Francia: ¿Libertad, Igualdad y Fraternidad?. INFORME ESPECIAL: ¿Qué hacen soldados franceses en la República Centroafricana?
Francia
anunció este martes que enviará entre 800 y 1.000 soldados más a la
República Centroafricana, que se sumarán a los 400 que ya tiene
desplegados en el país, para frenar el dominio de un grupo insurgente
llamado ‘Séléka’.
Así lo ha confirmado el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, en una entrevista con el canal público France Culture.
“Vamos
a reforzar nuestra presencia. Para eso estamos esperando una resolución
de las Naciones Unidas que llegará la semana próxima”, ha declarado
Fabius, según recoge la agencia Reuters.
El ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, ha anunciado a su vez el despliegue pero ha hablado de “un millar” de soldados.
“Francia reforzará esta misión africana, del orden de un millar de soldados”, ha declarado a Europe 1.
El
lunes, el gobierno centroafricano ya había anunciado la llegada de
nuevos militares tras un encuentro en París de su primer ministro,
Nicolas Tiangaye, con Fabius.
El embajador francés ante la ONU,
Gerard Araud, justificó este lunes el despliegue de tropas bajo el
pretexto de ”restablecer el orden en la República Centroafricana”.
Revuelta insurgente
El
24 de marzo pasado, los insurgentes de la coalición Séléka se hicieron
con el control de la capital del país, Bangui, y tomaron el Palacio
Presidencial, forzando la salida del mandatario François Bozizé, quien
llegó al poder en 2003 a través de un golpe de Estado cocinado en suelo
francés bajo condición de “asilado político”.
El país, rico en
minerales pero cuya población se encuentra en la miseria, ha estado
plagado de revueltas militares y otros levantamientos desde su
independencia de Francia en 1960.
La escalada militar en la
República Centroafricana estalló el pasado mes de diciembre cuando las
fuerzas de Séléka -que en idioma sango significa “coalición”- se
hicieron con las principales ciudades del sur y el este del país.
Séléka
pedía la dimisión de Bozizé por considerarlo ilegítimo y por no haber
respetado los acuerdos de paz firmados en 2007, que contemplaban la
liberación de presos políticos.
Michel Djotodia, líder del grupo insurgente educado en la Unión Soviética, tomó desde entonces las riendas del país.
Ante
este suceso, el presidente François Hollande pidió al Ministerio de
Defensa que tomara “todas las medidas necesarias” para proteger los
intereses de empresas e instituciones galas en suelo centroafricano,
hecho que explicaría el creciente despliegue militar francés en el país
africano.
Una historia de saqueo colonialista
La
historia de la República Centroafricana discurre por la misma senda que
la de la mayoría de los países del África Subsahariana desde que los
primeros europeos pusieron sus pies allí.
Una historia de esclavitud, de colonialismo, endeudamiento forzado, expoliación de recursos y sumisión.
A
finales del siglo XIX los países europeos se repartieron los
territorios del África Subsahariana en busca de materias primas para
financiar el crecimiento económico que hoy permite nuestro bienestar.
La
República Centroafricana fue ocupada por Francia, que durante casi un
siglo estuvo extrayendo caucho, marfil, diamantes y explotando enormes
plantaciones de café y algodón.
En todo ese periodo los pueblos
centroafricanos fueron obligados a realizar trabajos forzados en las
minas y en las plantaciones, mientras que cualquier intento de revuelta
era aplastado con una fuerte represión que generalmente acaba en
matanzas.
En 1960 el país obtuvo la independencia pero poco cambió
para la población. Francia, al igual que el resto de países
colonizadores se negaban a perder el control sobre los recursos
naturales y comenzaron a financiar golpes de estado para llevar al poder
a dictadores fieles a los intereses franceses.
Cada vez que un
gobernante dejaba de atender las demandas francesas para mirar más por
su pueblo, automáticamente sufría un accidente o surgía un golpe de
estado que lo hacía desaparecer del mapa. Todavía hoy la presencia
militar francesa está patente cuando uno pasea por las calles de la
capital Bangui.
Fue también la época del endeudamiento africano.
En un periodo de excesiva liquidez de los bancos europeos y americanos,
como consecuencia de los petrodólares que llegaban de los países árabes,
estos vieron en los países recién independizados una gran oportunidad
de inversión y comenzaron a conceder préstamos indiscriminadamente con
la excusa de promover su desarrollo.
Pero en la mayoría de los
casos el dinero se prestó deliberadamente a estos dictadores, quienes
lejos de promover el desarrollo de sus pueblos, lo utilizaron para
comprar ejércitos y aplastar cualquier tipo de insurgencia y también
para su enriquecimiento personal, siempre con el conocimiento y
consentimiento de sus acreedores.
Hoy, la deuda externa africana, a
pesar de ser ilegítima por no haber sido adquirida por gobiernos
democráticos y no haberse utilizado en beneficio de la población, es uno
de los principales mecanismos de dominación del Norte sobre África y
una de las principales losas que impiden su desarrollo.
Los
pueblos africanos siguen pagando cada año los intereses de esta deuda
con sus recursos naturales, su trabajo y sus vidas. Un servicio a la
deuda que en muchos países es superior a la inversión en sanidad o
educación y que es cinco veces superior a la ayuda oficial al desarrollo
que reciben de la comunidad internacional.
En las últimas décadas
la explotación colonial de los estados ha dado paso a la explotación
comercial de las multinacionales que, bajo la bandera del libre
comercio, han ido extendiendo poco a poco sus tentáculos sobre estos
países, y continúan extrayendo recursos naturales y energéticos para el
Norte.
Estas empresas, respaldadas por los gobiernos del Norte, no
sólo se apropian de los recursos africanos, sino que explotan su mano
de obra y también utilizan estos países como vertederos de los residuos
industriales que se generan en el Norte, violando en muchas ocasiones
los derechos humanos, laborales y ambientales de sus pueblos, y
generando una deuda ecológica con los ellos mucho mayor que su propia
deuda externa.
El poder de estas transnacionales es tal, que en
muchos casos su capital es mayor que el de los países en los que operan,
por lo que difícilmente pueden oponerse a sus intereses. Actualmente,
las minas de oro, diamantes, uranio y cobalto de la República
Centroafricana están controladas por empresas francesas y
estadounidenses.
Un caso paradigmático es el de las minas de
uranio en Bakouma. Estas minas están explotadas por la empresa
sudafricana Uramin que es una filial de la empresa francesa Areva y que
tiene la concesión de la explotación de las minas por medio de un
acuerdo en el que, sin ningún rubor, la empresa se queda con el 90 por
ciento de los beneficios de la explotación, al tiempo que provocará
graves daños ambientales en la selva por tratarse de una mina a cielo e los beneficios de la explotación, al tiempo que provocará
graves daños ambientales en la selva por tratarse de una mina a cielo e los beneficios de la explotación, al tiempo que provocará
graves daños ambientales en la selva por tratarse de una mina a cielo abierto.
INFORME SOBRE LA LIBERTAD, LA IGUAL Y LA FRATERNIDAD DE FRANCIA; "LA REVOLUCIONARIA"
Ahmed Adghirni (líder bereber): “Marruecos está en manos de Francia”
Entrevista con el presidente del ilegalizado Partido Bereber
Ahmed
Adghirni, presidente del recién ilegalizado Partido Democrático
Amazigue Marroquí (PDAM o bereber), ha presidido en Granada la Asamblea
Política que ha enfadado a Mohamed VI ante el apoyo prestado por
Rodríguez Zapatero a la misma.
El
dirigente bereber fustiga sin piedad al régimen marroquí, que considera
controlado y dirigido por Francia. Adghirni afirma que la
democratización de Marruecos pasa por un modelo autonómico similar al
español, que permita acabar con la corrupción y la usurpación de tierras
y riquezas mineras por los grupos de poder. Cree que la gran
oportunidad de España, a diferencia de Francia, es liderar una nueva
política con África del Norte basada en la vecindad y no en la
dominación imperial.
¿Qué papel juega Francia en el mantenimiento del sistema político marroquí?
Los cuatro pilares del régimen son la Monarquía, el Ejército, el islam y la identidad bereber. Y los cuatro están dominados por Francia, se encuentran bajo su yugo y siguen su modelo. Todo el reino está en manos de Francia.
¿Incluso el Ejército?
Sí. El primer jefe de gobierno después de la independencia. Si Bekkai, fue un oficial del Ejército francés. Mahyub Aherdan, el primer ministro de la Defensa, también. Mohamed Ufkir, también. Toda la plana mayor de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) provenía del Ejército colonial. Siempre hubo esa confusión. Nosotros queremos alertar sobre este peligro.
¿Cómo?
Es París quien controla la apertura y la transición democrática en Marruecos. Francia nos considera como un ejemplo de jacobinismo a la africana. El Estado francés nos ha impuesto este régimen político, sus Leyes y su Constitución. Incluso la organización de los partidos políticos y de las asociaciones es obra de Francia. La política oficial de París hacia Marruecos es la misma que al inicio del siglo XX, a comienzos del Protectorado. Es la continuidad de las leyes del derecho de propiedad del suelo y de las propiedades del Estado. Es Francia quien gestiona la privatización de la economía, e incluso la arabidad de Marruecos es sostenida por Francia.
Estados unidos franco-árabes
¿De qué manera?
Las dos componentes de la arabidad, son la cooperación con Francia y la política de la francofonía y del islamismo marroquí. Esto viene de la época de Napoleón, que transformó el imperio francés en un imperio franco-árabe. Francia quiere hacer de África del Norte “los Estados árabes de ultramar”. Esta Francia de ultramar está basada en el círculo de poder, el denominado Majzén, la francofonía, el islam francófono y la identidad bereber francófona.
En el PDAM ¿hay sólo amazigues (bereberes) o está abierto a los no-amazigues?
Somos un partido abierto a todos los marroquíes de ambos sexos. Así lo dicen claramente los estatutos. El Ministerio del Interior en su “explicación” de las razones por las que nos ha ilegalizado, no se ha basado ni en nuestro programa, ni en nuestros estatutos. Se ha basado en sus ideas preconcebidas, no en las nuestras. No somos un partido étnico, ni racista, ni xenófobo. Somos una tendencia de la diversidad multicultural. Reconocemos la diferencia étnica, ideológica y religiosa; la diversidad de creencias, de razas y de etnias. No estamos en contra de ningún grupo del pueblo marroquí.
Pero en Marruecos no está reconocida esta diversidad religiosa, por ejemplo...
Efectivamente. Nuestra meta es lograr la diversidad y cambiar la Constitución. Ninguna religión debe imponerse a las otras. Los marroquíes tienen que tener derecho a elegir la creencia religiosa que quieran. Por esta razón se oponen a nosotros los unionistas y las tendencias dictatoriales que quieren dominar el islamismo y la arabidad.
