Diego Cañamero: "La propiedad privada hay que matizarla". ENTREVISTA CON EL LÍDER DEL SAT. Cristina Vallejo. Y mas...Video
El líder del SAT cuenta que el poder
reclama a su sindicato 900.000 euros entre multas y fianzas, además de
casi 100 años de cárcel
Diego Cañamero es portavoz nacional del Sindicato Andaluz de Trabajadores. Nos lo encontramos, con cierta sorpresa, en el Congreso de Teología que se celebraba en el Salón de Actos de Comisiones Obreras en Madrid. Y nos certifica sus creencias cuando dice que lo que hace falta es que Jesucristo (no la religión, Jesucristo) entre en las escuelas.
Cuando termina su intervención, con frases como "Uno no es lo que dice,
sino lo que hace" o "menos hablar y más hacer", o
explicando su vida como desobediente e insumiso judicial (sólo acude a las citaciones cuando lo detienen en controles de carretera y se niega a hablar en el juicio porque cree en la justicia pero no en quienes la están administrando ahora), se le acercan decenas de personas a darle la mano por si acaso lo suyo, su valentía, fuera contagioso. Ojalá lo fuera. Aunque advierte de las consecuencias: ha estado en la cárcel bajo todos los Gobiernos, aunque él no haya tenido nada ni con Bárcenas ni con los ERE's. Además, hay demasiados intereses en frenar el fenómeno de Cañamero y de Sánchez Gordillo, su compañero de décadas de batallas. En particular, se queja de la asfixia económica a la que el poder somete a los militantes de su sindicato: ése es el método represivo ahora de moda. De todas formas, aclara que aunque algunos ricos se han ofrecido a ayudar al sindicato, no quiere ni un céntimo de ellos, porque siempre piden algo a cambio. Sólo quieren cuentas con los pobres.
¿De qué manera se está atacando al SAT? ¿Por qué se están poniendo multas a los sindicalistas? ¿De qué manera está afectando al sindicato? ¿Cómo está afectando a la vida de los afiliados?
El poder y el sistema, cuando ven que organizaciones atacan o luchan contra la injusticia de manera que pueden penetrar en el corazón de la sociedad, ejercen una represión brutal. La represión se ha venido manifestando a lo largo de la historia de muchas maneras con torturas y encarcelamientos. Ahora, en esta "democracia", a la burguesía lo que le va mejor es la represión de las multas. Son multas, multas y multas individuales para hacer que la gente tenga miedo a perder sus pequeñas propiedades, sea una casa, sea un coche o un pedacito de tierra. Y utilizan esos métodos represivos contra nuestro movimiento. Ahora tenemos 700 personas imputadas en Andalucía en estos momentos. Aunque en la historia habremos tenido más de mil, ahora son 700 las personas con proceso abierto. Debemos 900.000 euros entre fianzas y multas y hay una petición de cárcel que se acerca a los 100 años. Y nuestra lucha ha sido siempre una lucha pacífica. Obviamente, ocupamos tierras para luchar contra la injusticia, o los bancos, para denunciar a los banqueros, o las inmobiliarias, por el tema de la especulación de la vivienda. Pero siempre de forma pacífica.
¿Qué hay detrás de esas ocupaciones de tierras, de las acciones en los supermercados? ¿Son actos de concienciación? ¿Es propaganda por el hecho? ¿Qué son?
Son denuncias de la situación económica. En Andalucía hay dos millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza. Tenemos un 36% de paro. Y un 67% de paro juvenil. Hay 86.000 familias que han perdido su casa. Hay colas en Cáritas, en la Iglesia, en los servicios sociales... con personas pidiendo artículos de primera necesidad. Nosotros denunciamos eso. Pero cuando ocupamos tierras no las ocupamos simbólicamente. Las ocupamos para quedarnos con ellas. De hecho, tenemos una finca ocupada en la que llevamos veinte meses, la de Somonte, de 400 hectáreas. La Junta de Andalucía quería venderla al mejor postor. Y nosotros no queríamos que esas tierras pasaran a manos de los terratenientes, porque ningún jornalero la iba a comprar, ni un parado ni un albañil. Nuestra lucha es de denuncia y también lleva consigo sus alternativas.
¿Cómo seleccionáis las tierras que ocupáis? ¿Qué características reúnen?
