EL Llamado Estado Islamico-ISIS, que se presenta como refundador del
Califato Árabe es una aberración hija de la estrategia del terrorismo
de estado del imperialismo estadounidense.
Esa estrategia surgió como consecuencia de la ejecución del proyecto de
dominación perpetua y universal sobre la humanidad, concebida
–subrayo- cuando Rosevelt todavía vivía, en el ámbito del War and Peace
Program, que identificaba a EEUU como heredero natural del Imperio
Británico.
El Medio Oriente fue la zona escogida por el Pentágono para dar
inicio al ambicioso Programa, porque el Reino Unido, muy debilitado por
la guerra, había empezado allí su política de retirada gradual de
bastiones imperiales en el mundo islámico..
En las siguientes décadas, la CIA promovió golpes en la Región, uno
de los cuales, el derrocamiento de Mossadegh y el retorno del Sha Reza
Pahlavi al trono de Irán, tuvo repercusión mundial.
El PANTANO AFGANO
A partir de 1980, el gobierno Reagan financió y armó las
organizaciones terroristas sunitas de Peshawar que combatían la
Revolución afgana. Algunos de sus dirigentes fueron recibidos como
héroes en la Casa Blanca. Reagan los saludó como «combatientes de la
libertad» y «nuevos Bolivares».
Los bandos de tales héroes cortaban los senos a las mujeres que no
vestían la burka. En esa época el saudita Bin Laden participaba como
aliado de confianza de los EEUU (su padre había sido amigo personal de
la familia Bush) en las guerrillas que intentaban derrocar al gobierno
revolucionario de Kabul.
Cuando Mihail Gorbatchev abandonó Afganistán y los Siete de Peshawar
tomaron el poder en el país, esas organizaciones terroristas se
querellaron, iniciándose un período de guerras fratricidas.
Al termino de la presidencia de Bush padre, EEUU, que habían
patrocinado la guerra de Saddam Hussein contra Irán, reaccionó a la
ocupación del Kuwait con la primera guerra del Golfo. En l991, con el
apoyo de una gran coalición auspiciada por el Consejo de Seguridad, los
iraquíes fueron rápidamente derrotados.
Bagdad fue sometida a bombardeos intensos, pero Washington no se opuso a que Saddam permaneciera en el poder.
Mientras eso ocurría, la situación en Afganistán, cuyo subsuelo
contiene grandes recursos minerales, asumió aspectos tan caóticos con
enfrentamientos entre los señores de la guerra, que Washington abrió la
puerta a la entrada en palco de los Taliban, una organización
fundamentalista que la CIA había creado en Pakistán como «reserva».
Los autotitulados «estudiantes de teología» conquistaron con facilidad
Afganistán y asesinaron en Kabul a Muhammad Najibullah,el ultimo
presidente legitimo, que se encontraba bajo protección de la ONU, y
dieron inicio a una política de fanatismo religioso que hizo el país
regresar al medioevo. Bin Laden, cambiando de campo, surgióentonces
como aliado preferente del mullah Omar, jefe espiritual de los
talibanes.
EEUU recogía los frutos amargos de su política anti-islámica y de apoyo incondicional al estado sionista de Israel.
Mas fue solamente en 2001, después de los atentados del 11 de
septiembre contra el World Trade Center y el Pentágono que la Casa
Blanca en donde en ese tiempo pontificaba Bush hijo, decidió invadir y
ocupar Afganistán. Bin Laden fue ascendido a enemigo numero 1 de EEUU, y
Al Qaeda, su creación, adquirió en la propaganda yanqui las
proporciones de un pulpo gigantesco cuyos tentáculos abrazarían todo el mundo musulmán.
Pero, contrariando las previsiones de Washington, el pueblo afgano
resistió a la ocupación del país por EEUU y la OTAN. El Presidente
Obama, que había condenado las guerras como candidato, envió al país
120 000 militares más. Sucesivas ofensivas de «pacificación» fracasaron
y prestigiados generales fueron dimitidos por Obama. Anunciada para este año la total
retirada de las fuerzas de combate, la promesa no será cumplida.
Transcurridos 13 años de la invasión, la resistencia afgana (que
transciende ampliamente a los talibanes) controla casi todas las
provincias, con las fuerzas extranjeras concentradas en Kabul y las principales ciudades. El país,
devastado por la guerra, empobreció, pero la producción de opio aumentó
muchísimo.
El asesinato de Bin Laden en Pakistán, en una nebulosa operación de
comandos, ejecutada por el Pentágono y la CIA, no contribuyó a aumentar
la popularidad de Obama.
IRAQ, LIBIA, SIRIA
Los EEUU no extrajeron lecciones de su política para la región. Al
contrario, en marzo de 2003 iniciaron la segunda guerra de Iraq,
entonces sin el aval del Consejo de Seguridad de la ONU. El pretexto
-la existencia de armas de destrucción masiva- fue forjado por Bush y
Blair.
Esas armas, como se probó, no existían.En la invasión, EEUU utilizó armas químicas prohibidas por convenciones internacionales.
