Francia: ¿Libertad, Igualdad y Fraternidad?. INFORME ESPECIAL: ¿Qué hacen soldados franceses en la República Centroafricana?

Francia anunció este martes que enviará entre 800 y 1.000 soldados más a la República Centroafricana, que se sumarán a los 400 que ya tiene desplegados en el país, para frenar el dominio de un grupo insurgente llamado ‘Séléka’.

Así lo ha confirmado el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, en una entrevista con el canal público France Culture.

“Vamos a reforzar nuestra presencia. Para eso estamos esperando una resolución de las Naciones Unidas que llegará la semana próxima”, ha declarado Fabius, según recoge la agencia Reuters.

El ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, ha anunciado a su vez el despliegue pero ha hablado de “un millar” de soldados.
“Francia reforzará esta misión africana, del orden de un millar de soldados”, ha declarado a Europe 1.

El lunes, el gobierno centroafricano ya había anunciado la llegada de nuevos militares tras un encuentro en París de su primer ministro, Nicolas Tiangaye, con Fabius.
El embajador francés ante la ONU, Gerard Araud, justificó este lunes el despliegue de tropas bajo el pretexto de  ”restablecer el orden en la República Centroafricana”.

Revuelta insurgente

El 24 de marzo pasado, los insurgentes de la coalición Séléka se hicieron con el control de la capital del país, Bangui, y tomaron el Palacio Presidencial, forzando la salida del mandatario François Bozizé, quien llegó al poder en 2003 a través de un golpe de Estado cocinado en suelo francés bajo condición de “asilado político”.

El país, rico en minerales pero cuya población se encuentra en la miseria, ha estado plagado de revueltas militares y otros levantamientos desde su independencia de Francia en 1960.

La escalada militar en la República Centroafricana estalló el pasado mes de diciembre cuando las fuerzas de Séléka -que en idioma sango significa “coalición”- se hicieron con las principales ciudades del sur y el este del país.

Séléka pedía la dimisión de Bozizé por considerarlo ilegítimo y por no haber respetado los acuerdos de paz firmados en 2007, que contemplaban la liberación de presos políticos.

Michel Djotodia, líder del grupo insurgente educado en la Unión Soviética, tomó desde entonces las riendas del país.

Ante este suceso, el presidente François Hollande pidió al Ministerio de Defensa que tomara “todas las medidas necesarias” para proteger los intereses de empresas e instituciones galas en suelo centroafricano, hecho que explicaría el creciente despliegue militar francés en el país africano.

Una historia de saqueo colonialista

La historia de la República Centroafricana discurre por la misma senda que la de la mayoría de los países del África Subsahariana desde que los primeros europeos pusieron sus pies allí.

Una historia de esclavitud, de colonialismo, endeudamiento forzado, expoliación de recursos y sumisión.

A finales del siglo XIX los países europeos se repartieron los territorios del África Subsahariana en busca de materias primas para financiar el crecimiento económico que hoy permite nuestro bienestar.

La República Centroafricana fue ocupada por Francia, que durante casi un siglo estuvo extrayendo caucho, marfil, diamantes y explotando enormes plantaciones de café y algodón.

En todo ese periodo los pueblos centroafricanos fueron obligados a realizar trabajos forzados en las minas y en las plantaciones, mientras que cualquier intento de revuelta era aplastado con una fuerte represión que generalmente acaba en matanzas.

En 1960 el país obtuvo la independencia pero poco cambió para la población. Francia, al igual que el resto de países colonizadores se negaban a perder el control sobre los recursos naturales y comenzaron a financiar golpes de estado para llevar al poder a dictadores fieles a los intereses franceses.

Cada vez que un gobernante dejaba de atender las demandas francesas para mirar más por su pueblo, automáticamente sufría un accidente o surgía un golpe de estado que lo hacía desaparecer del mapa. Todavía hoy la presencia militar francesa está patente cuando uno pasea por las calles de la capital Bangui.
Fue también la época del endeudamiento africano. En un periodo de excesiva liquidez de los bancos europeos y americanos, como consecuencia de los petrodólares que llegaban de los países árabes, estos vieron en los países recién independizados una gran oportunidad de inversión y comenzaron a conceder préstamos indiscriminadamente con la excusa de promover su desarrollo.

Pero en la mayoría de los casos el dinero se prestó deliberadamente a estos dictadores, quienes lejos de promover el desarrollo de sus pueblos, lo utilizaron para comprar ejércitos y aplastar cualquier tipo de insurgencia y también para su enriquecimiento personal, siempre con el conocimiento y consentimiento de sus acreedores.

Hoy, la deuda externa africana, a pesar de ser ilegítima por no haber sido adquirida por gobiernos democráticos y no haberse utilizado en beneficio de la población, es uno de los principales mecanismos de dominación del Norte sobre África y una de las principales losas que impiden su desarrollo.

Los pueblos africanos siguen pagando cada año los intereses de esta deuda con sus recursos naturales, su trabajo y sus vidas. Un servicio a la deuda que en muchos países es superior a la inversión en sanidad o educación y que es cinco veces superior a la ayuda oficial al desarrollo que reciben de la comunidad internacional.

En las últimas décadas la explotación colonial de los estados ha dado paso a la explotación comercial de las multinacionales que, bajo la bandera del libre comercio, han ido extendiendo poco a poco sus tentáculos sobre estos países, y continúan extrayendo recursos naturales y energéticos para el Norte.

Estas empresas, respaldadas por los gobiernos del Norte, no sólo se apropian de los recursos africanos, sino que explotan su mano de obra y también utilizan estos países como vertederos de los residuos industriales que se generan en el Norte, violando en muchas ocasiones los derechos humanos, laborales y ambientales de sus pueblos, y generando una deuda ecológica con los ellos mucho mayor que su propia deuda externa.

El poder de estas transnacionales es tal, que en muchos casos su capital es mayor que el de los países en los que operan, por lo que difícilmente pueden oponerse a sus intereses. Actualmente, las minas de oro, diamantes, uranio y cobalto de la República Centroafricana están controladas por empresas francesas y estadounidenses.

Un caso paradigmático es el de las minas de uranio en Bakouma. Estas minas están explotadas por la empresa sudafricana Uramin que es una filial de la empresa francesa Areva y que tiene la concesión de la explotación de las minas por medio de un acuerdo en el que, sin ningún rubor, la empresa se queda con el 90 por ciento de los beneficios de la explotación, al tiempo que provocará graves daños ambientales en la selva por tratarse de una mina a cielo e los beneficios de la explotación, al tiempo que provocará graves daños ambientales en la selva por tratarse de una mina a cielo e los beneficios de la explotación, al tiempo que provocará graves daños ambientales en la selva por tratarse de una mina a cielo abierto.

INFORME SOBRE LA LIBERTAD, LA IGUAL Y LA FRATERNIDAD DE FRANCIA;  "LA REVOLUCIONARIA"
Ahmed Adghirni (líder bereber): “Marruecos está en manos de Francia”

Entrevista con el presidente del ilegalizado Partido Bereber

Ahmed Adghirni, presidente del recién ilegalizado Partido Democrático Amazigue Marroquí (PDAM o bereber), ha presidido en Granada la Asamblea Política que ha enfadado a Mohamed VI ante el apoyo prestado por Rodríguez Zapatero a la misma.

El dirigente bereber fustiga sin piedad al régimen marroquí, que considera controlado y dirigido por Francia. Adghirni afirma que la democratización de Marruecos pasa por un modelo autonómico similar al español, que permita acabar con la corrupción y la usurpación de tierras y riquezas mineras por los grupos de poder. Cree que la gran oportunidad de España, a diferencia de Francia, es liderar una nueva política con África del Norte basada en la vecindad y no en la dominación imperial.

¿Qué papel juega Francia en el mantenimiento del sistema político marroquí?

Los cuatro pilares del régimen son la Monarquía, el Ejército, el islam y la identidad bereber. Y los cuatro están dominados por Francia, se encuentran bajo su yugo y siguen su modelo. Todo el reino está en manos de Francia.

¿Incluso el Ejército?

Sí. El primer jefe de gobierno después de la independencia. Si Bekkai, fue un oficial del Ejército francés. Mahyub Aherdan, el primer ministro de la Defensa, también. Mohamed Ufkir, también. Toda la plana mayor de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) provenía del Ejército colonial. Siempre hubo esa confusión. Nosotros queremos alertar sobre este peligro.

¿Cómo?

Es París quien controla la apertura y la transición democrática en Marruecos. Francia nos considera como un ejemplo de jacobinismo a la africana. El Estado francés nos ha impuesto este régimen político, sus Leyes y su Constitución. Incluso la organización de los partidos políticos y de las asociaciones es obra de Francia. La política oficial de París hacia Marruecos es la misma que al inicio del siglo XX, a comienzos del Protectorado. Es la continuidad de las leyes del derecho de propiedad del suelo y de las propiedades del Estado. Es Francia quien gestiona la privatización de la economía, e incluso la arabidad de Marruecos es sostenida por Francia.

Estados unidos franco-árabes
¿De qué manera?