Sin embargo, en la historia de Marruecos predomina el Islam
Nosotros veneramos a santos cristianos, como San Donato, que fue un bereber que predicó un cristianismo rural, propio de África del Norte, en contra del Imperio romano. San Agustín, que también era bereber defendía al Imperio romano, mientras que San Donato y su corriente donatista estaban en contra del poder de Roma. Es el mismo ejemplo de hoy, entre el islam amazigue y el arabismo. Nosotros defendemos nuestro islam propio, no el de Arabia Saudí.
Saharauis de origen bereber
En el Sahara hay muchas tribus bereberes. ¿Qué relación tienen con ellas?
La mayoría de los saharauis son de origen amazigue. Nosotros consideramos el Sáhara como parte integrante de Tamazga, nuestra gran nación amazigue. No apoyamos la división de Tamazga, la separación del Sahara Occidental como pretende el Frente Polisario. Para nosotros es una parte de la nación amazigue.
¿Qué piensan de la autonomía que propone Mohamed VI en el Sahara?
Estamos en contra de ese proyecto concreto de autonomía y somos favorables a un sistema de autonomías abierto a todas las regiones de Marruecos, al Rif, al Souss, al Atlas Medio.
Estamos en contra de ese proyecto concreto de autonomía y somos favorables a un sistema de autonomías abierto a todas las regiones de Marruecos, al Rif, al Souss, al Atlas Medio.
¿Es rico o pobre Marruecos?
Es un país con enormes yacimientos, fosfatos, cobalto, uranio, con recursos hídricos y agrícolas, con bosques y grandes superficies de explotación agraria. El problema es que Marruecos económicamente está dominado por un puñado de familias, por una élite que acapara sus riquezas. Si un día los marroquíes tuvieran la posibilidad de beneficiarse de estas riquezas, seríamos un país mediterráneo rico, que podríamos dar un ejemplo de desarrollo sobre la base de la cooperación con países como España.
¿Qué papel juegan los judíos marroquíes?
El judaísmo forma parte de nuestra historia. Pero dicho esto, en las relaciones entre Marruecos y Francia son preponderantes los judíos marroquíes de nacionalidad francesa. Desde comienzos del Protectorado fueron los primeros en naturalizarse franceses, lo que favoreció que los judíos marroquíes se plegaran a la política francesa. Todo esto debe cambiar ahora. Y tienen que comprender que nuestro porvenir común debe basarse en otras opciones, en la diversidad étnica y religiosa.
¿Y España?
Somos vecinos históricos. Ya en la época fenicia éramos parte del mismo conjunto geopolítico. En el período romano formábamos parte de la misma provincia del Imperio. Lo mismo ocurrió con los vándalos, con los visigodos y en el período islámico. Y ello a pesar de los conflictos étnicos y religiosos. Desde esta perspectiva es lógico que España tiene que inaugurar una nueva política y ver a los amazigues como verdaderos vecinos.
¿Y Francia?
No somos vecinos de Francia, sino de España. Francia es un país dominador en lo cultural y en lo lingüístico. Sufrimos la presencia francesa porque España durante los años 30 del siglo pasado y a lo largo de todo el período franquista estuvo ausente y dejó la mayor parte del territorio marroquí en manos de Francia. Los españoles se limitaron al Rif, al Sahara y a Sidi Ifni. Nos abandonaron sin ni siquiera preservar nuestros derechos culturales. La españolidad en el Rif y en el Sáhara ha sido casi exterminada por el arabismo y la francofonía. Esto forma parte de una política deliberada de París, que quiere mantener, como le digo, el monopolio cultural y lingüístico.
¿Qué piensa su partido sobre Ceuta y Melilla?
Mientras que los tradicionalistas de la política marroquí y el nacionalismo arcaico buscan crear problemas con España sobre Ceuta y Melilla, nosotros hemos hecho pública nuestra posición. Para el PDAM las dos ciudades, las islas Chafarinas, los peñones, son territorios de África del Norte. Geográficamente es muy claro. Pero en el plano político los consideramos territorios rifeños. En consecuencia, su futuro debe contemplarse dentro del sistema autonómico que defendemos. España ya ha dado un gran paso al reconocer las dos ciudades como autónomas. La solución está en un cambio democrático en Marruecos.
Mientras que los tradicionalistas de la política marroquí y el nacionalismo arcaico buscan crear problemas con España sobre Ceuta y Melilla, nosotros hemos hecho pública nuestra posición. Para el PDAM las dos ciudades, las islas Chafarinas, los peñones, son territorios de África del Norte. Geográficamente es muy claro. Pero en el plano político los consideramos territorios rifeños. En consecuencia, su futuro debe contemplarse dentro del sistema autonómico que defendemos. España ya ha dado un gran paso al reconocer las dos ciudades como autónomas. La solución está en un cambio democrático en Marruecos.
Y en el Sena flotaban los cadáveres de docenas de argelinos
Por Pedro Fernández Barbadillo
Hace cincuenta años, la policía mató a palos en una ciudad a 200 personas. Los uniformados arrojaron al río decenas de cadáveres y el Gobierno prohibió a la prensa mencionar la masacre. Hubo más de 11.000 detenidos, muchos de los cuales fueron llevados a un estadio de fútbol. ¿Santiago de Chile después del golpe de Pinochet? No, el París de la democracia y el Mercado Común. |
Desde el siglo
XVIII, el motivo por el que se ha matado a más seres humanos en Europa
Occidental, después de la raza, ha sido la trilogía revolucionaria de la
libertad, la igualdad y la fraternidad.
El Estado francés nacido
de la Revolución ha contado con una impunidad sobre sus crímenes que
sólo se explica por motivos ideológicos y por la propaganda que ha
convertido a París (ciudad donde llueve más de la mitad del año) en uno
de los principales destinos turísticos del mundo.
Así, atontados
por docenas de películas y por los manuales escolares que aseguran que
unos aristócratas y burgueses franceses generosos y progresistas
parieron los derechos del hombre, muchos occidentales, entre ellos casi
todos los hablantes de lengua española, están convencidos de que en
Francia los ciudadanos han tenido y tienen más libertades que en sus
países. La realidad es que el Estado francés es uno de los más poderosos
y crueles que existen en Europa.
El catalán Carles Fontseré,
que al acabar la guerra civil española marchó a Francia, cuenta que las
porteras de París eran unos personajes capitales para los exiliados
europeos que vivían en la ciudad: tenían su firma registrada en la
comisaría del barrio y la policía recurría a ellas para controlar a los
vecinos. La Gendarmería realizaba razzias y a los
indocumentados les daba a elegir entre incorporarse a la Legión
Extranjera o ser deportados. Así se vivía bajo la III República.
Artillería naval contra caseríos
La
presencia de Francia en Argelia comenzó en 1830. Aunque Napoleón III
concedió a los argelinos la nacionalidad francesa, el Código del
Indígena, promulgado en 1881, distinguía a los ciudadanos franceses (con orígenes europeos) de los sujetos franceses (los argelinos). Estos últimos estaban privados de la mayoría de sus derechos políticos. Compárese este apartheid con el régimen de la Constitución de Cádiz, que no establecía diferencias entre los "españoles de los dos hemisferios".
El
8 de mayo de 1945 se rindió el III Reich nacional-socialista, y en
Argelia los festejos por la victoria se convirtieron en manifestaciones
por la independencia, en algunas de las cuales se asesinó a europeos.
Para reprimir a los rebeldes, las autoridades francesas dieron armas a
los colonos (los pied-noirs) y ordenaron a buques de la armada
que bombardeasen diversos pueblos de la costa donde había revueltas. El
número de muertos es desconocido, pero los argelinos hablan de 45.000 y
los franceses, de 1.500-8.000.
Uno de los políticos que respaldó la represión de los argelinos independentistas, al punto de aprobar con su firma una treintena de penas de muerte, fue el futuro presidente socialista François Mitterrand (1981-1995). Sólo en 2008 el embajador de Francia en Argel reconoció la matanza.
En 1954 comenzó la guerra de la independencia argelina, pero marchó muy mal para Francia, porque ésta ya no era la potencia que
fue antes de la Segunda Guerra Mundial y tanto Estados Unidos como la
URSS estaban a favor de la descolonización. El fracaso militar y
político de la IV República permitió al general Charles de Gaulle
regresar al poder en 1958 como presidente. El militar, dotado de genio
para convertir las derrotas en victorias, comprendió pronto que tenía
que negociar con el Frente de Liberación Nacional argelino el fin de la
guerra.
A Argelia habían marchado docenas de miles de franceses y a
Francia llegaron también decenas de miles de argelinos. Los primeros
iban a enseñorearse del país y a gobernarlo; los segundos iban a
trabajar en empleos despreciados y mal pagados. La población argelina en
Francia ascendía a cientos de miles de individuos, y durante la guerra
de independencia el Gobierno de Michel Debré, un gaullista devoto del
general, tomó diversas medidas para vigilarla.
Un veterano de Vichy, al frente de la Policía
Desde
1958, el jefe de la Policía de París era Maurice Papon, que con el
tiempo se convertiría en el único funcionario francés condenado por
colaboración con el ocupante alemán; pero entonces era un jefe policial
con fama de duro y eficaz, ganada precisamente en Argelia. En el primer
año que mandó la Policía de la capital se detuvo a más de 15.000
franceses norteafricanos, muchos de los cuales sufrieron malos tratos y
torturas.
En 1961 varios policías murieron en una serie de
atentados con bomba en París. El FLN convocó a los argelinos a protestar
por el toque de queda que se les había impuesto. El 17 de octubre
varios miles de "musulmanes franceses de Argelia", como les llamaba la
prosa administrativa, se manifestaron de forma pacífica, aunque sin
permiso, por el centro de París. La reacción de los gendarmes, azuzados
por Papon en persona, fue propia de las tropas especiales del KGB cuando
aplastaban una rebelión contrarrevolucionaria en una ciudad.
Los
policías de la democracia más veterana del continente europeo, después
de la suiza, propinaron palizas mortales con sus porras. Los cuerpos se
amontonaron en camiones y fueron arrojados al Sena, donde los que no
habían muerto a causa de los golpes y estaban sólo inconscientes se
ahogaron. En los días siguientes aparecieron cadáveres a lo largo del
río hasta Rouen.
Unos 11.500 manifestantes fueron detenidos y
trasladados, en autobuses de transporte público confiscados, al Palacio
de Deportes y al estadio Pierre-de-Coubertin. Muchos de ellos no se
atrevieron a ir a los baños públicos por miedo a ser apaleados y
asesinados. El Gobierno les devolvió a Argelia vigilados por gendarmes
con el dedo en el gatillo de las ametralladoras.
