Carta abierta al presidente turco Erdogan La división étnica hace el juego a las potencias coloniales. Hassan Hamadé
Parte
de los turcos ven a los kurdos como un pueblo extranjero. Los israelíes
lograron dividirlos y están utilizando a la familia Barzani para
controlar a los kurdos de Irak y, de ser posible, colonizar el norte
de Siria. El intelectual libanés Hassan Hamadé recuerda aquí que
el pueblo kurdo tuvo un papel protagónico en la civilización árabe
moderna y contribuyó a la unidad política del mundo árabe. Presentar a
los kurdos como un pueblo no vinculado a la idiosincrasia árabe es un
contrasentido.
Red Voltaire| Beirut (Líbano)
Cualquiera
diría, señor Presidente, que usted no conoce absolutamente nada de la
realidad siria ni sobre la historia, ni siquiera la más reciente, de la
santa Siria. Si fuese de otra manera, se habría tomado usted el trabajo,
al menos por un instante, de recordar la sabia frase que el presidente
Chukri al-Kuatli dijo al líder Gamal Abdel-Nasser en el balcón del
palacio presidencial de Damasco, desde donde los dos saludaban juntos,
alzando los brazos al cielo en señal de victoria, la marea humana que
había venido a aclamar la realización del tan esperado sueño del
panarabismo: la proclamación de la República Árabe Unida, nacida de la
fusión de Egipto y Siria. Era el 1º de febrero de 1958.
Aquel día memorable, Chukri al-Kuatli, que acababa de recibir el título de «primer ciudadano árabe», quiso dirigirse también a las antiguas potencias coloniales en términos que merecen la mayor atención. Dijo entonces:
«Nuestras fronteras no son límites. Son heridas.» [1].
En principio, señor Presidente, se supone que entienda usted
el significado de esas dos reflexiones de este hombre de Estado sirio,
dotado de una riquísima experiencia política, que se remonta a 1907, año
en que fundó el movimiento de los Jóvenes Árabes, cuya vocación era «ser el contrapeso del movimiento de los Jóvenes Turcos».
Esta modesta misiva no tiene como objetivo exponer y criticar las
modalidades y resultados de la participación de usted, intensa y
continua, en esta guerra de agresión israelo-estadounidense tendiente a
la destrucción masiva de la santa Siria y a su desmantelamiento total.
Tampoco busco aquí criticar detalladamente la trágica ceguera política
de la persona que usted ha designado como su estratega, el profesor
Ahmet Davutoglu, ni su desacertada teoría de «cero problemas» con
el vecindario inmediato de Turquía… Mi objetivo, con esta carta
abierta, es simplemente hacerle observar a usted la gravedad del
callejón sin salida al que le han llevado los sueños de omnipotencia
otomana. El dilema kurdo-sirio, que usted enfrenta en este momento, es
la perfecta ilustración de ello.
Se ha metido usted en la cabeza la realización de un proyecto
colosal, que sobrepasa ampliamente los medios a su disposición.
Ese proyecto es la gran marcha hacia el sur que, según los estimados y
previsiones que usted mismo ha hecho, deberían llevarle a una nueva
conquista de Damasco la eterna, la capital más antigua del mundo, y a
celebrar en la prestigiosísima mezquita de los Omeyas, que aún abriga el
relicario de San Juan Bautista, ¡la plegaria por la gloria de la
victoriosa revancha!
Pero ha confundido usted sus deseos con la realidad… y sus ambiciones imperiales están reduciéndose poco a poco «como un sueño dorado que desaparece en la mañana…»
para desembocar, debido a la mediocridad de sus cálculos, en la actual
confrontación entre Turquía y los sirios pertenecientes a la etnia
kurda. Precisamente en ese terreno se encuentra el quid de la cuestión.
Las opciones que usted ha preferido en la materia son reveladoras de
un sorprendente desconocimiento del tema. Contrariamente a los casos de
Turquía y de Irak, nunca existió en Siria ningún «problema kurdo»,
ni después del inicio de la lucha contra la turquización, ni durante la
posterior lucha contra el colonialismo francés, ni tampoco a lo largo
del periodo de la independencia, como tampoco existe en este momento.
