Efemérides: Reinosa 1987. Video .. y mucho mas

Eso sucedió bien avanzada la "democracia". La Guardia Civil cargó no contra ETA, que estaba en su apogeo, cargó, como ahora, como siempre, contra todo lo que oliera a  obrero indefenso, en auxilio del patrón...




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La reconversion industrial dirigida por el PSOE, con Felipe Gonzalez a la cabeza, a costa de lxs trabajdorxs... Esta es una mas de sus hazañas en defensa de los beneficios del capitalismo... las siguen realizando hasta hoy.
Agustin Gonzalez no te olvidamos compañeros, ni a ti ni a todxs lxs compañerxs muertox, heridxs, represaliadxs, despedidxs, humilladxs... por la patronal, sus partidos, instituciones, iglesias... ¡..Algun dia la clase obrera, los pueblos, haran justicia, y tu lucha servira par expolearnos a avanzar hacia nuestra emancipacion.
salud y poder popular
espinodefuego
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Aquella primavera de 1987


El 7 de marzo de 1987, la prensa cántabra informaba de una terrible noticia para Campoo: un expediente de regulación de empleo implicaría casi 500 excedentes para Forjas y Aceros de Rinosa, para "La Naval". Llovía sobre mojado en Cantabria que, según había informado Alerta el 5 de marzo, "fue en 1986 la región más afectada por la crisis", pasando de 29.800 desempleados el 1 de enero de ese año, a 34.700 el 31 de diciembre, con un incremento del 16.5%. (Hoy hay en Cantabria 44.500 parados, y el crecimiento en 2011 fue de un 8.4% más que en el ejercicio anterior).


Antolín enciende la mecha

Todavía el 3 de marzo, Enrique Antolín, presidente de Forjas y Aceros ("La Naval") había informado a los trabajadores de que aún no había ningún plan de ajuste previsto. Sin embargo, el 4 de marzo, sorprende al Comité de empresa comunicando que el plan de viabilidad de la empresa ha determinado que sobran 463 trabajadores: 59 serían prejubilados, y el resto, 404, pasarían a los fondos de promoción de empleo. Dichos fondos eran un sistema de recolocación para los trabajadores afectados por la reconversión. Cada persona aportaba su indemnización y podía permanecer en el fondo durante tres años cobrando hasta el 80% de su salario bruto. Las condiciones de estos fondos, además, habían sido recientemente modificadas y establecían que la recolocación podía producirse en cualquier punto del Estado.

En medio del estupor, y para acabar de encender la mecha, el 8 de marzo, Alerta daba a conocer que Enrique Antolín, presidente de Forjas y Aceros abandonaba su cargo para ocuparse de la Consejería de Obras Publicas del Gobierno Vasco. La noticia provoca la ira de la población rinosana, que sospecha que el Gobierno sacrifica la fábrica de Rinosa y da a su presidente un cargo político como premio a su colaboración en el sacrificio de sus puestos de trabajo. Antolín se iría y el siguiente ya se lo encontraría todo "atado y bien atado".


El día 11 de marzo, Antolín acude a "La Naval" para recoger sus cosas y despedirse. Los trabajadores se reúnen en asamblea y deciden retener contra su voluntad al presidente para retrasar la jura de su cargo en el Parlamento Vasco y llamar la atención sobre su grave situación, forzando una negociación. Los trabajadores de Farga y de Cenemesa, otras dos empresas de Campoo, deciden apoyar a sus compañeros y unirse en la retención de Antolín.


12 de marzo: primera batalla campal

Tras enterarse de la noticia, la Guardia Civil acude a la zona, pero se mantiene al margen mientras los trabajadores conversan con el Delegado del Gobierno, Antonio Pallarés. Las conversaciones no fructifican y, la mañana del 12 de marzo, Pallarés da instrucciones a la Guardia Civil para que proceda a la liberación de Antolín. 34 miembros de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil asaltan el búnker para liberarlo, mientras 321 guardias civiles se disponen a dispersar a los obreros y al pueblo, concentrado a la entrada de la fábrica, utilizando pelotas de goma y botes de humo.


La actuación de la Guardia Civil es tremendamente violenta. Los trabajadores se han atrincherado en los talleres y se ha hecho sonar la sirena de la fábrica para avisar a la población: todo el pueblo responde a su llamada. Se produce una auténtica batalla campal en las inmediaciones del Parque de Cupido.