Censura de prensa
El Gobierno de Debré prohibió a los periodistas informar de la matanza. Sólo publicó noticias al respecto el periódico del PCF L’Humanité, que callaba en cambio lo que hacían los comunistas en otras partes del mundo.
La información que llegaba a España estaba debidamente manipulada. Por ejemplo, el corresponsal de La Vanguardia, el entonces falangista Carlos Sentís (posteriormente fue senador por UCD y, más tarde aún, nacionalista catalán), envió una crónica en la que culpaba a los argelinos de los tumultos y cuyas primeras frases eran las siguientes:
El
agua de la lluvia extrae reflejos brillantes del empedrado de las
calles. Desde que empezó el otoño, hoy en realidad es la primera jornada
de frío...
El 4 de noviembre, la prensa española publicó que el ministro de Interior aflojó algunas de las restricciones impuestas a los argelinos.
Unos
pocos meses después de estos asesinatos en masa, el 19 de marzo de
1962, entró en vigor el alto el fuego entre el Ejército francés y el
FLN. Un referéndum celebrado en Argelia decidió el destino del país: la
independencia. Los pied-noirs regresaron a Francia, pero París dejó en su antigua colonia a muchos argelinos que habían luchado por su causa, losharkis,
que luego fueron diezmados por el FLN. La V República dictó una
amnistía para los delitos cometidos durante la guerra (que el Gobierno
se negaba a denominar así) que cubrió las responsabilidades por la
masacre del 17 de octubre.
Archivos desaparecidos
Se empezó a conocer la magnitud de la masacre gracias al libro de Jean-Luc Einaudi,
que no se ha editado nunca en España. En 1998 el primer ministro
socialista, Lionel Jospin, ordenó investigar los hechos, y el 17 de
octubre de 2001 el alcalde de París, Bertrand Delanoë, descubrió una
placa en el Puente de la Fraternidad. En este aniversario, el presidente del Senado ha pedido que el Estado francés admita la masacre.
El
dato oficial es de cuarenta muertos, pero los investigadores
independientes lo elevan, como mínimo, a 200. Los hechos no se han
reconstruido completamente porque los archivos policiales relacionados
con ellos han desaparecido, por lo que cualquier cifra que se dé puede
ser cierta.
Con estos antecedentes, se comprende que los generales
argentinos pidiesen a los Gobiernos franceses asesoramiento sobre
guerra antisubversiva. De ello hablaremos en otra ocasión.
Querido
lector: ¿te imaginas lo que habría pasado si la Policía franquista
hubiera matado a 200 manifestantes por motivos racistas en Madrid,
saharauis o maroquíes, por ejemplo, y los hubiera arrojado al
Manzanares, amén de internar a miles de detenidos en el estadio Santiago
Bernabéu? ¿Cuántas películas y cuántos libros se habrían filmado y
escrito sobre esa matanza? En cambio, como se perpetró en Francia,
silencio durante décadas.
Como destaca el único columnista español
que recordó el quincuagésimo aniversario de esta masacre en el día
exacto de su cumplimiento, Carlos Ruiz Miguel,
ningún periódico español con corresponsal permanente en París ha
publicado nada al respecto. Así se mantiene, escribe Ruiz Miguel, "el
nacional-masoquismo español [que] tiende a ver la historia de España
llena de sombras y la historia de otros países, especialmente Francia,
llena de luces".
La policía francesa sí secuestró a Ben Barka
En
1965, el activista marroquí Mehdi Ben Barka, principal opositor al
régimen de Hassan II, era secuestrado en pleno centro de París. Charles
de Gaulle negó cualquier implicación.
- A las 12.30 horas del 29 de octubre de 1965, el activista marroquí Mehdi Ben Barka, principal opositor al régimen de Hassan II, era secuestrado en pleno centro de París por los inspectores de Policía Louis Souchon y Roger Voitot. A continuación, bajo el pretexto de que tenía que encontrarse con una personalidad, le metieron en un coche y le llevaron a la finca de Georges Boucheseiche, uno de los más famosos bandidos de la Francia contemporánea. Al día siguiente llegó a la citada finca el general Mohammed Oufkir, por entonces hombre de confianza del monarca alauita. Nunca más se volvió a saber de Ben Barka.
A
principios de noviembre, las primeras revelaciones de la prensa
–principalmente las del semanario L’Express– resaltaron las graves
contradicciones que rodeaban al caso, pues oficialmente Francia condenó
el secuestro. El caso Ben Barka se convirtió en una bola de nieve que
incomodaba cada vez más a las altas esferas del poder.
En
su conferencia de prensa del 21 de febrero de 1966, al ser preguntado
sobre el escándalo, el presidente Charles de Gaulle, más nervioso de lo
habitual, no tuvo reparos en afirmar que por parte de Francia, “sólo
habían ocurrido cosas vulgares y subalternas”. “Nada, absolutamente
nada”, prosiguió el Jefe del Estado, “indica que el contraespionaje y
Policía, considerados como tales y en su conjunto, hayan conocido la
operación, ni siquiera que la hayan encubierto”.
De
entrada, el viejo general se contradijo a sí mismo: según las actas del
Consejo de Ministros del 19 de enero de ese mismo año –reveladas por la
periodista Bérengère Bonte en su libro Dans le secret du Conseil des Ministres–,
De Gaulle, encolerizado, miró fijamente a Roger Frey, su ministro del
Interior y le espetó: "Este hombre [Ben Barka] se había acogido a la
protección de Francia. Son culpables ¡Culpables! Sus policías son
cómplices de los asesinos de Ben Barka. Su Policía, monsieur le ministre
de l’Intérieur..."
La confirmación más clara de la
colaboración francesa en el secuestro –casi medio siglo después sigue
sin haber versión oficial– la dio otro policía, el comisario Lucien
Aimé-Blanc. En sus memorias, tituladas L’Indic et le Commissaire,
relata cómo las escuchas a las que tuvo acceso corroboran la trama
denunciada primero por la prensa y, después, por los historiadores. Es
más; “en esa época”, escribe Aimé Blanc, "esas escuchas eran
transmitidas al Ministerio del Interior que, a su vez, las hacía llegar
al gabinete del Primer Ministro". Más claro, el agua.
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Crímenes políticos bajo bandera falsa, I: El genocidio de Ruanda. L. Melvern
Francia estaba muy implicada... [Paz Digital, 24-07-04]
Aportado y Traducción por DonaldRumsfeld
Occidente intervino en Ruanda, pero para apoyar al bando equivocado
Francia estaba muy implicada en el régimen de los hutus extremistas
Linda Melvern. Lunes, 5 de abril de 2004. The Guardian
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Crímenes políticos bajo bandera falsa, I: El genocidio de Ruanda. L. Melvern
Francia estaba muy implicada... [Paz Digital, 24-07-04]
Aportado y Traducción por DonaldRumsfeld
Occidente intervino en Ruanda, pero para apoyar al bando equivocado
Francia estaba muy implicada en el régimen de los hutus extremistas
Linda Melvern. Lunes, 5 de abril de 2004. The Guardian
Durante unos pocos terroríficos meses en 1994, más de un millón de personas fueron asesinadas en Ruanda durante una campaña políticamente organizada. La preparación de asesinatos en masa en todo el país llevó tres años e implicó a los líderes políticos, militares y administrativos. En una campaña sin piedad de incitación al odio y a la violencia, los conspiradores planearon aniquilar a la minoría tutsi para crear un "estado hutu puro".
El fracaso de la comunidad internacional en Ruanda es uno de los grandes escándalos del siglo XX. Pero, mientras que en los últimos 10 años la atención se ha centrado en el hecho de que nadie hizo nada cuando el genocidio empezó, se ha investigado poco sobre la injerencia de otros estados en los asuntos de Ruanda en los años inmediatamente anteriores, injerencia que, como se ha demostrado, apoyó a los extremistas que tramaron el complot para asesinar.
Uno de los errores más desafortunados fue la decisión tomada en octubre de 1993 por el Consejo de Seguridad de la ONU de enviar una misión pacificadora a Ruanda y mantenerla allí sin refuerzos mientras que el entorno se hacía cada vez más violento. La Misión de Ayuda para Ruanda de la ONU enviada para monitorizar la transición de la dictadura a la democracia en el país era, debido a sus escasas competencias y poca capacidad operativa, apropiada sólo para entornos muy poco conflictivos. Estos débiles esfuerzos mostraron a los conspiradores que tenían poco que temer del mundo exterior.
El acuerdo de paz, al que los pacificadores de la ONU fueron a monitorizar, había sido bien acogido con gran fanfarria, cuando se firmó en Arusha (Tanzania), en agosto de 1993. Fue el resultado del proceso para la resolución del conflicto patrocinado internacionalmente por la Organización para la Unidad Africana (OUA), Bélgica (ex metrópoli colonial), Francia (íntimamente relacionada con el régimen extremista de Ruanda) y los Estados Unidos. Los Acuerdos de Arusha propiciaban un final de la división racial y un gobierno de unidad nacional entre la minoría tutsi y la mayoría hutu.
Era una solución global para finalizar una guerra civil de tres años entre el ejército rebelde, formado mayoritariamente por las Fuerzas Patrióticas de Ruanda (RPF) formadas por tutsis, y el gobierno de Ruanda de los hutus. El RPF se formó para proteger el retorno de 1 millón de refugiados tutsis expulsados de Ruanda debido a las persecuciones raciales que se habían producido desde 1959. Pero no fue más que una tregua de corta vida. Los conspiradores, en la capital Kigali, partidarios de la ideología conocida como Poder Hutu, la consideraron como una injerencia impuesta desde el extranjero.
Sin embargo, los continuos abusos contra los derechos humanos en Ruanda preocupaban muy poco al Consejo de Seguridad, donde los franceses, que jugaban su propio juego secreto, aseguraron confidencialmente a los miembros del Consejo de Seguridad que las partes en Ruanda estaban comprometidas con la paz. Los representantes del Reino Unido y de los Estados Unidos eran reticentes acerca de crear una misión para Ruanda. Simplemente había demasiadas operaciones de la ONU, con 17 misiones y 80.000 cascos azules en todo el mundo.
Pero las razones para ayudar a Ruanda eran persuasivas. ¿Cómo podría Occidente ayudar a este país pobre para democratizarlo y retirarse después? Entonces se llegó a un compromiso. Se iba a crear una misión para Ruanda, pero sería tan pequeña como fuese posible y dispondría de poco dinero. Los belgas fueron los únicos europeos que proporcionaron soldados para la misión, pero eran indisciplinados y racistas. Y todo fue desastrosamente mal.