La activa participación de los ciudadanos sirios de etnia kurda en la
vida de la sociedad siria siempre se ha desarrollado sin dificultades,
como lo demuestran datos históricos altamente reveladores.
Basta con pasar revista a la larga lista de líderes y dirigentes
sirios pertenecientes a la etnia kurda para darse cuenta de cuán
decisiva ha sido la contribución de ellos a la defensa de su patria
siria, e incluso a la promoción de las tesis del nacionalismo árabe. Sí,
así es, del nacionalismo árabe.
- Sati al Husri
¿Sabía usted, señor Presidente, que el ideólogo del nacionalismo
árabe moderno, el famoso Sati al-Husri, pertenecía a la etnia kurda?
Sati al-Husri fue el inspirador de las diversas escuelas
del nacionalismo árabe, el mundo político e intelectual lo reconoció
como el filosofo de referencia del nacionalismo árabe, dedicó decenas de
sus obras –sobre la política y la sociología– a la defensa de esa
causa, convencido de que era esa la única tabla de salvación de esta
gran nación, haz de diversidad, orgullosa de su pluralidad y
constantemente amenazada por las potencias coloniales que no dejan de
conspirar para tratar de dislocarla y destruirla. Nacido en Sanaa,
en Yemen, en 1880, de padres provenientes de [la ciudad siria de] Alepo,
Sati al-Husri hizo su carrera político-educativa en Irak, como ministro
de Educación –bajo el emir Faisal I–, antes de regresar a Siria, donde
continuó la lucha por alcanzar ese objetivo.
- Estatua del general Yussef al-Azmeh en el centro de Damasco.
¿Sabía usted que el gran símbolo del patriotismo sirio, Yussef
al-Azmeh, también era miembro de la etnia kurda? Como ministro
de Defensa de Siria, Yussef al-Azmeh libró personalmente, en el campo de
batalla de Maysalum, el último combate contra la invasión francesa.
Eso sucedió el 24 de julio de 1920, hace casi exactamente 95 años.
El general Yussef al-Azmeh decidió salvar el honor de su Patria, aunque
sabía que la batalla estaba perdida de antemano. A la cabeza de
un batallón de 400 valerosos soldados sirios –la mitad eran
voluntarios–, el general decidió hacer por su pueblo el sacrificio
supremo [2].
El martirio de Yussef al-Azmeh quedó escrito con letras de sangre
y fuego en los anales del heroísmo y la humilde localidad de Maysalun
se convirtió en un lugar marcado por la gloria. Su recuerdo sigue
alimentando hoy la llama del patriotismo sirio. De generación
en generación se transmiten los cantos en recuerdo de este general
sirio, ejemplo de devoción y sacrificio, cuya estatua se yergue en el
centro de Damasco.
- Mohamed Kurd Ali
¿Y qué decir de Mohamed Kurd Ali, el kurdo que fundó la Academia de
la Lengua Árabe y que la presidió hasta su fallecimiento, en 1953? A él,
que fue ministro de Educación de Siria, le debemos la inmortalidad de
nuestra lengua.
Junto a estos tres ejemplos, que tanto dicen sobre la contribución,
profunda y magistral, de los ciudadanos sirios de la etnia kurda a la
formulación de la concepción laica del nacionalismo árabe y del
patriotismo sirio, se yergue toda una legión de personajes ilustres, de
esa misma etnia, que han marcado la vida pública en Siria, comenzando
por Ibrahim Hananu, el primer líder político que se unió a las filas de
la gran revolución patriótica de liberación encabezada por Sultán Pacha
al-Atrash en contra de la ocupación francesa.
- Khaled Bagdache
Son cientos de nombres que representan el panorama político, con
sus diversos componentes sociológicos, y que van desde viejas familias
feudales –como la familia Barazi, que ha dado varios hombres de Estado–
hasta el carismático líder de la izquierda siria Khaled Bagdache, quien
fue durante medio siglo secretario general del Partido Comunista.
