El FMI nos quiere muertos. La situación económica de los españoles, a lo claro . Manuel Medina


POR MANUEL MEDINA / CANARIAS SEMANAL .-  Según el informe anual que está preparando el Fondo Monetario Internacional (FMI), la marcha macroeconómica de España "va muy bien". ¿Significa esto que empezamos a ver "la luz al final del túnel", como aseguran nuestros pintorescos tertulianos y demás exegetas del sistema? No, ni mucho menos.


        Afortunadamente, hoy  empezamos a ser millares  los que hemos aprendido a saber de qué se habla cuando los economistas se refieren, con tono enigmático y doctoral, a la "Macroeconomía".  No aluden, naturalmente, a la economía cotidiana del ciudadano común, ni a los precios de las verduras, de los productos cárnicos o a las tarifas de la electricidad... Se refieren exclusivamente a las grandes cifras, a lo que ganó la Banca durante el primer semestre de este año o a si los ingresos multimillonarios de las empresas del IBEX 35 se han multiplicado o no.


     Y la verdad es que los portavoces del FMI no mienten cuando dicen que los beneficios de la gran banca y de las grandes empresas han empezado a crecer en España a un ritmo realmente apreciable. Dejando a un lado los factores exógenos que han podido contribuir a ello, lo cierto es que, según vaticina el Fondo Monetario Internacional, las expectativas de crecimiento para la "economía española" se han incrementado para este y el próximo año.


        ¿Pero significa eso que empieza a despejarse el catastrófico panorama de la "economía de los españoles"? No, en absoluto. El FMI no indica en sus pronósticos, ni mucho menos, que la situación de los de abajo, de los asalariados, de los trabajadores, vaya a mejorar. Es más, de manera explicita el informe de la institución financiera capitalista anuncia - ¡y recomienda! - todo lo contrario.  De las indicaciones que apunta el boceto de informe del FMI se deduce un claro  empeoramiento de la situación económica de los trabajadores.


UNA NUEVA VUELTA DE TUERCA PARA LA ECONOMÍA DE LOS ASALARIADOS


     En efecto, según han adelantado los tecnócratas portavoces del FMI, para mejorar todavía más las cifras macroeconómicas españolas es preciso imponer  un nuevo sacrificio sobre la economía de los socialmente más débiles.



       El informe que pronto verá a la luz insta al gobierno de Mariano Rajoy a acelerar el ritmo de lo que ellos llaman "reformas" en la contratación laboral. Exige, entre otras medidas, un drástico abaratamiento del despido, la implantación definitiva del copago sanitario, nuevos recortes en la educación pública, así como la elevación impositiva a través  del IVA. 


¿POR QUÉ HAY QUE ABARATAR EL DESPIDO?


       Según los tecnócratas del Fondo, “el coste de despedir a un trabajador fijo sigue siendo  en España muy superior al de uno temporal, y esta brecha debe cerrarse”. Para lograr este objetivo, el organismo "recomienda", entre otras medidas, un contrato único para trabajadores fijos y temporales.

       ¿Cómo argumentan  los tecnócratas del FMI la necesidad de  abaratar los despidos? Muy fácilmente.  Encubren su  exigencia camuflándola con supuestos propósitos racionalizadores de efectos prodigiosos: "Un despido más fácil y más barato - arguyen - ayudaría a fomentar la contratación indefinida”.


¿QUÉ HAY DETRÁS DEL ABARATAMIENTO DE LOS DESPIDOS?

      La argumentación utilizada por la tecnocracia es muy parecida a la que ya utilizaron para justificar las pasadas reformas laborales, cuyo objetivo  -afirmaban -  era combatir el paro en España. La realidad, sin embargo,  ha sido radicalmente diferente. Desde que se empezaron a aplicar  esas reformas, el paro en España no hizo sino  crecer de manera vertiginosa y  exponencial. La patronal encontró en las  reformas de los gobiernos de Zapatero y Rajoy una auténtica bicoca para deshacerse de decenas de miles de asalariados a un bajísimo coste. Hay que añadir que el mérito de la aplicación de esas reformas no sólo le  corresponde a los dos gobiernos precedentes. La actitud desmovilizadora de los grandes sindicatos amarillos desempeñó también un no despreciable papel para que ello fuera posible.

        Se equivocan quienes ven en las exigencias del FMI de precarizar aún más el empleo un intento humanitario que permita  que el trabajo se reparta entre todos. En realidad, lo que la institución financiera  pretende es multiplicar las tasas de ganancia del capital, haciendo retroceder los salarios al nivel de hace dos o tres décadas. Y es que los efectos  de la aparición de nuevas potencias económicas emergentes en el sureste asiático, y en otros puntos del planeta, que compiten exitosamente con las mercancías europeas, se intentan paliar obligando a los asalariados a apretarse  aún más sus cinturones, mientras que las clases sociales hegemónicas  multiplican sus ya suculentos beneficios empresariales.


        ¿Por qué no propone  el FMI en su informe anual sobre la economía española la clausura de los innumerables paraísos fiscales en los que se refugian los capitales "circulantes" españoles para evitar pagar centenares de miles de millones de euros? ¿Cuál es la razón por la que los tecnócratas de esa institución financiera capitalista no mencionan siquiera la necesidad de aplicar rígidos controles  sobre  los beneficios  que eluden  la imposición fiscal gracias a sofisticados artilugios de ingeniería fiscal?  Resulta obvio que estas  interrogantes son tan solo retóricas. Las respuestas son evidentes.

        Nada hay, pues, que celebrar en el panorama económico de la mayoría de los asalariados españoles para los dos próximos años. De acuerdo con las recomendaciones del FMI, los recortes en los servicios  públicos esenciales continuarán multiplicándose, los impuestos indirectos se incrementarán y la precariedad laboral irá generalizándose hasta alcanzar a todos los estratos populares de la sociedad. Pero, al fin y al cabo, habrá siempre un motivo para el consuelo: las cifras macroeconómicas españolas experimentarán en el curso de los dos proximos años un espectacular crecimiento.




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