edificios públicos,
etc. Pero si bien aquí es común, en Rusia es raro.
Lo que si debemos considerar es el hecho
de que ocurre un incidente así en Rusia y recibe amplia difusión. Me
parece una forma de distraer al público porque en Rusia hay menos
asesinatos en las escuelas que en cualquier ciudad de Estados Unidos.
HV: ¿En qué otros temas está trabajando actualmente?
JP: En dos cosas. Una es la corrupción
generalizada en la Unión Europea. Es como los viejos comentarios que se
hacían en las ‘repúblicas bananeras’ donde las dictaduras robaban el
Tesoro como François Duvalier en Haití o Anastasio Somoza en Nicaragua,
etc. Ahora en Europa hay miles de ‘Somozas’ en oficios políticos.
Las cifras que recibimos ayer es que
cada año hay 120.000 millones de euros robados por corrupción. Esto
quiere decir que casi todos los líderes, desde Inglaterra, pasando por
Francia, Alemania, hasta el sur, está robando. Estas son cifras
oficiales.
Además, se da a todos los niveles, desde
los gabinetes ministeriales a los parlamentos, las aduanas, etc. todos
los funcionarios están involucrados en alguna forma de corrupción,
sean sobornos, estafas, etc. Por eso, cuando ellos hablan de problemas
en Latinoamérica deben primero mirar en su propia casa, para ver que
los mayores ladrones políticos del mundo están en la Unión Europea. Y
no tenemos cifras similares de los Estados Unidos porque no se atreven a
hacer una investigación. La corrupción está centrada mundialmente en
Europa, pero también en los Estados Unidos, China y otros países, que
han desarrollado el capitalismo con estafas, sobornos y pillaje del
tesoro.
Finalmente, quiero hablar del problema
de la democracia. Los países capitalistas hablan mucho de democracia,
pero cuando están a punto de perder elecciones, apoyan brotes de
disturbios, apoyan golpistas, como podemos ver hoy en Ucrania donde el
gobierno electo está bajo ataque, con la intervención directa de Europa
y Estados Unidos, tratando de tumbar un gobierno que ganó elecciones
libres, democráticas y participativas. Eso indica que cuando a los
países capitalistas no les gustan los resultados de las elecciones, de
repente se convierten en autoritarios y golpistas.
Pasa lo mismo hoy en Tailandia, donde
hay un gobierno electo limpiamente y la oposición, que perdió las
elecciones, está bloqueando los resultados. Los pocos resultados que
tenemos muestran que el gobierno ha vuelto a ganar las elecciones, pero
falta el conteo de seis millones de votos porque la oposición ha
bloqueado los lugares de votación. Esos golpistas reciben una prensa
amistosa en la 'BBC', el 'Financial Times', el 'New York Times', que
los llaman "rebeldes", los llaman opositores, cuestionan al gobierno;
pero no tienen razón ninguna al cuestionar las elecciones que sería el
proceso democrático, están apoyando la antidemocracia.
Entonces para la burguesía la democracia
es relativa, no es un principio. Si ganan son electoralistas, si
pierden son golpistas. Lo que está atrás de eso son los intereses de
clase, por tanto si las elecciones van por el lado populista y
nacionalista son inválidas, si van por el lado del neoliberalismo y el
pro imperialismo son válidas. Ese es el criterio burgués y su relación
con la democracia, profundamente antidemocrático.
HV: Mencionaba a Ucrania y el propio
John Kerry se reunió este fin de semana con los opositores al gobierno
de Víktor Yanukóvich.
JP: Si, con los golpistas, los
violentos. Y la prensa burguesa habla de protestas pacíficas y hablan
de masas de manifestantes. Una masa muy minoritaria. Incluso en la
capital, Kiev, han tomado una pequeña parte del la ciudad, menos de la
quinta parte; bloquean las plazas centrales. Se les puede ver en la
televisión con palos enormes, con cócteles molotov, quemando edificios,
atacando policías, violentos; pero no habla de eso la prensa burguesa
sino que habla del peligro de represión del gobierno.
Ningún gobierno occidental, mucho menos
Estados Unidos, tolera un solo cóctel molotov; si uno toca a un policía
va a la cárcel cinco años y si tira un cóctel molotov y causa alguna
quemadura, va a la cárcel al menos veinticinco años. Pero allá Kerry,
apoyando la oposición, está apoyando a cientos de cócteles molotov y
ataques a la policía.
Si estos manifestantes estuvieran
haciéndolo aquí en Estados Unidos, incluso en California, te garantizó
que no quedan en la calle más de cinco minutos. La policía entra,
reprime y los dispersa con balas de plomo, no con balas de plástico. Es
una cuestión de su doble criterio. En el mundo occidental apoyan la
ley y el orden dentro del marco político. Allá apoyan a cualquier
violento y a cualquier extremista
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