Las dos componentes de la arabidad, son la cooperación con Francia y la política de la francofonía y del islamismo marroquí. Esto viene de la época de Napoleón, que transformó el imperio francés en un imperio franco-árabe. Francia quiere hacer de África del Norte “los Estados árabes de ultramar”. Esta Francia de ultramar está basada en el círculo de poder, el denominado Majzén, la francofonía, el islam francófono y la identidad bereber francófona.

En el PDAM ¿hay sólo amazigues (bereberes) o está abierto a los no-amazigues?

Somos un partido abierto a todos los marroquíes de ambos sexos. Así lo dicen claramente los estatutos. El Ministerio del Interior en su “explicación” de las razones por las que nos ha ilegalizado, no se ha basado ni en nuestro programa, ni en nuestros estatutos. Se ha basado en sus ideas preconcebidas, no en las nuestras. No somos un partido étnico, ni racista, ni xenófobo. Somos una tendencia de la diversidad multicultural. Reconocemos la diferencia étnica, ideológica y religiosa; la diversidad de creencias, de razas y de etnias. No estamos en contra de ningún grupo del pueblo marroquí.

Pero en Marruecos no está reconocida esta diversidad religiosa, por ejemplo...

Efectivamente. Nuestra meta es lograr la diversidad y cambiar la Constitución. Ninguna religión debe imponerse a las otras. Los marroquíes tienen que tener derecho a elegir la creencia religiosa que quieran. Por esta razón se oponen a nosotros los unionistas y las tendencias dictatoriales que quieren dominar el islamismo y la arabidad.

Sin embargo, en la historia de Marruecos predomina el Islam

Nosotros veneramos a santos cristianos, como San Donato, que fue un bereber que predicó un cristianismo rural, propio de África del Norte, en contra del Imperio romano. San Agustín, que también era bereber defendía al Imperio romano, mientras que San Donato y su corriente donatista estaban en contra del poder de Roma. Es el mismo ejemplo de hoy, entre el islam amazigue y el arabismo. Nosotros defendemos nuestro islam propio, no el de Arabia Saudí.

Saharauis de origen bereber
En el Sahara hay muchas tribus bereberes. ¿Qué relación tienen con ellas?

La mayoría de los saharauis son de origen amazigue. Nosotros consideramos el Sáhara como parte integrante de Tamazga, nuestra gran nación amazigue. No apoyamos la división de Tamazga, la separación del Sahara Occidental como pretende el Frente Polisario. Para nosotros es una parte de la nación amazigue.

¿Qué piensan de la autonomía que propone Mohamed VI en el Sahara?
Estamos en contra de ese proyecto concreto de autonomía y somos favorables a un sistema de autonomías abierto a todas las regiones de Marruecos, al Rif, al Souss, al Atlas Medio.

¿Es rico o pobre Marruecos?

Es un país con enormes yacimientos, fosfatos, cobalto, uranio, con recursos hídricos y agrícolas, con bosques y grandes superficies de explotación agraria. El problema es que Marruecos económicamente está dominado por un puñado de familias, por una élite que acapara sus riquezas. Si un día los marroquíes tuvieran la posibilidad de beneficiarse de estas riquezas, seríamos un país mediterráneo rico, que podríamos dar un ejemplo de desarrollo sobre la base de la cooperación con países como España.

¿Qué papel juegan los judíos marroquíes?

El judaísmo forma parte de nuestra historia. Pero dicho esto, en las relaciones entre Marruecos y Francia son preponderantes los judíos marroquíes de nacionalidad francesa. Desde comienzos del Protectorado fueron los primeros en naturalizarse franceses, lo que favoreció que los judíos marroquíes se plegaran a la política francesa. Todo esto debe cambiar ahora. Y tienen que comprender que nuestro porvenir común debe basarse en otras opciones, en la diversidad étnica y religiosa.

¿Y España?

Somos vecinos históricos. Ya en la época fenicia éramos parte del mismo conjunto geopolítico. En el período romano formábamos parte de la misma provincia del Imperio. Lo mismo ocurrió con los vándalos, con los visigodos y en el período islámico. Y ello a pesar de los conflictos étnicos y religiosos. Desde esta perspectiva es lógico que España tiene que inaugurar una nueva política y ver a los amazigues como verdaderos vecinos.

¿Y Francia?

No somos vecinos de Francia, sino de España. Francia es un país dominador en lo cultural y en lo lingüístico. Sufrimos la presencia francesa porque España durante los años 30 del siglo pasado y a lo largo de todo el período franquista estuvo ausente y dejó la mayor parte del territorio marroquí en manos de Francia. Los españoles se limitaron al Rif, al Sahara y a Sidi Ifni. Nos abandonaron sin ni siquiera preservar nuestros derechos culturales. La españolidad en el Rif y en el Sáhara ha sido casi exterminada por el arabismo y la francofonía. Esto forma parte de una política deliberada de París, que quiere mantener, como le digo, el monopolio cultural y lingüístico.

¿Qué piensa su partido sobre Ceuta y Melilla?
Mientras que los tradicionalistas de la política marroquí y el nacionalismo arcaico buscan crear problemas con España sobre Ceuta y Melilla, nosotros hemos hecho pública nuestra posición. Para el PDAM las dos ciudades, las islas Chafarinas, los peñones, son territorios de África del Norte. Geográficamente es muy claro. Pero en el plano político los consideramos territorios rifeños. En consecuencia, su futuro debe contemplarse dentro del sistema autonómico que defendemos. España ya ha dado un gran paso al reconocer las dos ciudades como autónomas. La solución está en un cambio democrático en Marruecos.

Y en el Sena flotaban los cadáveres de docenas de argelinos
Por Pedro Fernández Barbadillo
  
Hace cincuenta años, la policía mató a palos en una ciudad a 200 personas. Los uniformados arrojaron al río decenas de cadáveres y el Gobierno prohibió a la prensa mencionar la masacre. Hubo más de 11.000 detenidos, muchos de los cuales fueron llevados a un estadio de fútbol. ¿Santiago de Chile después del golpe de Pinochet? No, el París de la democracia y el Mercado Común.
Desde el siglo XVIII, el motivo por el que se ha matado a más seres humanos en Europa Occidental, después de la raza, ha sido la trilogía revolucionaria de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

El Estado francés nacido de la Revolución ha contado con una impunidad sobre sus crímenes que sólo se explica por motivos ideológicos y por la propaganda que ha convertido a París (ciudad donde llueve más de la mitad del año) en uno de los principales destinos turísticos del mundo.

Así, atontados por docenas de películas y por los manuales escolares que aseguran que unos aristócratas y burgueses franceses generosos y progresistas parieron los derechos del hombre, muchos occidentales, entre ellos casi todos los hablantes de lengua española, están convencidos de que en Francia los ciudadanos han tenido y tienen más libertades que en sus países. La realidad es que el Estado francés es uno de los más poderosos y crueles que existen en Europa.

El catalán Carles Fontseré, que al acabar la guerra civil española marchó a Francia, cuenta que las porteras de París eran unos personajes capitales para los exiliados europeos que vivían en la ciudad: tenían su firma registrada en la comisaría del barrio y la policía recurría a ellas para controlar a los vecinos. La Gendarmería realizaba razzias y a los indocumentados les daba a elegir entre incorporarse a la Legión Extranjera o ser deportados. Así se vivía bajo la III República.

Artillería naval contra caseríos
La presencia de Francia en Argelia comenzó en 1830. Aunque Napoleón III concedió a los argelinos la nacionalidad francesa, el Código del Indígena, promulgado en 1881, distinguía a los ciudadanos franceses (con orígenes europeos) de los sujetos franceses (los argelinos). Estos últimos estaban privados de la mayoría de sus derechos políticos. Compárese este apartheid con el régimen de la Constitución de Cádiz, que no establecía diferencias entre los "españoles de los dos hemisferios".

El 8 de mayo de 1945 se rindió el III Reich nacional-socialista, y en Argelia los festejos por la victoria se convirtieron en manifestaciones por la independencia, en algunas de las cuales se asesinó a europeos. Para reprimir a los rebeldes, las autoridades francesas dieron armas a los colonos (los pied-noirs) y ordenaron a buques de la armada que bombardeasen diversos pueblos de la costa donde había revueltas. El número de muertos es desconocido, pero los argelinos hablan de 45.000 y los franceses, de 1.500-8.000.

Uno de los políticos que respaldó la represión de los argelinos independentistas, al punto de aprobar con su firma una treintena de penas de muerte, fue el futuro presidente socialista François Mitterrand (1981-1995). Sólo en 2008 el embajador de Francia en Argel reconoció la matanza.

En 1954 comenzó la guerra de la independencia argelina, pero marchó muy mal para Francia, porque ésta ya no era la potencia que fue antes de la Segunda Guerra Mundial y tanto Estados Unidos como la URSS estaban a favor de la descolonización. El fracaso militar y político de la IV República permitió al general Charles de Gaulle regresar al poder en 1958 como presidente. El militar, dotado de genio para convertir las derrotas en victorias, comprendió pronto que tenía que negociar con el Frente de Liberación Nacional argelino el fin de la guerra.