En primer lugar, ocupamos tierras públicas, las que controlan empresas estatales o la Junta de Andalucía sin ningún tipo de orientación económica ni productiva para la comarca, simplemente buscando, como buscan todos los terratenientes, los dineros de Europa, sin importarles el paro. Queremos que esas tierras pasen directamente a las cooperativas de agricultores o a los Ayuntamientos. Y, después, ocupamos las tierras de los terratenientes, porque es un insulto para la humanidad que una persona tenga 30.000 hectáreas, 20.000 hectáreas, 15.000 hectáreas... Porque, entre otras razones, no les preocupa la riqueza de la comarca o el paro, sólo recibir las ayudas de Europa, sembrar trigo, pipas o lo que sea, de manera especulativa.
Describías antes la dramática situación de Andalucía. ¿Por qué no nos levantamos? ¿Qué es lo que falta para que nos unamos todos a vuestra convocatoria contra el pago de la deuda y contra los recortes?
Por mucho que nosotros nos movamos, el capital también se mueve y juega su partida. Esto es como una partida de ajedrez. Ellos mueven a los tertulianos, que son los voceros de la burguesía, mueven a los jueces, a la policía, a la televisión, mueven todo el poder que ellos tienen para mentir, para engañar, para desvirtuar, para reprimir. Lo que hace falta es unidad de la izquierda. Y más que de la izquierda, de la gente de bien. Porque el 90% de la población sufre las consecuencias: cuando el paro o la injusticia llama a tu puerta, no te pregunta de qué partido eres, ni a qué partido vas a votar. Llama y se cuela. Lo que hace falta es que la gente se rebele. ¿Contra quién? ¡Contra la injusticia! ¡Venga de donde venga!
Pero, ¿por qué no lo hacemos?
Porque la izquierda está muy dividida, muy desunida, cada uno tiene su sindicato, su movimiento social, cada uno cree que lo mejor es lo suyo, su propia organización. Pero lo que hace falta es olvidarse de tantas banderas y de tantas siglas. Lo que hace falta es ponerse de acuerdo en diez cosas nada más, ni en un testamento ni en una biblia.
¿En qué cosas? ¿Cuál sería su programa?
Hace falta un proceso constituyente para elaborar una nueva Constitución; una clara idea de que la sanidad es pública, de que la educación es pública; los bancos deben ser públicos; las grandes empresas energéticas, también. También, tener un control sobre las grandes empresas, sobre las multinacionales, sobre los monopolios. Hay que poner en marcha una democracia mucho más directa, mucho más abierta, mucho más participativa. Una ley electoral clara para que todos los votos tengan la misma validez. Y, sobre todo, que la constitución que se elabore sea una constitución del pueblo, para el 90% de la población.
¿Qué les dirías a aquéllos que defienden el fondo de vuestras reivindicaciones, pero no la forma, el método, en la que las expresáis?
A mí me gustaría no tener que utilizar estos métodos. No tendríamos que utilizarlos si verdaderamente hubiera sensatez en nuestros políticos. Pero cuando nuestros políticos se presentan a unas elecciones y cuando las ganan hacen lo contrario de lo que prometieron, ellos son los que se sitúan en la ilegalidad, ética y moralmente. Por eso la gente estamos legitimados a hacer este tipo de luchas. Porque es la única forma de que se hable, de que se debata en la sociedad. Porque otras formas de lucha se asumen ya perfectamente por el poder: las manifestaciones que parecen realmente entierros, la típica concentración... Hay que tocar algunas teclas que a ellos les molesten, para que la sociedad se percate de qué está sucediendo en realidad.
La sociedad puede inclinarse por iniciativas como la propuesta de los rectores a favor de la caridad con quienes no pueden pagarse su matrícula y no por las expropiaciones de supermercados...
Cualquier forma de solidaridad está bien, pero hay que cambiar las leyes para que no sea necesaria, porque, de lo contrario, siempre caemos en lo mismo. Cuando nosotros leemos "asalto" al Carrefour... en todo caso, el asalto se produce desde ese gran supermercado que es Estados Unidos hacia Oriente Próximo y nadie se alarma, pese a cómo les arrebatan el petróleo, cómo les quitan absolutamente todo. Asalto es lo que hace el Partido Popular con los pensionistas, asalto es la reforma laboral o lo que han hecho los banqueros con las preferentes... Esos son los asaltos. Nosotros sólo hacemos una denuncia pública. Porque expropiar cuatro o cinco carros de material escolar es una denuncia.