Ninguna tragedia fue nunca tan anunciada y nunca se pusieron tan pocos medios como en el genocidio de Ruanda. A pesar de la atención que le dio la prensa a un telegrama que avisaba de un complot para cometer un genocidio, enviado por el comandante los cascos azules de la ONU el 11 de enero de 1994 y que no era más que uno de muchos avisos. El gobierno de John Major fue avisado con certeza, porque durante los preparativos del complot para cometer el genocidio, la propaganda que incitaba al odio y la violencia se recrudeció y la milicia aumentó su poder. En las semanas anteriores al genocidio, el embajador belga en la ONU trató desesperadamente de persuadir a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de que la catástrofe era inminente en Ruanda y de que la misión necesitaba refuerzos urgentemente y un mandato con más competencias.
Así, hace 10 años, el 6 de abril de 1994, el presidente de Ruanda Juvenal Habyarimana fue asesinado cuando dos misiles alcanzaron el avión presidencial cuando se acercaba al aeropuertote Kigali. La rapidez y la organización con la que los asesinatos de masas comenzaron después de este crimen político, sugiere que ésta era la señal convenida.
Aunque los principales sospechosos son los extremistas afectos a la ideología del Poder Hutu, ninguna investigación se ha llevado acabo para averiguar quienes de ellos eran los responsables.
Un juez francés ha investigado los hechos a petición de las familias de los tres franceses de la tripulación que también murieron. El sumario no se ha hecho público, pero partes del sumario que se han filtrado a Le Monde sugieren que se ha instruido muy mal. Testigos que presenciaron el suceso en directo contradicen las afirmaciones del juez que dice que, aunque se dispararon dos misiles, sólo uno alcanzó al avión.
El diario [Le Monde] también dice que el juez responsabilizó al líder tutsi, Paul Kagame, del asesinato, a pesar del hecho de que el crimen fue utilizado por los extremistas hutus para justificar el genocidio.
Puede que nunca sepamos la verdad. Francia era un gran aliado de Ruanda y los franceses deben de haber conocido las actividades de los extremistas, por cierto, en el control del ejército. Francia proporcionó armas, soldados, asesoramiento técnico y especialistas a los militares ruandeses, incluso introdujo a oficiales franceses para que trabajaran codo con codo con oficiales y extremistas ruandeses. Sólo dos semanas antes de que el genocidio ruandés empezara, oficiales franceses estaban en activo en unidades que fueron las responsables de llevar a cabo la eliminación de toda la oposición política haciendo sacas de madrugada con listas preparadas. Los franceses intervinieron en apoyo de los extremistas durante y después de las masacres de abril de 1994.
Lo que sabemos ahora es que una oligarquía corrupta, viciada y violenta planeó y perpetró el crimen de genocidio, poniendo a prueba a la ONU en cada paso que dio. Era seguro que hiciera lo que hiciera, la ONU fracasaría. También parece que la íntima implicación de Francia con el régimen hutu sólo sirvió para empeorar la situación.
Durante la pasada década, muchos se han referido a la experiencia de Ruanda para justificar la intervención extranjera. Sin embargo, se dio la circunstancia de que en Ruanda las potencias extranjeras estaban presentes, pero sus acciones se dirigieron sólo a conseguir sus propios fines. Es este aspecto, que se dio antes de que el genocidio empezara, el que necesita una investigación pormenorizada. Hay demasiadas cosas que no sabemos sobre como se llevaron a cabo políticas y decisiones tan desastrosas y en qué informaciones se basaron.
Del libro Conspiración para matar: El genocidio de Rwanda de Linda Melvern publicado en abril de 2004.
Paz Digital, 29-04-2006
Gobierno de Ruanda dice que Francia participó en la organización y ejecución del genocidio de 1994
El informe ruandés, de 500 páginas, incrimina a François Mitterrand, Edouard Balladur, Dominique de Villepin, Hubert Védrine y a los militares franceses.
Paz Digital, 05-08-2008.- Ruanda reiteró este martes su acusación de que Francia participó activamente en el genocidio de 1994 y, por primera vez, dejó traslucir la posibilidad de medidas legales contra ex dirigentes políticos y responsables militares franceses.
El ministro ruandés de Justicia, Tharcisse Karugarama, presentó a la prensa el martes las conclusiones del informe de 500 páginas de la comisión de investigación ruandesa sobre el papel de Francia en el genocidio, que comenzó a trabajar en abril de 2006 y a la que Francia negó posteriormente toda legitimidad.
Según ese informe, redactado en francés, Francia estaba "al corriente de los preparativos" del genocidio, "participó en las principales iniciativas" de su organización y "de su ejecución".
El genocidio llevado a cabo en Ruanda entre abril y julio de 1994 por los extremistas de la mayoría étnica del país, los hutus, dejó cerca de 800.000 muertos, entre la minoría tutsi y los hutus moderados, según la ONU.
"La persistencia, determinación y el carácter masivo del apoyo francés a la política ruandesa de la masacre (...) muestran la complicidad de los responsables políticos y militares franceses en la preparación y ejecución del genocidio contra los tutsis en 1994", señaló un comunicado del ministerio de Justicia que resumió las principales conclusiones del informe.
Entre los 13 dirigentes franceses incriminados por el informe figuran el presidente de la República de aquella época, François Mitterrand (muerto en enero de 1996), el primer ministro Edouard Balladur, el ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppé, su director de gabinete, Dominique de Villepin, y el secretario general del palacio presidencial del Elíseo, Hubert Védrine.
La comisión de investigación también lanzó duras acusaciones en su informe contra soldados franceses de la operación militar-humanitaria "Turquesa" (fin de junio-fin de agosto de 1994).
"Militares franceses cometieron directamente asesinatos de tutsis y hutus acusados de haber escondido a tutsis (...). Militares franceses también cometieron numerosas violaciones de tutsis rescatadas", acusó la nota del ministerio de Justicia.
Durante la presentación del informe, difundida en directo por la televisión estatal, el ministro de Justicia dio a entender la posibilidad de acciones judiciales.
"Este informe no es un dossier criminal (...). Es una buena base para eventuales medidas legales", señaló.
Ruanda anunció el 18 de junio su deseo de recurrir a la competencia universal prevista en sus leyes para poder jugar a ciudadanos no ruandeses acusados de estar implicados en el genocidio.
El actual gobierno ruandés, dirigido por la minoría tutsi, ha acusado en varias ocasiones a Francia de haber entrenado y armado a los autores del genocidio antes de las masacres. París siempre lo ha desmentido.
El gobierno de Kigali rompió a finales de noviembre de 2006 relaciones diplomáticas con París después de que un juez francés pidió que el presidente ruandés, Paul Kagame, sea juzgado por su "presunta participación" en el atentado contra el avión del ex presidente Juvenal Habyarimana, el 6 de abril de 1994, hecho que detonó el genocidio. [AFP]
El informe sobre la participación de Francia en el genocidio de Ruanda 1994 saldrá en septiembre.
El fracaso de la comunidad internacional en Ruanda es uno de los grandes escándalos del siglo XX. Pero, mientras que en los últimos 10 años la atención se ha centrado en el hecho de que nadie hizo nada cuando el genocidio empezó, se ha investigado poco sobre la injerencia de otros estados en los asuntos de Ruanda en los años inmediatamente anteriores, injerencia que, como se ha demostrado, apoyó a los extremistas que tramaron el complot para asesinar.
Uno de los errores más desafortunados fue la decisión tomada en octubre de 1993 por el Consejo de Seguridad de la ONU de enviar una misión pacificadora a Ruanda y mantenerla allí sin refuerzos mientras que el entorno se hacía cada vez más violento. La Misión de Ayuda para Ruanda de la ONU enviada para monitorizar la transición de la dictadura a la democracia en el país era, debido a sus escasas competencias y poca capacidad operativa, apropiada sólo para entornos muy poco conflictivos. Estos débiles esfuerzos mostraron a los conspiradores que tenían poco que temer del mundo exterior.
El acuerdo de paz, al que los pacificadores de la ONU fueron a monitorizar, había sido bien acogido con gran fanfarria, cuando se firmó en Arusha (Tanzania), en agosto de 1993. Fue el resultado del proceso para la resolución del conflicto patrocinado internacionalmente por la Organización para la Unidad Africana (OUA), Bélgica (ex metrópoli colonial), Francia (íntimamente relacionada con el régimen extremista de Ruanda) y los Estados Unidos. Los Acuerdos de Arusha propiciaban un final de la división racial y un gobierno de unidad nacional entre la minoría tutsi y la mayoría hutu.
Era una solución global para finalizar una guerra civil de tres años entre el ejército rebelde, formado mayoritariamente por las Fuerzas Patrióticas de Ruanda (RPF) formadas por tutsis, y el gobierno de Ruanda de los hutus. El RPF se formó para proteger el retorno de 1 millón de refugiados tutsis expulsados de Ruanda debido a las persecuciones raciales que se habían producido desde 1959. Pero no fue más que una tregua de corta vida. Los conspiradores, en la capital Kigali, partidarios de la ideología conocida como Poder Hutu, la consideraron como una injerencia impuesta desde el extranjero.
Sin embargo, los continuos abusos contra los derechos humanos en Ruanda preocupaban muy poco al Consejo de Seguridad, donde los franceses, que jugaban su propio juego secreto, aseguraron confidencialmente a los miembros del Consejo de Seguridad que las partes en Ruanda estaban comprometidas con la paz. Los representantes del Reino Unido y de los Estados Unidos eran reticentes acerca de crear una misión para Ruanda. Simplemente había demasiadas operaciones de la ONU, con 17 misiones y 80.000 cascos azules en todo el mundo.
Pero las razones para ayudar a Ruanda eran persuasivas. ¿Cómo podría Occidente ayudar a este país pobre para democratizarlo y retirarse después? Entonces se llegó a un compromiso. Se iba a crear una misión para Ruanda, pero sería tan pequeña como fuese posible y dispondría de poco dinero. Los belgas fueron los únicos europeos que proporcionaron soldados para la misión, pero eran indisciplinados y racistas. Y todo fue desastrosamente mal.
Ninguna tragedia fue nunca tan anunciada y nunca se pusieron tan pocos medios como en el genocidio de Ruanda. A pesar de la atención que le dio la prensa a un telegrama que avisaba de un complot para cometer un genocidio, enviado por el comandante los cascos azules de la ONU el 11 de enero de 1994 y que no era más que uno de muchos avisos. El gobierno de John Major fue avisado con certeza, porque durante los preparativos del complot para cometer el genocidio, la propaganda que incitaba al odio y la violencia se recrudeció y la milicia aumentó su poder. En las semanas anteriores al genocidio, el embajador belga en la ONU trató desesperadamente de persuadir a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de que la catástrofe era inminente en Ruanda y de que la misión necesitaba refuerzos urgentemente y un mandato con más competencias.