A Argelia habían marchado docenas de miles de franceses y a Francia llegaron también decenas de miles de argelinos. Los primeros iban a enseñorearse del país y a gobernarlo; los segundos iban a trabajar en empleos despreciados y mal pagados. La población argelina en Francia ascendía a cientos de miles de individuos, y durante la guerra de independencia el Gobierno de Michel Debré, un gaullista devoto del general, tomó diversas medidas para vigilarla.

Un veterano de Vichy, al frente de la Policía
Desde 1958, el jefe de la Policía de París era Maurice Papon, que con el tiempo se convertiría en el único funcionario francés condenado por colaboración con el ocupante alemán; pero entonces era un jefe policial con fama de duro y eficaz, ganada precisamente en Argelia. En el primer año que mandó la Policía de la capital se detuvo a más de 15.000 franceses norteafricanos, muchos de los cuales sufrieron malos tratos y torturas.

En 1961 varios policías murieron en una serie de atentados con bomba en París. El FLN convocó a los argelinos a protestar por el toque de queda que se les había impuesto. El 17 de octubre varios miles de "musulmanes franceses de Argelia", como les llamaba la prosa administrativa, se manifestaron de forma pacífica, aunque sin permiso, por el centro de París. La reacción de los gendarmes, azuzados por Papon en persona, fue propia de las tropas especiales del KGB cuando aplastaban una rebelión contrarrevolucionaria en una ciudad.

Los policías de la democracia más veterana del continente europeo, después de la suiza, propinaron palizas mortales con sus porras. Los cuerpos se amontonaron en camiones y fueron arrojados al Sena, donde los que no habían muerto a causa de los golpes y estaban sólo inconscientes se ahogaron. En los días siguientes aparecieron cadáveres a lo largo del río hasta Rouen.

Unos 11.500 manifestantes fueron detenidos y trasladados, en autobuses de transporte público confiscados, al Palacio de Deportes y al estadio Pierre-de-Coubertin. Muchos de ellos no se atrevieron a ir a los baños públicos por miedo a ser apaleados y asesinados. El Gobierno les devolvió a Argelia vigilados por gendarmes con el dedo en el gatillo de las ametralladoras.

Censura de prensa
El Gobierno de Debré prohibió a los periodistas informar de la matanza. Sólo publicó noticias al respecto el periódico del PCF L’Humanité, que callaba en cambio lo que hacían los comunistas en otras partes del mundo.

La información que llegaba a España estaba debidamente manipulada. Por ejemplo, el corresponsal de La Vanguardia, el entonces falangista Carlos Sentís (posteriormente fue senador por UCD y, más tarde aún, nacionalista catalán), envió una crónica en la que culpaba a los argelinos de los tumultos y cuyas primeras frases eran las siguientes:
El agua de la lluvia extrae reflejos brillantes del empedrado de las calles. Desde que empezó el otoño, hoy en realidad es la primera jornada de frío...

El 4 de noviembre, la prensa española publicó que el ministro de Interior aflojó algunas de las restricciones impuestas a los argelinos.

Unos pocos meses después de estos asesinatos en masa, el 19 de marzo de 1962, entró en vigor el alto el fuego entre el Ejército francés y el FLN. Un referéndum celebrado en Argelia decidió el destino del país: la independencia. Los pied-noirs regresaron a Francia, pero París dejó en su antigua colonia a muchos argelinos que habían luchado por su causa, losharkis, que luego fueron diezmados por el FLN. La V República dictó una amnistía para los delitos cometidos durante la guerra (que el Gobierno se negaba a denominar así) que cubrió las responsabilidades por la masacre del 17 de octubre.

Archivos desaparecidos
Se empezó a conocer la magnitud de la masacre gracias al libro de Jean-Luc Einaudi, que no se ha editado nunca en España. En 1998 el primer ministro socialista, Lionel Jospin, ordenó investigar los hechos, y el 17 de octubre de 2001 el alcalde de París, Bertrand Delanoë, descubrió una placa en el Puente de la Fraternidad. En este aniversario, el presidente del Senado ha pedido que el Estado francés admita la masacre.

El dato oficial es de cuarenta muertos, pero los investigadores independientes lo elevan, como mínimo, a 200. Los hechos no se han reconstruido completamente porque los archivos policiales relacionados con ellos han desaparecido, por lo que cualquier cifra que se dé puede ser cierta.

Con estos antecedentes, se comprende que los generales argentinos pidiesen a los Gobiernos franceses asesoramiento sobre guerra antisubversiva. De ello hablaremos en otra ocasión.
Querido lector: ¿te imaginas lo que habría pasado si la Policía franquista hubiera matado a 200 manifestantes por motivos racistas en Madrid, saharauis o maroquíes, por ejemplo, y los hubiera arrojado al Manzanares, amén de internar a miles de detenidos en el estadio Santiago Bernabéu? ¿Cuántas películas y cuántos libros se habrían filmado y escrito sobre esa matanza? En cambio, como se perpetró en Francia, silencio durante décadas.

Como destaca el único columnista español que recordó el quincuagésimo aniversario de esta masacre en el día exacto de su cumplimiento, Carlos Ruiz Miguel, ningún periódico español con corresponsal permanente en París ha publicado nada al respecto. Así se mantiene, escribe Ruiz Miguel, "el nacional-masoquismo español [que] tiende a ver la historia de España llena de sombras y la historia de otros países, especialmente Francia, llena de luces".

La policía francesa sí secuestró a Ben Barka     

En 1965, el activista marroquí Mehdi Ben Barka, principal opositor al régimen de Hassan II, era secuestrado en pleno centro de París. Charles de Gaulle negó cualquier implicación.

  • A las 12.30 horas del 29 de octubre de 1965, el activista marroquí Mehdi Ben Barka, principal opositor al régimen de Hassan II, era secuestrado en pleno centro de París por los inspectores de Policía Louis Souchon y Roger Voitot. A continuación, bajo el pretexto de que tenía que encontrarse con una personalidad, le metieron en un coche y le llevaron a la finca de Georges Boucheseiche, uno de los más famosos bandidos de la Francia contemporánea. Al día siguiente llegó a la citada finca el general Mohammed Oufkir, por entonces hombre de confianza del monarca alauita. Nunca más se volvió a saber de Ben Barka.
A principios de noviembre, las primeras revelaciones de la prensa –principalmente las del semanario L’Express– resaltaron las graves contradicciones que rodeaban al caso, pues oficialmente Francia condenó el secuestro. El caso Ben Barka se convirtió en una bola de nieve que incomodaba cada vez más a las altas esferas del poder.

En su conferencia de prensa del 21 de febrero de 1966, al ser preguntado sobre el escándalo, el presidente Charles de Gaulle, más nervioso de lo habitual, no tuvo reparos en afirmar que por parte de Francia, “sólo habían ocurrido cosas vulgares y subalternas”. “Nada, absolutamente nada”, prosiguió el Jefe del Estado, “indica que el contraespionaje y Policía, considerados como tales y en su conjunto, hayan conocido la operación, ni siquiera que la hayan encubierto”.

De entrada, el viejo general se contradijo a sí mismo: según las actas del Consejo de Ministros del 19 de enero de ese mismo año –reveladas por la periodista Bérengère Bonte en su libro Dans le secret du Conseil des Ministres–, De Gaulle, encolerizado, miró fijamente a Roger Frey, su ministro del Interior y le espetó: "Este hombre [Ben Barka] se había acogido a la protección de Francia. Son culpables ¡Culpables! Sus policías son cómplices de los asesinos de Ben Barka. Su Policía, monsieur le ministre de l’Intérieur..."

La confirmación más clara de la colaboración francesa en el secuestro –casi medio siglo después sigue sin haber versión oficial– la dio otro policía, el comisario Lucien Aimé-Blanc. En sus memorias, tituladas L’Indic et le Commissaire, relata cómo las escuchas a las que tuvo acceso corroboran la trama denunciada primero por la prensa y, después, por los historiadores. Es más; “en esa época”, escribe Aimé Blanc, "esas escuchas eran transmitidas al Ministerio del Interior que, a su vez, las hacía llegar al gabinete del Primer Ministro". Más claro, el agua.
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Crímenes políticos bajo bandera falsa, I: El genocidio de Ruanda. L. Melvern
Francia estaba muy implicada... [Paz Digital, 24-07-04]
Aportado y Traducción por DonaldRumsfeld
Occidente intervino en Ruanda, pero para apoyar al bando equivocado

Francia estaba muy implicada en el régimen de los hutus extremistas
Linda Melvern.  Lunes, 5 de abril de 2004.     The Guardian 
Durante unos pocos terroríficos meses en 1994, más de un millón de personas fueron asesinadas en Ruanda durante una campaña políticamente organizada. La preparación de asesinatos en masa en todo el país llevó tres años e implicó a los líderes políticos, militares y administrativos. En una campaña sin piedad de incitación al odio y a la violencia, los conspiradores planearon aniquilar a la minoría tutsi para crear un "estado hutu puro".