Ese día deja una estampa que la Guardia Civil no perdonará pues, finalmente, tienen que salir del pueblo pañuelo blanco en mano, ante la resistencia de la indignada población. La batalla deja un saldo de más de cien heridos graves y un número ingente de contusionados por piedras o pelotas de goma. La Primovera rinosana ha comenzado.


La indignación se canaliza y la población se organiza. Asamblea Ciudadana, Asamblea de Mujeres, asambleas de estudiantes... se suman a los sindicatos y todos a una mantienen un constante ritmo de movilizaciones. Asamblea Ciudadana se encarga de recoger los testimonios de palizas y heridas. Nadie se echa atrás, Campoo sigue luchando.


Los medios contra Rinosa

Los días siguientes, la prensa española vierte duras críticas sobre el comportamiento de la población y los trabajadores. El Director de la Guardia Civil, Luis Roldán -después condenado por corrupción-, habla de “actuación ejemplar” de los agentes. El Ministro de Interior, José Barrionuevo, afirma de los rinosanos que son “violentos y vergüenza de la clase trabajadora”. Pero el trabajo de Asamblea Ciudadana recopilará detalle a detalle la realidad que los medios ocultan, llevando esta verdad a todos los rincones.


En los sucesivos días de marzo, los trabajadores de La Naval, Farga y Cenemesa continúan con las movilizaciones. Las huelgas generales se suceden en toda la comarca del Valle de Campoo. Además, las carreteras y las vías férreas se cortan, en señal de protesta y para informar a los usuarios de lo que allí acontece.


La Guardia Civil continúa patrullando con tanquetas y aprovecha estas patrullas diarias para lanzar decenas de pelotas de goma contra todo lo que se mueva, aunque sean niños asomados a las ventanas. Los vecinos protegen sus negocios y ventanas: nadie está a salvo. La prensa llega a relacionar a los trabajadores con la "banda terrorista ETA".


El Jueves Santo de la venganza

El día 16 de abril, llega la venganza. Cuando la población rinosana se halla concentrada pacíficamente en el Parque de Cupido, escenario de la anterior batalla campal, al sonar el pitido del tren, la Guardia Civil, deseosa de revancha, carga brutalmente contra todo lo que se mueve, arremetiendo contra hombres y mujeres, ancianos, adultos y niños. Nadie está a salvo de su rabia. Dicen que en una tanqueta hay colgado el cartel "Ramiro, te vengaremos", en alusión a algún guardia civil herido en 12 de marzo.


El campo de fútbol, la iglesia, el ambulatorio son invadidos. La funeraria es incendiada y tienen que ser los periodistas allí presentes quienes ayuden a apagar el dantesco espectáculo de los ataúdes en llamas. La tragedia se salda con no sólo 85 heridos graves, sino que esta vez devendrá en la "muerte" de un trabajador, Gonzalo Ruiz García, asfixiado por hasta 6 botes de humo cuando intentaba refugiarse en un garaje para evitar una paliza. El 6 de mayo, Gonzalo morirá. Para indignación de toda la comarca, el juicio posterior establecerá que una lesión previa le habría causado la dificultad respiratoria, eximiendo a la Guardia Civil. Otro mazazo a la inocencia campurriana, para entonces ya perdida.


Radio Nacional de España en Cantabria, que ha estado presente en todos los hechos, confirma la versión del pueblo en un noticiero nocturno ese mismo Jueves Santo: la actuación de la Guardia Civil ha sido propia de un estado de sitio. La violencia ha sido, sin duda alguna, absolutamente desmedida. La periodista Marosa Montañés, que cubre junto a otro compañero toda la jornada del Jueves Santo y radia los resultados por la noche, choca con la mano invisible del poder: la cobertura le costará su trabajo y la marcha de Cantabria (Ver entrevista a Marosa Montañés).


Un camino sin retorno

Después del Jueves Santo, continuan las movilizaciones, tanto en Rinosa como en Santander. Los campurrianos y campurrianas no se rinden. La solidaridad llega de todos los rincones.


El 6 de mayo fallece Gonzalo Ruiz, a quien, pese a lo que posteriormente diga el juicio, el pueblo considera asesinado por la Guardia Civil. A raíz de su muerte, el 6 de mayo, se producen huelgas generales en Rinosa y su comarca, y el día 7, cuando es enterrado, paros de dos horas en el resto de Cantabria. Deja mujer y una hija, y multitud de compañeros y compañeras destrozados por su pérdida.


