El resurgir de la extrema derecha: Un proceso que para nada es casual. Julián Jiménez


Este verano ha sido el verano del destape. Del destape ideológico que muchos jovenzuelos "liberales" del PP, que al tiempo que hablan de liberalismo, posan con símbolos y banderas del pollo, permiten fotografiarse con símbolos nazis o permiten abiertamente la apología de la obra de Adolf Hitler.

El repertorio ha sido muy completo: Las Nuevas Generaciones del PP en Bollullos lamentan en Twitter la muerte de Franco
Otra militante de las juventudes del PP posa ante la bandera franquista
El presidente de NNGG de Xàtiva aparece en una foto haciendo el saludo fascista
Un directivo del PP de Xàtiva posa con una bandera racista
Un miembro de NNGG Gandia también hace el saludo fascista
Militantes de Nuevas Generaciones del PP posan junto a un llavero con simbología franquista
Dimite la secretaria de NNGG de Sevilla que publicó su foto ante el escudo franquista en el Valle de los Caídos
Un vocal de Nuevas Generaciones: el 18 de julio "comenzó la conquista de España"
Carromero exaltando la dictadura franquista con Pío Moa en 2007

Muchas personas creerán en una simple casualidad o en la posibilidad de las redes sociales de mostrar las miserias de muchos. Yo, sinceramente, no lo creo. Todo esto viene de un proceso que lleva bastante tiempo gestándose, con muchos apoyos, mucho interés, muchos medios y muchísimo dinero. Y en paralelo a esto, las posiciones de extrema derecha están vomitando sus "consignas" de forma constante, abonando el terreno por si, en un futuro no muy lejano, la derecha donde ha estado cohabitando la extrema derecha durante estos 33 años de "restauración borbónica", se hunde y necesitan, esta vez sí, sacar la cabeza por fin y la oportunidad buscada desde hace mucho tiempo. 

La extrema derecha, debemos reconocerlo, siempre ha sabido esperar su momento. Lo hicieron en los años 30 y lo están haciendo ahora. Y lo más triste de todo ello es que la izquierda, tonta como ella sola, imprudente como ella sola, no es capaz de olfatear lo que se le puede venir encima.

Los libros vendidos como churros de Pío Moa, las constantes tertulias en medios de derechas como Intereconomía, Libertad Digital, etc. el llamado "revisionismo histórico" sobre lo sucedido en los años 30 y 40 en España no es ni era fruto de la casualidad. Para ganar, sobre todo para ganar ideológicamente, hacen falta armas: armas dialécticas, justificaciones, culpables, excusas. Para ganar en el campo ideológico, la extrema derecha necesitaba justificarse, necesitaba argumentos. Y estos argumentos, repetidos machaconamente, expuestos sin descanso, propagados sin miramientos, eran lo primero que necesitaba la ultraderecha para vencer sus complejos.

Había que perdonar culpas, dar razones, argumentar sobre lo que pasó en 1936 y las atrocidades cometidas. Había que justificar la necesidad del Alzamiento, había que inventarse que la Guerra Civil había comenzado en 1934 -como siempre han señalado los revisionistas- y no en 1936 (o en 1932, que es cuando se produce el primer levantamiento contra la República con éxito por parte de la extrema derecha). Y repetirlo, una y otra vez, miles, millones de veces. No por casualidad el señor Pío Moa (como figura más destacada) comenzó a vender libros como churros, -bien promocionados por El Corte Inglés, empresa con bastante tufo franquista- cuando se había gestado y comenzaban a ser conocidas las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica, allá por el año 2000. 
Pío Moa dando una charla a uno de sus principales apoyos, la Fundación Francisco Franco

Los vínculos entre el "historiador", que no contrastaba fuentes ni seguía lo que en Historia se llama "Método Historiográfico" (pues su función era otra) y la Fundación Francisco Franco están más que documentados, así como el apoyo económico y material de dicha fundación fascista al Señor Pío Moa, al que asiduamente invitan a sus charlas y conferencias.
 
Con toda esta artillería ideológica, propagandística y panfletaria, repetida y repetida, una y mil veces, ya se puede. Ya se puede ser de derechas, defender la dictadura franquista y tener argumentos para ello. Ya se puede defender la obra de Franco, sin sentir vergüenza ni complejos. Esos complejos que sin embargo si tiene determinada izquierda para defender sus posiciones.

Pero ahora, desde un tiempo a esta parte, lo que les toca es dar más pasos. Ya no se trata de justificar solo la dictadura franquista, de justificar los crímenes: no es casualidad que un alcalde fascista en Galicia se atreva a decir que los asesinados por Franco "se lo merecían".  Se trata de ir dando forma, ahora que el PP comienza a hundirse, al surgimiento de la extrema derecha.

Y esto se está haciendo de una forma precisa, sin hacer demasiado ruido y con bastante precisión, mientras la izquierda parece no querer o no poder darse cuenta de lo que pasa a su alrededor.

Como siempre, como ya pasó en los años 30, esta ultraderecha trata de usar un discurso bastante copiado de la izquierda. Bastante populismo y demagogia. Y usar todos los medios a su alcance para que su discurso se expanda. Debo decir que parte de esta información la expongo porque yo mismo he sido "víctima" de estas alimañas al intentar combatirlas allí donde se han hecho fuertes. Tanto es así que no solo he recibido insultos y burlas, posteo de datos personales, sino que, incluso, he recibido amenazas en el móvil, desconociendo como han podido hacerse con él.

El recurso que usan es la búsqueda de un chivo expiatorio: el chivo expiatorio es la inmigración. Se magnifica cualquier altercado donde haya inmigrantes, se exagera la cifra de los mismos, a pesar de que, aunque sea cierto que siguen viniendo inmigrantes, la realidad es que el saldo migratorio es negativo: regresan inmigrantes y se marchan españoles a trabajar fuera.

Pero no solo es la inmigración el chivo expiatorio: también lo son los "progres" (no lo que cualquiera entiende como "progre" sino todo aquello a la izquierda del PP), la izquierda, también los homosexuales (defendiendo que hay una "operación orquestada para homosexualizar el mundo", entre otras lindezas).

Esta ultraderecha no tiene complejos en reivindicar abiertamente la Dictadura franquista e incluso en celebrar la muerte de rojos (aunque suelen ser más dados al victimismo), sino también en reivindicar la figura de Hitler, la situación del III Reich y negar la existencia del Holocausto (a pesar de que uno de los gritos preferidos en sus manifestaciones sea "6 millones más, a la cámara de gas"). 
 
Nota del autor: Creo sinceramente que la información del texto es importante. Por ello, si así lo consideras una vez leído, te agradecería la máxima difusión. ¡Muchas gracias!
 
 
 
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