El fracaso de la comunidad internacional en Ruanda es uno de los grandes escándalos del siglo XX. Pero, mientras que en los últimos 10 años la atención se ha centrado en el hecho de que nadie hizo nada cuando el genocidio empezó, se ha investigado poco sobre la injerencia de otros estados en los asuntos de Ruanda en los años inmediatamente anteriores, injerencia que, como se ha demostrado, apoyó a los extremistas que tramaron el complot para asesinar.

Uno de los errores más desafortunados fue la decisión tomada en octubre de 1993 por el Consejo de Seguridad de la ONU de enviar una misión pacificadora a Ruanda y mantenerla allí sin refuerzos mientras que el entorno se hacía cada vez más violento. La Misión de Ayuda para Ruanda de la ONU enviada para monitorizar la transición de la dictadura a la democracia en el país era, debido a sus escasas competencias y poca capacidad operativa, apropiada sólo para entornos muy poco conflictivos. Estos débiles esfuerzos mostraron a los conspiradores que tenían poco que temer del mundo exterior.

El acuerdo de paz, al que los pacificadores de la ONU fueron a monitorizar, había sido bien acogido con gran fanfarria, cuando se firmó en Arusha (Tanzania), en agosto de 1993. Fue el resultado del proceso para la resolución del conflicto patrocinado internacionalmente por la Organización para la Unidad Africana (OUA), Bélgica (ex metrópoli colonial), Francia (íntimamente relacionada con el régimen extremista de Ruanda) y los Estados Unidos. Los Acuerdos de Arusha propiciaban un final de la división racial y un gobierno de unidad nacional entre la minoría tutsi y la mayoría hutu.

Era una solución global para finalizar una guerra civil de tres años entre el ejército rebelde, formado mayoritariamente por las Fuerzas Patrióticas de Ruanda (RPF) formadas por tutsis, y el gobierno de Ruanda de los hutus. El RPF se formó para proteger el retorno de 1 millón de refugiados tutsis expulsados de Ruanda debido a las persecuciones raciales que se habían producido desde 1959. Pero no fue más que una tregua de corta vida. Los conspiradores, en la capital Kigali, partidarios de la ideología conocida como Poder Hutu, la consideraron como una injerencia impuesta desde el extranjero.

Sin embargo, los continuos abusos contra los derechos humanos en Ruanda preocupaban muy poco al Consejo de Seguridad, donde los franceses, que jugaban su propio juego secreto, aseguraron confidencialmente a los miembros del Consejo de Seguridad que las partes en Ruanda estaban comprometidas con la paz. Los representantes del Reino Unido y de los Estados Unidos eran reticentes acerca de crear una misión para Ruanda. Simplemente había demasiadas operaciones de la ONU, con 17 misiones y 80.000 cascos azules en todo el mundo.

Pero las razones para ayudar a Ruanda eran persuasivas. ¿Cómo podría Occidente ayudar a este país pobre para democratizarlo y retirarse después? Entonces se llegó a un compromiso. Se iba a crear una misión para Ruanda, pero sería tan pequeña como fuese posible y dispondría de poco dinero. Los belgas fueron los únicos europeos que proporcionaron soldados para la misión, pero eran indisciplinados y racistas. Y todo fue desastrosamente mal.

Ninguna tragedia fue nunca tan anunciada y nunca se pusieron tan pocos medios como en el genocidio de Ruanda. A pesar de la atención que le dio la prensa a un telegrama que avisaba de un complot para cometer un genocidio, enviado por el comandante los cascos azules de la ONU el 11 de enero de 1994 y que no era más que uno de muchos avisos. El gobierno de John Major fue avisado con certeza, porque durante los preparativos del complot para cometer el genocidio, la propaganda que incitaba al odio y la violencia se recrudeció y la milicia aumentó su poder. En las semanas anteriores al genocidio, el embajador belga en la ONU trató desesperadamente de persuadir a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de que la catástrofe era inminente en Ruanda y de que la misión necesitaba refuerzos urgentemente y un mandato con más competencias.

Así, hace 10 años, el 6 de abril de 1994, el presidente de Ruanda Juvenal Habyarimana fue asesinado cuando dos misiles alcanzaron el avión presidencial cuando se acercaba al aeropuertote Kigali. La rapidez y la organización con la que los asesinatos de masas comenzaron después de este crimen político, sugiere que ésta era la señal convenida.

Aunque los principales sospechosos son los extremistas afectos a la ideología del Poder Hutu, ninguna investigación se ha llevado acabo para averiguar quienes de ellos eran los responsables.

Un juez francés ha investigado los hechos a petición de las familias de los tres franceses de la tripulación que también murieron. El sumario no se ha hecho público, pero partes del sumario que se han filtrado a Le Monde sugieren que se ha instruido muy mal. Testigos que presenciaron el suceso en directo contradicen las afirmaciones del juez que dice que, aunque se dispararon dos misiles, sólo uno alcanzó al avión.

El diario [Le Monde] también dice que el juez responsabilizó al líder tutsi, Paul Kagame, del asesinato, a pesar del hecho de que el crimen fue utilizado por los extremistas hutus para justificar el genocidio.

Puede que nunca sepamos la verdad. Francia era un gran aliado de Ruanda y los franceses deben de haber conocido las actividades de los extremistas, por cierto, en el control del ejército. Francia proporcionó armas, soldados, asesoramiento técnico y especialistas a los militares ruandeses, incluso introdujo a oficiales franceses para que trabajaran codo con codo con oficiales y extremistas ruandeses. Sólo dos semanas antes de que el genocidio ruandés empezara, oficiales franceses estaban en activo en unidades que fueron las responsables de llevar a cabo la eliminación de toda la oposición política haciendo sacas de madrugada con listas preparadas. Los franceses intervinieron en apoyo de los extremistas durante y después de las masacres de abril de 1994.

Lo que sabemos ahora es que una oligarquía corrupta, viciada y violenta planeó y perpetró el crimen de genocidio, poniendo a prueba a la ONU en cada paso que dio. Era seguro que hiciera lo que hiciera, la ONU fracasaría. También parece que la íntima implicación de Francia con el régimen hutu sólo sirvió para empeorar la situación.

Durante la pasada década, muchos se han referido a la experiencia de Ruanda para justificar la intervención extranjera. Sin embargo, se dio la circunstancia de que en Ruanda las potencias extranjeras estaban presentes, pero sus acciones se dirigieron sólo a conseguir sus propios fines. Es este aspecto, que se dio antes de que el genocidio empezara, el que necesita una investigación pormenorizada. Hay demasiadas cosas que no sabemos sobre como se llevaron a cabo políticas y decisiones tan desastrosas y en qué informaciones se basaron.

Del libro Conspiración para matar: El genocidio de Rwanda de Linda Melvern publicado en abril de 2004.

Paz Digital, 29-04-2006

Gobierno de Ruanda dice que Francia participó en la organización y ejecución del genocidio de 1994

El informe ruandés, de 500 páginas, incrimina a François Mitterrand, Edouard Balladur, Dominique de Villepin, Hubert Védrine y a los militares franceses.

Paz Digital, 05-08-2008.- Ruanda reiteró este martes su acusación de que Francia participó activamente en el genocidio de 1994 y, por primera vez, dejó traslucir la posibilidad de medidas legales contra ex dirigentes políticos y responsables militares franceses.

El ministro ruandés de Justicia, Tharcisse Karugarama, presentó a la prensa el martes las conclusiones del informe de 500 páginas de la comisión de investigación ruandesa sobre el papel de Francia en el genocidio, que comenzó a trabajar en abril de 2006 y a la que Francia negó posteriormente toda legitimidad.

Según ese informe, redactado en francés, Francia estaba "al corriente de los preparativos" del genocidio, "participó en las principales iniciativas" de su organización y "de su ejecución".

El genocidio llevado a cabo en Ruanda entre abril y julio de 1994 por los extremistas de la mayoría étnica del país, los hutus, dejó cerca de 800.000 muertos, entre la minoría tutsi y los hutus moderados, según la ONU.

"La persistencia, determinación y el carácter masivo del apoyo francés a la política ruandesa de la masacre (...) muestran la complicidad de los responsables políticos y militares franceses en la preparación y ejecución del genocidio contra los tutsis en 1994", señaló un comunicado del ministerio de Justicia que resumió las principales conclusiones del informe.

Entre los 13 dirigentes franceses incriminados por el informe figuran el presidente de la República de aquella época, François Mitterrand (muerto en enero de 1996), el primer ministro Edouard Balladur, el ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppé, su director de gabinete, Dominique de Villepin, y el secretario general del palacio presidencial del Elíseo, Hubert Védrine.

La comisión de investigación también lanzó duras acusaciones en su informe contra soldados franceses de la operación militar-humanitaria "Turquesa" (fin de junio-fin de agosto de 1994).

"Militares franceses cometieron directamente asesinatos de tutsis y hutus acusados de haber escondido a tutsis (...). Militares franceses también cometieron numerosas violaciones de tutsis rescatadas", acusó la nota del ministerio de Justicia.

Durante la presentación del informe, difundida en directo por la televisión estatal, el ministro de Justicia dio a entender la posibilidad de acciones judiciales.

