La nueva medida de exclusión del derecho a la asistencia sanitaria debe ser respondida. Ángeles Maestro
La
Ley de Presupuestos para 2014 anula, desde el pasado 1 de enero, el
derecho a la asistencia sanitaria a las personas sin trabajo que hayan
agotado las prestaciones y subsidios por desempleo y que pasen más de 90
días en el extranjero. Dado el creciente número de personas, la mayor
parte jóvenes, que se ven obligadas a emigrar en busca de empleo - se
calcula que 2013 salieron 600.000 personas y en que 2012 lo hicieron
476.000 – la repercusión de esta medida puede ser muy importante.
La
medida añade a los inmigrantes sin papeles a un colectivo indeterminado
de personas, pero sin duda creciente debido a los elevados índices de
desempleo y de precariedad, especialmente entre los jóvenes. El 56% de
paro juvenil y más del 75 de empleo precario son cifras estremecedoras,
que se unen al cerca del 24% de personas entre 15 y 29 que ni estudian,
ni trabajan. La marcha al extranjero para trabajar y/o estudiar es la
vía de escape de una situación sin salida que utilizan cada vez más
jóvenes.
Pero lo peor es que el
proceso no se detiene aquí. La finalidad central del Real Decreto
16/2012 que lleva por cínico título “medidas urgentes para garantizar la
sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y
seguridad de sus prestaciones”es la introducción del concepto de
“asegurado” (artº1). Este criterio es absolutamente inaceptable en un
sistema sanitario financiado casi exclusivamente a través de los
impuestos, que cada vez más son indirectos y que los pagamos todas las
personas. El criterio sirve al objetivo de ir sumando requisitos e ir
expulsando a los sectores con menos recursos del acceso a la sanidad
pública.
Este Real Decreto ya
obligaba a las personas mayores de 26 años que no estuvieran afiliadas a
la Seguridad Social, y que no cobraran prestación o subsidio de
desempleo a declararse como “sin recursos” en una oficina de la
Seguridad Social para tener acceso a la cartilla sanitaria.
El
camino que nos preparan, si no lo paramos, es sin lugar a dudas el de
Grecia. De las personas paradas, griegas o inmigrantes, están excluidas
de la asistencia sanitaria todas aquellas menores de 55 años que no
hayan estado inscritos en la oficina del paro durante al menos doce
meses y hayan cotizado 600 jornadas laborales, con un aumento de 100
jornadas por cada año para las mayores de 30 años. En el caso de las
paradas de más de 55 años, el requisito es que hayan estado doce meses
al menos inscritos en el paro y hayan cotizado tres mil jornadas. Cerca
de la mitad del millón doscientas mil personas desempleadas no tienen
asistencia sanitaria. Cuando se le diagnostica un cáncer a una persona
sin seguro, “el sistema simplemente hace caso omiso de ella”, afirmaba
el Dr. Syrigos. “No puede acceder a la quimioterapia, ni a la cirugía,
ni siquiera a medicamentos sencillos”. (referencia)
Cada
vez está más claro que, junto a la destrucción y concentración de
capital, las políticas de los gobiernos persiguen la destrucción de los
sectores sociales que el capital no necesita como mano de obra y que
considera un lastre porque consumen grandes recursos: personas mayores
pobres, paradas pobres y enfermas crónicas pobres. Hay datos suficientes
para afirmar que, a diferencia de lo que los gobiernos declaran, la
eliminación física de estos grupos sociales constituye un objetivo y no
una consecuencia “no deseada”, pero “inevitable” de sus políticas.
El
ensañamiento con las personas jóvenes, que no tendrán jamás derecho a
una pensión mínimamente digna, a quienes se condena vivir entre la
precariedad y el paro, y a quienes se les niega ahora el derecho a la
asistencia sanitaria en el caso de que se vean obligadas a salir al
extranjero para trabajar, es un escarnio fruto de un capitalismo podrido
que muestra su cara más bárbara: la destrucción de los sectores de la
clase obrera que no necesita para la producción y especialmente de la
juventud.
Si ese es el futuro que nos
preparan, a nostras y nosotros nos corresponde tomar las decisiones
necesarias para impedirlo. Paso a paso, persona a persona, debemos
recorrer el camino, que solamente se abre con la lucha, para construir
nuestro propio poder.
En cuanto a la
nueva medida de exclusión de la sanidad pública, la respuesta debe ser
decidida. La juventud, junto a la clase obrera inmigrante y con la
movilización unitaria de las organizaciones populares, debe organizar la
movilización para echar atrás esa nueva norma criminal.
La
organización y la fuerza se construyen paso a paso, y ésta es una buena
oportunidad para avanzar en la conciencia de clase de la juventud y de
avanzar en la construcción de la unidad con la clase obrera inmigrante. A
medida que el poder muestra su rostro más bárbaro, más gente es capaz
de identificarlo. Ahora la tarea es levantar la respuesta del pueblo.
http://www.boe.es/boe/dias/2013/12/26/pdfs/BOE-A-2013-13616.pdf
http://redroja.net/index.php/noticias-red-roja/opinion/2170-la-nueva-medida-de-exclusion-del-derecho-a-la-asistencia-sanitaria-debe-ser-respondida
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