- El jeque Mohamed Said Ramadan al-Buti, asesinado por la Hermandad Musulmana en una mezquita de Damasco, el 21 de marzo de 2013.
Sin hablar de las estrellas de las artes, del espectáculo, de
la literatura, y de las fuerzas armadas, así como del sector de
la religión, donde el jeque Ahmad Kaftaru y el escolástico Mohamed Said
Ramadan al-Buti han marcado su época: el primero al conservar su cargo
como Muftí de la República Árabe Siria durante más de 40 años y
el segundo por el lugar excepcional que ocupó en la asamblea de ulemas,
antes de ser asesinado por los terroristas del Frente al-Nusra
(al-Qaeda) mientras ejercía su enseñanza en una mezquita de Damasco.
Señor Presidente,
Permítame sugerirle que le pregunte a algunos de sus amigos sirios
si sabían realmente a qué etnia pertenecía este o aquel de los
personajes anteriormente mencionados. Correría usted el riesgo, señor
Presidente, de no encontrar a nadie capaz de responder correctamente. Y
esa ignorancia no viene del hecho que se trata de gente que ha vendido
su país. También podrá encontrarla entre los ciudadanos sirios que
profesan patriotismo y devoción por su santa Siria. Esa ignorancia
se debe al hecho que los criterios comunitaristas-tribales no tienen
absolutamente nada que ver con las normas socio-patrióticas sirias y que
nunca han encontrado espacio en este país. Es por ello que no existe,
en los archivos de la República Árabe Siria, ningún censo de población
basado en criterios comunitaristas-tribales. En ello precisamente
podemos descubrir todo el esplendor y la realidad del alma siria ya que,
según el diccionario patriótico sirio, ese tipo de artificio es malsano
e hipócrita, sólo se trata de una forma de cálculo macabra que
caracteriza a los aprendices de mago. Es una artimaña vergonzosa,
indigna de hombres libres y sirve como herramienta a las conspiraciones
permanentes del imperialismo y sus lacayos.
Desde el inicio de esta guerra de agresión contra nuestra santa
Siria, han sido constantes las oleadas de estadísticas falsas sobre la
cantidad de miembros de tal o más cuál etnia o comunidad religiosa que
nos asaltan a través de los medios de la prensa dominante, para fabricar
y estimular contradicciones étnicas y de carácter comunitario o tribal
destinadas a justificar las intervenciones de la OTAN. Usted sabe
seguramente que esas estadísticas falsas provienen de una única fuente:
la Hermandad Musulmana. Esta cofradía es experta en materia de cálculos
macabros, que responden a una constante histórica entre las potencias
coloniales: son parte del marco general de lo que llaman la «cuestión del Oriente» y estimulan su histeria bélica.
Señor Presidente,
El simple hecho de ignorar todas esas realidades sólo podía llevarle a
usted al callejón sin salida en el que hoy se encuentra. Usted se lanzó
en una empresa guerrerista en la que no es usted ni autor ni ejecutor
sino un simple contratista. Esa empresa se desarrolla por decisión del
jefe supremo del clan atlantista al que usted pertenece. No le compete
a usted decidir la trayectoria de esta guerra, ni su finalidad.
Los sueños de sultanatos son irrealizables en nuestros tiempos.
Lo que más sorprende de su parte, señor Presidente, es que usted
ignora por completo el mecanismo de la estrategia otomana, sobre todo
en materia de expansionismo. Seguir las tácticas europeas, que consisten
en explotar los conflictos comunitarios y sectarios, no le permitirá a
usted revivir el sultanato. No olvide usted que fueran esas mismas
tácticas las que socavaron el imperio otomano. Le diré incluso que
los europeos pueden estar recurriendo a ese tipo de táctica para
desmantelar la Turquía actual. Y no podría ser de otra manera ya que
los proyectos de regionalización, que constituyen una opción estratégica
para la alta jerarquía de la Unión Europea, minan el centralismo de los
Estados-Naciones de Europa en beneficio de las instancias federales
dirigidas por grupos de tecnócratas no electos. Debido a ello,
el proyecto europeo al que Turquía espera unirse desembocaría en
la regionalización de esta última de manera que cualquiera de sus
regiones tendría la posibilidad de concluir acuerdos, de firmar pactos y
–¿por qué no?– de establecer alianzas con otras regiones de Europa,
o incluso de otras partes, sin consentimiento previo del gobierno turco.