"Este informe no es un dossier criminal (...). Es una buena base para eventuales medidas legales", señaló.

Ruanda anunció el 18 de junio su deseo de recurrir a la competencia universal prevista en sus leyes para poder jugar a ciudadanos no ruandeses acusados de estar implicados en el genocidio.

El actual gobierno ruandés, dirigido por la minoría tutsi, ha acusado en varias ocasiones a Francia de haber entrenado y armado a los autores del genocidio antes de las masacres. París siempre lo ha desmentido.

El gobierno de Kigali rompió a finales de noviembre de 2006 relaciones diplomáticas con París después de que un juez francés pidió que el presidente ruandés, Paul Kagame, sea juzgado por su "presunta participación" en el atentado contra el avión del ex presidente Juvenal Habyarimana, el 6 de abril de 1994, hecho que detonó el genocidio. [AFP]

El informe sobre la participación de Francia en el genocidio de Ruanda 1994 saldrá en septiembre.


El Estado de Francia está acusado de apoyar a las fuerzas genocidas, entrenarlas, armarlas y luchar contra quienes trataban de parar el genocidio. [Paz Digital, 07-04-2007]

Paz Digital, 07-04-2007.- Ruanda conmemora hoy el decimotercer aniversario del genocidio de 1994 aún inmersa en los juicios populares a miles de civiles presuntamente implicados en las masacres y con varias comisiones de investigación en marcha para determinar la responsabilidad de Francia.

La ceremonia nacional de conmemoración tendrá lugar en Mugande, lugar del sur de Ruanda donde fueron masacradas 50.000 personas y cuya elección es simbólica, ya que posteriormente sirvió como una de las bases operacionales de la controvertida "Operación Turquesa".

Esta consistió en el envío, por parte de Francia, de 2.500 soldados de élite en junio de 1994 en misión humanitaria a Ruanda, donde ocuparon un tercio del territorio durante dos meses.

Según las autoridades ruandesas y la versión de los hechos de organizaciones como Human Rights Watch y la Federación Internacional de Derechos Humanos, la operación sirvió para frenar el avance de las fuerzas tutsis y facilitar la huida al vecino Zaire (hoy República Democrática de Congo) a muchos de los líderes hutus responsables de las matanzas de tutsis.

Trece años después de los hechos, las relaciones con Francia son precisamente una de las heridas que no sólo no ha sanado sino que ha ido a peor.

"Hemos tocado fondo con Francia, no se puede calificar cómo es nuestra relación puesto que es inexistente", dijo a Efe por teléfono desde la capital, Kigali, el ministro de Asuntos Exteriores, Charles Murigande.

Ruanda rompió definitivamente relaciones diplomáticas con Francia en noviembre de 2006 después de que el juez francés Jean-Louis Bruguiere acusara al actual presidente ruandés, el líder tutsi Paul Kagame, de dar la orden de derribar el 6 de abril de 1994 el avión en el que viajaba el entonces presidente Juvenal Habyarimana, un hutu, hecho que marcó el comienzo del genocidio.

Kagame, que tiene inmunidad como jefe de Estado pero que vio a nueve de sus colaboradores formalmente acusados por el juez francés, declinó furioso cualquier responsabilidad y acusó a Francia de complicidad en el genocidio y de tener tropas desplegadas en el aeropuerto el día del magnicidio.

"Es Francia quien apoyó a las fuerzas genocidas, quien las entrenó, las armó y luchó contra quienes trataban de parar el genocidio", dijo Kagame entonces en una entrevista radiofónica con la BBC.

En Ruanda continúan a día de hoy los trabajos de una comisión creada específicamente para investigar el papel de Francia y otras potencias extranjeras "antes, durante y después del genocidio", en palabras del ministro, que agregó que los resultados de la investigación estarán listos el próximo septiembre.

A ésta se une otra comisión de investigación aprobada por el Gobierno el pasado 29 de marzo para investigar el derribo del avión, de acuerdo con el diario ruandés 'The New Times'.

El 7 de abril fue declarado por la ONU "Día Internacional para la reflexión sobre el genocidio", en conmemoración especial de las 937.000 víctimas que, según el censo del Gobierno ruandés, perecieron en las matanzas, que comenzaron horas después de la muerte de Habyarimana.

El magnicidio marcó el inicio de una campaña de exterminación de la minoría tutsi y de los miembros moderados de la mayoría hutu planificada por las autoridades hutus entonces en el poder y ejecutada, con machetes y armas de fuego, por milicias, soldados del ejército y la propia población civil.

"Ruanda es hoy un país estable, pacífico, que ha pasado página y está progresando en todos los frentes", según el ministro.

"Estamos construyendo una democracia sólida, la economía crece y la justicia avanza, tanto en el Tribunal Internacional de Arusha, en Tanzania, como en los juicios populares dentro de Ruanda, que esperamos hayan concluido a mediados de 2008", añadió Murigande.

Los tribunales conocidos como "gacaca", formados por ciudadanos comunes, están juzgando a la mayor parte de los 120.000 civiles que llenaron las cárceles tras las masacres por su presunta implicación en éstas, y pretenden favorecer la reconciliación, premiando con reducciones de la pena a quien confiese sus delitos. [Efe]

Paz Digital, 07-04-2007
Cómo nace el terror en America Latina: “La otra guerra sucia de Aussaresses”

Entre los años 60 y 70, el general Paul Aussaresses y los especialistas franceses en guerra anti-subversiva instruían a los militares estadounidenses y argentinos. Cuando estos últimos se instalaron con su Junta en 1976, aplicaron las lecciones francesas.

El 21 de mayo (2001), en la oficina del juez de instrucción parisino Roger Leloire se encontraba un ‘invitado’ reconocido y súbitamente célebre: el general Paul Aussaresses, a quien el Presidente de la República, por razones disciplinarias, pasará a retiro el próximo 6 de junio. Sus recientes revelaciones sobre las prácticas de tortura que aplicara en Argelia están todavía frescas. Pero no fue para referirse a eso que lo convocó el juez Leloire. Para estupefacción del viejo oficial, la pregunta del juez estaba referida al papel que los militares franceses en general, y el suyo en particular, desempeñaron en la formación de quienes mas tarde serían los dictadores y torturadores argentinos. Un asunto enterrado, olvidado, ultra secreto. Los especialistas franceses de la ‘guerra psicológica’, de regreso de Argelia, pusieron sus siniestros talentos al servicio de las peores dictaduras sudamericanas, en nombre de Francia. Nuestra investigación demuestra que existían dirigentes políticos franceses informados. ¡Y que eso funcionó durante veinte años !
Una memoria selectiva

Los recuerdos del general octogenario sobre la tortura en Argelia son inagotables. Su memoria asusta por su precisión, igual que las notas personales que conservó a lo largo de su carrera. Sus declaraciones son de un cinismo sin nombre.

El juez Leloire no siente la menor inquietud. El general va a contarle todo, a decirle cual fue su papel en América latina en esa época, a él, cuyo trabajo empezó con la denuncia de familias de desaparecidos franceses en Chile y Argentina, a principios de los años 70. Aussaresses no paso su vida en los servicios secretos por nada. Si habla o si escribe, es porque lo decidió. Pero en el Palacio de justicia, su memoria vacila. ¡No sabe – afirma al juez – qué es un ‘servicio de inteligencia’, el servicio de información de que dispone un Estado Mayor ! Admite apenas, de la lengua para afuera, que es efectivamente un especialista en lucha anti subversiva. Y sobre todo, confirma lo que el juez ya sabe : fue agregado militar en Brasil entre 1973 y 1975. El Point (Revista francesa) está hoy en condiciones de atizar la memoria del general, y revelar aspectos íntegros de la historia militar francesa.
Volvamos de nuevo al joven Aussaresses. Durante diez años, después de la segunda Guerra Mundial, fue un as de los servicios especiales, el SDECE, aureolado por su heroica conducta durante el conflicto, en particular, en una mítica unidad de paracaidistas, precursora de todas las fuerzas especiales del mundo : los comandos ‘Jedburgh’. Durante la guerra de Indochina, se incorporo al GCMA (Agrupación de los Comandos Mixtos Aerotransportados), una unidad del SDECE, dirigida por el teniente coronel Roger Trinquier, quién después de una carrera de funcionario colonial en Asia, ha sido gracias a este conflicto el principal teórico de la guerra revolucionaria. El primero sin duda, que leyó a Mao Zedong en el ejército francés y descubrió en su Estrategia de la guerra revolucionaria en China, el método con el cual Indochina enfrentaba a Francia

Casi sin medios, en particular. de transmisión, Trinquier obtiene en esa época la ayuda de la CIA, que decide afectar, a su unidad, dos funcionarios de enlace. Para los estadounidenses las lecciones aprendidas en el GCMA no serán inútiles. Para Aussaresses tampoco. En 1957 encontrará a Trinquier en otro terreno : la batalla de Argel… Para los jóvenes oficiales que vuelven de Indochina, se trata de una guerra de la misma naturaleza : revolucionaria, no anticolonialista. El ejército de Argelia se toma por la única defensa contra la ola comunista que se anuncia. Y todo el ejército francés se, convierte a las teorías de la guerra anti-subversiva, o ‘psicológica’. Los militares encuentran un oído atento en el Ministro de Defensa, Maurice Bourgès-Maunoury, que acepta crear en 1956 un Servicio de acción psicológica y de información, vinculado a los’ Cinquièmes bureaux’ (5° Sección (especial))de los Estados Mayores encargados de las mismas tareas. El Coronel Jean Guardias, responsable del ‘Cinquième bureau’ de Argel dirá más tarde : ‘libramos en Argelia nuestro último combate de hombres libres’.