Cuando os veo a Sánchez Gordillo y a ti, os imagino como si fueráis Sancho Panza y Don Quijote. ¿Quién es Sancho y quién es Don Quijote? ¿Alguno de los dos le tiene que parar los pies al otro?
Gordillo está más en el frente político y yo, en el sindical. Pero coincidimos en todo: en nuestros métodos de lucha, en nuestros análisis políticos, económicos, sociales, sindicales, y, sobre todo, en el compromiso, porque luchamos en cuerpo y alma. Aunque también tengo que decir que en el sindicato hay otra mucha gente que no aparece en los medios de comunicación y que son militantes, hombres y mujeres, que valen tesoros.
Y vosotros, el SAT, ¿os planteáis dar el salto a la política institucional?
Por ahora, lo que queremos nosotros es que la gente se levante. Estamos preparando con muchas organizaciones una gran marcha hacia Madrid desde todas las Comunidades Autónomas del Estado español con tres objetivos: no al pago de la deuda, dimisión del Gobierno y no a los recortes. Esos son los tres objetivos en los que creo que puede estar todo el mundo de acuerdo.
Pero no planteáis algo de mayor alcance, revolucionario, incluso...
Todo es una cuestión de ir madurando la situación. Nosotros no descartamos absolutamente nada. Nosotros luchamos por la justicia social y si el paso para conseguir la justicia social significa que tenemos que sacrificarnos más, lo haremos. Si tenemos que dar un paso en lo político, pues lo daremos. Lo importante es que la población sea la que vaya reclamando esa realidad, no nosotros desde arriba. Tiene que ser algo que nazca desde abajo.
Pero, para eso, como has dicho tú muchas veces, es necesario construir al hombre nuevo. ¿Eso cómo se hace?
Es muy importante que las personas cambiemos para cambiar el mundo. Si seguimos el planteamiento del consumismo, del egoísmo, viendo al dinero como un dios... es imposible. El mundo tiene que circular por otros derroteros: la cultura, la amabilidad, el compañerismo, la solidaridad, la fraternidad. Yo creo que hay otros valores que hay que cultivar. Y, realmente, sobre todo, tenemos que meter, no a la Iglesia ni la religión en la escuela, tenemos que meter en la escuela a Jesucristo. Se introduce la religión, pero no a Jesús, o a Gandhi... personas que han aportado y que siguen aportando.
¿Os consideráis vosotros vanguardia de este movimiento que puede germinar en algo más?
Más que vanguardia, nos consideramos gente comprometida, individual y colectivamente, como sindicato y como personas. Y lo vamos a seguir siendo. Si nosotros con nuestro comportamiento, con nuestra actitud, tanto colectiva como individual, estamos aportando algo positivo, pues bienvenido sea. Ojalá mucha gente se incorporara a este proceso.
¿Qué recrimináis a los sindicatos convencionales, a los partidos políticos, al Gobierno andaluz, siempre supuestamente de izquierdas?
Tanto los sindicatos como los partidos y como las personas nunca son lo que dicen, son lo que hacen. Y si no hacen nada por cambiar, son eso, nada. Si hacen cosas por cambiar la realidad, y hacen cosas en beneficio del pueblo, son eso, cercanos al pueblo y son gente valiosa. Cada uno se califica a sí mismo con su comportamiento.
¿Salváis a alguien dentro del panorama político español?
Hay sobre todo personas muy interesantes. En Cataluña, hay personas interesantes, como Ada Colau. También en Murcia. En el País Vasco hay movimientos interesantes. En el Estado español, tienes a Julio Anguita. Y en Andalucía está Sánchez Gordillo, una persona emblemática.
Hace poco te recriminaron haber participado en un acto junto al diputado de Amaiur Sabino Cuadra. Y hoy te encontramos en un Congreso de Teología. ¿Cómo eliges las personas con las que te juntas?
Yo, donde me invitan, a menos que sea contrario a los valores universales de los trabajadores, de la gente, del ser humano, suelo acudir a todo. Me invita el PSOE, voy; me invita el Partido Comunista, también; Bildu... Cualquier colectivo, cualquier organización que me invite, sabe que cuenta conmigo. Porque yo tengo mi vía clara, abierta, llevo cuarenta años luchando y todo el mundo sabe que mi lucha es pacífica.
¿Están en contra de la propiedad privada? ¿Qué lugar debería ocupar en el sistema económico que proponéis?