Así, hace 10 años, el 6 de abril de 1994, el presidente de Ruanda Juvenal Habyarimana fue asesinado cuando dos misiles alcanzaron el avión presidencial cuando se acercaba al aeropuertote Kigali. La rapidez y la organización con la que los asesinatos de masas comenzaron después de este crimen político, sugiere que ésta era la señal convenida.
Aunque los principales sospechosos son los extremistas afectos a la ideología del Poder Hutu, ninguna investigación se ha llevado acabo para averiguar quienes de ellos eran los responsables.
Un juez francés ha investigado los hechos a petición de las familias de los tres franceses de la tripulación que también murieron. El sumario no se ha hecho público, pero partes del sumario que se han filtrado a Le Monde sugieren que se ha instruido muy mal. Testigos que presenciaron el suceso en directo contradicen las afirmaciones del juez que dice que, aunque se dispararon dos misiles, sólo uno alcanzó al avión.
El diario [Le Monde] también dice que el juez responsabilizó al líder tutsi, Paul Kagame, del asesinato, a pesar del hecho de que el crimen fue utilizado por los extremistas hutus para justificar el genocidio.
Puede que nunca sepamos la verdad. Francia era un gran aliado de Ruanda y los franceses deben de haber conocido las actividades de los extremistas, por cierto, en el control del ejército. Francia proporcionó armas, soldados, asesoramiento técnico y especialistas a los militares ruandeses, incluso introdujo a oficiales franceses para que trabajaran codo con codo con oficiales y extremistas ruandeses. Sólo dos semanas antes de que el genocidio ruandés empezara, oficiales franceses estaban en activo en unidades que fueron las responsables de llevar a cabo la eliminación de toda la oposición política haciendo sacas de madrugada con listas preparadas. Los franceses intervinieron en apoyo de los extremistas durante y después de las masacres de abril de 1994.
Lo que sabemos ahora es que una oligarquía corrupta, viciada y violenta planeó y perpetró el crimen de genocidio, poniendo a prueba a la ONU en cada paso que dio. Era seguro que hiciera lo que hiciera, la ONU fracasaría. También parece que la íntima implicación de Francia con el régimen hutu sólo sirvió para empeorar la situación.
Durante la pasada década, muchos se han referido a la experiencia de Ruanda para justificar la intervención extranjera. Sin embargo, se dio la circunstancia de que en Ruanda las potencias extranjeras estaban presentes, pero sus acciones se dirigieron sólo a conseguir sus propios fines. Es este aspecto, que se dio antes de que el genocidio empezara, el que necesita una investigación pormenorizada. Hay demasiadas cosas que no sabemos sobre como se llevaron a cabo políticas y decisiones tan desastrosas y en qué informaciones se basaron.
Del libro Conspiración para matar: El genocidio de Rwanda de Linda Melvern publicado en abril de 2004.
Paz Digital, 29-04-2006
Gobierno de Ruanda dice que Francia participó en la organización y ejecución del genocidio de 1994
El informe ruandés, de 500 páginas, incrimina a François Mitterrand, Edouard Balladur, Dominique de Villepin, Hubert Védrine y a los militares franceses.
Paz Digital, 05-08-2008.- Ruanda reiteró este martes su acusación de que Francia participó activamente en el genocidio de 1994 y, por primera vez, dejó traslucir la posibilidad de medidas legales contra ex dirigentes políticos y responsables militares franceses.
El ministro ruandés de Justicia, Tharcisse Karugarama, presentó a la prensa el martes las conclusiones del informe de 500 páginas de la comisión de investigación ruandesa sobre el papel de Francia en el genocidio, que comenzó a trabajar en abril de 2006 y a la que Francia negó posteriormente toda legitimidad.
Según ese informe, redactado en francés, Francia estaba "al corriente de los preparativos" del genocidio, "participó en las principales iniciativas" de su organización y "de su ejecución".
El genocidio llevado a cabo en Ruanda entre abril y julio de 1994 por los extremistas de la mayoría étnica del país, los hutus, dejó cerca de 800.000 muertos, entre la minoría tutsi y los hutus moderados, según la ONU.
"La persistencia, determinación y el carácter masivo del apoyo francés a la política ruandesa de la masacre (...) muestran la complicidad de los responsables políticos y militares franceses en la preparación y ejecución del genocidio contra los tutsis en 1994", señaló un comunicado del ministerio de Justicia que resumió las principales conclusiones del informe.
Entre los 13 dirigentes franceses incriminados por el informe figuran el presidente de la República de aquella época, François Mitterrand (muerto en enero de 1996), el primer ministro Edouard Balladur, el ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppé, su director de gabinete, Dominique de Villepin, y el secretario general del palacio presidencial del Elíseo, Hubert Védrine.
La comisión de investigación también lanzó duras acusaciones en su informe contra soldados franceses de la operación militar-humanitaria "Turquesa" (fin de junio-fin de agosto de 1994).
"Militares franceses cometieron directamente asesinatos de tutsis y hutus acusados de haber escondido a tutsis (...). Militares franceses también cometieron numerosas violaciones de tutsis rescatadas", acusó la nota del ministerio de Justicia.
Durante la presentación del informe, difundida en directo por la televisión estatal, el ministro de Justicia dio a entender la posibilidad de acciones judiciales.
"Este informe no es un dossier criminal (...). Es una buena base para eventuales medidas legales", señaló.
Ruanda anunció el 18 de junio su deseo de recurrir a la competencia universal prevista en sus leyes para poder jugar a ciudadanos no ruandeses acusados de estar implicados en el genocidio.
El actual gobierno ruandés, dirigido por la minoría tutsi, ha acusado en varias ocasiones a Francia de haber entrenado y armado a los autores del genocidio antes de las masacres. París siempre lo ha desmentido.
El gobierno de Kigali rompió a finales de noviembre de 2006 relaciones diplomáticas con París después de que un juez francés pidió que el presidente ruandés, Paul Kagame, sea juzgado por su "presunta participación" en el atentado contra el avión del ex presidente Juvenal Habyarimana, el 6 de abril de 1994, hecho que detonó el genocidio. [AFP]
El informe sobre la participación de Francia en el genocidio de Ruanda 1994 saldrá en septiembre.
El Estado de Francia está acusado de apoyar a las fuerzas genocidas, entrenarlas, armarlas y luchar contra quienes trataban de parar el genocidio. [Paz Digital, 07-04-2007]
Paz Digital, 07-04-2007.- Ruanda conmemora hoy el decimotercer aniversario del genocidio de 1994 aún inmersa en los juicios populares a miles de civiles presuntamente implicados en las masacres y con varias comisiones de investigación en marcha para determinar la responsabilidad de Francia.
La ceremonia nacional de conmemoración tendrá lugar en Mugande, lugar del sur de Ruanda donde fueron masacradas 50.000 personas y cuya elección es simbólica, ya que posteriormente sirvió como una de las bases operacionales de la controvertida "Operación Turquesa".
Esta consistió en el envío, por parte de Francia, de 2.500 soldados de élite en junio de 1994 en misión humanitaria a Ruanda, donde ocuparon un tercio del territorio durante dos meses.
Según las autoridades ruandesas y la versión de los hechos de organizaciones como Human Rights Watch y la Federación Internacional de Derechos Humanos, la operación sirvió para frenar el avance de las fuerzas tutsis y facilitar la huida al vecino Zaire (hoy República Democrática de Congo) a muchos de los líderes hutus responsables de las matanzas de tutsis.
Trece años después de los hechos, las relaciones con Francia son precisamente una de las heridas que no sólo no ha sanado sino que ha ido a peor.
"Hemos tocado fondo con Francia, no se puede calificar cómo es nuestra relación puesto que es inexistente", dijo a Efe por teléfono desde la capital, Kigali, el ministro de Asuntos Exteriores, Charles Murigande.
Ruanda rompió definitivamente relaciones diplomáticas con Francia en noviembre de 2006 después de que el juez francés Jean-Louis Bruguiere acusara al actual presidente ruandés, el líder tutsi Paul Kagame, de dar la orden de derribar el 6 de abril de 1994 el avión en el que viajaba el entonces presidente Juvenal Habyarimana, un hutu, hecho que marcó el comienzo del genocidio.
Kagame, que tiene inmunidad como jefe de Estado pero que vio a nueve de sus colaboradores formalmente acusados por el juez francés, declinó furioso cualquier responsabilidad y acusó a Francia de complicidad en el genocidio y de tener tropas desplegadas en el aeropuerto el día del magnicidio.
"Es Francia quien apoyó a las fuerzas genocidas, quien las entrenó, las armó y luchó contra quienes trataban de parar el genocidio", dijo Kagame entonces en una entrevista radiofónica con la BBC.
En Ruanda continúan a día de hoy los trabajos de una comisión creada específicamente para investigar el papel de Francia y otras potencias extranjeras "antes, durante y después del genocidio", en palabras del ministro, que agregó que los resultados de la investigación estarán listos el próximo septiembre.
A ésta se une otra comisión de investigación aprobada por el Gobierno el pasado 29 de marzo para investigar el derribo del avión, de acuerdo con el diario ruandés 'The New Times'.
El 7 de abril fue declarado por la ONU "Día Internacional para la reflexión sobre el genocidio", en conmemoración especial de las 937.000 víctimas que, según el censo del Gobierno ruandés, perecieron en las matanzas, que comenzaron horas después de la muerte de Habyarimana.
El magnicidio marcó el inicio de una campaña de exterminación de la minoría tutsi y de los miembros moderados de la mayoría hutu planificada por las autoridades hutus entonces en el poder y ejecutada, con machetes y armas de fuego, por milicias, soldados del ejército y la propia población civil.
"Ruanda es hoy un país estable, pacífico, que ha pasado página y está progresando en todos los frentes", según el ministro.
"Estamos construyendo una democracia sólida, la economía crece y la justicia avanza, tanto en el Tribunal Internacional de Arusha, en Tanzania, como en los juicios populares dentro de Ruanda, que esperamos hayan concluido a mediados de 2008", añadió Murigande.
Los tribunales conocidos como "gacaca", formados por ciudadanos comunes, están juzgando a la mayor parte de los 120.000 civiles que llenaron las cárceles tras las masacres por su presunta implicación en éstas, y pretenden favorecer la reconciliación, premiando con reducciones de la pena a quien confiese sus delitos. [Efe]
Paz Digital, 07-04-2007
Cómo nace el terror en America Latina: “La otra guerra sucia de Aussaresses”
Entre
los años 60 y 70, el general Paul Aussaresses y los especialistas
franceses en guerra anti-subversiva instruían a los militares
estadounidenses y argentinos. Cuando estos últimos se instalaron con su
Junta en 1976, aplicaron las lecciones francesas.