En 1957, ‘Trinquier -la cabeza – y Aussaresses -las piernas’ son auxiliares del general Jacques Massu, que obtuvo plenos poderes en Argel. Trinquier teorizó sobre la represión en zonas urbanas : división de la ciudad en zonas, fichaje, allanamientos, extorsión para la obtención de información incluidas las torturas. Se inaugura la práctica de la desaparición de personas destinada a aterrorizar a la población. Aussaresses la aplica.

En otra región, muy lejos de Africa del Norte, otro ejército se apasiona por los métodos franceses : el ejército argentino, que acaba de derrocar al dictador populista Juan Perón. En 1957, recién egresado de la Escuela Superior de Guerra de París, el coronel Carlos Rosas, que se ha convertido en subdirector de la Escuela de Guerra de la Argentina introduce un ciclo de estudios sobre la ‘ guerra revolucionaria comunista ‘. Futuro jefe de la policía federal bajo la dictadura del general Videla, que tomará el poder en marzo de 1976, el general Ramón Campos, transmitió a los ‘jefes del ejército francés’, la petición presentada por Rosas y el envío a la escuela de guerra argentina de los tenientes coroneles Patrice de Naurois y François-Piedra Badie. Campos escribe que ‘sus cursos son el resultado directo de la experiencia francesa en Indochina, aplicada en esos momento en Argelia’. El 11 de septiembre de 1958, nace el idilio. El Ministro de Defensa, Jacques Chaban-Delmas, autoriza a sesenta cadetes pertenecientes a la primera promoción ‘ francesa ‘ del ejército argentino a realizar un viaje de estudios a Argel. Otros sesenta viajarán directamente a Francia continental. (Porque en esa época Argelia era Francia). Este noviazgo se consolida lógicamente con el establecimiento en la Argentina de una misión militar francesa permanente en febrero de 1960. Esta misión incluye tres oficiales superiores calificados de ‘asesores’ cuya misión es ‘acrecentar’ la eficacia técnica y la preparación del ejército argentino’.

Durante este período, Aussaresses está en la sombra pero un hombre de peso, Pierre Messmer, aparece en escena. Este oficial legionario, combatiente de la primera hora de la Francia libre, se convierte en febrero del 60 en Ministro de Ejércitos. Quince días antes, servía todavía en el ‘Djebel’, el regimiento que Roger Trinquier acababa precisamente de dejar. Lo menos que puede decirse de él, es que es enemigo de los conceptos de guerra contra-revolucionaria. Actualmente presidente del Instituto de Francia y dotado de una temible memoria a pesar de sus 85 años, no se hace de rogar para referirse al mal ocasionado ¡’Imbéciles’ !
Nombrado Ministro, manda a Buenos Aires nada menos que al general André Demetz, jefe de Estado Mayor del ejército de tierra, acompañado del teniente coronel Henri Grand d’Esnon, para instalar la misión, Este último pronuncia, el 26 de mayo de 1960, en la Escuela de Guerra argentina una conferencia donde describe todos los aspectos de la guerra subversiva y hace especial hincapié, sobre el lugar central del ejército en el control social de la población y en la destrucción de las fuerzas revolucionarias. Su texto de 22 páginas, de las que dispone Le Point, se publica en el estudio de la Escuela de Guerra Argentina ; un preludio, con el correr de los años, de la publicación de otros textos teóricos franceses.

En París, Pierre Messmer no anda con pruritos. Los anti-gaulistas más o menos implicados en el Golpe de Estado de Argel de abril de 1961 – que no es el caso de Aussaresses -, los adeptos de la guerra contra subversiva van a pasar un mal rato. De entrada, Messmer disuelve los ‘Cinquièmes bureaux’ y de regreso de Argentina, despide a Demetz. No obstante, se lamenta hoy Messmer, ‘no se podía condenar a estos hombres por sus ideas’ ; no existían sanciones posibles. Entonces, aún a sabiendas, decide alejarlos. A Aussaresses lo envían a los Estados Unidos para formar a los estadounidenses en la guerra anti subversiva (leer más abajo). Y Messmer reconoce con agrado que la misión francesa en Argentina persigue sus objetivos iniciales.

La doctrina francesa se impone en toda las Américas
La doctrine française s’impose dans toute l’Amérique La victoria en 1959 de los ‘barbudos’ de Fidel Castro en Cuba, había provocado a los norteamericanos en su patio trasero. Con sus aliados, prepara entonces una organización de combate anticomunista a escala continental. La reciente experiencia de los argentinos les será muy útil. La de los Franceses también. En 1961, con motivo de una misión de la Escuela de Guerra argentina en Perú, uno de los miembros de la misión militar francesa, que participaba del viaje, imagina un curso de lucha anticomunista destinado al conjunto de las fuerzas armadas americanas. Ya existe, por iniciativa de los Estados Unidos, desde un año antes, instalada una estructura, en Fuerte Amador (Panamá) : la Conferencia de los Ejércitos Americanos (CEA). Esta organización típica de la Guerra fría, reúne secretamente cada año a los responsables militares latinoamericanos, con sus homólogos del Pentágono. Allí trabajan juntos con un único objetivo : la interconexión de los servicios de información y la formación homogénea de las fuerzas armadas del continente.

En la reunión de julio de 1961, el general Spirito, jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra argentino, propone la idea francesa a sus colegas y de allí surge el Curso Interamericano de Lucha Antimarxista, dirigido por el coronel Lopez Aufranc, antiguo cursillista de la Escuela de guerra francesa. Concurren y participan en los cursos treinta y nueve oficiales representantes de trece países de América latina y de los Estados Unidos : todo un éxito para el ejército francés.

El embajador de Francia en Argentina escribe en un mensaje al Quai d’Orsay que el papel de los asesores militares franceses ‘en la concepción y la preparación de este curso fue determinante (…) y se debe destacar la presencia de militares de Estados Unidos entre los participantes a esta pasantía, donde se reserva un lugar importante al estudio de la lucha antimarxista en un espíritu y según métodos que se benefician ampliamente de la experiencia adquirida en este ámbito por el ejército francés.’ Razón de más para felicitarse porque los militares norteamericanos evidenciaron recientemente ciertos celos con respecto a la influencia de los asesores franceses en los Estados Mayores argentinos y en su escuela de guerra.

Es el preludio a una labor de varios años que culminará con la Operación Cóndor. (Véase más abajo) La misión militar de Buenos Aires sigue abasteciéndose de oficiales especializados. Uno de ellos es la ‘ESTRELLA’ de la escuela de guerra. El comandante Boulnois, autor de numerosos textos sobre la guerra revolucionaria. De él, vale la pena rescatar lo siguiente : ‘Es mejor matarle al adversario un hombre por día que lanzar una operación con importantes medios que en el mejor de los casos matará diez veces más, pero que, nueve de cada diez veces caerá en el vacío más absoluto, bajo la mirada irónica de la población’. [1]

Los cursos contra insurrecciónales franceses están en todas partes. En la Escuela militar, el joven Rafael Videla los aprecia y los enseña. En 1976, dirigirá la junta militar. A partir de las teorías francesas, los militares argentinos tejen un plan bautizado CONINTES (Conmoción Interna del Estado) destinado a prevenir todo movimiento de lucha civil contra el Estado, una circular doctrinal en tres volúmenes, en uso hasta el golpe de Estado de 1976 : el ‘RC-8-2/operaciones contra fuerzas irregulares’. Entre 1956 a 1963, los franceses habrán formado toda la generación en ascenso de los militares argentinos. En 1963, los instructores franceses enfrentan sin embargo un eclipse, luego de que un Golpe de Estado lleva al poder a una franja pro norteamericana del ejército. A pesar de todo, la misión militar francesa se mantiene [2] pasando de la lucha antisubversiva a la venta de armas. Hasta principios de los años 70.

En 1973, se reanudan las actividades. La vuelta del general Perón después de 20 años de exilio, luego su muerte el año siguiente, señalan el principio del caos político en Argentina. El ejército que se considera como el garante de la seguridad del Estado prepara su guerra contra los opositores y las guerrillas de extrema izquierda. En 1973, los soldados argentinos participan en períodos de prácticas de lucha antisubversiva, en particular, en el sur del país. Se les difunden películas sobre la guerra de Argelia. ‘ Solamente las escenas de torturas ‘ dirá uno de ellos. ¡Se trata seguramente de la película de Gillo Pontecorvo, ‘la Batalla de Argel’ de la que Trinquier hizo elogio público, aplaudiendo a su veracidad documental !

