Nos roban, nos roban con 4 palabritas finas roban ... o el "rescate" de la banca. ... de la historia del capitalismo: robos a los pueblos. SU VIOLENCIA
El Estado ha puesto a disposición de la banca un salvavidas de más de 280.000 millones de euros
El rescate a la banca, suma y sigue.
- La factura del rescate se sigue disparando con nuevas ayudas como 15.000 millones de euros para la CAM
- Economía ha desplegado un abanico de ayudas que es una auténtica maraña: ayudas directas, avales, bonos garantizados, créditos fiscales o el banco malo
España tiene el equivalente a casi un tercio de su
economía comprometido en algún tipo de apoyo al sector financiero. La
factura del rescate de la banca no deja de subir, con algunas entidades
dando sorpresas, para mal, por estar peor de lo que estaban.
La semana pasada arrancaba con la confesión de Luis de Guindos,
en una comparencia en el Congreso, de que finalmente a la CAM se le
darán 15.000 millones de euros en ayudas, para que pueda ser absorbida
por Sabadell, frente a los 5.249 ayudas anunciadas. También el ministro
informaba de que los 12.000 millones de euros inyectados en
CatalunyaCaixa tienen un futuro más que incierto. Y como colofón, una
dura realidad: el Estado no sabe cuánto recuperará del rescate, ni
cuándo.
Hacer las cuentas de lo que España está
movilizando para reflotar el sector financiero es un auténtico
laberinto. Se han puesto en marcha fórmulas muy dispares para
reestructurar el sector. Pero en conjunto, se han movilizado algo más
de 280.000 millones de euros, según los datos que se han hecho
públicos. Con todo, el baile de cifras hace fácil entender que al
propio ministro le cueste cuantificar el rescate. Los componentes de la
conocida como troika, Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea y
Banco Central Europeo, así como el Banco de España, califican y
clasifican de distinta forma las ayudas. Y así los números no fallan.
Algunas cifras coinciden y están cerradas. En ayudas directas, el
Estado ha desembolsado 61.300 millones de euros en reflotar bancos.
Esto es lo que se podría perder con más facilidad. Pero a este grueso
hay que sumar una serie de partidas que, aunque aún no han supuesto
gasto, son potencialmente una derrama para el Estado, ya que está
avalando con el Tesoro a las entidades.
Estas cifras también vienen con una pequeña trampa. Ese cálculo no
incluye, por ejemplo, las ayudas recibidas por Kutxabank para la
adquisición de CajaSur. Dos aportaciones del Fondo de Garantía de
Depósitos de 800 millones primero y de 392 millones en una segunda
ampliación de capital, que en Cibeles consideran que ha sido pagados
por la propia banca y que, por tanto, no deben computar como dinero
público. Aunque son parte del coste total del rescate.
Además, según la información recogida por el FMI en su visita de mayo a
España, el Estado ha avalado emisiones de deuda de los bancos por
valor de 100.000 millones de euros. Los vencimientos de estas emisiones
eran cortos y comienzan ya a desaparecer. Pero en el caso de que
alguna resulte fallida por un impago, tendrá que ser aportada por las
arcas públicas.
Tóxicos del Estado
La
creación del banco malo es otro de los instrumentos donde el Estado
arriesga más dinero público. En total, ha avalado la emisión de 50.000
millones de euros que llevan el sello del Tesoro. Si en algún momento de
sus quince años de vida la conocida por sus siglas como Sareb no puede
hacer frente a los intereses de la deuda, el Estado saldría en
socorro. Además, el Frob, el brazo financiero del Estado, puso 2.500
millones de euros de capital inicial, esto ya como desembolso directo.
Cabe recordar que el banco malo se ideó como un gran contenedor de
activos tóxicos de los que liberar a la banca para que pudieran seguir
con su negocio sin el lastre de esta basura financiera. Su puesta en
marcha fue vendida como una de las medidas más
eficaces para librar a las entidades rescatadas de su carcoma. Sin
embargo, la tasa de morosidad del sector bancario no deja de marcar
récords. El último, esta misma semana, con más de un 13% de impagos.
Que esta tasa siga aumentado quiere decir que en el balance de los
bancos aún se han quedado activos que se daban por buenos y que,
finalmente, han sido fallidos.
Otro de los apoyos
que han puesto en juego más dinero público son los llamados Esquemas de
Protección de Activos (EPA). Cuando el Estado diseñó las operaciones
de venta de las cajas nacionalizadas, se encontró con pocas entidades
dispuestas a embarcarse en esas compras. Las reticencias eran variadas,
pero una de las más importantes era que, antes de la compra, el acceso
a las cuentas reales de la entidad era limitado y muchos de los
compradores temían que, una vez asumida la propiedad, una revisión
profunda de la contabilidad les deparara sorpresas negativas. Por
ejemplo, que créditos anotados como dudosos o substandard pudieran, en realidad, tratarse de créditos fallidos, multiplicando así las pérdidas estimadas.
Para limar esas asperezas y convencer a los inversores, el Gobierno
ideó estos EPAS. Se trata, en realidad, de una garantía contractual,
según la cual, el Estado se compromete a indemnizar al comprador en el
caso de que alguno de esos créditos dudosos se transforme en fallido.
Normalmente esos EPAS cubrían alrededor del 80% de los créditos
dudosos durante un periodo de entre cinco y diez años. Aunque el
compromiso varía según cada operación y en el caso de la CAM fue de
cinco años. También hay casos en el que el banco que compra asume pagar
parte de los fallidos iniciales (un sistema de franquicia) y, a partir
de ahí, el resto corre a cuenta del Frob. Cabe resaltar que la
opacidad de estos instrumentos es total y no se facilitan los datos por
entidades.