La propiedad privada hay que matizarla. No estoy en contra de la propiedad privada de los campesinos, de un autónomo, de un pequeño... De lo que estoy en contra es de esas grandes multinacionales que son realmente las que nos llevan a ese mundo de tanta codicia, porque se llevan el dinero a paraísos fiscales, no invierten, no tributan... Pero la pequeña propiedad de los comerciantes, campesinos, etc... eso es aceptable.
explicando su vida como desobediente e insumiso judicial (sólo acude a las citaciones cuando lo detienen en controles de carretera y se niega a hablar en el juicio porque cree en la justicia pero no en quienes la están administrando ahora), se le acercan decenas de personas a darle la mano por si acaso lo suyo, su valentía, fuera contagioso. Ojalá lo fuera. Aunque advierte de las consecuencias: ha estado en la cárcel bajo todos los Gobiernos, aunque él no haya tenido nada ni con Bárcenas ni con los ERE's. Además, hay demasiados intereses en frenar el fenómeno de Cañamero y de Sánchez Gordillo, su compañero de décadas de batallas. En particular, se queja de la asfixia económica a la que el poder somete a los militantes de su sindicato: ése es el método represivo ahora de moda. De todas formas, aclara que aunque algunos ricos se han ofrecido a ayudar al sindicato, no quiere ni un céntimo de ellos, porque siempre piden algo a cambio. Sólo quieren cuentas con los pobres.
¿De qué manera se está atacando al SAT? ¿Por qué se están poniendo multas a los sindicalistas? ¿De qué manera está afectando al sindicato? ¿Cómo está afectando a la vida de los afiliados?
El poder y el sistema, cuando ven que organizaciones atacan o luchan contra la injusticia de manera que pueden penetrar en el corazón de la sociedad, ejercen una represión brutal. La represión se ha venido manifestando a lo largo de la historia de muchas maneras con torturas y encarcelamientos. Ahora, en esta "democracia", a la burguesía lo que le va mejor es la represión de las multas. Son multas, multas y multas individuales para hacer que la gente tenga miedo a perder sus pequeñas propiedades, sea una casa, sea un coche o un pedacito de tierra. Y utilizan esos métodos represivos contra nuestro movimiento. Ahora tenemos 700 personas imputadas en Andalucía en estos momentos. Aunque en la historia habremos tenido más de mil, ahora son 700 las personas con proceso abierto. Debemos 900.000 euros entre fianzas y multas y hay una petición de cárcel que se acerca a los 100 años. Y nuestra lucha ha sido siempre una lucha pacífica. Obviamente, ocupamos tierras para luchar contra la injusticia, o los bancos, para denunciar a los banqueros, o las inmobiliarias, por el tema de la especulación de la vivienda. Pero siempre de forma pacífica.
¿Qué hay detrás de esas ocupaciones de tierras, de las acciones en los supermercados? ¿Son actos de concienciación? ¿Es propaganda por el hecho? ¿Qué son?
Son denuncias de la situación económica. En Andalucía hay dos millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza. Tenemos un 36% de paro. Y un 67% de paro juvenil. Hay 86.000 familias que han perdido su casa. Hay colas en Cáritas, en la Iglesia, en los servicios sociales... con personas pidiendo artículos de primera necesidad. Nosotros denunciamos eso. Pero cuando ocupamos tierras no las ocupamos simbólicamente. Las ocupamos para quedarnos con ellas. De hecho, tenemos una finca ocupada en la que llevamos veinte meses, la de Somonte, de 400 hectáreas. La Junta de Andalucía quería venderla al mejor postor. Y nosotros no queríamos que esas tierras pasaran a manos de los terratenientes, porque ningún jornalero la iba a comprar, ni un parado ni un albañil. Nuestra lucha es de denuncia y también lleva consigo sus alternativas.
¿Cómo seleccionáis las tierras que ocupáis? ¿Qué características reúnen?
En primer lugar, ocupamos tierras públicas, las que controlan empresas estatales o la Junta de Andalucía sin ningún tipo de orientación económica ni productiva para la comarca, simplemente buscando, como buscan todos los terratenientes, los dineros de Europa, sin importarles el paro. Queremos que esas tierras pasen directamente a las cooperativas de agricultores o a los Ayuntamientos. Y, después, ocupamos las tierras de los terratenientes, porque es un insulto para la humanidad que una persona tenga 30.000 hectáreas, 20.000 hectáreas, 15.000 hectáreas... Porque, entre otras razones, no les preocupa la riqueza de la comarca o el paro, sólo recibir las ayudas de Europa, sembrar trigo, pipas o lo que sea, de manera especulativa.
