Angela Merkel y el sueño de Hitler

Angela Merkel y el sueño de Hitler
 Manuel Navarrete
...¿Por quiénes?, se preguntarán algunos. Es fácil. Los países socialistas se equivocaban: ¿qué es eso de exhibir una burocracia pública, conocida por todos, que da discursos políticos incendiarios en la Plaza Roja y rinde cuentas ante la sociedad? Mejor hablar de unos espectrales “mercados”, cuya impersonal voluntad, como la de un nuevo dios, ha de cumplirse siempre automáticamente, aunque sin saber demasiado bien por qué. Mejor no desvelar que, en esta nueva Edad Media, detrás de eufemismos tales como “los mercados” no se esconden dioses, sino personas muy concretas y demasiado humanas, con nombres, apellidos y dedicaciones tan nobles como ser banqueros, grandes empresarios, propietarios de fondos de pensiones privados o dueños de agencias de calificación de riesgos (que harán descender el rating de los países díscolos que se nieguen a privatizarlo todo, para, a modo de profecía autocumplida, provocar un encarecimiento de sus futuros préstamos, incrementando drásticamente su deuda).

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