En París, se recibe la solicitud del Ejército de Tierra argentino para que la misión militar francesa retome su función original. Pierre Messmer, que se ha convertido en el Primer Ministro de Georges Pompidou, sabe que los Argentinos desean la vuelta de los instructores franceses especializados en guerra antisubversiva. Lo confirma hoy : ‘los querían, los tuvieron… Argentina es un país independiente, no había razón de negarles lo que pedían’. El nuevo jefe de misión ‘tenía el perfil adecuado’, admite. Se trata del coronel Robert Servant, que viaja a Buenos Aires el 15 de abril de 1974. Es el hombre que conviene : ex combatiente de Indochina, encargado en Argel, del ‘ Cinquième bureau’ del interrogatorio a los ‘ simpatizantes ‘ del FLN conoce en misión en Madrid, al teniente coronel argentino Reynaldo Bignone, uno de los futuros hombres-clave de la junta en el poder en 1976.

Centenares de jóvenes desaparecen diariamente En Buenos Aires, el coronel Servant se instala… ¡en el Estado Mayor del Ejército de Tierra entonces dirigido por el general Videla ! En el piso 12 exactamente, ‘frente al mar’. Depende de lo Jefatura n° 3 Operaciones, encargada de las operaciones (de la ‘formación’ dirá Servant al juez Leloire, en forma minimalista). Según la comisión de los derechos humanos en Argentina en 1977, la misión francesa está allí para hacer ‘ inteligencia ‘, traducido quiere decir ‘ delación, tortura e infiltración ‘. [3]

Interrogado por Le Point, Servant se negó a hablar pero, ante el juez, niega vehementemente esta versión declarando que su papel se limitaba a responder ‘a las cuestiones de tipo militar’ de los argentinos, en ámbitos tan variados como la intendencia, la salud, la Gendarmería, o ‘distintas cuestiones sobre el desarrollo de nuestra guerra en Indochina’. Daba conferencias en la sede del Ejército de tierra o en unidades de provincia. Servant, mantiene distancia con la embajada – lo que confirma el embajador François del Gorce – si ocurren problemas se contacta con el SGDN (Secretaría General de Defensa Nacional), dependencia directa del Primer Ministro, Jacques Chirac que sucedió a Messmer en 1974. Está también en contacto con un jefe del SDECE para Brasil y Argentina, el capitán Pedro Latanne. Quién depende del agregado militar en Brasil, un veterano llegado a Brasilia en 1973. ¿Quién es ? ¡Paul Aussaresses !

América Latina se halla en el infierno. El ejército argentino estableció en 1974 con sus homólogos chileno y uruguayo una cooperación para el secuestro y el asesinato. Los cadáveres se amontonan en Buenos Aires. ¡Gracias a las lecciones de Argelia !
Tal situación no puede escaparle ni al jefe responsable del SDECE, ni a Servant, ni a fortiori a un viejo profesional como Aussaresses. ¡Cuando el juez Leloire, lo interroga no sabe nada, no vio nada, no oyó nada ! Sin embargo, se encontraba como los demás en las primeras localidades para poder apreciar, a principios de 1975, la primera gran operación antiguerrillera llevada a cabo en Argentina en la provincia de Tucuman. El general Antonio Bussi que logrará, un año más tarde, una amplia victoria sobre la guerrilla izquierdista mediante el reagrupamiento de poblaciones, la tortura y las ejecuciones sumarias etc, etc. es también un antiguo alumno de los Franceses.

Su antecesor a comienzos del operativo, el general Vilas, reconocerá más tarde : ‘aplicamos los métodos establecidos por los Franceses en Indochina y Argelia’. Dirá incluso que la obra de Trinquier ‘Guerra, Subversión, Revolución’ es su ‘libro de cabecera’. En la primavera de1975, por otra parte, las ediciones militares tradujeron todas las obras de los expertos franceses, Trinquier, Lacheroy, etc y es en base a esas mismas fuentes que los militares argentinos diseñan en parte ‘el orden de batalla’ que darán a luz en marzo de 1976, para instalar su dictadura.

Es indudable que combinaron sabiamente las teorías americanas sobre la guerra clásica, la teoría francesa de la contra subversión y el ‘Esquema Trinquier’ : división en zonas, fichaje, allanamientos, tortura y ‘desapariciones’. La batalla de Buenos Aires es la copia fiel de la Batalla de Argel. El que nos lo dice hoy no es otro que el general Bignone, último jefe de la junta militar, en su época adjunto de Videla en el Estado Mayor del Ejército donde trabajaba Servant, que es por otra parte su amigo íntimo. Servant se relaciona también con Albano Jorge Hargindeguy que será desde marzo de 1976, Ministro de Interior de la Junta.

La partida de Aussaresses
Aussaresses deja América Latina en 1975 para ‘chancletear’ entre los vendedores de armas. Sin embargo, apenas llegado a Thomson (hoy Thales), lo contacta su amigo el agregado militar argentino en París, el coronel Parada, para hacerle un pedido de material para las operaciones de Tucumán que continúan. El negocio se hará con intermediación británica.
¡En cuanto a Servant, deja la Argentina en octubre de 1976 – o sea siete meses después del putsch – pero durante este período, no esta al corriente de nada ! Su sucesor, el coronel L’Henoret se muestra muy sorprendido de que no se le hubiera confiado ninguna misión. ‘Se me pagaba por hacer nada, exactamente solo por mantener la presencia francesa hasta que llegaran días mejores’ nos dice. Lo que sucede en realidad es que se pone en hibernación a la misión militar. París, al parecer, ya no quiere tener nada que ver con torturar argentinos a través de sus métodos. 35.000 desaparecidos en total, decenas de miles torturados, encarcelados sin juicio es lo que se llamaría la ‘ guerra sucia ‘. Una guerra en la que participaron los Franceses.

Aussareses, instructor en los Estados Unidos.
Existe también otro país interesado en los militares franceses y sus teorías. Los Estados Unidos sienten verdadera debilidad por a la guerra revolucionaria. Ellos solo contaban en ese entonces con un único manual de instrucción elaborado a partir de la guerra en Yugoslavia contra los Alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Por lo tanto buscan expertos cuando la guerra de Vietnam vuelve a entrar en su segunda fase. Aussaresses está precisamente como observador en los Estados Unidos, en la escuela de paracaidistas de Fuerte Benning en Alabama. Afirma que es su antecesor quién le aconsejó ir al centro de formación de las Fuerzas Especial en Fuerte Bragg en Georgia con el objeto de lograr un brevet de instructor ‘sin que sus superiores jerárquicos lo sepan’.

Pierre Messmer dice, que es un pedido de los Americanos que buscan ‘instructores con perfil indochino’ y de acuerdo con sus servicios. En cualquier caso, Aussaresses llega a Fuerte Bragg en plena reorganización de las Fuerzas Especiales. El Presidente John F. Kennedy está convencido de la utilidad de estas unidades de elite con boina verde. Recomienda su empleo, en especial, en Vietnam. El centro de Fuerte Bragg se convierte entonces en la escuela de Guerra Especial donde se forman a la vez los militares y la CIA.

La primera misión secreta de las Fuerzas Especiales tiene por meta Laos, la operación ‘White STAR’, se inspira directamente en los métodos utilizados por el GCMA de Trinquier durante la guerra francesa en Indochina. Algunos de los oficiales de la ‘White STAR’ vuelven de nuevo a Fuerte Bragg y conocen a Aussaresses. Dicen hoy que él hizo traducir los escritos de Trinquier en inglés para que sirvan de bases a sus cursos de guerra antisubversiva.

¡Para la historia menor : los primeros licenciados formados, en especial, por Aussaresses son afectados a una unidad bautizada MATA (Military Advisory Training Assistance) que llamarán los ‘Matadores’ ! Uno de los ‘alumnos’ de Aussaresses se llama Robert Komer. Es un analista de la CIA que en 1964, forma parte del gabinete del Presidente Lyndon B. Johnson. Es entonces cuando Trinquier, retirado ya del ejército pero famoso teórico de la guerra revolucionaria, recibe en París a un enviado del Presidente estadounidense quién le propone reanudar la dirección de sus guerrillas de Indochina ‘bajo una cualquier forma’ pero esta vez por cuenta de los Estados Unidos. Trinquier se niega. Con todo, a pesar de este aparente interés por las teorías francesas ; los antiguos camaradas de Aussaresses en Fuerte Bragg se acuerdan perfectamente de la negativa global del Estado Mayor estadounidense de considerar tales métodos.

Pierre Messmer recuerda varias conversaciones mantenidas con Robert Mac Namara, Secretario de Defensa, en las cuales pudo apreciar la evolución del pensamiento estadounidense con respecto a la guerra contra-revolucionaria. Al principio, estaban en contra basándose solo en la superioridad material, luego a medida que fracasa esta estrategia, comienzan a aceptar la utilización de la guerra psicológica. Messmer sabe que Trinquier ha sido solicitado. Alerta a los norteamericanos en contra. ‘de todas maneras, iban a perder y se lo he dicho a Mac Namara’ dice hoy, irónicamente. Tiene, en todo caso, perfectamente claro que el espíritu de las teorías de Trinquier sumadas a la de los Ingleses (una misión militar británica está en Vietnam) sirven de base a las Fuerzas Especiales norteamericanas.

