Aznar: el compromiso del poder... y los negocios. Jesús Maraña

Criticaba Julio Camba, ya en 1943, la moda de las autobiografías, y sostenía que más bien debieran llamarse autoalibiografías, haciendo un retruécano con la palabra 'alibí': excusa, pretexto o coartada, es decir, "biografías en las que cada autor se agenciaba un 'alibí' para sus crímenes". Siguen tan de moda los libros de memorias como las autoalibiografías. Este otoño están que se salen. El expresidente José María Aznar ha titulado el segundo tomo de las suyas El compromiso del poder. Y a la luz de los documentos que venimos publicando estos días en infoLibre cabría sugerir para la tercera entrega que no olvide contar su compromiso con los negocios.

Por resumir: Miguel Blesa, a la sazón presidente de Caja Madrid, nombrado para el cargo por su íntima amistad con Aznar, hizo de intermediario entre su amigo y una empresa de material bélico para contratar al expresidente del Gobierno como conseguidor de operaciones de compra-venta de equipos militares. Los correos secretos de Blesa a los que ha tenido acceso infoLibre no dejan lugar a dudas sobre el alcance de la relación entre Aznar, la empresa Einsa, Miguel Blesa y la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), el think tank que alimenta de ideas y proyectos al PP y que preside el propio Aznar. En la noche del viernes, un día después de que publicáramos los primeros correos y a las pocas horas de que PSOE e Izquierda Unida le exigieran explicaciones, el expresidente del Gobierno envió un comunicado a los medios en el que asegura que no "concluyó" ningún contrato de Einsa ni recibió "retribución o comisión alguna" de dicha compañía, y amenaza con tomar "acciones legales".

LAS EVIDENCIAS

Lo que Aznar no niega (porque obviamente conoce las pruebas documentales) es su negociación con Einsa ni la intermediación de Miguel Blesa, que había sido consejero de esa empresa durante seis años antes de su aterrizaje 'digital' en la presidencia de Caja Madrid. A juzgar por el contenido de los numerosos emails que el consejero delegado de Einsa le envía, cualquiera diría que Blesa compaginaba la dirección de la caja con el asesoramiento privado a esa "empresa de capital español que se dedica a prestar servicios de apoyo en tierra a la industria de la aviación tanto civil como militar", como se esfuerza el propio Aznar en detallar en su comunicado.

Los correos de Blesa, judicializados en el caso que se sigue por la actuación del magistrado Elpidio José Silva, que encarceló por dos veces al expresidente de Caja Madrid, van desgranando los avances en la negociación entre Einsa y Aznar, hasta el punto de que el consejero delegado de la empresa le escribe el 3 de octubre de 2008: "No hay ningún problema en que el contrato sea a una persona física o jurídica; si quieres ser titular del acuerdo como persona física, para nosotros sería un honor". Y lo hace con la pretensión de disipar "algunas dudas con relación al borrador de contrato de referencia".

Que Aznar hizo gestiones para Einsa en Argelia, por ejemplo, queda registrado en correos de Blesa dirigidos a la empresa, cuyo máximo ejecutivo reportaba constantemente al responsable de Caja Madrid, al parecer con suficiente tiempo libre pese a la sucesión de desastres de gestión que llevaron a la quiebra a la entidad. Pero también queda reflejado, negro sobre blanco, algo más: Aznar utilizaba parte del equipo y la estructura de FAES para las gestiones que pretendían abrir mercados a la empresa española de material bélico en otros países.


LO PÚBLICO Y LO PRIVADO

FAES, principal "fábrica" de las ideas neoliberales que arman los programas del PP, se autodefine como "la mejor fundación política de España y una de las 50 mejores del mundo". Es una entidad "sin ánimo de lucro" financiada fundamentalmente por fondos públicos procedentes de subvenciones de los ministerios de Cultura y de Exteriores. En 2012, últimas cuentas auditadas por Ernst&Young, recibió casi tres millones de euros de los bolsillos de los contribuyentes. En el patronato de FAES figuran la mayoría de los miembros de los Gobiernos de Aznar y parte de la cúpula actual del Partido Popular, desde Mariano Rajoy hasta María Dolores de Cospedal, que es vicepresidenta de la fundación.

El uso de los medios de una entidad que se nutre esencialmente de fondos públicos para favorecer negocios privados es irregular por definición, y Aznar haría bien en repasar su propio correo electrónico y preguntar a sus colaboradores antes de advertir a los demás sobre el respeto a la legalidad. De cuestiones éticas, para qué escribir. La llamada puerta giratoria que permite a individuos sin demasiados escrúpulos ir y venir de la actividad pública a la privada, utilizando los contactos de la primera para "monetizarlos" en la segunda, se convierte en el caso que nos ocupa en una especie de tiovivo en el que todo se confunde. Un expresidente de Gobierno con pensión vitalicia, asesor o consejero de múltiples empresas, que no se cansa de dar lecciones morales por tierra, mar y aire, utiliza la fundación que preside para favorecer los intereses de una compañía privada de la que dice que personalmente no ha cobrado "retribución alguna". Igual que niega haber participado en operaciones que hayan concluido en venta de "material de armamento" a Estados Unidos o Libia o Argelia. Digan lo que digan los correos.


LA PESTILENCIA

Este escándalo afecta a uno de los políticos más importantes de las últimas décadas en España y a uno de los banqueros cuya gestión ha obligado a los contribuyentes españoles y europeos a rescatar con miles de millones de euros a las cajas de ahorro quebradas. Pero afecta además a la propia higiene de un pestilente sistema que se echa las manos a la cabeza cuando un juez "osado" encarcela al banquero, pero se pone de perfil ante el contenido de las pruebas que el proceso judicial puede sacar a la luz

En este invierno repleto de autoalibiografías, planteemos una hipótesis: ¿Qué estarían haciendo en sus portadas la mayoría de los 'grandes medios' si al también expresidente del Gobierno Zapatero, número uno a su vez de la Fundación Progreso Global, se le descubriera que ha trabajado junto al presidente de un banco (público si lo hubiera) a favor de una empresa de material bélico? Es un suponer, pero seguro que les costaría mucho encontrar un 'alibí' para no exigir la máxima contundencia en la investigación de los hechos (o la hoguera, en un descuido).

Aquí procuraremos seguir informando.

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