"...El fundamentalismo del mercado, es el enemigo más terrible de la
humanidad: tienen en sus manos el monopolio tecnológico; controlan los
mercados financieros y los mercados de 20 mercancías a escala
planetaria; son “dueños” de los recursos naturales del planeta, bien por
rapiña, bien por robo, bien por expropiación; controlan los medios de
ideologización, llamados de comunicación y, por último, son dueños de
todas las armas, las cuales no dudan en utilizar para seguir siendo los
“dueños del planeta” y seguir amenazando y agrediendo la vida...."
Escribí esta reflexión a petición del Comité Óscar Romero de Cádiz y para el acto de presentación, al que asistí, de la Agenda Latinoamericana 2015 (http://latinoamericana.org/). A mitad del texto coloco el vídeo en que me apoyé para mi intervención sobre el derecho a la Paz del mundo y a la Madre Tierra.
Escribí esta reflexión a petición del Comité Óscar Romero de Cádiz y para el acto de presentación, al que asistí, de la Agenda Latinoamericana 2015 (http://latinoamericana.org/). A mitad del texto coloco el vídeo en que me apoyé para mi intervención sobre el derecho a la Paz del mundo y a la Madre Tierra.
Luchar contra las guerras, recuperar nuestra capacidad de amar.
Primero quiero enviar desde aquí un afectuoso saludo a todos y todas
las militantes pacifistas, por el desarme y frente a las violencias de
los distintos países europeos, latinoamericanos, africanos... Lo hago
desde Cádiz, una milenaria ciudad que en 1812 expresó un rotundo NO al
régimen feudal pero que hoy está a solo 11 kilómetros en línea recta de
una base nuclear norteamericana como la Base de Rota, a su vez muy
cercana a otras dos, también con capacidad nuclear, como son las bases
militares de Morón y la de Gibraltar. Os saludo de corazón, siguiendo en
esto no más que el espíritu festivo y solidario de la cultura de
Andalucía, el lugar de la Madre Tierra donde crecen mis tres hijos. Y os
saludo también con un profundo respeto y con una encendida esperanza en
la capacidad de los pueblos para superar las graves injusticias y abrir
los nuevos caminos de la Paz que todos y todas anhelamos.
En segundo lugar, quiero leer un texto de mi sindicato (CGT) donde
que creo que se resume bien en qué situación estamos y cuáles son las
causas generales de que la Madre Tierra, todo el planeta, toda la
humanidad, toda la Vida, esté en la situación de peligrosa zozobra que
conocemos, que sufrimos y que intentamos cambiar:
El capitalismo ha elevado a la máxima potencia, el triunfo del
mercado, es decir, la mercantilización de toda la cadena de la vida,
toda la vida: la biológica, la animal y la humana, en base a despreciar
la misma, desforestando los bosques, arrasando campos de producción de
semillas para la alimentación sustituyéndolos por forrajes para producir
bioetanol, recalentando la tierra, provocando y alimentando guerras
para expoliar recursos y miles y miles de muertos, envenenando la
tierra, contaminando los mares y costas, provocando genocidios de
pueblos indígenas, de pueblos enteros, palestinos, árabes; generar
hambre, pobreza, dolor, mucho dolor, a la vez que ha convertido los
lugares de trabajo en centros de sufrimiento.
El fundamentalismo del mercado, es el enemigo más terrible de la
humanidad: tienen en sus manos el monopolio tecnológico; controlan los
mercados financieros y los mercados de 20 mercancías a escala
planetaria; son “dueños” de los recursos naturales del planeta, bien por
rapiña, bien por robo, bien por expropiación; controlan los medios de
ideologización, llamados de comunicación y, por último, son dueños de
todas las armas, las cuales no dudan en utilizar para seguir siendo los
“dueños del planeta” y seguir amenazando y agrediendo la vida.
En tercer lugar, quiero decir aquí que, como insumiso que fui al
servicio militar obligatorio sobre el año 1987 y como militante
antimilitarista que aún soy, estimo que a ninguno de nosotros y de
nosotras se nos puede pasar por alto el hecho de que, si queremos hacer
valer el derecho de los pueblos a la Paz, tenemos el deber ético de
oponernos particularmente al recrecimiento de las industrias de armas,
con su mortífero comercio por todo el mundo, y a las armas de
destrucción masiva (unas 20.000 ojivas atómicas aún en el mundo). Me
pregunto y os pregunto: ¿qué derecho a la Paz, al Desarme Nuclear, a la
diplomacia activa de la solidaridad internacional, tenemos nosotros y
nosotras, todos los pueblos y la Madre Tierra, si no concentramos
nuestra energía política frente a esta concreta y grave amenaza de las
armas de destrucción masiva?; el hambre y la indignidad humana a que
muchos pueblos están sometidos, así como la degradación ambiental a que
se someten ríos, bosques, océanos y tierras, ¿no tienen su correlato más
evidente y justificador en las armas de destrucción masiva?, ¿no es el
militarismo heredado del siglo XX, junto a todo tipo de violencias
estructurales, quien apunta más directamente al corazón de la Madre
Tierra malgastando sumas multimillonarias en armas y muertes?.
Quiero también, en cuarto y último lugar, decir que tengo miedo de
mis muy irresponsables gobernantes. No es un miedo que me paralice, que
me lleve a la inacción, pero sí es una gran prevención tanto ante el
peligroso Tratado Trasatlántico de Libre Comercio e Inversión Europa-USA
como, muy particularmente, ante el poderoso avance, junto al aumento de
los efectos antisociales de la llamada crisis, del militarismo de las
potencias de la OTAN. Es decir, me alarma comprobar que aumentan los
gastos militares, que España interviene militarmente cada vez en más
países, que la Unión Europea permanece impasible ante conflictos como el
de Siria o el de Palestina, que Estados Unidos se enseñorea del
Mediterráneo y coloca sus destructores (que parten de la base aeronaval
de Rota) frente a Ucrania, que las Fuerzas Armadas -ya sin ocultarse-
comienzan a entrenarse en estrategias de represión política directa en
las calles, que el Ministro de Defensa de España es un alto ejecutivo de
las multinacionales que fabrican armas de guerra… Sí, nuestros
gobernantes, a su vez dirigidos por intereses diametralmente opuestos a
los de los pueblos, nos imponen el militarismo, las guerras y la
destrucción a un ritmo que la humanidad y la Madre Tierra ya no soportan
más. Da miedo. Me da miedo, no lo oculto, este instinto de holocausto
de nuestros gobernantes.
Pero no quiero terminar este escrito sin referirme a la pregunta que
una vez mi hijo mayor, que tiene 21 años, me hizo después de una
reflexión parecida a la que hoy he presentado aquí. Me dijo: -pero,
papá, ¿qué estáis haciendo la gente que os dais cuenta de todo eso?. Le
respondí: -luchar, hijo, luchar. Hoy añado aquí que creo que esa lucha
debería tener cinco o seis cualidades: urgencia, fraternidad, coraje, no
violencia, inteligencia y, por encima de todas ellas, un amor profundo a
la Madre Tierra. Sin este hondo sentimiento que es el amor a la Vida no
podremos superar el afán destructivo y enloquecido de unos cuantos.
Gracias y adelante.
(Cádiz, jueves 6 de noviembre de 2014)http://noviolencia62.blogspot.com.es/2014/11/luchar-contra-las-guerras-recuperar.html
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