Boltxe kolektiboa | Category: Sozialismoa
Hacer una revolución socialista en un país como Venezuela no
es tarea sencilla en el corto y el mediano plazo. Organizar una
estrategia de guerra económica para derrocar el gobierno revolucionario
bolivariano, como desea la oligarquía mercantil
parasitaria, tampoco
tiene buenas perspectivas en el mediano y largo plazo.
Es necesario tener siempre presente que
la actual guerra económica planificada y ejecutada por la oligarquía
mercantil parasitaria para derrocar la Revolución Bolivariana y
apoderarse de totalidad de la renta petrolera es, sencillamente, una
nueva fase de la lucha de clases. Esta guerra necesariamente debe ser
ganada por el proceso revolucionario para poder construir finalmente una
sociedad socialista,
La lucha de clases se combate
militarmente, económicamente, políticamente, cultural y socialmente,
según la coyuntura que escoja el enemigo. Esa manera de hacer la guerra,
a veces defensiva y a veces ofensiva, se inició en Venezuela hace por
lo menos de 264 años, cuando se abolió el viejo sistema de encomiendas y
la tierra fue dada en propiedad a los europeos y los criollos
mantuanos ricos, minoría calculada entre 5 y 10.000 personas que
conformaba en las diferentes épocas, del 1% al 5% de la población
venezolana. Por este medio, la minoría dominante, dueña de todos los
medios de producción, sometió al 95% restante a una relación servil de
explotación para expropiarle su trabajo. De esta manera, comenzó a
consolidarse la propiedad privada de la tierra y el capital en manos
del bloque político que aglutinaba la burguesía
mercantil-terrateniente; ya desde entonces, dicha burguesía dominaba
para su beneficio personal las relaciones interprovinciales de tipo
Estado que surgieron con la creación de la Capitanía General de
Venezuela y, posteriormente, el Consulado de la Provincia de Caracas.
La guerra popular que anima la marcha
de una revolución se expresa bajo la forma superior de lucha, la lucha
de clases, necesaria para resolver las contradicciones existentes entre
bloques políticos cuyas hegemonías entran en contradicción. Para
triunfar finalmente, la dirigencia revolucionaria debe comprender a
cabalidad los nexos que relacionan la guerra popular con el resto de los
fenómenos políticos, culturales y sociales de la coyuntura, es decir,
ser capaz de analizar concretamente las situaciones concretas. La
comprensión del todo debe tener primacía sobre los detalles; aunque
ambos no pueden existir aisladamente, la táctica no se puede confundir
con la estrategia.
Luego de la desaparición física del
Comandante Chávez en 2013 y su ascenso al empíreo de la historia, el
pueblo venezolano eligió presidente el camarada Nicolás Maduro; la
burguesía mercantil parasitaria arreció la violencia terrorista urbana y
la guerra económica mediante el aumento grosero de la usura y la
inflación inducida, el sabotaje eléctrico, el asalto a la moneda
venezolana, el contrabando de extracción, el sicariato y el
linchamiento mediático del Presidente Maduro.
La respuesta del presidente fue acelerar
la ofensiva económica contra la guerra de la burguesía parasitaria y
traidora a la patria mediante intervenciones que pusieron al
descubierto la perversa trama conspirativa y fraudulenta, el malandraje
empresarial que, cuando se trata de acrecentar sus capitales, no
respeta ni reconoce los valores culturales y éticos más elementales de
la convivencia social.
La ley Orgánica de Precios Justos,
recién aprobada, es el instrumento legal que le da piso jurídico a la
ofensiva económica de la Revolución Bolivariana. La lucha de clases, la
guerra popular incluye ahora a todos los venezolanos y venezolanas.
La vieja estrategia de la burguesía
mercantil parasitaria siempre se ha basado en el acaparamiento de los
productos de primera necesidad y los suntuarios que la publicidad obliga
a la gente a consumir. Como en un silogismo hipotético, ello dispara
en la mente del consumidor o consumidora el sentimiento de carencia que
(a), como ha sido inducido en su mente por la publicidad mediática
neoliberal (ya pasada de moda) que adecúa democracia con confort (b), se
trata de un atentado contra su libertad individual y contra la
democracia: en suma (c) el comunismo.
Hoy día la moderna tesis neo-neo
liberal, equipara progreso y democracia con la mayor suma de riqueza
posible para el 1% de la minoría social de un país y la mayor suma de
miseria posible para el 99% restante de la población tal como hace 200
años. Obviamente, el paradigma de justicia social de la Revolución
Bolivariana, está contrapuesto al de desigualdad (opulencia de una
minoría vs. miseria de la mayoría) que preconiza el paradigma
neo-neoliberal. Nuestra oligarquía mercantil parasitaria intenta, pues,
actualizar negativamente el estatus sociohistórico de nuestra sociedad.
Dicho sin ambages retóricos, el Estado
nacional venezolano es el dueño de los dólares que produce la renta
petrolera.. Los empresarios de la oligarquía parasitaria habían devenido
como funcionarios de confianza que podían apoderarse discrecionalmente
de un 25 a 30% de dicha renta. Desaparecido su Némesis, el Presidente
Chávez, ya era hora de volver a ser (como antes del
procesorevoluciomario) los dueños absolutos del pastel y relegar los
políticos al rango tradicional de empleados del negocio.