El 3 de julio, Asamblea Ciudadana es recibida por el Defensor del Pueblo a quien entregan un informe y un video en el que han recopilado todas las barbaridades sufridas por defender su subsistencia. Después, parten en manifestación en Madrid con el lema "Reinosa quiere vivir". Pero el poder no escucha: tras una nueva ronda de negociaciones, la Dirección General de Trabajo aprueba el expediente de regulación de empleo de 436 trabajadores de La Naval.


El desenlace fue complejo. No sólo se llevó a cabo la reconversión sino que, además, las diferencias entre aquellos que salían prejubilados con los que acabaron simplemente despedidos siembra la división. Los trabajadores reinosanos quedan marcados como potencialmente combativos, y se dice que circulan las "listas negras". En los siguientes despidos de la factoría Farga, en los años 90, ya no vuelve la primavera.
Noticia publicada por enfocant: http://www.enfocant.info/historia-y-memoria/aquella-primavera-de-1987
[Imágenes de archivo de el Diario Montañés]
 http://www.nodo50.org/briega/?q=node/1678






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Vídeos] Reinosa, 1987. Ocurrió hace 25 años. x Grito de la Vida . Más articulos de esta autora/or: "A Gonzalo Ruiz García, arrebatado por un viento que no era del pueblo"


El olvido es la tierra fértil en la que siembran los poderosos. Nosotros ni queremos, ni debemos olvidar aquellas palizas, aquellas mentiras, aquella muerte. Hoy 25 años después queremos recordar que en la primavera de 1987, como en su día lo fueron Guernika, Puerto Montt, Casas Viejas, y tantas otras ciudades, un pequeño y noble pueblo cántabro fue golpeado brutalmente por la fuerza del poder, por el fascismo. Su nombre, Reinosa, será por siempre identificado con la lucha justa de un pueblo en defensa de su pan, de su libertad y de su dignidad. Esta es la infame historia de la infamia.

Cronología de los hechos

7 de marzo de 1987: la prensa regional informa que Forjas y Aceros de Reinosa ha anunciado un expediente de regulación de empleo con 463 excedentes. El gobierno del PSOE aupado al poder por los trabajadores practica, sin embargo, una clara política antiobrera y de derechas privatizando sistemáticamente todo el capital publico español a través de una estrategia de liberalización de la economía, e introduciendo el mercado laboral español en la división internacional del trabajo. Mientras el paro crece sin parar el Ministro de Hacienda Carlos Solchaga señala que "España es el país de Europa donde más rápido de puede hacer uno".(sic). A fe que sí, se lo estaban llevando crudo. Los despidos son masivos, son meses de gran conflictividad social y laboral en todo el país; Sagunto, Cádiz, Bilbao,... son sólo algunos de los sitios donde se están produciendo enfrentamientos entre trabajadores y fuerzas del orden público. Por si fuera poco los estudiantes de enseñanzas medias y de la universidad también están movilizándose por todo el estado contra el gobierno de González.

8 de marzo de 1987: En medio de las negociaciones del expediente de regulación, Alerta da a conocer la inminente marcha de Enrique Antolín presidente de Forjas y Aceros para ocupar la Consejería de Obras Publicas del Gobierno Vasco. En esos años el PNV gobierna en colación con el PSOE en Euskadi. La noticia desconocida hasta entonces provoca la indignación en Reinosa.

11 de marzo de 1987: En la víspera de su nombramiento en Auria Enea Enrique Antolín acude a la factoría para recoger sus efectos personales y despedirse del equipo de dirección y del comité de empresa. Los trabajadores enterados de la presencia del directivo en la factoría deciden en asamblea retener a Antolín hasta el día siguiente - jura de su cargo en Vitoria- para forzar una negociación. Cientos de vecinos de Reinosa, estudiantes de los institutos cercanos, y trabajadores de Cenemesa, enterados de lo acontecido, acuden a la Naval para mostrar su apoyo a los trabajadores de Forjas. Horas después comienzan a llegar las primeras unidades de intervención de la Guardia Civil. Las conversaciones, ya de madrugada, entre los directivos retenidos, trabajadores, y Delegado del Gobierno no prosperan. La tensión va en aumento.

