Decía
el otro día un compañero madrileño que desde que gobierna el PP, las
cotas de violencia alcanzadas por el estado en la represión de las
manifestaciones y movimientos sociales era desconocida en los últimos
años. Nada más lejos de la realidad.
El carácter y la esencia del estado
español es la violencia. El actual estado es de sobra conocido es
heredero directo de la dictadura del general Franco, que tampoco hace
falta recordar, los niveles de violencia que alcanza tanto para
imponerse como para mantenerse.
La lectura del libro de Grimaldos sobre
la llamada transición deja bien a las claras, que el estado no renunció
a su esencia violenta para lograr que la base ideológica del
franquismo ( unidad de la llamada por ellos nación española a toda
costa y anticomunismo radical basado en el nacional-catolicismo
integrista) se mantuviese intacta y no hubiese posibilidad alguna de
lograr ni la autodeterminación de las naciones oprimidas por el estado,
ni se tocase el poder económico de la gran burguesía.
El cambio de cara del régimen se logro
en base a dos ejes. Por una parte el amansamiento de la izquierda
revolucionaria, que entró por el aro y por otra parte la utilización
sistemática de la violencia tanto en manifestaciones, como en la
represión de aquellos movimientos y partidos que “no entraron por el
aro”.
Asesinatos como el de los cinco abogados de Atocha, Yolanda González, los cinco obreros de Gasteiz y tantos y tantos asesinados por los guerrilleros de Cristo Rey y otros grupos para-policiales, así como de tantas personas que murieron a mano de las FOP en aquellos años y que como hemos comentado relata Grimaldos en su excelente libro, dan fe de la utilización de la violencia por parte del estado como herramienta política, así lo demuestran.
Sí que es cierto que durante una serie
larga de años, que podríamos situar como inicio la primera legislatura
del PSOE hasta hace dos años, el nivel de violencia del estado bajó
considerablemente en las calles del estado español, si exceptuamos
básicamente Hego Euskal Herria. Pero el estado español no había
abandonado su vocación violenta.
Descendió la violencia del estado de la
misma manera que la izquierda revolucionaria estatal prácticamente
despareció y como izquierda tan solo quedo un PSOE centrado en
enriquecerse y hacer genuflexiones al imperialismo que le financio y
aupó al poder y un PCE-IU que abandonó cualquier ensoñación
revolucionaria y tan solo buscaba una parte del pastel, tratando de
gobernar en alguna autonomía o ayuntamiento.
Lógicamente si no hay izquierda
revolucionaria que reprimir, no hay porque sacar a flote medidas
represivas ni excesiva violencia. Un cachete de vez en cuando a algún
izquierdista que se salía del renglón y punto.
Pero ahí seguía la violencia estatal
como herramienta de acción para imponer sus criterios. No gobernaba el
PP, gobernaba el PSOE, pero apareció el GAL.
No gobernaba el PP, gobernaba el PSOE y todos los informes anuales hablaban de la presencia sistemática de la tortura contra la mayoría de las personas detenidas en Euskal Herria.
No gobernaba el PP, pero con el PSOE
seguía habiendo apaleamientos constantes en las manifestaciones de la
izquierda independentista vasca. Con el PSOE y el PNV de acuerdo
apareció la dispersión de los y las presas políticas.
Gobernando el PSOE y no el PP la
respuesta a los movimientos obreros dados por la reconversión
industrial fue tremenda, en Euskal Herria, pero también en Ferrol,
Cádiz, y muchos lugares más. La reconversión industrial la impuso el
estado mediante la violencia y la llevó a cabo el PSOE.
El estado español de la mano del PSOE se
incorporó a la OTAN, organización terrorista donde las haya y se
involucró en la primera guerra de rapiña imperialistas tras la caida
del campo socialista, en Irak. La contestación a las protestas siempre
fue violenta.
Euskal Herria, como ya hemos comentado
en alguna ocasión fue un laboratorio represivo, donde el estado empleó
la violencia hasta limites extraordinarios, ante el silencio cómplice
de buena parte de la izquierda estatal, y el sindicalismo. Nunca ni
CCOO, ni IU ni el PCE, estando Anguita u otros dijo esta boca es mía
ante esta violencia desplegada por el estado español para acabar con
las ansias de liberación vascas.
Lo que ocurre de dos años para acá no es
novedoso entonces. No tiene razón mi estimado amigo y compañero. La
violencia ha estado presente siempre en el actuar de un estado, el
español, que nació de la violencia, creció en la violencia y no tiene
ninguna vocación de dejar de practicarla.
Y no es el PP, quien ha empezado con
estas dinámicas, el actual PP, al menos. El PSOE la utilizó siempre que
la necesito, así como la UCD. No es el PP violento, es el estado
español el violento, el PP es un mero gestor de esa violencia como lo
haría el PSOE o cualquier otro partido que acceda al gobierno para
gobernar y no trasformar.
Lo que le espera al conjunto de los
pueblos y clase obrera que tenemos la desdicha de estar dentro de la
piel de toro, “por narices” es más violencia o resignación. Pensar que
santa Teresa va a arreglar esto o pegar un puñetazo en la mesa como han
hecho los vecinos de Burgos.
En este escenario de crisis sistémica,
brutal, de identidad y falta de valores y también económica el estado
español se esta rearmando porque sabe que la paciencia no es infinita y
la gente va a salir a la calle, más aún de lo que ha salido hasta
ahora. Hace un año en Valencia las escenas de violencia policial ponían
los pelos como escarpias, después en Barcelona, Madrid, contra todos
los sectores que se atreven a salir a la calle, contra los mineros,
maestros o bomberos si hace falta.
Los años de laboratorio vasco han
terminado. Lo que va a hacer el estado es llevar sus conocimientos
represivos al conjunto del estado español y de la misma manera que
durante 20 años aquí se ha seguido viendo claramente la violencia del
estado ahora lo van a ver en el resto del estado en toda su crudeza. Ya
ha anunciado Rajoy que no va a permitir ni el referéndum ni la
independencia de Catalunya. Solo le ha faltado decir que lo hará
mediante la coacción y la violencia si la necesita. Imperio de la ley
le llaman a este tinglado.
La soberanía de los pueblos no lo van a
permitir porque este estado es hijo directo del franquismo y no viene
eso en sus genes. Tampoco van a permitir que los pueblos puedan llevar
adelante sus aspiraciones sociales. Por la mismas razones. Un hijo del
franquismo es franquista.
Va a ser mas necesario que nunca que la
izquierda revolucionaria del estado aprenda de las medidas represivas
llevadas a cabo en Euskal Herria para poder afrontarlas. Va a ser más
necesario que nunca el ejercicio del internacionalismo, para que los
pueblos podamos ser libres. Y va a ser más necesario que nunca la
clarificación ideológica y desenmascarar a las vedettes de la izquierda
que en este escenario desde sus pulpitos televisivos tratan de engañar
a una población que no puede más. El diablo para engañar mienta las
sagradas escrituras, en eso andan algunos “anticapitalistas”.
Y sobre todo va a ser mas necesario que
nunca que todos y todas, naciones sojuzgadas, pueblos oprimidos y
explotados tomemos conciencia de la esencia violenta del estado. Es en
ese escenario donde se va a tener que jugar la partida en los próximos
años, en un campo donde el rival va a emplear la violencia hasta
niveles insospechados.
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