La situación histórica actual de
Venezuela, lamentablemente para los oligarcas parasitarios, ya no es la
misma de antes. El modelo de guerra económica fue desarrollado en
Venezuela por FEDECÁMARAS entre 1946 y 1948 como fase previa al golpe
militar que derrocó al gobierno legítimo de Rómulo Gallegos para
instaurar finalmente la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez
(1948-1958). Fue posteriormente utilizado para derrocar al Presidente
Allende y al gobierno de la Unidad Popular, armado por la CIA
utilizando aquel aporte estratégico de la derecha venezolana,
combinando el desabastecimiento de productos básicos con las huelgas
sectoriales de transportistas, comerciantes, empresas periodísticas, la
movilización callejera de la clase media reaccionaria, etc., con el
uso de la fuerza armada chilena mercenaria que intervino para dar la
estocada final cuando había madurado el complot de guerra económica
contra el pueblo de Chile.
En el actual cuadro histórico
venezolano, la guerra económica que adelanta la oligarquía mercantil
parasitaria cuenta con el respaldo solidario de la CIA y el Departamento
de Estado de Estados Unidos. Cuenta con el apoyo solidario de la
oligarquía neocolonial colombiana (no olvidemos que el traidor
venezolano J.J. Rendon ha sido –hasta ahora- el asesor político tanto
del Presidente Santos como de su presunto enemigo “Varito” Uribe Vélez),
con el apoyo “culilluó” de la MUD y del “chiripero” anti-Maduro. Pero,
gracias a la sabiduría estratégica del Presidente Chávez, no cuenta
con el apoyo de la Fuerza Armada Bolivariana la cual integra el Comando
Cívico Militar de la Revolución Bolivariana.
La guerra, si no ocurren eventos
sobrevenidos, se perfila ahora como una lucha política larga. La táctica
del desabastecimiento combinado con el contrabando de extracción de
productos básicos hacia Colombia se ha empantanado con la decisión del
gobierno colombiano de oponerse a dicha práctica bajo el argumento de
que perjudica la economía colombiana. Ello resta a la estrategia del
desabastecimiento (paralización del mercado interno) su capacidad de
generar rentabilidad vía la creación de un mercado externo en Colombia
con el apoyo de las oligarquías locales.
En esas condiciones, la contraofensiva
del Comando Cívico Militar va restando paulatinamente elementos de
combate a la oligarquía mercantil parasitaria: prisión de comerciantes
malandros, pérdida de las “caletas” de alimentos acaparados que valen
millones de bolívares, de los camiones, gandolas y otros medios de
transporte para movilizar el contrabando, pérdida de las remesas con las
cuales alimentaban el mercado negro financiero del dólar en Colombia.
Los medios de combate con que cuenta la oligarquía mercantil
parasitaria son cuantiosos, pero no infinitos. Sobre todo, no
dispondrán ahora libremente de los dólares del Estado que han mantenido
su poder económico y tendrán, quizás, que utilizar sus fondos en
divisas depositados en bancos del exterior.
El factor táctico más importante de los
que dispone la revolución, es su capacidad de movilizar un número
grande de venezolanos y venezolanas, lo cual no puede ser igualado por
la derecha. Los llamados contrarevolucionarios de Leopoldo López y
Mariacorina Machado a la violencia callejera podrían devenir, como decía
el antiguo argot vulgar caraqueño, en “tirarle peos a la luna”…
Nicolás Maduro ha resultado ser lo que
se llama un lider victorioso, que llega al poder, primer genuino
producto político de aquella juventud combatiente urbana que padeció la
lucha armada revolucionaria de los años sesenta y setenta. A los
militantes de izquierda de entonces, como seguramente también despues al
Presidente Maduro, en su momento, los dirigentes pro-lucha armada nos
arrullaban con falsos “cantos de ballena” y eslogans como: ”a
Betancourt solo le queda un pedacito de gobierno”, “en seis meses
estaremos en Miraflores”, “Renuncia Rómulo: RR”, etc, pero por causa de
sus errores políticos nos calamos cuarenta años de dictadura de la
oligarquía mercantil parasitaria y de su máscara adecopeyana. Hoy día
los grupos fascistasque lideran Leopoldo López y Mariacorina
Machadorepiten smilares “cantos de ballena”: Maduro no dura seis días en
el gobierno, Renuncia Nicolás, etc, lo cual demuestra su ignorancia de
nuestra historia contemporánea. Por el contrrario, el Presidente
Maduro y su gobierno civico miitar han demostrado que no son
politicamente ingenuos y nucho menos ignorantes de nuestra historia.
Leyendo el libro de Alí Rodríguez,
“Antes de que se me olvide”, nos viene a la mente aquel túmulto de
tristes recuerdos, de las vivencias de la derrota de la lucha armada y
la tragicómica imagen de muchos de sus dirigentes de ayer, excomunistas,
ex miristas, etc., tránsfugas que hoy se someten y apoyan a sus
verdugos de entonces.
Hay que meterle el hombro a Nicolás
Maduro para derrotar tanto a la CIA como a la derecha oligárquica
venezolana que es su Caballo de Toya y a los espantajos de la vieja
izquierda traidora que comercian con la esperada derrota de la
Revolucion.
La única posibilidad real de construir
una sociedad socialista es refundando el sistema económico venezolano y
destruyendo el poder oligárquico, mercantil parasitario de la derecha
que se apropió de Venezuela. ¡Delenda est Fedecámaras!
Comentarios
Publicar un comentario