12 de marzo de 1987: a las ocho y media de la mañana 300 antidisturbios armados con hachas y porras, y pegando tiros entran en la factoría dispuestos a rescatar a Enrique Antolín. La Guardia Civil empieza a actuar. Se suceden los palos y las carreras por el interior de la fábrica, se disparan botes de humo y pelotas de goma indiscriminadamente. Parte de los trabajadores se hacen fuertes en los talleres y se defienden con lo que pueden. La sirena tradicionalmente utilizada para avisar a la población en caso de algún incendio o catástrofe suena incesantemente; el pueblo entero empieza a tener constancia de la gravedad de los hechos que están ocurriendo. Paralelamente en el parque Cupido junto a la estación se producen enfrentamientos entre jóvenes estudiantes de los institutos del pueblo, hijos de trabajadores de Forjas y Cenemesa en su mayoría, y efectivos de la guardia civil. La crudeza de la batalla campal se extiende mas allá de la factoría. Al lugar acuden trabajadores de la factoría y más vecinos. El pueblo entero se siente atacado e invadido, el clima es de auténtica de guerra, cerca de 10.000 personas se enfrentan a tres centenares de guardias civiles, la superioridad en número de los vecinos obliga a los atemorizados guardias civiles a retirarse, unos incluso llegan a hacer uso de fuego real, mientras otros blanden pañuelos blancos en señal de rendición. Las fuerzas del orden son reducidas, desarmadas, conducidas a los autobuses de la guardia civil, e invitadas a marcharse del pueblo; los mandos deciden abandonar la ciudad. La refriega deja un saldo de casi un centenar de heridos graves entre trabajadores y guardias civiles, entre intoxicados por efecto de los gases, y contusionados por impacto de piedras o pelotas de goma.

13 de marzo de 1987: Enrique Antolín jura connormalidad su cargo en Vitoria. Toda la prensa nacional, y regional se hace eco de lo ocurrido en Reinosa. La línea editorial de todos los medios es clara, el gobierno actuó en todo momento con corrección y se carga las tintas contra los trabajadores y el pueblo de Reinosa. Así DIARIO 16 publica: "Ni es democrático que se permita a la masa desenfrenada desmadrarse sin control alguno, ni se defiende la democracia actuando con tibiezas en el mantenimiento de la ley". Una editorial del diario fascista ABC señala "Si se admite el delito contra los empresarios, y la sublevación contra los policías, la más antidemocrática, anticonstitucional inseguridad cubrirá con su temible sombra a todos los ciudadanos", en otro inquietante artículo en este mismo periódico se habla de "ofensa al honor de la guardia civil y su prestigio".

Mientras el diario felipista EL PAÍS habla de "...prácticas laborales lindantes con el sindicalismo mafioso o el más trasnochado libertarismo"(sic). Ni una palabra de las practicas abusivas de la guardia civil, ni de las palizas a delegados sindicales premeditadamente escogidos, ni del fuego real utilizado, ni de las provocaciones que llevaron al pueblo reinosano a levantarse. Ni por un momento se cuestiona la política antiobrera del gobierno, ni su estrategia de destrucción de puestos de empleo que amenazaba con dejar a ciudades enteras como Reinosa en la miseria. Todos los medios cierran filas en torno al poder. El derecho a defender un puesto de trabajo parece un acto de terrorismo.
La derecha de A.P. se muestra atónita al ver como los socialistas utilizan a la guardia civil para apalear a los trabajadores. Pero se muestran pacientes y cautos, saben que estas prácticas les allanarán el camino hacia el poder. Así fue.

La tergiversación de los hechos, la manipulación de imágenes, declaraciones y datos en prensa, radio y TV sitúan a Reinosa ante la opinión pública como un grupo de energúmenos incivilizados, apóstoles de la violencia y el desorden. Las declaraciones de los responsables políticos son sencillamente increíbles; la ejecutiva federal del PSOE habla de "acción salvaje" y "comportamiento indigno de los trabajadores". Miembros socialistas del Ministerio de Interior de entonces, condenados y sentenciados por todo tipo de delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos políticos, como malversación de fondos públicos, creación y financiación de grupos terroristas, secuestro, asesinatos..., se atreven a hacer las siguientes declaraciones; Luis Roldán (director de la Guardia civil en 1987) hablaba de "actuación ejemplar" de sus subordinados. José Barrionuevo tildaba de "violentos y vergüenza de la clase trabajadora" a los reinosanos.

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