Por lo que ha apuntado De Guindos,
parece que los créditos dudosos de la CAM van a ser definitivamente
impagados y, por lo tanto, a los contribuyentes españoles les tocará
volver a rascarse el bolsillo para pagar, en este caso a Banco
Sabadell, que fue la entidad que adquirió la CAM, alrededor de 16.250
millones de euros adicionales, según las cuentas exactas que ha
elaborado José Francisco Bellod, investigador económico de la
Universidad de Cartagena.
Y, es que, hasta ahora, el
Fondo de Garantía de Depósitos había inyectado 5.249 millones de euros
para salvar a la Caja del Mediterráneo, pero ni siquiera con ese apoyo
pudo revivir y, finalmente, se adjudicó a Banco Sabadell en diciembre
de 2012 por el simbólico precio de 1 euro.
"Aunque
el panorama financiero y económico ha mejorado mucho, es muy probable
que al menos el 80% de los EPAS vayan a tener que ser abonados por el
Estado", asegura Enrique Pérez-Hernández, profesor del Máster de
Dirección de Entidades Financieras del Instituto de Estudios
Bursátiles. "El cálculo final es imposible. Cada año se actualiza la
cantidad de EPAS en función de la cuenta de resultados de cada entidad y
de las condiciones concretas en que se hayan concedido", aseguran
otras fuentes del sector financiero. Hasta ahora, las únicas pérdidas
seguras contabilizadas por este concepto ascienden a 6.506 millones de
euros, pero en el peor de los casos, es decir, que todos los EPAS que
se han garantizado resultaran fallidos, esa cantidad podría llegar
hasta los 35.681 millones de euros.
Desde el Banco
de España no están de acuerdo con este cálculo, puesto que consideran
que técnicamente no es correcto incluir avales, ya que éstos no han
sido ejecutados en su totalidad. "Aunque no se haya gastado, es
importante incluirlo porque es la forma adecuada para que los
ciudadanos visualicen todo el dinero que se ha movilizado, ya sea
gastado o comprometido para el futuro, para ayudar a un sector
concreto", explica el profesor Bellod. Por su parte, la Unión Europea
recogía que el total de EPAS más avales comprometidos a 30 de
septiembre de 2013 ascendía a 105.000 millones de euros.
Además, este economista insiste en que, si los organismos
internacionales lo incluyen, se debe a que están aplicando el
"principio de prudencia que exigen las normas contables
internacionales", según el cual, cuando hay un riesgo de impago en los
llamados "pasivos contingentes", este debe ser reflejado en la
contabilidad. Para Bellod, el "riesgo de impago de los activos
garantizados por los EPAS, e incluso por el resto de avales, es alto".
Ventajas fiscales y Bankia
Otra decisión del Estado que ha redundado en un alivio multimillonario es la aprobación de los créditos fiscales diferidos. Así
se llaman los beneficios fiscales que las empresas se guardan los años
que tienen pérdidas y no pueden utilizar. Estas bonificaciones se
preservan hasta 18 años, de forma que, cuando una compañía tiene
beneficios, puede tirar de estas deducciones para rebajar el Impuesto de
Sociedades.
Los bancos atesoraban 50.000 millones
de euros en este tipo de activos después de los años de vacas flacas
que ha atravesado el sector. Desde Bruselas se exigía una decisión
sobre la legalidad de estos beneficios, y finalmente el Estado ha
reconocido a la banca el derecho a utilizar como ventajas fiscales
30.000 millones de euros. Esto va a implicar que las arcas del Estado
van a ver cómo se drenan impuestos de los beneficios fiscales en la
misma cantidad, esto es, 30.0000 millones de euros menos en los
próximos 18 años. Desde Economía recuerdan que se han limitado a poner
en práctica una directiva europea.
Este chorro de
dinero asciende a la cifra de 281.000 millones de euros movilizados
para que la banca tenga una amplia zona de confort asegurada con dinero
público donde salir a flote. Las críticas son evidentes y no hacen más
que notarse. Aunque la factura engorda, por la vía de los ingresos el
Estado no percibe nada. Quizás por eso esta misma semana se hayan precipitado los acontecimientos con la noticiade que Economía está en contactos para hacer caja con una parte de Bankia.
Aunque el Frankenstein
financiero se lleva la mayor parte de la atención mediática, los 22.500
millones de euros inyectados no son los que corren en este momento más
peligro. La acción de Bankia ya ha tocado el precio de la ampliación
de capital, esto es, el precio al que entró el Estado en el
accionariado, y ahora mismo podría recuperar (si quisiera) 10.600
millones de euros del rescate.
Pero la avidez por
lograr hacer caja en al menos una parte de esta inmensa factura puede
llegar anticipadamente. La forma más sencilla de recuperar el monto
total es dejar que la acción siga subiendo hasta tocar el entorno de
los 3 euros (ahora está en 1,35), donde se podría recuperar todo el
dinero invertido. Sin embargo, si en este momento se empieza a llenar
el mercado de bankias, lo lógico, según explican
los brókeres consultados, es que la acción baje de precio, al haber más
títulos con los que negociar.
Así que, mientras
Guindos decide si exprimir a la niña bonita del rescate (sí, es
Bankia), la factura sigue engordando con flecos multimillonarios. Pero
el rescate no iba a costar "ni un euro a los contribuyentes".
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Fuente: Banco de España, FMI, elaboración propia.
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