Describías antes la dramática situación de Andalucía. ¿Por qué no nos levantamos? ¿Qué es lo que falta para que nos unamos todos a vuestra convocatoria contra el pago de la deuda y contra los recortes?
Por mucho que nosotros nos movamos, el capital también se mueve y juega su partida. Esto es como una partida de ajedrez. Ellos mueven a los tertulianos, que son los voceros de la burguesía, mueven a los jueces, a la policía, a la televisión, mueven todo el poder que ellos tienen para mentir, para engañar, para desvirtuar, para reprimir. Lo que hace falta es unidad de la izquierda. Y más que de la izquierda, de la gente de bien. Porque el 90% de la población sufre las consecuencias: cuando el paro o la injusticia llama a tu puerta, no te pregunta de qué partido eres, ni a qué partido vas a votar. Llama y se cuela. Lo que hace falta es que la gente se rebele. ¿Contra quién? ¡Contra la injusticia! ¡Venga de donde venga!
Pero, ¿por qué no lo hacemos?
Porque la izquierda está muy dividida, muy desunida, cada uno tiene su sindicato, su movimiento social, cada uno cree que lo mejor es lo suyo, su propia organización. Pero lo que hace falta es olvidarse de tantas banderas y de tantas siglas. Lo que hace falta es ponerse de acuerdo en diez cosas nada más, ni en un testamento ni en una biblia.
¿En qué cosas? ¿Cuál sería su programa?
Hace falta un proceso constituyente para elaborar una nueva Constitución; una clara idea de que la sanidad es pública, de que la educación es pública; los bancos deben ser públicos; las grandes empresas energéticas, también. También, tener un control sobre las grandes empresas, sobre las multinacionales, sobre los monopolios. Hay que poner en marcha una democracia mucho más directa, mucho más abierta, mucho más participativa. Una ley electoral clara para que todos los votos tengan la misma validez. Y, sobre todo, que la constitución que se elabore sea una constitución del pueblo, para el 90% de la población.
¿Qué les dirías a aquéllos que defienden el fondo de vuestras reivindicaciones, pero no la forma, el método, en la que las expresáis?
A mí me gustaría no tener que utilizar estos métodos. No tendríamos que utilizarlos si verdaderamente hubiera sensatez en nuestros políticos. Pero cuando nuestros políticos se presentan a unas elecciones y cuando las ganan hacen lo contrario de lo que prometieron, ellos son los que se sitúan en la ilegalidad, ética y moralmente. Por eso la gente estamos legitimados a hacer este tipo de luchas. Porque es la única forma de que se hable, de que se debata en la sociedad. Porque otras formas de lucha se asumen ya perfectamente por el poder: las manifestaciones que parecen realmente entierros, la típica concentración... Hay que tocar algunas teclas que a ellos les molesten, para que la sociedad se percate de qué está sucediendo en realidad.
La sociedad puede inclinarse por iniciativas como la propuesta de los rectores a favor de la caridad con quienes no pueden pagarse su matrícula y no por las expropiaciones de supermercados...
Cualquier forma de solidaridad está bien, pero hay que cambiar las leyes para que no sea necesaria, porque, de lo contrario, siempre caemos en lo mismo. Cuando nosotros leemos "asalto" al Carrefour... en todo caso, el asalto se produce desde ese gran supermercado que es Estados Unidos hacia Oriente Próximo y nadie se alarma, pese a cómo les arrebatan el petróleo, cómo les quitan absolutamente todo. Asalto es lo que hace el Partido Popular con los pensionistas, asalto es la reforma laboral o lo que han hecho los banqueros con las preferentes... Esos son los asaltos. Nosotros sólo hacemos una denuncia pública. Porque expropiar cuatro o cinco carros de material escolar es una denuncia.
Cuando os veo a Sánchez Gordillo y a ti, os imagino como si fueráis Sancho Panza y Don Quijote. ¿Quién es Sancho y quién es Don Quijote? ¿Alguno de los dos le tiene que parar los pies al otro?
Gordillo está más en el frente político y yo, en el sindical. Pero coincidimos en todo: en nuestros métodos de lucha, en nuestros análisis políticos, económicos, sociales, sindicales, y, sobre todo, en el compromiso, porque luchamos en cuerpo y alma. Aunque también tengo que decir que en el sindicato hay otra mucha gente que no aparece en los medios de comunicación y que son militantes, hombres y mujeres, que valen tesoros.
