Boltxe Kolektiboa ante el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora
Boltxe kolektiboa
Por eso nos encontramos con los que dicen apoyar los derechos de las
mujeres, por un lado, y , por otro, les arrebatan lo poco conseguido,
porque la absoluta igualdad pasa por destruir completamente el
patriarcado en todos sus aspectos.
La explotación y opresión de las mujeres va desde la explotación de
la mujer en la no-retribución del trabajo doméstico, en el amplio
sentido de la palabra, hasta la extrema violencia contra las mujeres,
pasando por los salarios más bajos de las mujeres que realizan el mismo
trabajo que los hombres. Mientras exista el sistema actual de relaciones
de producción no será posible acabar con el patriarcado, lo que no
significa tampoco que por el simple hecho de acabar con él se acabará
con el patriarcado. El patriarcado, la opresión y explotación de la
mujer es mucho más que un sistema concreto de relaciones de producción.
Tenemos que organizarnos para llevar a cabo una revolución que no
dejará nada sin tocar, una revolución que tiene que atacar todos los
sistemas de la sociedad, sin dejar nada igual, solo con esta revolución
total podremos acabar con esta economía política patriarcal.
En la situación actual de crisis estructural del sistema capitalista,
vemos que, como siempre ha pasado y pasa, son las mujeres las que pagan
el precio más alto, son las que antes se despiden, a las que se les
baja el sueldo si quieren mantener su trabajo fuera de casa, las que se
ven obligadas a trabajar sin contrato y en condiciones de máxima
explotación, etc.
Igualmente, si bien en situaciones de bonanza económica la violencia
contra las mujeres es extrema e insostenible, en momentos de crisis, la
violencia se dispara, y para acabar con ella no basta con unas cuantas
leyes o una cuantas concentraciones cuando asesinan a una mujer, lo cual
no significa que no deba lucharse por ello, únicamente decimos que con
eso no es suficiente, y que no debemos irnos a casa con la conciencia
tranquila porque hemos asistido a una manifestación, a una
concentración. Aunque las leyes promulguen oficialmente la igualdad, no
implica que la igualdad exista, para ello se debería aceptar antes que
la desigualdad existe, cosa que la sociedad actual no acepta. Antes que
nada debe aceptarse que le desigualdad es un sistema y que se hemos de
luchar a muerte contra ese sistema.
De aquí podemos encontrarnos ante la opción que nos ofrece el
sistema, que es la de agachar la cabeza y decir SÍ a todo. Decir sí en
el trabajo y trabajar en unas condiciones lamentables, decir sí en casa y
aguantar lo que nos venga encima en forma de maltratador, decir sí en
la calle y aparentar todo aquello que no se es. O queda la opción de
decir NO. Rebelarse contra este sistema injusto que no nos representa,
en el que las condiciones laborales son deplorables y decir que en esas
condiciones no se trabaja, decir que no en casa ante situaciones que no
se deben transigir y por último decir que no a los modelos impuestos de
una sociedad falsa y farisaica, basada únicamente en la acumulación de
capital como único elemento destacable.
Y es que somos nosotras las que debemos dar la vuelta a la situación,
sin esperar que nadie venga a salvarnos, pero sabiendo que la unidad
hace la fuerza y que un movimiento popular fuerte es capaz de cambiar el
panorama económico, social, político.
Porque históricamente, el movimiento popular vasco siempre ha sido
rico en imaginación. Se tienen precedentes riquísimos de experiencias
que se han desarrollado en Euskal Herria. Y es que todas esas
actividades han ido y van en el camino de lograr una sociedad en la que
la igualdad sea la nota predominante y las discriminaciones, sean por
la razón que sea, sean la excepción.
Las mujeres necesitamos una organización fuerte que sea parte
necesaria e indiscutible de la izquierda abertzale y del MLNV. No puede
haber lucha por la liberación de Euskal Herria, por la destrucción de la
sociedad actual, por un Estado popular vasco, si una de las
componentes, al mismo nivel que las otras componentes, del movimiento
para avanzar por ese camino no es el movimiento feminista.
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