Crimines monstruosos han sido cometidos y las torturas (incluyendo
abusos sexuales) infligidas por los militares norteamericanos a los
prisioneros fueron tema de unescándalo mundial.
Saddam Hussein fue ejecutado después de un juicio sumario, pero
pasada una década Iraq había retrocedido medio siglo. Centenas de miles
de iraquíes murieron de enfermedades curables y desnutrición.
Hoy, ocupado por ejércitos mercenarios al servicio de transnacionales,
Iraq es una tierra ocupada y humillada en donde el poder real es
controlado por las empresas petroleras. Incapaces de encontrar
soluciones para su crisis estructural, EEUU prosigue con su agresiva estrategia de dominación imperial.
La política de cerco a China y Rusia se intensificó. De documentos
secretos del Gobierno Federal, divulgados por influyentes medios,
constan planos para desmembrar a Rusia, reduciéndola a potencia de
segunda clase. La multiplicidad de objetivos propuestos contribuyó sin
embargo a que los resultados
no correspondieran a las esperanzas de la Casa Blanca. Las mal llamadas «primaveras árabes» fueron ideadas para producir en Islam un efecto comparable al de las «revoluciones de colores». Pero eso no ocurrió. En Egipto, después del golpe de estado militar que derrocó el presidente Morsi, EEUU consiguió lo pretendido. En el Cairo ocupa el poder un gobierno militar favorable al imperialismo norteamericano.
no correspondieran a las esperanzas de la Casa Blanca. Las mal llamadas «primaveras árabes» fueron ideadas para producir en Islam un efecto comparable al de las «revoluciones de colores». Pero eso no ocurrió. En Egipto, después del golpe de estado militar que derrocó el presidente Morsi, EEUU consiguió lo pretendido. En el Cairo ocupa el poder un gobierno militar favorable al imperialismo norteamericano.
En lo que concierne a Libia,el balance de la intervención militar es
desastroso. Derrocaron y asesinaron a Gaddafi en una operación que
tuvo la complicidad dela ONU y la participación activa de Francia y
Reino Unido. El plan fue elaborado mucho tiempo atrás por la CIA y los
servicios secretos británicos y la Mossad israelita. Destruyeron
las infraestructuras del país para apoderarse de su petroleo y de su
gas.
Sin embargo, el desenlace de la operación no fue el previsto por el
organigrama elaborado en Washington. Libia es hoy un país
ingobernable. Una parte significativa de los «rebeldes», entrenados y
armados por el imperialismo para luchar contra Gaddafi decidió actuar
por cuenta propia en milícias terroristas que desconocen la autoridad
del gobierno marioneta de Trípoli. El terrorismo es actualmente
endémico. El atentado contra la misión diplomática de EEUU en Bengazi
es ejemplo del estado de anarquía existente y de la incapacidad de
Washington para controlar las organizaciones terroristas que el
imperialismo introdujo en el país.
Del caos libio tampoco fueron extraídas lecciones. La escalada de
agresiones prosiguió. Siria fue el blanco siguiente. Washington repitió
la formula.
Una campaña mediática amplia y ruidosa demonizó al presidente Bashar al Assad, presentándolo como un dictador brutal.
En seguida, «rebeldes patriotas» -muchos de los cuadros son
extranjeros- iniciaron la lucha contra el gobierno legitimo del país.
Desmintiendo las previsiones de la CIA, las fuerzas armadas, unidas en defensa del presidente, resistieron y las organizaciones terroristas, ostensiblemente apoyadas por Turquía y Arabia Saudita, sufrieron sendas derrotas. Miles de civiles, sobre todo mujeres y niños, han sido victimas de la guerra auspiciada por EEUU. Consciente finalmente de que el plan elaborado en Washington había fracasado, Obama,en un giro brusco, informó en un discurso amenazador que había decidido bombardear Siria.
La firme actitud de Rusia lo obligó sin embargo a desistir de la intervención militar directa. Esa inocultable derrota política exigió una revisión de la estrategia global de EEUU para todo Medio Oriente.Convencidos de que habían evaluado mal la relación de fuerzas, la Casa Blanca y el Pentágono aplazaron sine die el proyecto de agresión a la República Islámica de Irán y abrieron negociaciones sobre el tema nuclear con un gobierno que el imperialismo identificaba como polo del «eje del mal».
L A CATÁSTROFE UCRANIANA
La derrota sufrida por el imperialismo en Siria coincidió con el
desarrollo de otro proyecto imperial, mas ambicioso, que tenia por
objetivo a medio plazo la integración de Ucrania en la Unión Europea y
la OTAN. Es superfluo recordar, por ampliamente conocidos, los
acontecimientos que llevaron al poder en Kiev a un gobierno neofascista después de derrocado el
presidente Yanukenevitc. Era un aventurero pero había sido elegido
democráticamente.
Una vez más el plan golpista fue preparado detalladamente en
Washington. Pero de nuevo la Historia siguió un rumbo muy diferente de
lo previsto por el sistema de poder imperial.