El
21 de mayo (2001), en la oficina del juez de instrucción parisino Roger
Leloire se encontraba un ‘invitado’ reconocido y súbitamente célebre:
el general Paul Aussaresses, a quien el Presidente de la República, por
razones disciplinarias, pasará a retiro el próximo 6 de junio. Sus
recientes revelaciones sobre las prácticas de tortura que aplicara en
Argelia están todavía frescas. Pero no fue para referirse a eso que lo
convocó el juez Leloire. Para estupefacción del viejo oficial, la
pregunta del juez estaba referida al papel que los militares franceses
en general, y el suyo en particular, desempeñaron en la formación de
quienes mas tarde serían los dictadores y torturadores argentinos. Un
asunto enterrado, olvidado, ultra secreto. Los especialistas franceses
de la ‘guerra psicológica’, de regreso de Argelia, pusieron sus
siniestros talentos al servicio de las peores dictaduras sudamericanas,
en nombre de Francia. Nuestra investigación demuestra que existían
dirigentes políticos franceses informados. ¡Y que eso funcionó durante
veinte años !
Una memoria selectiva
Los recuerdos del
general octogenario sobre la tortura en Argelia son inagotables. Su
memoria asusta por su precisión, igual que las notas personales que
conservó a lo largo de su carrera. Sus declaraciones son de un cinismo
sin nombre.
El juez Leloire no siente la menor inquietud. El
general va a contarle todo, a decirle cual fue su papel en América
latina en esa época, a él, cuyo trabajo empezó con la denuncia de
familias de desaparecidos franceses en Chile y Argentina, a principios
de los años 70. Aussaresses no paso su vida en los servicios secretos
por nada. Si habla o si escribe, es porque lo decidió. Pero en el
Palacio de justicia, su memoria vacila. ¡No sabe – afirma al juez – qué
es un ‘servicio de inteligencia’, el servicio de información de que
dispone un Estado Mayor ! Admite apenas, de la lengua para afuera, que
es efectivamente un especialista en lucha anti subversiva. Y sobre todo,
confirma lo que el juez ya sabe : fue agregado militar en Brasil entre
1973 y 1975. El Point (Revista francesa) está hoy en condiciones de
atizar la memoria del general, y revelar aspectos íntegros de la
historia militar francesa.
Volvamos de nuevo al joven Aussaresses.
Durante diez años, después de la segunda Guerra Mundial, fue un as de
los servicios especiales, el SDECE, aureolado por su heroica conducta
durante el conflicto, en particular, en una mítica unidad de
paracaidistas, precursora de todas las fuerzas especiales del mundo :
los comandos ‘Jedburgh’. Durante la guerra de Indochina, se incorporo al
GCMA (Agrupación de los Comandos Mixtos Aerotransportados), una unidad
del SDECE, dirigida por el teniente coronel Roger Trinquier, quién
después de una carrera de funcionario colonial en Asia, ha sido gracias a
este conflicto el principal teórico de la guerra revolucionaria. El
primero sin duda, que leyó a Mao Zedong en el ejército francés y
descubrió en su Estrategia de la guerra revolucionaria en China, el
método con el cual Indochina enfrentaba a Francia
Casi sin medios,
en particular. de transmisión, Trinquier obtiene en esa época la ayuda
de la CIA, que decide afectar, a su unidad, dos funcionarios de enlace.
Para los estadounidenses las lecciones aprendidas en el GCMA no serán
inútiles. Para Aussaresses tampoco. En 1957 encontrará a Trinquier en
otro terreno : la batalla de Argel… Para los jóvenes oficiales que
vuelven de Indochina, se trata de una guerra de la misma naturaleza :
revolucionaria, no anticolonialista. El ejército de Argelia se toma por
la única defensa contra la ola comunista que se anuncia. Y todo el
ejército francés se, convierte a las teorías de la guerra
anti-subversiva, o ‘psicológica’. Los militares encuentran un oído
atento en el Ministro de Defensa, Maurice Bourgès-Maunoury, que acepta
crear en 1956 un Servicio de acción psicológica y de información,
vinculado a los’ Cinquièmes bureaux’ (5° Sección (especial))de los
Estados Mayores encargados de las mismas tareas. El Coronel Jean
Guardias, responsable del ‘Cinquième bureau’ de Argel dirá más tarde :
‘libramos en Argelia nuestro último combate de hombres libres’.
En
1957, ‘Trinquier -la cabeza – y Aussaresses -las piernas’ son
auxiliares del general Jacques Massu, que obtuvo plenos poderes en
Argel. Trinquier teorizó sobre la represión en zonas urbanas : división
de la ciudad en zonas, fichaje, allanamientos, extorsión para la
obtención de información incluidas las torturas. Se inaugura la práctica
de la desaparición de personas destinada a aterrorizar a la población.
Aussaresses la aplica.
En otra región, muy lejos de Africa del
Norte, otro ejército se apasiona por los métodos franceses : el ejército
argentino, que acaba de derrocar al dictador populista Juan Perón. En
1957, recién egresado de la Escuela Superior de Guerra de París, el
coronel Carlos Rosas, que se ha convertido en subdirector de la Escuela
de Guerra de la Argentina introduce un ciclo de estudios sobre la ‘
guerra revolucionaria comunista ‘. Futuro jefe de la policía federal
bajo la dictadura del general Videla, que tomará el poder en marzo de
1976, el general Ramón Campos, transmitió a los ‘jefes del ejército
francés’, la petición presentada por Rosas y el envío a la escuela de
guerra argentina de los tenientes coroneles Patrice de Naurois y
François-Piedra Badie. Campos escribe que ‘sus cursos son el resultado
directo de la experiencia francesa en Indochina, aplicada en esos
momento en Argelia’. El 11 de septiembre de 1958, nace el idilio. El
Ministro de Defensa, Jacques Chaban-Delmas, autoriza a sesenta cadetes
pertenecientes a la primera promoción ‘ francesa ‘ del ejército
argentino a realizar un viaje de estudios a Argel. Otros sesenta
viajarán directamente a Francia continental. (Porque en esa época
Argelia era Francia). Este noviazgo se consolida lógicamente con el
establecimiento en la Argentina de una misión militar francesa
permanente en febrero de 1960. Esta misión incluye tres oficiales
superiores calificados de ‘asesores’ cuya misión es ‘acrecentar’ la
eficacia técnica y la preparación del ejército argentino’.
Durante
este período, Aussaresses está en la sombra pero un hombre de peso,
Pierre Messmer, aparece en escena. Este oficial legionario, combatiente
de la primera hora de la Francia libre, se convierte en febrero del 60
en Ministro de Ejércitos. Quince días antes, servía todavía en el
‘Djebel’, el regimiento que Roger Trinquier acababa precisamente de
dejar. Lo menos que puede decirse de él, es que es enemigo de los
conceptos de guerra contra-revolucionaria. Actualmente presidente del
Instituto de Francia y dotado de una temible memoria a pesar de sus 85
años, no se hace de rogar para referirse al mal ocasionado ¡’Imbéciles’ !
Nombrado
Ministro, manda a Buenos Aires nada menos que al general André Demetz,
jefe de Estado Mayor del ejército de tierra, acompañado del teniente
coronel Henri Grand d’Esnon, para instalar la misión, Este último
pronuncia, el 26 de mayo de 1960, en la Escuela de Guerra argentina una
conferencia donde describe todos los aspectos de la guerra subversiva y
hace especial hincapié, sobre el lugar central del ejército en el
control social de la población y en la destrucción de las fuerzas
revolucionarias. Su texto de 22 páginas, de las que dispone Le Point, se
publica en el estudio de la Escuela de Guerra Argentina ; un preludio,
con el correr de los años, de la publicación de otros textos teóricos
franceses.
En París, Pierre Messmer no anda con pruritos. Los
anti-gaulistas más o menos implicados en el Golpe de Estado de Argel de
abril de 1961 – que no es el caso de Aussaresses -, los adeptos de la
guerra contra subversiva van a pasar un mal rato. De entrada, Messmer
disuelve los ‘Cinquièmes bureaux’ y de regreso de Argentina, despide a
Demetz. No obstante, se lamenta hoy Messmer, ‘no se podía condenar a
estos hombres por sus ideas’ ; no existían sanciones posibles. Entonces,
aún a sabiendas, decide alejarlos. A Aussaresses lo envían a los
Estados Unidos para formar a los estadounidenses en la guerra anti
subversiva (leer más abajo). Y Messmer reconoce con agrado que la misión
francesa en Argentina persigue sus objetivos iniciales.
La doctrina francesa se impone en toda las Américas
La
doctrine française s’impose dans toute l’Amérique La victoria en 1959
de los ‘barbudos’ de Fidel Castro en Cuba, había provocado a los
norteamericanos en su patio trasero. Con sus aliados, prepara entonces
una organización de combate anticomunista a escala continental. La
reciente experiencia de los argentinos les será muy útil. La de los
Franceses también. En 1961, con motivo de una misión de la Escuela de
Guerra argentina en Perú, uno de los miembros de la misión militar
francesa, que participaba del viaje, imagina un curso de lucha
anticomunista destinado al conjunto de las fuerzas armadas americanas.
Ya existe, por iniciativa de los Estados Unidos, desde un año antes,
instalada una estructura, en Fuerte Amador (Panamá) : la Conferencia de
los Ejércitos Americanos (CEA). Esta organización típica de la Guerra
fría, reúne secretamente cada año a los responsables militares
latinoamericanos, con sus homólogos del Pentágono. Allí trabajan juntos
con un único objetivo : la interconexión de los servicios de información
y la formación homogénea de las fuerzas armadas del continente.
En
la reunión de julio de 1961, el general Spirito, jefe de Estado Mayor
del Ejército de Tierra argentino, propone la idea francesa a sus colegas
y de allí surge el Curso Interamericano de Lucha Antimarxista, dirigido
por el coronel Lopez Aufranc, antiguo cursillista de la Escuela de
guerra francesa. Concurren y participan en los cursos treinta y nueve
oficiales representantes de trece países de América latina y de los
Estados Unidos : todo un éxito para el ejército francés.
El
embajador de Francia en Argentina escribe en un mensaje al Quai d’Orsay
que el papel de los asesores militares franceses ‘en la concepción y la
preparación de este curso fue determinante (…) y se debe destacar la
presencia de militares de Estados Unidos entre los participantes a esta
pasantía, donde se reserva un lugar importante al estudio de la lucha
antimarxista en un espíritu y según métodos que se benefician
ampliamente de la experiencia adquirida en este ámbito por el ejército
francés.’ Razón de más para felicitarse porque los militares
norteamericanos evidenciaron recientemente ciertos celos con respecto a
la influencia de los asesores franceses en los Estados Mayores
argentinos y en su escuela de guerra.