En 1967, se nombra a Komer embajador en Vietnam. Bajo su autoridad, se ‘inventa’ lo que más tarde se llamará la Operación Fénix (Opération Phoenix). Una excesiva guerra contra-subversiva destinada ‘a vaciar el agua en la que se desplazan los peces’ según la famosa fórmula de Mao.

Más de 20.000 muertes, decenas de millares de arrestos, detenidos sin juicio, torturados etc. Los expertos se preguntarán durante mucho tiempo cual fue la génesis de esta operación. Es posible responder hoy que fue en parte la resultante de las enseñanzas de Aussaresses basadas en los escritos de Trinquier.
Francia y el Plan Cóndor.

La operación Cóndor nació secretamente en las reuniones de la Conferencia de los Ejércitos Americanos llevadas a cabo entre 1960 y 1974. Durante este período los ejércitos latinoamericanos pusieron a punto un extenso sistema de intercambio de información sobre sus respectivos opositores entre países vecinos. La interconexión informativa se realizaba a través de los agregados militares por medio de lo que se llamaría la red AGREMIL (Agregados militares). El sistema evoluciona luego poco a poco hasta establecer el intercambio de presos.

En 1974, se celebra a Buenos-Aires una reunión secreta entre los representantes de las policías políticas y los servicios de información militares de varios países de América latina, en especial de Chile, Argentina y Uruguay. Allí se decide pasar a una fase superior : el secuestro y a veces la ejecución de refugiados por los servicios de represión de los respectivos países allí donde se encuentren. La más fuerte proporción de refugiados políticos se encuentra aún en Argentina debido a que este país, aunque preso de una terrible violencia política, es aún oficialmente un estado democrático. Las primeras muertes que se producen en esto que se llamara más tarde la Operación Cóndor se cuentan por decenas en las calles de Buenos-Aires.

En agosto de 1975, el jefe de la policía política chilena (la DINA, el coronel Manuel Contreras empieza una gira latino americano para formalizar un acuerdo de represión continental cuya ‘fase tres’ incluye la ejecución de objetivos elegidos incluso fuera de América Latina, en particular, en Europa. Contreras hará incluso un pasaje por la CIA el 25 de agosto del mismo año.

El 25 de noviembre, se organiza la primera reunión multinacional de información y se establece el plan Cóndor. Los países miembros son Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y un poco más tarde Brasil. Serán ‘Cóndor 1′, ‘Cóndor 2′ etc.

Contreras, que dispone de una red ya operativa en Europa basada en terroristas de extrema derecha italianos, comete el error de hacer asesinar sobre suelo norteamericano a doscientos metros de la Casa Blanca, al antiguo Ministro de Asuntos Exteriores de Chile anterior al golpe, Orlando Letellier. Los Chilenos pierden a favor de los Argentinos. Según la CIA, el centro operativo de la fase tres del Cóndor tiene sede en Buenos Aires donde se habría conformado un equipo especial, organizado como una unidad de las Fuerzas Especiales norteamericanas con un médico, un experto en sabotajes, un interrogador, etc.

En julio de 1976, la CIA describe una conferencia Cóndor en Santiago de Chile en la que se habla de operaciones en París : ‘en un acuerdo separado, los servicios uruguayos de inteligencia (…) aceptaron operar con sus homólogos argentinos y chilenos’ contra grupos de izquierda’, bajo cobertura de París. El mismo mes, el Secretario de Estado Henri Kissinger lo confirma en un texto distribuido a varias embajadas americanas en Europa, en particular, en París, en el que informa que este tipo de ‘Murder Inc.’ (Asesinatos y asociados) desarrollará actividades en la capital francesa. En septiembre de 1976, la CIA se hace eco de lo que llama un ‘ particular ataque a la seguridad’. Los servicios de información franceses se enteran de la existencia de la Operación Cóndor. ¿Servant ? ¿Latanne ?

De todas maneras, según la CIA, el hecho de que los Franceses estén informados provoca a la vez el despido del jefe de la policía política argentina y la consiguiente información a los servicios franceses : ‘los servicios de seguridad argentinos y/o chilenos informaron a sus homólogos franceses que Cóndor podría funcionar en Europa pero no en Francia’.

¿Quiénes son los ‘homólogos’ franceses de los servicios de seguridad latinoamericanos? Nadie lo sabe pero algunos meses más tarde, se envía a un equipo uruguayo a París ‘con el fin de efectuar operaciones no especificadas’, seguramente localizaciones para ejecutar a opositores pese a las seguridades convenidas. ¡Y sobre todo, los Argentinos instalan en 1977 el Cóndor en París, en un Anexo de la embajada argentina,…. avenida Henri-Martin 83 !

¡Sin que nadie se preocupara, las dictaduras latinoamericanas instalaron en consecuencia un centro terrorista destinado a ejecutar en toda Europa objetivos previamente determinados, a infiltrar grupos de opositores, a ubicar a los que seguían viajando aún a América latina y a hacerlos detener in situ, etc. No oso imaginar la existencia de un acuerdo referente por ejemplo a la neutralidad de las autoridades francesas a cambio de paz en nuestro territorio !

Marcel Chalet, antiguo director del DST, no solamente afirma hoy no haber sabido nada, aunque acusa el SDECE y al ejército de haber montado una operación paralela. Es cierto que a Alexandre de Marenches, director de la los servicios de espionaje franceses (hoy fallecido), le gustaban los golpes torcidos según el antiguo embajador argentino en París, Tomas de Anchorena, el centro de París cesaría sus actividades hacia fines del año 1980.

En cuanto al plan Cóndor propiamente dicho, los torturadores argentinos, lo fueron desplazando progresivamente hacia el Norte y Centroamérica, nuevo lugar de confrontación entre las fuerzas armadas y los opositores. Enviaron varias misiones a Centroamérica con el objeto de ayudar a la represión y comenzaron a organizar períodos de prácticas de lucha contra la subversión a partir de la primavera y el otoño 1979 en Buenos Aires con el fin de formar a todos los que no están aún a escala continental, en particular, los de Centroamérica. La caída de la dictadura somocista en julio de 1979 fomentó obviamente en latinoamericanos la adopción de normas comunes en la lucha anti subversiva y en particular, gracias a los Argentinos y a sus teóricas bases francesas.

Formalmente, el Cóndor desaparece en las selvas de Centroamérica cuando los Estados Unidos asumen por cuenta propia la lucha contra la Nicaragua sandinista. Más aún, el final de la guerra fría y la suma de sus excesos les asestan un golpe fatal.
El balance general de la represión solo para el Cono Sur en el período en que las Juntas imaginaron la Operación Cóndor es de alrededor 50.000 asesinados, 35.000 desaparecidos y 400.000 presos. Sólo la Cóndor propiamente dicha representa sin duda varias decenas o varias cientos de víctimas elegidas como objetivo.

Notas:
[1] ‘Desfile y contraría a la guerra subversiva’, Escuela Superior de Guerra, 12 de enero de 1959. en François Géré, la guerra psicológica, Ediciones Económica, 1997

[2] Los jefes de las misiones serán los funcionarios sucesivamente de Naurois, Bentresque, Garderes, Boulnois, Cazaumayou, Ossent, Badie y Durieux.

[3] Comisión de los derechos humanos en Argentina. En Argentina : proceso al genocidio. Elias Quejeteras ediciones. Madrid 1977.

* Pierre Abramovici es autor de ‘Un rocher bien occupé’, Editions du Seuil, París, septiembre de 2001.
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de J. H. Plumb, Barral Editores, 1974
El pasado es siempre una ideología forjada con un fin preciso para dominar a otros hombres, para orientar la evolución de una sociedad o para inspirar a una clase. De nada se ha hecho un uso más bastardo que de la noción de pasado. El porvenir de la historia y de los historiadores está en expurgar la relación de los hechos humanos de esos espejismos engañosos de un pasado imbuido de finalidad".

 "Esperemos que no renazca el pasado para justificar una vez más lo que tantas veces ha justificado ya: la opresión y la explotación de hombres y mujeres, los terrores con que se les atormenta o la desesperanza con que se les paraliza. El pasado ha servido a los menos; acaso la historia sirva a los más".

Agoniza el pasado de nuestros mayores y se agotan sus fuerzas y justo es que muera y que el historiador procure acelerar su tránsito, pues no era sino una mescolanza de sectarismos encarnizados, de vanidades nacionales y dominación de... Ojalá dé la Historia con su verdadero rumbo, ojalá sirva para robustecer la confianza del hombre en su destino, ojalá nos forje un pasado nuevo, tan verídico y tan exacto como sea posible, que contribuya  a devolvernos nuestra verdadera identidad, no de americanos, de rusos, de chinos o de ingleses, no de blancos o de negros, de ricos o de pobres, sino de hombres.

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