El presidente Chávez. ¿Presidente?
Tan solo con decir ‘presidente Chávez’ ya surgen
reacciones en las redes sociales de Internet: “¿Presidente? Querrás
decir dictador”, escribía anoche un internauta. O: “Hitler también fue
elegido en las urnas”...
La animadversión que Chávez
provocaba en algunos sectores de la sociedad española solo se puede
explicar teniendo en cuenta hasta qué punto grandes medios de
comunicación de masas han solido jugar a la contra del presidente
venezolano, demonizándolo y ridiculizándolo mientras elogiaban las
políticas de gobernantes como el ex presidente colombiano Álvaro Uribe,
en cuyo mandato se registraron de manera ‘sistemática y generalizada’
asesinatos de civiles, los llamados ‘falsos positivos’. O mientras callan ante prácticas ilegales e incluso criminales de otros gobiernos aliados.
Chávez no fue un dictador, a pesar de lo que ayer mismo se aseguraba
en la cadena de televisión CNN, cada vez más proclive a ofrecer
información sesgada en los asuntos donde confluyen intereses delicados.
Fue un presidente de Venezuela elegido democráticamente en tres
ocasiones. Bajo su mandato la pobreza en Venezuela se redujo a la mitad
y prácticamente se erradicó el analfabetismo.
De
1999 a 2010 Venezuela se convirtió en el país con menos desigualdad en
la región, según el coeficiente Gini, y fue el segundo país de
Latinoamérica que experimentó una mayor reducción de la pobreza, que
pasó del 49,4% al 27,8%. Según datos de la UNESCO, los programas de
escolarización y alfabetización enseñaron a leer en diez años al 92,5%
de la población hasta entonces no instruida. Desde 2003 se impulsaron
las ‘misiones’, dirigidas a facilitar asistencia médica básica
gratuita, alimentos subsidiados y educación primaria y secundaria.
Venezuela también escaló puestos en el Índice de Desarrollo Humano del
Programa de Naciones Unidas, hasta llegar al 0.735, lo que lo coloca
en el decimocuarto lugar de las treinta y tres naciones de América
Latina y el Caribe, por delante de Perú, Ecuador, Brasil y Colombia.
Que Chávez redujo la pobreza a la mitad lo destacaba esta misma noche el ex presidente estadounidense Jimmy Carter.
Estos datos no suelen ser muy divulgados y ello, unido a la
polarización que provocaba la figura de Chávez, explica que mucha gente
confunda la información con opiniones sesgadas.
Un golpe casi celebrado
Cuando se produjo el golpe de Estado en Venezuela en 2002, varios
mass media españoles impusieron una consigna: evitar el término 'golpe
de Estado'. "Venezuela fuerza la renuncia de Chávez", tituló el
diario El País, "Venezuela derroca a Chávez", fue el titular de la
primera página de El Mundo.
Dos días después, el 13
de abril de 2002, el diario El País salió con un editorial titulado
"Golpe a un caudillo", en el que de alguna manera excusaba el golpe,
diciendo que 'la situación había alcanzado tal grado de deterioro que
este caudillo errático ha recibido un empujón'.
No
se entonó el mea culpa tras la publicación de aquellos titulares que
aseguraban que Venezuela forzaba la marcha de Chávez, ni siquiera
cuando la realidad se empeñó en mostrar la equivocación de los mismos.
Chávez y sus simpatizantes ganaron el referéndum de 2004, las
elecciones regionales de 2004, las parlamentarias de 2005, las
presidenciales de 2006, con el 62,84% de los apoyos y las de 2012, con
el 54,84% de los votos y un elevado porcentaje de participación.
El papel de Chávez en Amércia Latina
El presidente venezolano cuestionó el modelo neoliberal y fue crítico
con el capitalismo. Combatió los privilegios de la elite venezolana
rica y blanca, apeló a políticas destinadas a los más pobres y se negó
a poner el petróleo de Venezuela en manos extrañas. Mantuvo estrechas
alianzas con Cuba, proporcionando crudo a La Habana a cambio de
médicos formados, se opuso al Tratado de Libre Comercio ALCA, al que
tachó de 'hegemónico e imperialista' e impulsó como alternativa el
ALBA, la Alternativa Bolivariana de las Américas.
En una región marcada por el colonialismo y el neocolonialismo, por
las intervenciones extranjeras en el plano político y económico, quiso
defender una independencia real para su país, dotándolo de una
identidad propia, ajena a los manejos del norte y del poder financiero
internacional. Esto explica que haya provocado tanto rechazo entre los
grupos de poder europeos y estadounidenses.
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Nacionalizó instalaciones de refinerías de crudo pesado, lo que
provocó la salida de dos empresas estadounidenses, Exxon Mobil y
ConocoPhilips, que no aceptaron las condiciones propuestas,
renacionalizó la siderúrgica Ternium Sidor, estatalizó la mayor
empresa de telecomunicaciones del país y la mayor eléctrica privada, y
expropió fincas agrarias para acabar con el latifundio. Evidentemente
todas estas medidas disgustaban a muchos.
Entre
su legado negativo, hay varias cuestiones que, al contrario que sus
aciertos, sí han sido ampliamente difundidas: la inflación, la
devaluación de la moneda, el elevado porcentaje de delincuencia en las
calles de Venezuela, su personalismo, el haber hecho girar sobre sí
todas las cuestiones políticas, o sus relaciones con Siria, país al que
siguió apoyando tras el estallido de las revueltas, lo que dañó su
imagen en el mundo árabe y le convirtió en aliado de una dictadura que
estaba atacando militarmente a su propia población. Sus enemigos le
han acusado de delimitar la libertad de expresión y le han tachado de
autoritario y sectario.
Seguramente su retórica y
sus errores volverán a ser hoy recordados. Habrá incluso quien sin
pudor alguno diga que "la muerte de Chávez recuerda mucho a la de
Franco", como ya ha hecho en Twitter Pedro Jota Ramírez. Frente a los
ríos de tinta que se han escrito y escribirán al respecto siempre es
aconsejable tomar distancia, leer, contrastar y extraer conclusiones
propias antes de que el comentario fácil y el adjetivo despectivo nos
arrastren desprovistos de contenido y empachados de desinformación.
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