Es el preludio a una labor
de varios años que culminará con la Operación Cóndor. (Véase más abajo)
La misión militar de Buenos Aires sigue abasteciéndose de oficiales
especializados. Uno de ellos es la ‘ESTRELLA’ de la escuela de guerra.
El comandante Boulnois, autor de numerosos textos sobre la guerra
revolucionaria. De él, vale la pena rescatar lo siguiente : ‘Es mejor
matarle al adversario un hombre por día que lanzar una operación con
importantes medios que en el mejor de los casos matará diez veces más,
pero que, nueve de cada diez veces caerá en el vacío más absoluto, bajo
la mirada irónica de la población’. [1]
Los cursos contra
insurrecciónales franceses están en todas partes. En la Escuela militar,
el joven Rafael Videla los aprecia y los enseña. En 1976, dirigirá la
junta militar. A partir de las teorías francesas, los militares
argentinos tejen un plan bautizado CONINTES (Conmoción Interna del
Estado) destinado a prevenir todo movimiento de lucha civil contra el
Estado, una circular doctrinal en tres volúmenes, en uso hasta el golpe
de Estado de 1976 : el ‘RC-8-2/operaciones contra fuerzas irregulares’.
Entre 1956 a 1963, los franceses habrán formado toda la generación en
ascenso de los militares argentinos. En 1963, los instructores franceses
enfrentan sin embargo un eclipse, luego de que un Golpe de Estado lleva
al poder a una franja pro norteamericana del ejército. A pesar de todo,
la misión militar francesa se mantiene [2] pasando de la lucha
antisubversiva a la venta de armas. Hasta principios de los años 70.
En
1973, se reanudan las actividades. La vuelta del general Perón después
de 20 años de exilio, luego su muerte el año siguiente, señalan el
principio del caos político en Argentina. El ejército que se considera
como el garante de la seguridad del Estado prepara su guerra contra los
opositores y las guerrillas de extrema izquierda. En 1973, los soldados
argentinos participan en períodos de prácticas de lucha antisubversiva,
en particular, en el sur del país. Se les difunden películas sobre la
guerra de Argelia. ‘ Solamente las escenas de torturas ‘ dirá uno de
ellos. ¡Se trata seguramente de la película de Gillo Pontecorvo, ‘la
Batalla de Argel’ de la que Trinquier hizo elogio público, aplaudiendo a
su veracidad documental !
En París, se recibe la solicitud del
Ejército de Tierra argentino para que la misión militar francesa retome
su función original. Pierre Messmer, que se ha convertido en el Primer
Ministro de Georges Pompidou, sabe que los Argentinos desean la vuelta
de los instructores franceses especializados en guerra antisubversiva.
Lo confirma hoy : ‘los querían, los tuvieron… Argentina es un país
independiente, no había razón de negarles lo que pedían’. El nuevo jefe
de misión ‘tenía el perfil adecuado’, admite. Se trata del coronel
Robert Servant, que viaja a Buenos Aires el 15 de abril de 1974. Es el
hombre que conviene : ex combatiente de Indochina, encargado en Argel,
del ‘ Cinquième bureau’ del interrogatorio a los ‘ simpatizantes ‘ del
FLN conoce en misión en Madrid, al teniente coronel argentino Reynaldo
Bignone, uno de los futuros hombres-clave de la junta en el poder en
1976.
Centenares de jóvenes desaparecen diariamente En Buenos
Aires, el coronel Servant se instala… ¡en el Estado Mayor del Ejército
de Tierra entonces dirigido por el general Videla ! En el piso 12
exactamente, ‘frente al mar’. Depende de lo Jefatura n° 3 Operaciones,
encargada de las operaciones (de la ‘formación’ dirá Servant al juez
Leloire, en forma minimalista). Según la comisión de los derechos
humanos en Argentina en 1977, la misión francesa está allí para hacer ‘
inteligencia ‘, traducido quiere decir ‘ delación, tortura e
infiltración ‘. [3]
Interrogado por Le Point, Servant se negó a
hablar pero, ante el juez, niega vehementemente esta versión declarando
que su papel se limitaba a responder ‘a las cuestiones de tipo militar’
de los argentinos, en ámbitos tan variados como la intendencia, la
salud, la Gendarmería, o ‘distintas cuestiones sobre el desarrollo de
nuestra guerra en Indochina’. Daba conferencias en la sede del Ejército
de tierra o en unidades de provincia. Servant, mantiene distancia con la
embajada – lo que confirma el embajador François del Gorce – si ocurren
problemas se contacta con el SGDN (Secretaría General de Defensa
Nacional), dependencia directa del Primer Ministro, Jacques Chirac que
sucedió a Messmer en 1974. Está también en contacto con un jefe del
SDECE para Brasil y Argentina, el capitán Pedro Latanne. Quién depende
del agregado militar en Brasil, un veterano llegado a Brasilia en 1973.
¿Quién es ? ¡Paul Aussaresses !
América Latina se halla en el
infierno. El ejército argentino estableció en 1974 con sus homólogos
chileno y uruguayo una cooperación para el secuestro y el asesinato. Los
cadáveres se amontonan en Buenos Aires. ¡Gracias a las lecciones de
Argelia !
Tal situación no puede escaparle ni al jefe responsable
del SDECE, ni a Servant, ni a fortiori a un viejo profesional como
Aussaresses. ¡Cuando el juez Leloire, lo interroga no sabe nada, no vio
nada, no oyó nada ! Sin embargo, se encontraba como los demás en las
primeras localidades para poder apreciar, a principios de 1975, la
primera gran operación antiguerrillera llevada a cabo en Argentina en la
provincia de Tucuman. El general Antonio Bussi que logrará, un año más
tarde, una amplia victoria sobre la guerrilla izquierdista mediante el
reagrupamiento de poblaciones, la tortura y las ejecuciones sumarias
etc, etc. es también un antiguo alumno de los Franceses.
Su
antecesor a comienzos del operativo, el general Vilas, reconocerá más
tarde : ‘aplicamos los métodos establecidos por los Franceses en
Indochina y Argelia’. Dirá incluso que la obra de Trinquier ‘Guerra,
Subversión, Revolución’ es su ‘libro de cabecera’. En la primavera
de1975, por otra parte, las ediciones militares tradujeron todas las
obras de los expertos franceses, Trinquier, Lacheroy, etc y es en base a
esas mismas fuentes que los militares argentinos diseñan en parte ‘el
orden de batalla’ que darán a luz en marzo de 1976, para instalar su
dictadura.
Es indudable que combinaron sabiamente las teorías
americanas sobre la guerra clásica, la teoría francesa de la contra
subversión y el ‘Esquema Trinquier’ : división en zonas, fichaje,
allanamientos, tortura y ‘desapariciones’. La batalla de Buenos Aires es
la copia fiel de la Batalla de Argel. El que nos lo dice hoy no es otro
que el general Bignone, último jefe de la junta militar, en su época
adjunto de Videla en el Estado Mayor del Ejército donde trabajaba
Servant, que es por otra parte su amigo íntimo. Servant se relaciona
también con Albano Jorge Hargindeguy que será desde marzo de 1976,
Ministro de Interior de la Junta.
La partida de Aussaresses
Aussaresses
deja América Latina en 1975 para ‘chancletear’ entre los vendedores de
armas. Sin embargo, apenas llegado a Thomson (hoy Thales), lo contacta
su amigo el agregado militar argentino en París, el coronel Parada, para
hacerle un pedido de material para las operaciones de Tucumán que
continúan. El negocio se hará con intermediación británica.
¡En
cuanto a Servant, deja la Argentina en octubre de 1976 – o sea siete
meses después del putsch – pero durante este período, no esta al
corriente de nada ! Su sucesor, el coronel L’Henoret se muestra muy
sorprendido de que no se le hubiera confiado ninguna misión. ‘Se me
pagaba por hacer nada, exactamente solo por mantener la presencia
francesa hasta que llegaran días mejores’ nos dice. Lo que sucede en
realidad es que se pone en hibernación a la misión militar. París, al
parecer, ya no quiere tener nada que ver con torturar argentinos a
través de sus métodos. 35.000 desaparecidos en total, decenas de miles
torturados, encarcelados sin juicio es lo que se llamaría la ‘ guerra
sucia ‘. Una guerra en la que participaron los Franceses.
Aussareses, instructor en los Estados Unidos.
Existe
también otro país interesado en los militares franceses y sus teorías.
Los Estados Unidos sienten verdadera debilidad por a la guerra
revolucionaria. Ellos solo contaban en ese entonces con un único manual
de instrucción elaborado a partir de la guerra en Yugoslavia contra los
Alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
Por lo tanto buscan
expertos cuando la guerra de Vietnam vuelve a entrar en su segunda fase.
Aussaresses está precisamente como observador en los Estados Unidos, en
la escuela de paracaidistas de Fuerte Benning en Alabama. Afirma que es
su antecesor quién le aconsejó ir al centro de formación de las Fuerzas
Especial en Fuerte Bragg en Georgia con el objeto de lograr un brevet
de instructor ‘sin que sus superiores jerárquicos lo sepan’.
Pierre
Messmer dice, que es un pedido de los Americanos que buscan
‘instructores con perfil indochino’ y de acuerdo con sus servicios. En
cualquier caso, Aussaresses llega a Fuerte Bragg en plena reorganización
de las Fuerzas Especiales. El Presidente John F. Kennedy está
convencido de la utilidad de estas unidades de elite con boina verde.
Recomienda su empleo, en especial, en Vietnam. El centro de Fuerte Bragg
se convierte entonces en la escuela de Guerra Especial donde se forman a
la vez los militares y la CIA.
La primera misión secreta de las
Fuerzas Especiales tiene por meta Laos, la operación ‘White STAR’, se
inspira directamente en los métodos utilizados por el GCMA de Trinquier
durante la guerra francesa en Indochina. Algunos de los oficiales de la
‘White STAR’ vuelven de nuevo a Fuerte Bragg y conocen a Aussaresses.
Dicen hoy que él hizo traducir los escritos de Trinquier en inglés para
que sirvan de bases a sus cursos de guerra antisubversiva.
¡Para
la historia menor : los primeros licenciados formados, en especial, por
Aussaresses son afectados a una unidad bautizada MATA (Military Advisory
Training Assistance) que llamarán los ‘Matadores’ ! Uno de los
‘alumnos’ de Aussaresses se llama Robert Komer. Es un analista de la CIA
que en 1964, forma parte del gabinete del Presidente Lyndon B. Johnson.