- Audiencia en el palacio presidencial deDamasco, en 1955. Al centro, con chaqueta cruzada, el primer presidente de la República Árabe Siria, Chukri al-Kuatli. A su derecha, con keffieh, el padre de la Resistencia siria contra la ocupación francesa, Sultán Pacha al-Atrash.
Señor Presidente,
Los cálculos falsos nunca podrán ser honestos. Sólo hacen brillar
la posibilidad de victorias virtuales. A fuerza de adoptar las tácticas
occidentales, estaría usted arriesgándose a incendiar su propio país.
Me parece que no tiene usted ninguna idea del efecto de boomerang, que
ya comienza a hacerse sentir, y cuyas consecuencias y daños para Turquía
serán muy difíciles de evitar. Usted no se da cuenta de que está
galopando hacia atrás. Sus aliados occidentales se esconden detrás
de usted para introducir en Siria sus escuadrones de la muerte, mientras
que denuncian la total complicidad de usted con el Emirato Islámico,
principalmente en la guerra que está usted haciendo a los ciudadanos
sirios de la etnia kurda. Por la fuerza de las cosas, la bulimia
geográfica que usted muestra está convirtiéndose en anorexia. «Lo que mata es la certeza, no la duda», decía Friedrich Nietzche.
En este momento, señor Presidente, mientras los escuadrones de la
muerte que usted dirige –al-Qaeda y sus derivados, al-Nusra/Emirato
Islámico y compañía–cometen todo tipo de masacres y de actos de
vandalismo contra el pueblo de la santa Siria, destruyendo
su prestigioso patrimonio, tanto cultural como en materia de culto,
siguiendo el plan trazado por la OTAN y por la base militar regional de
esa alianza –el Estado de Israel–, podría usted escuchar en las calles
de las ciudades, de las aldeas, en las llanuras, los valles y montañas
de la santa Siria, adolorida por esta barbarie políticamente correcta,
los ecos de los cantos dedicados a la gloria de Maysalun y que reconocen
las «heridas» que mencionara Chukri al-Kuatli.
«A cada paso de nuestra historia recordamos Maysalun
y de la tierra de Palestina escuchamos los pedidos de socorro que llegan de Alejandreta.
Paciencia Patria querida… paciencia
Nadie podrá separarte de nosotros
Nadie podrá separarnos de ti
Tú eres y seguirás siendo la arteria por donde corre nuestra sangre
Tú seguirás siendo nuestra Patria querida, nuestra madre Patria, nuestra santa Patria
Seguirás siendo Siriana.»
Señor Presidente,
No podría yo terminar esta carta de otra manera que no fuese
dirigiendo mis respetuosos homenajes a los mártires de la santa Siria, a
los niños, a las mujeres y los ancianos, a todos los inocentes
masacrados por las organizaciones terroristas de usted.
[1] Un printemps arabe, por Jacques Benoist-Méchin, Albin Michel, 1959, p. 314.
[2] En efecto, Yussef al-Azmeh murió en la batalla contra las tropas francesas, netamente superiores en número de efectivos y en armamento, que comprendía incluso tanques y aviones. Nota de la Red Voltaire.
http://www.voltairenet.org/article188537.html
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[2] En efecto, Yussef al-Azmeh murió en la batalla contra las tropas francesas, netamente superiores en número de efectivos y en armamento, que comprendía incluso tanques y aviones. Nota de la Red Voltaire.
http://www.voltairenet.org/article188537.html
Hassan Hamadé
Pensador y polemista libanés. Miembro del Consejo nacional de los medios
audiovisuales de Líbano. Desde hace siete años, comienta cada semana la
actualidad política sobre la cadena de televisión satelitaria NourSat
con el filósofo P. Georges Rahme. Su emisión, Tribuna libre, reúne por
término medio a 40 millones de telespectadores.
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