La integración de Crimea en Rusia demostró que el gobierno de
Putin-Medvedev no se intimidaba con la agresiva estrategia de
Washington. El rechazo de los rusofonos del Este de Ucrania a someterse
a los golpistas de extrema derecha de Kiev llevó a observadores
occidentales a admitir que la ofensiva de las fuerzas armadas de Ucrania contra los «separatistas»de Donretsk y
Lugansk podría ser el prologo de una Tercera Guerra Mundial. Pero la
prudencia y serenidad de Putin contribuyó para reducir las tensiones en
la zona, evitando la escalada de un conflicto que podría ser trágico
para la humanidad.
La crisis persiste, mas la incapacidad militar del bando de Kiev
facilitó el cese al fuego y las negociaciones de Minsk. En Ucrania el
tiro salió también por la culata al Gobierno de EEUU cuya alianza con
fascistas asumidos ilustra bien el desprecio por la ética política de
la Administración Obama.
LA PESADILLA JIHADISTA
Empantanado en Ucrania, el imperialismo estadounidense (y sus aliados ) enfrenta en estas semanas un desafío para el cual sabe que no tiene
solución. Súbitamente una organización terrorista de islamitas
fanáticos irrumpió en el Noroeste de Iraq y en tiempo mínimo ocupó un amplio territorio en aquel país y
en el norte de Siria. Asumiéndose como interpretes intransigentes de
la sharia, tal como la interrpretan, proclamaron la restauración del
Califato árabe y declararon su intención de promover su expansión
territorial y espiritual en el mundo musulmán
Luego de las primeras semanas esos jihadistas, al conquistar
ciudades y pueblos, cometieron crímenes horrorosos. inseparables del
fanatismo de su secta.
El imperialismo en pánico sintió que lo empujaban a un impase. Obama
no puede aceptar la ayuda del gobierno de Bashar el Asad, ni la de Irán.
Perdería también la cara si utilizara fuerzas terrestres
norteamericanas para combatir los jihadistas después de haber celebrado
como acontecimiento histórico la retirada de Iraq de sus tropas
de combate. Optó entonces por bombardeos aéreos en Siria e Iraq,
violando su palabra.
Recibió el apoyo de los gobiernos de Cameron y Hollande. Anuncia una
guerra de larga duración. Pero esos bombardeos, dichos
«quirúrgicos»,tendrán una eficacia muy limitada según especialistas del
Pentágono.
Los jihadistas reaccionaron degollando dos rehenes británicos y amenazaron ejecutar otros si los bombardeos continúan.
Es impredecible por ahora el resultado de la confrontación
militar. Los generales del Pentágono afirman que el ejército iraquí y
las milicias del Kurdistán autónomo, aliado de Washinton, no tienen capacidad militar para derrotar a los jihadistas.
En Washington la Administración vive una pesadilla. Igual pasa con los medios más influyentes,del ‘NewYork Times’ a la ‘CNN’.
Es inocultable que numerosos cuadros jihadistas vienen de
organizaciones terroristas creadas y financiadas por EEUU para luchar
contra regímenes que no se sometían a la dominación imperialista. Muchos
fueron entrenados por oficiales de la US Army.
El desconcierto de los media también se justifica. Las guerras de
agresión contra Afganistán, Iraq, Libia y el apoyo a mercenarios sirios
fueron precedidas de gigantescas campañas de desinformación. Durante
semanas los pueblos de Europa y EEUU han sido bombardeados con un tipo
de propaganda que presentaba las intervenciones militares como
exigencia de la defensa de la libertad y de los derechos humanos contra
la dictadura, la corrupción,la barbarie.
Goebbels, el ministro de la Propaganda de Hitler, afirmaba que una mentira insistentemente repetida acaba aceptada como verdad.
Subrayo que las técnicas de desinformación utilizadas en esa época
parecen hoy juegos de niños si las comparamos con las actuales de la
monstruosa maquinaria mediática controlada por el imperialismo para
neutralizar y anestesiar la conciencia de los pueblosy justificar
crímenes abyectos.
El presidente Obama cumple en este juego criminal el papel que le ha
sido atribuido. El poder real en EEUU está en las manos del gran
capital y del Pentágono. Eso no atenúa sus responsabilidades. El
presidente desempeña con placer e hipocresía su función en el engranaje
del sistema de poder. Actúa en la Casa Blanca como enemigo de la
Humanidad.
En los últimos siglos solamente la Alemania de Hitler creó una
situación comparable, por la monstruosidad de los crímenes cometidos, a
la hoy resultante de la estrategia de poder de los EEUU. Con dos
diferencias fundamentales.
La política del III Reich suscitó al tiempo repudio universal. Pero
solamente Europa fue escenario de sus crímenes. En lo que concierne a
los EEUU, centenas de millones de personas son todavía confundidas por
la fachada democrática del régimen. Pero, y eso es gravísimo, sus crímenes cubren el mundo, tienen
dimensión planetaria. Como terminará la actual crisis de civilización
que amenaza incluso la continuidad de la vida en la Tierra?
La advertencia de Rosa Luxemburgo sigue actual. El capitalismo,
hegemonizado por el imperialismo estadounidense, nos empuja a la
barbarie si la lucha de los pueblos no lo erradica del planeta. La
alternativa, creo, será entonces el socialismo.
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