Es entonces cuando Trinquier, retirado ya del ejército pero famoso
teórico de la guerra revolucionaria, recibe en París a un enviado del
Presidente estadounidense quién le propone reanudar la dirección de sus
guerrillas de Indochina ‘bajo una cualquier forma’ pero esta vez por
cuenta de los Estados Unidos. Trinquier se niega. Con todo, a pesar de
este aparente interés por las teorías francesas ; los antiguos camaradas
de Aussaresses en Fuerte Bragg se acuerdan perfectamente de la negativa
global del Estado Mayor estadounidense de considerar tales métodos.
Pierre
Messmer recuerda varias conversaciones mantenidas con Robert Mac
Namara, Secretario de Defensa, en las cuales pudo apreciar la evolución
del pensamiento estadounidense con respecto a la guerra
contra-revolucionaria. Al principio, estaban en contra basándose solo en
la superioridad material, luego a medida que fracasa esta estrategia,
comienzan a aceptar la utilización de la guerra psicológica. Messmer
sabe que Trinquier ha sido solicitado. Alerta a los norteamericanos en
contra. ‘de todas maneras, iban a perder y se lo he dicho a Mac Namara’
dice hoy, irónicamente. Tiene, en todo caso, perfectamente claro que el
espíritu de las teorías de Trinquier sumadas a la de los Ingleses (una
misión militar británica está en Vietnam) sirven de base a las Fuerzas
Especiales norteamericanas.
En 1967, se nombra a Komer embajador
en Vietnam. Bajo su autoridad, se ‘inventa’ lo que más tarde se llamará
la Operación Fénix (Opération Phoenix). Una excesiva guerra
contra-subversiva destinada ‘a vaciar el agua en la que se desplazan los
peces’ según la famosa fórmula de Mao.
Más de 20.000 muertes,
decenas de millares de arrestos, detenidos sin juicio, torturados etc.
Los expertos se preguntarán durante mucho tiempo cual fue la génesis de
esta operación. Es posible responder hoy que fue en parte la resultante
de las enseñanzas de Aussaresses basadas en los escritos de Trinquier.
Francia y el Plan Cóndor.
La
operación Cóndor nació secretamente en las reuniones de la Conferencia
de los Ejércitos Americanos llevadas a cabo entre 1960 y 1974. Durante
este período los ejércitos latinoamericanos pusieron a punto un extenso
sistema de intercambio de información sobre sus respectivos opositores
entre países vecinos. La interconexión informativa se realizaba a través
de los agregados militares por medio de lo que se llamaría la red
AGREMIL (Agregados militares). El sistema evoluciona luego poco a poco
hasta establecer el intercambio de presos.
En 1974, se celebra a
Buenos-Aires una reunión secreta entre los representantes de las
policías políticas y los servicios de información militares de varios
países de América latina, en especial de Chile, Argentina y Uruguay.
Allí se decide pasar a una fase superior : el secuestro y a veces la
ejecución de refugiados por los servicios de represión de los
respectivos países allí donde se encuentren. La más fuerte proporción de
refugiados políticos se encuentra aún en Argentina debido a que este
país, aunque preso de una terrible violencia política, es aún
oficialmente un estado democrático. Las primeras muertes que se producen
en esto que se llamara más tarde la Operación Cóndor se cuentan por
decenas en las calles de Buenos-Aires.
En agosto de 1975, el jefe
de la policía política chilena (la DINA, el coronel Manuel Contreras
empieza una gira latino americano para formalizar un acuerdo de
represión continental cuya ‘fase tres’ incluye la ejecución de objetivos
elegidos incluso fuera de América Latina, en particular, en Europa.
Contreras hará incluso un pasaje por la CIA el 25 de agosto del mismo
año.
El 25 de noviembre, se organiza la primera reunión
multinacional de información y se establece el plan Cóndor. Los países
miembros son Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y un poco más
tarde Brasil. Serán ‘Cóndor 1′, ‘Cóndor 2′ etc.
Contreras, que
dispone de una red ya operativa en Europa basada en terroristas de
extrema derecha italianos, comete el error de hacer asesinar sobre suelo
norteamericano a doscientos metros de la Casa Blanca, al antiguo
Ministro de Asuntos Exteriores de Chile anterior al golpe, Orlando
Letellier. Los Chilenos pierden a favor de los Argentinos. Según la CIA,
el centro operativo de la fase tres del Cóndor tiene sede en Buenos
Aires donde se habría conformado un equipo especial, organizado como una
unidad de las Fuerzas Especiales norteamericanas con un médico, un
experto en sabotajes, un interrogador, etc.
En julio de 1976, la
CIA describe una conferencia Cóndor en Santiago de Chile en la que se
habla de operaciones en París : ‘en un acuerdo separado, los servicios
uruguayos de inteligencia (…) aceptaron operar con sus homólogos
argentinos y chilenos’ contra grupos de izquierda’, bajo cobertura de
París. El mismo mes, el Secretario de Estado Henri Kissinger lo confirma
en un texto distribuido a varias embajadas americanas en Europa, en
particular, en París, en el que informa que este tipo de ‘Murder Inc.’
(Asesinatos y asociados) desarrollará actividades en la capital
francesa. En septiembre de 1976, la CIA se hace eco de lo que llama un ‘
particular ataque a la seguridad’. Los servicios de información
franceses se enteran de la existencia de la Operación Cóndor. ¿Servant ?
¿Latanne ?
De todas maneras, según la CIA, el hecho de que los
Franceses estén informados provoca a la vez el despido del jefe de la
policía política argentina y la consiguiente información a los servicios
franceses : ‘los servicios de seguridad argentinos y/o chilenos
informaron a sus homólogos franceses que Cóndor podría funcionar en
Europa pero no en Francia’.
¿Quiénes son los ‘homólogos’ franceses
de los servicios de seguridad latinoamericanos? Nadie lo sabe pero
algunos meses más tarde, se envía a un equipo uruguayo a París ‘con el
fin de efectuar operaciones no especificadas’, seguramente
localizaciones para ejecutar a opositores pese a las seguridades
convenidas. ¡Y sobre todo, los Argentinos instalan en 1977 el Cóndor en
París, en un Anexo de la embajada argentina,…. avenida Henri-Martin 83 !
¡Sin
que nadie se preocupara, las dictaduras latinoamericanas instalaron en
consecuencia un centro terrorista destinado a ejecutar en toda Europa
objetivos previamente determinados, a infiltrar grupos de opositores, a
ubicar a los que seguían viajando aún a América latina y a hacerlos
detener in situ, etc. No oso imaginar la existencia de un acuerdo
referente por ejemplo a la neutralidad de las autoridades francesas a
cambio de paz en nuestro territorio !
Marcel Chalet, antiguo
director del DST, no solamente afirma hoy no haber sabido nada, aunque
acusa el SDECE y al ejército de haber montado una operación paralela. Es
cierto que a Alexandre de Marenches, director de la los servicios de
espionaje franceses (hoy fallecido), le gustaban los golpes torcidos
según el antiguo embajador argentino en París, Tomas de Anchorena, el
centro de París cesaría sus actividades hacia fines del año 1980.
En
cuanto al plan Cóndor propiamente dicho, los torturadores argentinos,
lo fueron desplazando progresivamente hacia el Norte y Centroamérica,
nuevo lugar de confrontación entre las fuerzas armadas y los opositores.
Enviaron varias misiones a Centroamérica con el objeto de ayudar a la
represión y comenzaron a organizar períodos de prácticas de lucha contra
la subversión a partir de la primavera y el otoño 1979 en Buenos Aires
con el fin de formar a todos los que no están aún a escala continental,
en particular, los de Centroamérica. La caída de la dictadura somocista
en julio de 1979 fomentó obviamente en latinoamericanos la adopción de
normas comunes en la lucha anti subversiva y en particular, gracias a
los Argentinos y a sus teóricas bases francesas.
Formalmente, el
Cóndor desaparece en las selvas de Centroamérica cuando los Estados
Unidos asumen por cuenta propia la lucha contra la Nicaragua sandinista.
Más aún, el final de la guerra fría y la suma de sus excesos les
asestan un golpe fatal.
El balance general de la represión solo
para el Cono Sur en el período en que las Juntas imaginaron la Operación
Cóndor es de alrededor 50.000 asesinados, 35.000 desaparecidos y
400.000 presos. Sólo la Cóndor propiamente dicha representa sin duda
varias decenas o varias cientos de víctimas elegidas como objetivo.
Notas:
[1] ‘Desfile y contraría a la guerra subversiva’, Escuela Superior de Guerra, 12 de enero de 1959. en François Géré, la guerra psicológica, Ediciones Económica, 1997
[1] ‘Desfile y contraría a la guerra subversiva’, Escuela Superior de Guerra, 12 de enero de 1959. en François Géré, la guerra psicológica, Ediciones Económica, 1997
[2] Los jefes de las misiones serán los funcionarios sucesivamente de Naurois, Bentresque, Garderes, Boulnois, Cazaumayou, Ossent, Badie y Durieux.
[3] Comisión de los derechos humanos en Argentina. En Argentina : proceso al genocidio. Elias Quejeteras ediciones. Madrid 1977.
* Pierre Abramovici es autor de ‘Un rocher bien occupé’, Editions du Seuil, París, septiembre de 2001.
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de J. H. Plumb, Barral Editores, 1974
“El
pasado es siempre una ideología forjada con un fin preciso para dominar
a otros hombres, para orientar la evolución de una sociedad o para
inspirar a una clase. De nada se ha hecho un uso más bastardo que de la
noción de pasado. El porvenir de la historia y de los historiadores está
en expurgar la relación de los hechos humanos de esos espejismos
engañosos de un pasado imbuido de finalidad".
"Esperemos
que no renazca el pasado para justificar una vez más lo que tantas
veces ha justificado ya: la opresión y la explotación de hombres y
mujeres, los terrores con que se les atormenta o la desesperanza con que
se les paraliza. El pasado ha servido a los menos; acaso la historia
sirva a los más".
Agoniza el pasado de
nuestros mayores y se agotan sus fuerzas y justo es que muera y que el
historiador procure acelerar su tránsito, pues no era sino una
mescolanza de sectarismos encarnizados, de vanidades nacionales y
dominación de... Ojalá dé la Historia con su verdadero rumbo, ojalá
sirva para robustecer la confianza del hombre en su destino, ojalá nos
forje un pasado nuevo, tan verídico y tan exacto como sea posible, que
contribuya a devolvernos nuestra verdadera identidad, no de americanos,
de rusos, de chinos o de ingleses, no de blancos o de negros, de ricos o
de pobres, sino de hombres.
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