Y vosotros, el SAT, ¿os planteáis dar el salto a la política institucional?
Por ahora, lo que queremos nosotros es que la gente se levante. Estamos preparando con muchas organizaciones una gran marcha hacia Madrid desde todas las Comunidades Autónomas del Estado español con tres objetivos: no al pago de la deuda, dimisión del Gobierno y no a los recortes. Esos son los tres objetivos en los que creo que puede estar todo el mundo de acuerdo.
Pero no planteáis algo de mayor alcance, revolucionario, incluso...
Todo es una cuestión de ir madurando la situación. Nosotros no descartamos absolutamente nada. Nosotros luchamos por la justicia social y si el paso para conseguir la justicia social significa que tenemos que sacrificarnos más, lo haremos. Si tenemos que dar un paso en lo político, pues lo daremos. Lo importante es que la población sea la que vaya reclamando esa realidad, no nosotros desde arriba. Tiene que ser algo que nazca desde abajo.
Pero, para eso, como has dicho tú muchas veces, es necesario construir al hombre nuevo. ¿Eso cómo se hace?
Es muy importante que las personas cambiemos para cambiar el mundo. Si seguimos el planteamiento del consumismo, del egoísmo, viendo al dinero como un dios... es imposible. El mundo tiene que circular por otros derroteros: la cultura, la amabilidad, el compañerismo, la solidaridad, la fraternidad. Yo creo que hay otros valores que hay que cultivar. Y, realmente, sobre todo, tenemos que meter, no a la Iglesia ni la religión en la escuela, tenemos que meter en la escuela a Jesucristo. Se introduce la religión, pero no a Jesús, o a Gandhi... personas que han aportado y que siguen aportando.
¿Os consideráis vosotros vanguardia de este movimiento que puede germinar en algo más?
Más que vanguardia, nos consideramos gente comprometida, individual y colectivamente, como sindicato y como personas. Y lo vamos a seguir siendo. Si nosotros con nuestro comportamiento, con nuestra actitud, tanto colectiva como individual, estamos aportando algo positivo, pues bienvenido sea. Ojalá mucha gente se incorporara a este proceso.
¿Qué recrimináis a los sindicatos convencionales, a los partidos políticos, al Gobierno andaluz, siempre supuestamente de izquierdas?
Tanto los sindicatos como los partidos y como las personas nunca son lo que dicen, son lo que hacen. Y si no hacen nada por cambiar, son eso, nada. Si hacen cosas por cambiar la realidad, y hacen cosas en beneficio del pueblo, son eso, cercanos al pueblo y son gente valiosa. Cada uno se califica a sí mismo con su comportamiento.
¿Salváis a alguien dentro del panorama político español?
Hay sobre todo personas muy interesantes. En Cataluña, hay personas interesantes, como Ada Colau. También en Murcia. En el País Vasco hay movimientos interesantes. En el Estado español, tienes a Julio Anguita. Y en Andalucía está Sánchez Gordillo, una persona emblemática.
Hace poco te recriminaron haber participado en un acto junto al diputado de Amaiur Sabino Cuadra. Y hoy te encontramos en un Congreso de Teología. ¿Cómo eliges las personas con las que te juntas?
Yo, donde me invitan, a menos que sea contrario a los valores universales de los trabajadores, de la gente, del ser humano, suelo acudir a todo. Me invita el PSOE, voy; me invita el Partido Comunista, también; Bildu... Cualquier colectivo, cualquier organización que me invite, sabe que cuenta conmigo. Porque yo tengo mi vía clara, abierta, llevo cuarenta años luchando y todo el mundo sabe que mi lucha es pacífica.
¿Están en contra de la propiedad privada? ¿Qué lugar debería ocupar en el sistema económico que proponéis?
La propiedad privada hay que matizarla. No estoy en contra de la propiedad privada de los campesinos, de un autónomo, de un pequeño... De lo que estoy en contra es de esas grandes multinacionales que son realmente las que nos llevan a ese mundo de tanta codicia, porque se llevan el dinero a paraísos fiscales, no invierten, no tributan... Pero la pequeña propiedad de los comerciantes, campesinos, etc... eso es aceptable.
Fuente: http://www.finanzas.com/noticias/economia/20130909/diego-canamero-propiedad-privada-2465791.html
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