El 67 aniversario de la victoria sobre el nazi fascismo

El 67 aniversario de la victoria sobre el nazi fascismo
La letra dice:
Varshavianka
 
Valientes elevar nuestra gran bandera.
A pesar de quee stán fluyendo las tormentas de extranjeros
A pesar de que las fuerzas de la oscuridad nos oprimen.
A pesar de que mañana, nadie estará seguro.
Oh, esto es el estandarte de toda la humanidad.
La llamada de lo sagrado, la canción de la resurrección.
Es el triunfo de la mano de obra y la justicia.
Es el amanecer de la hermandad de todos los pueblos!
¡Adelante, Varsovia!
Para la lucha sangrienta. (bis)
Sagrada y justa!
!Este marzo, marcha, Varsovia!
Hoy, cuando los trabajadores se mueren de hambre,
puede ser un crimen de alta traición vivir profundamente en la alegría.
Y maldito sea entre nosotros, aquél que en su juventud,
!tenga miedo de estar de pie en el cadalso!
Oh, nunca olvidaremos las muertes de aquellos valientes
que dieron su vida por la causa.
!Debido a nuestro canto de victoria haremos que
sus nombres sean honrados por millones de personas!
!Adelante, Varsovia!
Para la lucha sangrienta, (bis)
Sagrada y justa
!Este marzo, marcha, Varsovia!
¡Hurra! Derribar la corona de los zares.
Cuando el pueblo está llevando la de espinas.
!Vamos a ahogar en sangre a los tronos podridos,
color púrpura, bañados con la sangre del pueblo!
¡Ja! La venganza será terrible contra los verdugos de hoy, que están quitando la vida a millones de personas.
¡Ja! La venganza es contra los zares y los plutócratas.
El futuro de los cultivos de hoy, será la cosecha que viene.

Traducción libre. ( más o menos)
V. Antonio 
Será por la edad pero me sigue gustando, no subaís el volumen, según avanzan los soldados, se elevan las voces del coro. (V. Antonio Lopez)

A 67 años de la victoria sobre el fascismo

Ningún hecho político puede ser juzgado fuera de la época y las circunstancias en que tuvo lugar. Nadie conoce siquiera el uno por ciento de la fabulosa historia del hombre; pero gracias a ella, conocemos sucesos que rebasan los límites de lo imaginable.

El privilegio de haber conocido personas, incluso sitios en los que se llevaron a cabo algunos de los sucesos relacionados con la histórica batalla, incrementaba el interés con que esperaba este año la conmemoración.

La colosal hazaña era fruto del heroísmo de un conjunto de pueblos que la revolución y el socialismo habían unido y entrelazado para poner fin a la brutal explotación que el mundo había soportado a lo largo de milenios. Los rusos estuvieron siempre orgullosos de haber encabezado aquella revolución, y de los sacrificios con que fueron capaces de llevarla a cabo.

Este importantísimo aniversario de la victoria no podía ser comprendido bajo el signo de una bandera y un nombre diferente al que presidió el heroísmo de los combatientes de la Gran Guerra Patria. Quedaba algo sin duda intocable e imborrable: el himno bajo cuyas inolvidables notas millones de hombres y mujeres desafiaron la muerte, y aplastaron a los invasores que quisieron imponer mil años de nazismo y holocausto a toda la humanidad.

Con esas ideas en la mente, disfruté las horas que dediqué al desfile más organizado y marcial que pude imaginar nunca, protagonizado por hombres formados en las universidades militares rusas.

Los yankis y los ejércitos sanguinarios de la OTAN seguramente no podían imaginarse que los crímenes cometidos en Afganistán, Iraq y Libia; los ataques a Pakistán y Siria; las amenazas contra Irán y otros países del Medio Oriente; las bases militares en América Latina, África y Asia; podrían llevarse a cabo con absoluta impunidad, sin que el mundo tomara conciencia de la insólita y descabellada amenaza.

¡Qué pronto se olvidan los imperios de las lecciones de la historia!

La técnica militar exhibida en Moscú el 9 de mayo, mostraba la impresionante capacidad de la Federación Rusa para ofrecer respuesta adecuada y variable a los más sofisticados medios convencionales y nucleares del imperialismo.

Fue el acto que esperábamos en el glorioso aniversario de la victoria soviética sobre el fascismo.
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