A propósito de los acontecimientos valencianos
EL PREMEDITADO SENTIDO DE LA BRUTALIDAD [Vídeo-homenaje a los valientes estudiantes valencianos]
Por Eugenio Fernández - Canarias Semanal
La brutalidad desplegada por las llamadas "fuerzas de orden
público" en el curso de los pasados cinco últimos días en Valencia -
escribe nuestro colaborador Eugenio Fernandez - no es ni una
casualidad, ni el resultado de la impericia de un comisario jefe. El
poder raramente improvisa. Las clases hegemónicas y sus representantes
en las instituciones del Estado son conscientes de los riesgos que
corren con su ofensiva contra los derechos de los asalariados. Y se
preparan para hacerles frente.
La brutalidad desplegada por las llamadas "fuerzas de orden
público" en el curso de los pasados cinco últimos días en Valencia
no es
ni una casualidad, ni el resultado de la
impericia de un comisario jefe. Tampoco fue una expresión de la torpeza
de los mandos policiales la violentísima represión de las
primeras protestas en Madrid por la reforma laboral, como no lo fue antes el
vandalismo policial contra los
manifestantes del 15 M en Cataluña, o la ferocidad de las cargas de la Policía
Nacional contra el movimiento "yo no pago", hace tan sólo 15 días.
El poder raramente improvisa. Sus acciones suelen estar concertadas,
sopesadas y meditadas. La oportunidad de la aplicación de la violencia está determinada por las
circunstancias políticas y sociales del momento. La organización que ha podido
observarse en los operativos de las fuerzas de "seguridad" del Estado en la Comunidad Valenciana parece obedecer a un programa previamente organizado y,
posiblemente, de aplicación general en cualquier
punto de la geografía del Estado.
Los
representantes de las clases socialmente hegemónicas que controlan las instituciones del
Estado son plenamente conscientes de la gravedad del momento que se está
viviendo. No podía ser de otro modo. Ellos, en coordinación con las clases
sociales a las que representan, son quienes han puesto en marcha la
impresionante ofensiva económico para la preservación de sus intereses cuyas secuelas está
sufriendo la mayor parte de nuestra sociedad. Y cuando una clase social,
particularmente si ocupa el poder, decide embarcarse en operaciones del calado de la que hoy se está desarrollando es
siempre después de haber tenido en cuenta la correlación de fuerzas existente.
Es
cierto que nuestra clase dominante cuentan con la certeza de que tanto
las
fuerzas sindicales mayoritarias como los partidos comprometidos con la
institucionalidad constitucional no constituyen en estos momentos un
factor de
inestabilidad que pueda cuestionar las bases del sistema, de su sistema.
Es
consciente, asimismo, de que actualmente en España no existen fuerzas
sociales o políticas que supongan un contrapeso a su hegemonía. Esa
seguridad le ha permitido emprender la ejecución del complejo proyecto
de las
privatizaciones masivas, el abaratamiento de la mano de obra y la
liquidación de los derechos laborales y sociales de la clase trabajadora
en el
que hoy se encuentra comprometida.
Pero
la burguesía, como clase que ejerce la hegemonía económica, politica y social, tiene
una experiencia centenaria. Precisamente por ello es más consciente que el
resto de los sectores sociales de que la presión a la que está siendo sometida
una buena parte de la población como efecto de la ofensiva combinada
entre el poder del Estado y la patronal tiene
consecuencias incluso dándose las condiciones más favorables para imponerla.
La
sociedad nunca permanece estática. Tanto las presiones como los estímulos cambian
las conductas de los sectores sociales que la componen. Aun cuando en el curso
de los últimos decenios en la mayor parte del Estado español se ha vivido un drástico
proceso de desmovilización política y desarticulación social, la crisis
económica y la ofensiva del capital están generando una rápida elevación de la
conciencia política, particularmente en las generaciones más jóvenes.
Desde
el poder, esta percepción resulta más clara que desde ningún otro lugar.
Ello explica la intensificación de la represión policial que se
ha percibido en los últimos meses, que es el resultado de una
premeditada programación
y no de "errores policiales" como tratan de transmitir los medios de
comunicación.
Los valientes estudiantes valencianos
no han sido más que víctimas propiciatorias de ese "programa". Vaya
desde aquí nuestro modesto homenaje, expresado a través de este vídeo, a
esos/as jóvenes sobre cuyos cuerpos el sistema entrenó a sus perros
guardianes para futuras acciones represivas.
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